Para vivir en santidad, los creyentes deben participar en la obra santificadora del Espíritu Santo alejándose del mal y limpiándose de toda contaminación mundana. La santificación es un proceso de toda la vida que requiere perseverar en la enseñanza original de Cristo a pesar de las dificultades, confiando en que la gracia de Dios los sostendrá.