La aviación civil produce contaminación acústica, partículas y gases de efecto invernadero que contribuyen al cambio climático y oscurecimiento global. El rápido crecimiento del tráfico aéreo en los últimos años ha incrementado la contaminación atribuible a la aviación un 87% en la UE entre 1990 y 2006. Se estima que para mediados de siglo, la aviación podría ser responsable del 15% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.