Las emisiones de los motores aeronáuticos, incluyendo dióxido de carbono, óxidos de nitrógeno, vapor de agua y partículas, contribuyen significativamente al cambio climático. A pesar de mejoras en la eficiencia del combustible, el rápido crecimiento del tráfico aéreo ha aumentado la contaminación total atribuible a la aviación. Las emisiones de gases de efecto invernadero de la aviación en la UE aumentaron un 87% entre 1990 y 2006.