4. Lectura del evangelio: Mt 3,1-12
Por aquel tiempo, Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea,
predicando: «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.»
Éste es el que anunció el profeta Isaías, diciendo: «Una voz grita en el
desierto: "Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos."»
Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la
cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y acudía a él toda
la gente de Jerusalén, de Judea y del valle del Jordán; confesaban sus
pecados; y él los bautizaba en el Jordán.
Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizará, les dijo:
«¡Camada de víboras!, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo
inminente? Dad el fruto que pide la conversión. Y no os hagáis ilusiones,
pensando: "Abrahán es nuestro padre", pues os digo que Dios es capaz de
sacar hijos de Abrahán de estas piedras. Ya toca el hacha la base de los
árboles, y el árbol que no da buen fruto será talado y echado al fuego. Yo
os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí
puede más que yo, y no merezco ni llevarle las sandalias. Él os bautizará
con Espíritu Santo y fuego. Él tiene el bieldo en la mano: aventará su
parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera
que no se apaga.»
5. CAMINA Y NO TE DETENGAS
Cada uno ha de hacer su propio
recorrido. Cada uno es
responsable de la «aventura» de
su vida. Cada uno tiene su propio
ritmo. No hay que forzar nada. En
el camino cristiano hay etapas:
las personas pueden vivir
momentos y situaciones
diferentes. Lo importante es
«caminar», no detenerse,
escuchar la llamada que a todos
se nos hace de vivir de manera
más digna y dichosa.
Este puede ser el mejor
modo de «preparar el
camino del Señor».”
7. • A gente pobre, sencilla, oprimida por los romanos y sus
colaboradores, Juan le anuncia un mundo nuevo, de justicia, paz,
tranquilidad, amor, en el que Dios será el verdadero rey. Así se
comprende el éxito que encuentra entre sus contemporáneos:
acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y del valle del
Jordán. La gente busca y encuentra en él hago algo que no
encuentra entre los dirigentes religiosos.
8. • La conversión de la que habla Juan debe ser
práctica, acompañada de obras; como el árbol
que da buen fruto, o de lo contrario es cortado.
9. • Juan hará referencia a Jesús: habla de
este personaje, acentuando su
dignidad («no merezco ni llevarle las
sandalias») y su poder («yo bautizo
con agua, él con fuego»). El verbo
bautizar significa «lavar» (en el
evangelio se dice que los fariseos
«bautizan» los platos y vasos). Juan
considera que su lavado es suave, con
agua; el del Mesías será una
purificación con fuego.
10. JUAN EL BAUTISTA
Al que prepara el camino
al Mesías, Juan el
Bautista, le toca barrer los
caminos, quitar los
obstáculos, limpiar,
arreglar la senda para que
se pueda transitar sin
dificultad. Copiémonos de
Juan. Vayamos detrás de
él con la segunda vela de
Adviento, intentemos
prender luz de la llama de
su profunda fe que
acelera el tic-tac de
nuestro reloj peregrino.
11. JUAN EL
BAUTISTA
¡Pongámonos en camino, con
ánimo, incansablemente! Merece la
pena el esfuerzo. No podemos
quedarnos parados. Con el Bautista
aprendemos a no ser protagonistas,
sino servidores, gente que señala
dónde está Belén, dónde está el
misterio del Dios que se encarna y
se hace pobre para compartir
nuestra vida.
La esperanza del Adviento nos
impulsa, no se puede quedar
quieta. ¡Adelante!