La persona encontró un corazón sangrante en la calle y trató de devolverlo a su dueña. Usando anteojos mágicos, descubrió que ninguna mujer tenía un corazón en su pecho. Finalmente, una niña pálida aceptó tomar el corazón perdido. Sin embargo, la niña ya tenía su propio corazón latiendo, y albergar dos corazones la hizo sufrir emociones intensas que acabaron con su vida.