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1
Una oportunidad eso es lo único que necesito… pero ya es
tarde, la he perdido; y esta vez para siempre.
A pesar de todo él luce muy tranquilo. Su calidez aun roza mi
piel, logrando que una punzada llegue fuertemente a mi
pecho. Estando a su lado es imposible no sentir miles de
emociones girando en mi cabeza. Pero no puedo apartarme…
no ahora.
Todo nuestro alrededor esta colmado de personas y flores
perfumadas. Estas últimas son un real fastidio. Aunque me
recuerdan a ese raro día en que nos conocimos. Recuerdo que
sus ojos brillaron al momento de verlo fijamente. Y tres
semanas después, cuando nos volvimos a encontrar, me
declaró como suya. Demasiado rápido a mi parecer; pero no
voy a negar que fue muy… dulce.
2
(5 años antes)
Acorralada, incomoda, fastidiosa; así se sentía en aquella sala. Como pudo
se abrió paso entre la gente amontonada, para poder salir de aquel lugar.
Empujo, choco, e incluso le dio un codazo a alguien por accidente. Sus
quejas mentales no valían la pena, ella había decido meterse en ese pequeño
salón, y estaba consciente de ello.
Una artista muy famosa, exponía su última pintura. Un cuadro hermoso, se
diría que casi perfecto; para el ojo quien lo viera. Un mar iluminado
completamente por la luna, con pequeñas olas desapareciendo en la arena.
Por supuesto que para la joven, ese se convirtió en uno de sus bocetos
favoritos. Ella adoraba el mar, y aquello reflejaba la belleza de un lugar tan
simple, y la tranquilidad que le hacía sentir.
En fin, unos cuantos pasos más y logro salir de la sala. Un pesado suspiro
escapo de su boca, ya que odiaba los lugares repletos de personas. Se
encamino hacia donde estaban las escaleras y se dispuso a bajar. Había
quedado tan fascinada por la pintura, que no pudo evitar echarle un último
vistazo a la foto que había tomado con su celular antes de guardarlo. No
presto atención a los escalones, y cuando estuvo a punto de doblar, hizo un
mal paso, resbalándose hacia adelante. Pero en vez de caer completamente
por el resto de las escaleras, choco contra una persona; que la sostuvo a
tiempo y la ayudo a enderezarse.
_Perdón, no…_ intento disculparse. En cuanto alzo la mirada sus ojos se
toparon con los de él, logrando que un escalofrío recorriera su cuerpo en un
instante._…preste atención._ termino de decir, para luego quedar en
silencio, olvidando que sus brazos estaban alrededor de su cintura
sujetándola con suavidad.
_No te preocupes_ le dijo él con una sonrisa en su rostro.
Pasaron segundos en lo que ambos quedaron prácticamente hipnotizados.
En ningún momento apartaron sus ojos, el uno del otro e inconscientemente
él la apego más a su cuerpo. Pocos centímetros se presenciaban entre ellos,
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tanto que sus cálidos alientos se mezclaban. Sin embargo, la realidad golpeo
en sus mentes y desviaron sus miradas.
_Tengo que fijarme por donde camino_ dijo ella apartándose un poco. Una
pequeña carcajada llego a sus oídos. Él la estaba observando con una leve
sonrisa en su rostro.
_Dylan_ se presentó formalmente.
_Aymar_ respondió, estrechando su mano.
_Lindo_ comento él en un susurro. Acaricio suavemente su mano con el
pulgar, haciéndole sentir un agradable cosquilleo en su piel. La soltó, al
mismo tiempo que no quería soltarla. _ ¿Qué tal la nueva obra de arte? _
preguntó _ Es solo un edificio de tres pisos y estamos en el segundo, pero en
último hay solo una sala bastante grande, y allí era la exposición,
¿verdad?_ aclaró, al notar que ella se veía confundida con su pregunta.
_Cierto_ su mente se concentro tanto en él, que por unos momentos olvido
la exposición. _La pintura es increíble._ comento, mientras colocaba sus
manos en los bolsillo de su campera_ Un mar, básico pero hecho de una
forma única_ o al menos ese era su punto de vista.
_Si así te brillan los ojos al pensarlo entonces valdrá la pena verlo.
Al oír esas palabras un pequeño rubor apareció en las mejillas de la joven,
logrando ponerla un poco nerviosa; algo que, básicamente, nadie podía
hacer.
_Tal vez podríamos ir a tomar algo algún día_ hablo Dylan mientras
ascendía un escalón.
_Puede ser_ respondió pensándolo, volviendo a retomar su camino. _ Nos
vemos_ se despidió sin voltear a verlo; sentía el peso de su mirada sobre ella.
_Seguro _afirmo con confianza.
Su porte de seguro pero amable le llamó la atención. Lo observo de reojo
unos segundos antes de salir del museo. El sonido de la carretera y la luz del
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sol, la golpearon de repente. “Que fastidio. Y qué fue lo que me paso. Eso
fue realmente patético” pensó algo molesta.
Aymar no es de las típicas chicas de “rosas, romance y príncipe azul”; más
bien era la antisocial, violenta, con la mentalidad de un hombre pero que si
fuera uno seria gay. Su única excepción a esos “lindos detalles” eran los
chocolates, y nada más. Aunque en este caso, tal vez conocer a alguien
nuevo no sea tan malo.
Llego a la puerta de la sala y observo en el interior, buscando a su amigo.
_Hey! ¿Porque tardaste tanto?_ hablo golpeándolo en el hombro, y
sorprendiéndolo.
_Sabes que no me interesan estas cosas._ respondió Dylan riendo.
Se alejaron de la puerta y se dirigieron a la salida.
_Gracias por venir a buscarme; pero tal vez te hubiera interesado ver esa
pintura, era hermosa. Siempre puedes observar una actitud especial en las
personas que la miran. _ Su amigo era fanático del arte. Algo que él no
compartía pero si admiraba.
_ No lo creo; pero… _ Una media sonrisa se dibujo en su rostro _...tienes
razón… y ya he encontrado una extraordinaria pintura que podría observar
toda mi vida.
Su compañero lo observo detenidamente, estaba claro que no hablaba de un
cuadro o algo por el estilo. Lo conocía muy bien.
_Estas perdido._ ambos rieron divertidos, pues tenía razón. Dylan estaba
perdido en lo mejor que una persona puede observar; el alma en los ojos de
“esa” persona.
Esa noche ninguno de los dos pudo sacarse los ojos del otro de la mente.
Ella lo ignoro; tal vez no lo volvería a ver… o eso creía. Pero él, la imagino
con más profundidad.
5
…
El día estaba algo nublado, se podía sentir el olor a tierra mojada y el aire
fresco en todo lugar, indicando que en cualquier momento llovería. Las
calles se encontraban casi desiertas, por suerte el viento no soplaba muy
fuerte pero tampoco era una brisa encantadora.
La cafetería estaba a unas pocas cuadras de su casa, por lo que no tardo
tanto en llegar. En cuanto entro; se escucho la campanilla, al abrir y cerrar
la puerta. Observo el lugar por unos segundos, todo parecía más iluminado
que de costumbre. Tomo asiento en uno de los banquillos frente a la barra,
segundos después Marilyn apareció tras esta; luego de tomar y entregarles el
pedido a otras dos chicas.
_ ¿Por qué tantas flores y… tanto color?_ preguntó volviendo a echarle un
vistazo a su alrededor.
Cada mesa tenía un pequeño florero con lilas en el centro, en las ventanas se
lucían grandes stickers de mariposas y pétalos de colores; pegados casi al
borde para no tapar la vista de la playa a los clientes. En la barra colgaban
simples guirnaldas en forma de ondas. Todo ello, entre decoraciones más
pequeñas.
_Primavera, cariño ¿recuerdas?_ respondió su amiga con una sonrisa.
Marilyn era la típica chica con la actitud positiva que sonreía por todo.
Alegre, animada, demostrativa, absolutamente todo lo contrario a ella. Pero
a pesar de todo, se llevaban muy bien. Su apariencia era encantadora pero
su carácter bastante fuerte. Es decir, a veces le gustaba molestarla y sacarla
de quicio. Por supuesto, no es para menos, cuando alguien “no muy
discretamente” se le insinuaba, o hacía comentarios desubicados respecto a
su cuerpo, entonces le encantaba ver el movimiento que había aprendido de
su gran amiga: gancho-knockout.
_No, la verdad no_ respondió sin interés. Lo colorido no era para nada su
estilo.
_Amargada.
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_Como siempre.
_ ¿Donas o medialunas? _ preguntó, colocando sobre la superficie enfrente
de Aymar un frappuccino de chocolate.
_Donas.
Dos minutos después, aparecieron más clientes y continúo atendiéndolos.
Hacía ya tres años que Marilyn inauguro la cafetería. Y hasta ahora ha
tenido mucho éxito. Aymar trabajo por un tiempo en ese lugar, cuando
apenas comenzaban a aparecer clientes, y muchas veces cuando lo
necesitaba. Aun así no se niega a ayudarla cuando está demasiado ocupada.
Llevo el vaso a su boca y dio un sorbo del dulce chocolate, mientras revisaba
su celular. Con dieciocho años había decidido mudarse a Los Ángeles, poseía
una pequeña casa cerca de la playa que compartía con Marilyn; ambas se
repartían las tareas del hogar y los impuestos que debían pagar. Obviamente
su madre no dejaba de llamarla y enviarle mensajes, absolutamente todos los
días. No es que sea algo malo, pero para ella era algo cansador. Cada vez
que llamaba debía hablar más de tres horas con ella y la mayoría de las veces
no tenía mucho para decir. Y tampoco era muy emocionante.
Estaba tan concentrada en su celular, que se sorprendió un poco cuando
sintió que alguien tomaba asiento a su lado. Lo observó de reojo… era
Dylan; con sus brazos apoyados sobre la barra y tan relajado como siempre.
_No eres muy sociable ¿verdad?_ hablo él, mirando la pizarra de bebidas,
ojeando las distintas opciones para elegir.
_Me gusta estar tranquila_ le respondió ella con simplicidad. Él lanzo una
corta y no muy audible carcajada._ No te había visto antes por aquí. Y
vengo seguido.
_Lo sé. En realidad te vi desde afuera y decidí entrar._ le respondió
viéndola con una media sonrisa.
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Las miradas de ambos brillaron al verse a los ojos. Un gesto que no paso
desapercibido por la mejor amiga de la joven, quien decidió asegurarse de que
“no necesitaran nada más”.
_ ¿Van a pedir algo?_ interrumpió Marilyn, logrando que volvieran a la
realidad. Miro a Aymar con la típica expresión “¿Así que tenías una cita?”
y con una sonrisa burlesca en su rostro. Obviamente esta misma la fulmino
con la mirada.
Dylan no hizo más que reírse. _Solo pediré un frappuccino de chocolate.
Marilyn solo tardo unos segundos en traer su pedido. Él le agradeció y luego
de entregarle el dinero, se levanto de su asiento e hizo un ademan con la
mano a Aymar para que lo acompañara a sentarse a una de las mesas que se
encontraba cerca de la ventana. Ella sonrió y mientras se disponía a
seguirlo, su amiga le susurro un “mucha suerte” entre labios, no le hizo caso.
_ ¿Es tu amiga?_ le pregunto, una vez que estuvieron sentados uno
enfrente del otro.
_Sí, así es. _ respondió.
_Déjame adivinar, ella es la simpática que sociabiliza con todo el mundo; y
tu eres la fría y orgullosa que evita a todo el mundo. _ comentó frotándose
la barbilla fingiendo que lo pensaba.
_No es tan obvio, ¿Cómo te diste cuenta?_ comento con sarcasmo.
_Eso significa que no me facilitaras el conquistarte.
Lo dijo riendo pero en con un tono de seguridad, que no supo si se estaba
burlando de ella o; en caso extremo; estaba drogado. Aunque eso, no evito
que apareciera un pequeño rubor en sus mejillas.
_En realidad, no deberías intentar algo realmente absurdo._ respondió al
fin con algo de seriedad.
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_No dije que lo intentaría, quise decir que lo hare_ aseguro, dándole un
sorbo a la bebida de chocolate que sostenía entre sus manos._ Difícil no
imposible._ termino de decir, esta vez, mirando intensamente sus ojos.
Luego de un corto pero incomodo silencio; él continuo preguntándole
trivialidades, y viceversa. Ella creyó que no tendrían nada de qué hablar,
pero se sorprendió al darse cuenta de que no era así. Él en cambio, cada vez
estaba más interesado en saber cómo era en verdad la joven que tenía
enfrente. No tenían exactamente mucho en común, sin embargo, al describir
sus diferentes gustos era suficiente para burlarse, reírse e incluso discutir
entre ellos.
Cuando ambos se dieron cuenta, ya casi estaba anocheciendo.
_Creo que ya es hora de irme_ dijo ella, mirando la hora en su celular.
_Te acompaño hasta tu casa_ se ofreció él, ya poniéndose de pie. Lo imito
sin negarse ni decir nada.
Se despidieron de Marilyn y se marcharon de la cafetería. No caminaron
una cuadra entera, cuando un relámpago se reflejo en el cielo, seguido de un
trueno que resonó, por suerte, no muy fuerte.
_Espero que no te moleste un poco de agua._ le dijo mirándola a ella y luego
al cielo.
_Por supuesto que no. De todas formas, mi casa no está muy lejos._ hablo,
también observando el cielo.
_ ¿Qué estilo de música te gusta?_ preguntó luego de un rato, mientras
recorrían las calles que ella debía caminar, casi todos los días, para volver a
su hogar.
_En realidad me gustan todos los estilos. No tengo uno favorito. Si me
gusta la canción, la escucho y listo.
Se detuvieron frente a la puerta de una pequeña casa pintada de celeste.
9
_ Bueno, gracias por acompañarme._ agradeció mirándolo, mientras sacaba
las llaves del bolsillo de su campera_ Adiós.
Dylan sonrió, y antes de que ella pudiera abrir, la sujetó de la mano
haciéndola girar hasta quedar frente a frente. No había sido un movimiento
brusco, aún así, por obvia reacción, Aymar coloco la mano que tenia libre
sobre su pecho; antes de que quedara apegada completamente a su cuerpo.
Él aprovecho para rodear su cintura con su otro brazo.
Sus rostros se encontraban peligrosamente cerca. Un aire cálido los rodeo
por completo, mientras sus corazones se aceleraban sincronizadamente.
Hipnotizada por sus ojos, como la primera vez que lo vio, apretó su mano, y
él al sentir ese gesto entrelazo sus dedos sujetándola con algo de fuerza,
como si no quisiera soltarla nunca. De apoco ella comenzó a cerrar sus ojos
lentamente, dejándose llevar por el momento. De algún modo, se sentía
segura en sus brazos.
Sin embargo y a pesar de todo, la parte racional de Aymar todavía se
mantenía despierta. Antes de que aquello continuase, lo beso rápidamente
en la comisura de los labios y luego lo apartó. Sintiendo aun así un ridículo
escalofrió recorrer su espalda. Y dejándolos a ambos con una magnifica
ansiedad en sus bocas de querer besarse completamente.
Dylan la miro algo confundido por su reacción pero luego sonrió divertido.
_Nos vemos_ se despidió ella, mientras abría la puerta principal.
_Seguro_ afirmo con confianza. Le sonrió por última vez y; al fin; entro a
la casa.
Él se rió para sus adentros y después se dio la vuelta para caminar hacia su
hogar. <<Difícil no imposible>> pensó.
Ella, una vez dentro, tiro las llaves encima de la mesa, subió hasta su
habitación y se tumbo de espaldas sobre la cama. Tenía una sensación rara
en el pecho, su corazón no paraba de latir e inconscientemente relamió su
labio inferior. No estaba segura de qué se trataba, pero al darse una
pequeña idea de aquello, rodó los ojos e hizo lo que siempre hacía, no darle
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importancia. Cerró sus parpados, abandonándose en el sueño, e
inmediatamente los ojos de él aparecieron en su mente. Pues; últimamente;
lo único que hacía antes de dormir era pensar en Dylan.
Los días pasan rápido, y cuando has estado muy ocupado/a los galpones son
el mejor lugar para liberarte y relajarte. Muchas personas vienen a
demostrar sus mejores habilidades y hacer lo que más les gusta.
El cuadro comenzaba a tomar forma. Pinceladas por un lado, detalles en la
parte superior… una pasión que había adquirido desde niña, gracias a su
abuelo. Él siempre comentaba que dibujaba muy bien y le mostraba todos
sus dibujos; de colores, blanco y negro, cuidando hasta el más mínimo
detalle o desorganizando líneas brutas, etc.… creando una figura rara o
abstracta. Eran impresionantes. Aunque su dicho siempre fue: “un dibujo es
perfecto cuando logras que la otra persona sienta o recuerde algo de ella
misma”.
Indudablemente ella quiso hacer algo parecido, y comenzó a practicar todos
los días, con la ayuda de su abuelo, claro está. Hasta que un día, por fin,
logro hacer su primera “pintura perfecta”. Aun conserva en su mente el
recuerdo de esa tarde.
La niña se acerco a él emocionada por su reciente obra.
_ ¡Mira, mira abuelo! Acabo de hacerlo yo solita. ¿Te gusta?_ dijo Aymar
con una gran sonrisa.
Tomo el cuadro entre sus mano, y lo observo con atención. En el estaban
dibujadas dos manos que se sostenían una a la otra, con dos rosas de fondo;
una azul y otra negra. _Es un cuadro perfecto…_ habló mientras sostenía
el papel y lo miraba con una sonrisa. Luego fijo su vista en ella_…porque
puedo recordar a la persona que amé y siempre acompañe hasta el final.
_ ¿La abuela?_ preguntó inocentemente mientras bajaba su vista hacia el
“cuadro”.
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Él asintió con la cabeza y la abrazó suavemente; dándole un corto beso en
la frente.
Todavía conserva intacta esa pintura, para observarla de vez en cuando y
encontrar inspiración; incluso, muchas veces, para recordarlo.
_ ¿Terminaste con tus garabatos?_ preguntó Drake a sus espaldas,
sacándola de sus pensamientos.
_No. ¿Terminaste de fingir que eres un skater?_ respondió seriamente. La
verdad no lo hacía nada mal pero le falta práctica.
_No finjo, soy profesional_ hablo arrogante_ incluso para otras cosas_
termino de decir en un tono insinuante, mientras le acariciaba por un
costado de la cintura.
Le pegó un codazo; no tan fuerte; en el estomago, para que la soltara.
Lanzo una carcajada y luego se dio la vuelta regresando a lo que habría
estado haciendo.
Alto, tez morena, y un cuerpo bien formado. Drake era el tipo de chico que
tenía una mujer para cada día de la semana, incluso dos. Desgraciadamente
su apariencia se contradice con su personalidad. Puede parecer un galán
bastante simpático, cuando en realidad es, como ella lo diría, un idiota
egocéntrico. Obviamente intento insinuársele un par de veces pero nunca le
hacía caso; lo que lo hacía enfadar e intentar, casi todos los días, acercarse
de alguna manera a la joven.
_ ¿Inspirada?_ giró sorprendida al oírlo hablar. Estaba tan absorta en su
mente que no se di cuenta cuando se acerco.
_Hola, que raro. ¿Qué estas…?_ intentó preguntar pero fue interrumpida.
_Hey! ¿Todo bien?_ pregunto Drake colocándose a un lado de Aymar_
¿Quién es él?_ cruzó los brazos mirándolo desafiante.
Él también lo observaba de la misma manera pero no dijo una sola palabra.
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_El es Dylan_ respondió ella suspirando pesadamente_ Dylan el es Drake.
Estrecharon sus manos como si fuera una completa obligación hacerlo.
Ambos estaban serios y era obvio que aquello no iba a acabar bien. El
momento era muy incomodo.
Dylan los miro a ambos por unos segundos_ ¿ustedes son…?_ comenzó a
preguntar con algo de duda.
_Así es. Ella es mía._ interrumpió con un tono arrogante en su voz. No
tardo en pasar su brazo por sobre los hombros de ella e intentar acercarla a
él._ Hace como una semana, y la pasamos muy bien ¿verdad?_ dijo eso
últimos en doble sentido mientras una media sonrisa se dibujaba en su
rostro.
Dylan enarco las cejas y lo miro realmente enfadado. <<Idiota>> pensó.
Aymar quedo pensando unos segundos, algo confundida por lo que había
dicho. Entonces, reacciono al instante, rodo los ojos y bufó.
_Está molesto porque se acostó con cinco chicas y yo le dije que no. _habló
dirigiéndose a Dylan, mientras quitaba bruscamente el brazo de Drake de
sus hombros_ No somos nada, si esa era tu pregunta.
_No me acosté con cinco chicas_ se defendió él.
_Oh, es verdad. Fueron seis.
_ ¡Por favor! Solo te asusta conocer lo que es realmente bueno_ “presumió”.
La tomó del mentón y le obligo a mirarlo_ Además, si yo no te quiero, quién
lo hará. Como si tuvieras a alguien que sea mucho mejor que yo.
Enarcó las cejas furiosa; iba a responderle o mejor a pegarle, pero…
_Sí, yo._ interrumpió Dylan, quien se mantenía expectante hasta el
momento, sorprendiéndolos a ambos.
Sujetó a Aymar por la cintura, alejándola de Drake, y aferrándola
completamente a él. Sonrió divertido_ Por un momento enserio creí que me
engañabas con ese i…_ decía mirándolo de arriba abajo_…chico.
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Ella quiso contestar pero fue interrumpida; de nuevo.
_ ¡Engañarte!_ se burlo Drake_ ¿Hace cuanto que están juntos?
_Tres semanas_ respondió secamente y sin rodeos.
_Si claro_ dijo sarcásticamente.
_Exacto. Seguramente más de lo que tú pudiste acercarte a ella.
Drake apretó sus puños con ira y avanzo un paso. Dylan ni se inmuto,
como esperando a que continuase. Él había comenzado a “provocarlo”, y no
iba a acobardarse ahora.
La situación se había vuelto muy tensa. Al darse cuenta de cómo iba a
terminar todo, inmediatamente se colocó entre ellos.
_ ¡Suficiente!_ gritó; y antes de que aquello continuase, los empujó a ambos
para alejarlos uno del otro… y de ella. _Vamos._ Tomó a Dylan de la mano
e hizo que la siguiera hacia afuera. Él la siguió sin decir nada más.
Una vez que estuvieron cerca del rio, y lo suficientemente lejos de los
galpones, se detuvieron. Ella solo lo miró, esperando alguna aclaración de lo
que acababa de suceder.
_ ¿Ese imbécil es tu amigo?_ no tardo en preguntar con cierto enfado.
_Conocido_ respondió sin importancia.
_No lo quiero cerca de ti.
_Ajam… ¿Terminaste?
_Llega a intentar algo y le partiré la cara._ la seguridad en su voz fue muy
clara. Nadie tocaría lo que era suyo. Ni mucho menos se le insinuaría. La
observó, ya más relajado. _ Termine.
Le sorprendió bastante su reacción, pues; básicamente; no eran nada más
que conocidos, o tal vez amigos, pero para ella, eso había sido algo
exagerado, aunque divertido e interesante.
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_Cálmate, no hará nada_ hablo, al fin. <<Como si yo fuera a permitirlo>>
pensó. _ No sabía que eras tan… celoso. Y eso que apenas nos conocemos_
Aun tenia sujeta su mano y la apretó con suavidad.
Él comenzó a acercarse lentamente, mientras ella retrocedía de apoco hasta
que su espalda choco contra la barandilla del río.
_Tengo que proteger lo que es mío de idiotas como él_ le dijo mirándola
directamente a los ojos.
Sus mejillas se tiñeron de un claro color carmesí, y Dylan soltó una pequeña
risa ante ese dulce aspecto.
_Así que ¿estamos saliendo desde hace tres semanas?_ preguntó, con una
media sonrisa, evitando los nervios de la situación.
_No._ respondió fácilmente. Aymar frunció el ceño esperando que
continuase. Corrió suavemente un mechón de su pelo, colocándolo detrás de
su oreja. Para luego dejar posada la mano entre la mejilla y el cuello de la
joven, acercándose peligrosamente. _Eres mía desde hace tres semanas.
Saldremos, esta noche.
_No lo sé, tal vez este ocupada_ dijo fingiendo que lo pensaba.
Rozo sus labios con los de ella, casi con extrema delicadeza. Luego sujetó la
baranda de metal con la mano que tenía libre y la coloco a un costado de su
cintura, casi sin tocarla.
_Sí, conmigo._ afirmó susurrándole tan cerca que sentían sus alientos
chocarse.
Las piernas de la joven se debilitaron un poco ante ese gesto, pero aun así
tuvo que sujetarse de la baranda para mantenerse erguida. De nuevo estaba
atrapada entre sus brazos y su mirada. La sensación de tenerlo cerca era,
tan única…, tan intensa, tan real… demasiado…
_Debo ir a ordenar mis cosas_ avisó, volviendo su mente a la realidad. Lo
apartó de un pequeño empujón y se dirigió hacia los galpones. Él no dijo
nada, solo sonrió y camino siguiéndole el paso.
15
…
Sábado, casi noche, clima tormentoso, perfecto para ver una película.
Aunque si es por parte de una invitación, mucho mejor. Como Dylan había
dicho, más o menos, a las seis de la tarde apareció frente a su puerta con dos
boletos de cine en la mano.
_No podrás decir que no ahora._ dijo sonriendo de manera divertida. Esa
expresión ya era características de él.
Le devolvió la sonrisa de la misma manera. Después de todo no tenía nada
más que hacer. Además ya los había pagado, así que, definitivamente, no
podía decir no… o al menos, no quería.
Veinte minutos más tarde, llegaron al lugar. A pesar de que era fin de
semana no había mucha gente paseando por allí, de alguna forma, todo
parecía más tranquilo.
Entraron a la sala y buscaron sus asientos; estaban por la parte del medio
por lo que no habría incomodidades al mirar hacia la pantalla. Cinco
minutos después, las luces se apagaron y comenzó la función. Al ser una
historia que, mayormente, se basaba en el amor de una pareja; ella pensaba
que sería un asco, pues no era fan de ese tipo de películas; pero, por suerte,
era pasable. Además, él la había elegido así que no podía quejarse mucho.
Todo iba muy bien hasta que empezó una de esas escenas “picantes”. Rodó
los ojos y suspiró pesadamente. No es que la incomoden demasiado, pero
cuando intentaban mezclar el romance con algo realmente erótico, se volvía,
cómo decirlo, raro y ridículo. A su parecer.
En esa parte de la película, la pareja se encontraba en una habitación
decorada con muchas velas rojas y pétalos de rosas. Todo un ambiente
romántico. La chica se ponía un tipo de aceite en las manos y comenzaba a
masajear por todo el cuerpo, desde los pies hasta su espalda, al chico que
estaba recostado boca abajo en una cama matrimonial.
Arrugó el entrecejo y volvió a suspirar con cansancio. Simplemente no le
agradaban esas cosas.
16
_ ¿Por qué esa cara? No me digas que te da vergüenza_ le dijo él con burla,
llevando el vaso de coca a su boca para darle un sorbo.
_Claro que no. _contestó en voz baja_ Solo pienso que con tanto aceite
espero que no se le caiga la vela.
Apenas escupió, casi atragantándose y empezó a reírse. Lo miró de reojo,
tenía una mano en la boca y había agachado la cabeza, supuso que se habría
tentado. Al igual que dos personas que estaban delante de ellos y una de
atrás; pues escuchaba como trataban de parar de reírse. Sonrió y desvió su
atención a la película, antes de que también comenzara a reír.
En cuanto acabó la función y se marcharon del lugar, caminaron,
observando las distintas tiendas, ya que; por suerte; el centro no estaba muy
lejos de su hogar, y podía ir a pie las veces que quisiera. Dylan en ningún
momento había soltado su mano, desde que salieron del cine.
_ ¿Segura que no quieres ir a otro lugar?_ pregunto jalándola levemente
hacia él, en cuanto llegaron a la casa de la joven.
_Sí, lo siento. Es que mañana debo levantarme muy temprano._ le explico,
retrocediendo un paso.
_De acuerdo. No insisto.
Se acerco hasta quedar a centímetros de su rostro. Sus ojos volvieron a
conectarse como el día que se conocieron. Había algo en él que lograba
tranquilizarla y dejarse llevar. Así como había algo en ella que lo hacía
sentir completo. Al igual que la primera vez, rozó dulcemente su boca con la
suya, intentando besarla. Pero ella, rápidamente se compuso, y lo besó en la
comisura de sus labios; solo que esta vez no tan corto y más lento.
_Nos vemos._ se despidió soltando su mano.
_Seguro._ afirmó sonriendo y con confianza.
Entró a la casa, cerrando con seguro la puerta tras de sí. No se dio cuenta
que estaba conteniendo el aire, hasta que se sentó en el sillón y se relajó. No
lo podía negar, le gustaba tenerlo a su lado. Sin embargo su cercanía, por
17
mucho que la relaje, también la ponía nerviosa. Pero no creyó que ese
sentimiento se debiera a algo más.
Había algo entre los dos que los conectaba, como si fueran amigos de toda la
vida. Algo especial y nuevo para ambos. Un sentimiento que a pesar de la
situación estarían juntos toda la vida. Como amigos, o algo más…
18
Supongo que así empezó todo. Nos conocimos, salimos y los
días seguían pasando. Lo típico.
Dylan es amable, comprensivo, romántico, tiene un corazón
humilde y la facilidad de hacerte sonreír hasta en tus días
más negros; o quizás soy solo yo quien ríe cada vez que está
a su lado. Pero también es un poco celoso, y muy terco;
arreglando la situación, cuando se da cuenta que no tiene
razón, con la simple frase “tenemos puntos de vista muy
diferentes”.
Sé que él me está observando, pues no se ha ido aún. Su
presencia es notable incluso a distancia. Es delgado pero
tiene un buen físico, además de ser muy alto, casi llega a
pasarme una cabeza. Aunque en esta ocasión tiene puesto un
traje entallado, muy elegante; su estilo es más casual y
simple. La cabellera rubia, teñido por supuesto, le llega
hasta un dedo más debajo de las orejas. Es un chico lindo,
por lo que a veces parece afeminado. Siempre me burlo de él
de esa manera, claro que también se lo toma con humor,
nunca se ha enojado por ello… o bueno, suele vengarse de vez
en cuando. Sin embargo, ahora luce muy varonil, seguro… y
tranquilo.
Sus parpados continúan serenamente cerrados; ocultando
unos comunes y extraordinarios, ojos marrones.
Una de las cosas que me gustan de él son esos ojos; capaces
de dejarte ver en su interior, incluso lo peor de sí.
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Esos ojos… tan comprensivos y expresivos que no puedes
dejar de mirarlos. Y sabía que me observaban de una forma
especial, él me lo confirmo. Pero yo, por orgullo,
literalmente, no supe como contestar.
20
(2 años antes)
No importa las veces que se lo repitiera, todos los años era lo mismo;
Marilyn hacia una fiesta “sorpresa” para Aymar. Por lo que ya no la
sorprendía. Las primeras dos veces fueron emocionantes, pero ya se había
vuelto irritante. Pareciera que cada año que pasaba, asistía más gente a la
casa. Algunos eran amigos, y otros conocidos, mas bien, “amigos” de ella.
Música, alcohol, comida, un dolor de cabeza que duraba hasta las siete de la
mañana. Así es; todo completo. Creo que solo usaba esa fecha como excusa
para poder hacer una fiesta.
_ ¿Podrías ponerle un poco de emoción a la vida? Anímate es tu
cumpleaños._ habló Marilyn. Tenía un vaso de licor en las manos y
caminaba apenas tambaleándose, sujetándose de las sillas para no caer. Dos
tragos más y terminaría cantando arriba de la mesa, o tropezándose con
cada objeto o persona que caminara por delante de ella. Lo sabía, ya había
pasado; y no es un recuerdo muy hermoso, ni tampoco algo que todos
quisieran volver a ver.
_ Y beber es muy emocionante ¿verdad?_ preguntó con sarcasmo.
_Exacto_ se dio media vuelta y regreso al living.
Habían movido los sillones y otros muebles hacia los costados contra la
pared, para hacer una pista de baile improvisada. Casi todos estaban
bailando y saltando allí; algunos se encontraban en el patio, se podría decir
que la música se escuchaba hasta el otro barrio… y otros, bueno solo
digamos que necesitaban un motel.
Suspiró pesadamente, apenas eran las diez de la noche y la fiesta no
acabaría muy pronto. El único lugar en el que podía estar, más o menos
tranquila, era en su habitación. Aun allí el bullicio se escucharía, pero al
menos estaría sola, sin que nadie la molestara.
Se abrió paso entre el mar de gente y subió las escaleras. No prestaba
atención a nadie a su alrededor, solo quería llegar y recostarse en su cómoda
cama.
21
_ ¿Ya te aburriste?_ se detuvo en seco al reconocer esa voz. Por un
momento creyó que era su imaginación pero al girar; allí estaba, parado
frente a ella con una gran sonrisa en su rostro y los brazos extendidos. _
¿No me darás un abrazo?
_Creí que estabas en Italia ¿Cuándo volviste?_ dijo riéndose, mientras lo
abrazaba muy fuerte.
Dylan tenía familiares que se habían mudado a Italia, y por supuesto, cada
año los visitaba por uno o dos meses.
_Esta mañana. No me perdería tu increíble fiesta por nada. Aunque sé que
no podría acompañarte mucho porque estarías enloquecida y borracha,
bailando toda la noche._ respondió burlándose_ por cierto… feliz
cumpleaños_ se separaron un poco pero no la soltó, continuó sujetándola
por la cintura. Le extendió una bolsa de color azul, con un moño blanco
pegado en el medio.
_Gracias, no era necesario_ agradeció, aceptando el regalo. Dentro de este,
se hallaba un pincel negro metalizado; solo dos centímetros más grande que
su mano; y una caja; no tan ancha, del tamaño de una hoja oficio; con la
forma de la luna, donde adentro tenia pequeños huecos para colocar
pintura. Ambas cosas con la palabra “Italia” grabados en dorado.
Quedo impresionada, el obsequio representaba dos de sus cosas favoritas, y
él lo sabía, estaba segura que lo había comprado con esa intención.
Realmente se conocían muy bien. Y el solo hecho de recibir ese presente,
significaba que durante el viaje había estado pensando en ella.
Cuando lo miró para volver a agradecerle, se escucho el ruido de un objeto
romperse y el grito de Marilyn desde la cocina diciendo “¡Todo está bien!”.
Los demás seguían en sus asuntos como si nada hubiera pasado.
Rodó los ojos, se estaba hartando de estar en ese lugar. Y como si él hubiera
escuchado sus pensamientos…
_ ¿Quieres que nos vayamos a otra parte?_ preguntó_ La playa es muy
tranquila a estas horas.
22
Lo sabía. Debes en cuando, iba a caminar por allí en las altas horas de la
noche. El mar es muy hermoso bajo la luz de la luna.
_Seguro. Primero iré a guardar esto_ dijo señalando el regalo. En cuanto
llegó a su habitación, lo dejó arriba del escritorio y tomó una campera de
algodón negra que estaba sobre su cama. Regresó junto a él, no sin antes
cerrar con llave la puerta. Mataría al que se atreviera a entrar y tocar sus
cosas.
Caminaban sobre la fría arena sin que nada los molestara. El mar parecía
estar más calmo que de costumbre, las pequeñas olas chocaban suavemente
contra la orilla, dejando solo espuma blanca como rastro. Al fin paz y
tranquilidad.
Un gran silencio se había hecho presente entre ambos, pero no era incomodo.
Nunca necesitaban hablar de más. Todo lo que hacía falta era estar uno al
lado del otro. Siempre era así. Además de que cada vez que ponían un pie en
la playa, Dylan entrelazaba sus manos y no la soltaba hasta que llegaban a
casa.
_Ven, sentémonos un rato._ hablo rompiendo el silencio. Mientras la jalaba
hacia la orilla del mar.
Se sentaron justo donde las olas terminaban su recorrido en la arena, antes
de tocar sus pies. La brisa los golpeaba suavemente en el cuerpo. Era
agradable estar así. Nada más que un increíble panorama y ellos.
Un relajado suspiro escapo de su boca, sentía el peso de su mirada sobre ella
y sonrío.
_ ¿Qué?_ preguntó sin voltear a verlo.
_Nada._ él no le quitaba los ojos de encima_ Solo estoy observando algo
que es más hermoso que este paisaje_ dijo al borde de un suspiro. Si de algo
estaba seguro es que nada podría opacarla; pues ella era todo lo que él podía
contemplar.
23
_Que cursi_ él siempre tenía que ser así_ Ahora qué sigue ¿estás enamorado
de mí?_ soltó de repente, riendo y sin pensar. Sello su boca cuando se dio
cuenta de lo que acababa de decir. Eso había sido imprudente.
_No, ¿estás loca? Es obvio que no me enamore de ti._ respondió fácilmente
con sarcasmo.
Ambos rieron, pero Aymar no dijo nada. Bajó su mirada a las olas que se
acercaban y se alejaban lentamente. De repente tenía una sensación amarga
en el pecho. No quería admitirlo pero la verdad es que esperaba oír otra
respuesta. No sabía bien en qué momento se habían soltado; pero Dylan
colocó su mano sobre la de ella, esperando que lo sujetara o que volteara;
pero no lo hizo… no podía.
Se sintió culpable por haberla herido, no pensó que simples palabras
pudieran haberle hecho tanto daño, tan sencillamente. Pero tampoco sintió
diversión por haber mentido descaradamente.
La observó un buen rato. _Por ti siento un amor que es infinito y que no
puedo explicar_ expresó sorprendiéndola, logrando que, al fin, fijara su
vista en él. Era cierto, para él un simple “te amo” no era suficiente; pues ella
se merecía mucho más que eso.
Entrelazo, nuevamente, sus dedos y se acercó. Con su otra mano le acaricio
la mejilla con suavidad; secando un par de lagrimas que habían escapado de
sus ojos. Aymar no se había dado cuenta que estaba llorando. Se sintió
tranquila. Sus palabras la tranquilizaban, su caricia la relajó. Tenerlo cerca
era todo lo que necesitaba. Él la hacía feliz; y el brillo en sus ojos le
confirmaban que, ella también a él. Sin embargo…
_No sé cómo decirlo_ hablo con algo de duda. Su orgullo era una barrera
muy gruesa, pero jamás había sentido o dicho algo como eso; para poder
entender la emoción que debía demostrar.
Dylan se acercó un poco más e, inconscientemente, ella apretó levemente su
mano. Por alguna extraña razón, su sonrisa le hizo saber que la entendía.
24
_Solo di lo que sientes. Deja que las palabras sean sinceras y que en realidad
vengan de ti. _ en ningún momento dejo de mirarla fijamente a los ojos._ Si
es que en verdad lo sientes_ dijo eso ultimo en un tono de preocupación y
encogiéndose de hombros.
Aun no sabía cómo responderle, era difícil; pero podía intentarlo. Después
de todo, en verdad sentía algo por él.
_T…
_No ahora_ tomó su mentón y posó su pulgar sobre sus labios,
interrumpiéndola. No estaba del todo convencido de que ella sintiera lo
mismo, pero no la forzaría a decir algo que él sabía perfectamente, era
complicado de expresar. _ Creeré que es solo porque yo te lo dije. Hazlo
cuando estés lista._ Le dio un tierno beso en la frente, logrando que cerrara
sus ojos y suspirara. Luego la abrazó y ella posó la cabeza sobre su hombro,
observando la luna.
Esa noche brillaba más que nunca.
25
Lo sé, no he dicho mucho sobre mí, solo revele alguno de
nuestros encuentros. Pero no me había dado cuenta de lo
mucho que Dylan me importaba hasta ahora. Pues él era todo
lo que yo necesitaba.
Baje la vista, apreté nerviosamente mis puños y volví a
mirarlo. Lentamente acerque mi mano a la suya y la sostuve.
Él me miro, sentí el peso de sus ojos sobre mí.
Siempre me decía que tenía la barrera de orgullo muy alta,
pero que sabía cuál era el momento indicado para bajarla.
También que era muy sarcástica y fría, pero con un interior
tierno y soñador; por supuesto muy, muy en el fondo y bien
escondido. Él sabía cómo descifrarme; cuando estaba bien,
cuando estaba mal, cuando lo necesitaba, cuando quería estar
sola; y aun en esos momentos no se apartaba de mi lado,
simplemente me abrazaba y no emitía ningún sonido hasta
que yo me calmaba.
Se volvió una parte importante de mí, alguien a quien
confiaba absolutamente todo, y viceversa. No podía apartarlo
ni pasar un solo día sin oír su voz.
Él conocía mi casa, yo la suya, y a pesar de todo nunca
sucedió nada entre nosotros; hablando físicamente. Lo raro es
que pasábamos la mayoría del tiempo tomados de la mano,
como si no necesitáramos nada más. Somos amigos, mejores
amigos… ojala pudiéramos ser algo más.
Creo que no lo mencione pero hace cinco años que nos
conocemos. Sin embargo, nunca hubo muchas tensiones ni nada
26
por el estilo. La verdad no sé como describirlo. Más allá de
eso, nos sentíamos bien el unos con el otro. Tanto así que
lograba hacerme dormir entre sus brazos, como si me
protegiera. Tal y como la noche anterior…
27
(La noche anterior)
La mañana estuvo muy agotadora. Marilyn le pidió ayuda a Aymar para
atender la cafetería, pero no contaba con que se repletaría de personas y se
quedaran hasta tarde atendiendo. Por suerte no hubo ningún inconveniente
y lograron servir hasta el último cliente.
El timbre resonó dentro de la casa, segundos después la puerta se abrió y la
madre de Dylan apareció tras ella.
_Hola, señorita Lauren ¿Cómo ha estado? _ saludó amablemente.
_Hola Aymar. He estado muy bien gracias_ respondió con una sonrisa;
mientras se apartaba a un lado para dejarla pasar _ ¿y tú? Pareces cansada.
_Estoy bien, tuve mucho trabajo, eso es todo._ contestó_ ¿Se encuentra
Dylan?
_Por supuesto, está en su habitación. Ya sabes, como siempre._ ambas
rieron por el comentario._ Adelante pasa.
_Gracias… con su permiso_ terminó de hablar y subió las escaleras hasta
su cuarto.
Por supuesto Dylan tenía su propia casa pero la estaban reparando, ya que
un idiota había chocado su auto contra la pared, entre su cuarto y la cocina.
Por lo tanto, se quedaba en casa de su madre; quien siempre estaba
dispuesta a ayudarlo. Lauren siempre era muy amable, incluso a ella la
trataba como a una hija. Siempre le decía que era parte de la familia, pero
que sería oficial si hubiera un anillo en algún momento. Comentario que
siempre incomodaba a ambos chicos.
Golpeó dos veces la puerta y esperó. Dylan abrió al instante y al verla
sonrió.
_Que raro, no te esperaba_ dijo algo sorprendido
_El día que saludes con un “hola”, va a ser un milagro_ comentó con
sarcasmo.
28
_Hola princesa_ saludó burlándose, mientras hacia una reverencia como los
verdaderos caballeros._ Normalmente llamas antes de venir. Adelante_ se
apartó para que pudiera entrar.
Rodó los ojos y le dio un pequeño golpe en el hombro, al pasar por su lado.
_Lo sé, es que estaba de camino y quise venir a visitarte._ él cerró la puerta
tras de sí_ si quieres me voy.
_No. Me gusta que estés conmigo.
Sonrió y desvió la mirada. Dylan volvió a reír y luego se sentó en la silla
delante de su escritorio comenzando a escribir. El cuarto no era ni
demasiado grande ni muy pequeño. Tenía la medida justa para una cama, el
ropero, y el escritorio en el que se encontraba escribiendo un par de hojas.
Lo observó algo confundida, pues era extraño que no hablara mucho.
Apenas se veían; media hora después era cuando se callaba.
_ ¿Desde cuándo escribes tanto?_ preguntó, tirándose de espaldas sobre su
cama.
_Solo me siento inspirado_ respondió riéndose.
Continuaba escribiendo bastante concentrado pero no preguntó nada mas,
no era tan curiosa. Aunque las expresiones de su rostro eran muy divertidas.
Se quedo observándolo, riendo internamente; pero no pudo evitar que una
sonrisa se dibujara en su rostro. La escena era muy cómica. Supongo que
sintió el peso de su mirada, porque dejo de escribir y se volteo verla.
_ ¿De qué te ríes?_ pregunto al ver su “alegre” expresión.
_Haces caras raras cuando escribes._ pasaba de reír a confundido y luego
pensativo, para después volver a reírse. La miro como si hubiera dicho algo
raro y lanzó una corta carcajada. Segundos después continuó con su tarea.
El sueño comenzaba a vencerla ya que hoy había sido un día bastante
agitado. Llevó una mano a su boca para tapar el bostezo y volvió a
observarlo. Esta vez estaba serio, se podría decir que casi preocupado. Fue
extraño, un escalofrío recorrió su cuerpo en ese momento.
29
_ ¿Todo bien?_ preguntó algo inquieta.
_Si_ respondió terminando de escribir la última palabra. Guardo sus hojas
en un cajón, y luego se puso de pie_ todo bien_ ella se movió hacia un
costado para que él pudiera recostarse. Este se tiro sobre la cama, de la
misma manera_ ¿te quedas a comer?_ preguntó con su vista pegada al
techo.
_Seguro_ respondió entre un bostezo. No podía evitarlo estaba muy
cansada.
_Boba, duerme un rato. Luego te despierto_ le dijo riéndose. Pasó su brazo
por detrás de su cabeza, atrayéndola hacia él; y comenzó a acariciar
suavemente su pelo. Siempre lo hacía acurrucarla entre sus brazos hasta que
se dormía.
Inconscientemente suspiró y lo abrazó._ No me insultes idiota._ acabo por
decir. Lo escuchó reír, para luego colocar su mano sobre la de ella, y
depositar un tierno beso en su frente.
Su cuerpo se relajó de inmediato y segundos después no oyó nada más.
30
In the arms of an Angel (cover - Julie Lavery) .mp3
31
Si tan solo hubiera sabido que él también había cerrado sus
ojos; que no me llamaría para cenar; que esa sería la última
risa que escucharía de sus labios. El frio me despertó esa
noche y desee que nunca lo hubiera hecho.
Dylan tendido sobre ese maldito cajón, y yo aquí sentada sin
poder hacer nada. La impotencia más cruel del mundo.
Mis lágrimas no pararon de caer en todo el día. No me moví,
no tenia expresión, simplemente caen por si solas. El dolor es
inmenso, no entiendo por qué tiene que suceder esto. Su calma
solo es una cuchilla que atraviesa fácilmente mi corazón, y su
imagen solo empeora esa sensación.
El dolor en mi pecho comenzó a ser muy intenso. No lo
soporté más. Corrí escaleras arriba, esquivando a las pocas
personas que se encontraban en el lugar. Llegue a su cuarto y
me encerré allí. Me “escondí” entre el escritorio y la pared,
mientras deje que mis sollozos continuaras limpiando mi
alma.
Y lo que en verdad me duele… lo que me parte en mil
pedazos, es que sé perfectamente que él está aquí, junto a mí.
Rodeándome con sus brazos, abrazándome para calmarme
como siempre lo hacía.
Observe el cajón que se encontraba justo al lado mío, y
recordé que Dylan había guardado unos papeles. No tenia
que pensarlo, los saque rápidamente y me di cuenta que era
una carta.
32
Es extraño horas antes lo había visto escribir la misma. Antes
de que al despertarlo, no respondiera… de que su madre
entrara corriendo a la habitación e intentara inútilmente que
abriera sus ojos…
Antes de que la ambulancia llegara y llevaran solo un
cuerpo vacio hasta el hospital…
Antes de que el médico dijera su frase: “hicimos lo que
pudimos, pero ya era demasiado tarde, lo lamento”.
Antes… cuando me beso con dulzura… cuando me dormí
entre sus brazos… cuando su calor me rodeo por última vez.
Esa carta. La que ahora, con cada palabra, quisiera
arrancarme el corazón y entregárselo, para que el supiera
todo lo que no le dije. Pero se acabo, perdí la oportunidad.
Mi cabeza duele por tanto llorar. El esfuerzo por ser fuerte es
inútil. Mi corazón no se quebró; desapareció haciéndose polvo
junto con mi alma.
33
“Yo tampoco imagine que algo así sucedería. Ni cuando
exactamente. Hace unos cuatro meses me diagnosticaron una
extraña enfermedad, silenciosa, que ataca solo al corazón. El
médico me explico que no existían demasiados casos sobre la
misma, y también que muy pocos sobrevivían.
En fin, mi problema estaba… o está; muy, muy avanzado, y
solo me quedaban unos pocos meses. Sí, cabía la posibilidad
de un trasplante, pero obviamente había lista de espera. Y
como ya ves, la espera termino.
No hice cosas malas en mi vida, tampoco tengo muchos
secretos. Así que no me preocupa lo haya del otro lado. Tal
vez, incluso pueda saludar a papá.
Siempre amé a mi madre. La he ayudado y acompañado, y
viceversa. Lamento no habérselo dicho, pero sé lo que hubiera
hecho, y aunque no es muy joven; sin ofender; se que aun
tiene sueños por cumplir y cosas que hacer. No dejare que
pierda la oportunidad de vivir como realmente se lo merece.
Nunca es tarde para cumplir tus metas.
Sí, hay una chica especial. La conocí en una exhibición de
arte, lo cual fue raro porque no me emocionan esas cosas, yo
solo fui a buscar a un amigo. Pero la casualidad valió la
pena.
Desde el momento que vi sus intensos ojos, supe que la volvería
a ver todos los días. Ella era el oxigeno de mi vida, la
medicina que necesitaba para olvidar el dolor. Seguramente,
dirá que es cursi, pero es la verdad. Con solo tomar su mano
ya me sentía completo. Justo ahora, acaba de llegar, y
aunque se nota que está cansada, se ve hermosa. Como una
pintura, desorganizada pero digna de apreciar. Y sus
comentarios siempre me hacen reír. Éramos muy diferentes,
pero nos complementábamos a la perfección.
Ella era algo que no merecía, pero que no dejaría ir por
ningún motivo.
34
Aun tengo algo pendiente, así que no creo ir a ninguna parte
tan fácilmente. Pero no daré explicaciones sobre eso. La
verdad que el dolor que estoy sintiendo en mi pecho y la falta
de aire, ya no los soporto. Aunque no lo voy a demostrar, no
con ella aquí.
Estoy feliz de pensar que cuando me vaya, tendré a mi
princesa descansando entre mis brazos. Hermoso, y a la vez,
cruel.
Solo tengo una confesión que hacer: si hay algo de lo que me
voy a arrepentir toda mi vida es, no haberla besado cuando
tuve la oportunidad.”
35
…
36
No estoy segura si me desmaye o me dormí. Lo que sé es que
volvió a hacerlo, me acurruco a su lado y mis parpados se
cerraron, para caer rápidamente en los brazos de Morfeo.
Entonces, tuve un sueño… un hermoso y nostálgico sueño.
La brisa del mar choco suavemente contra mi cuerpo,
despeinando un poco mi pelo. Me sentía bien, tranquila. Solo
estaba parada frente al mar, viendo las olas desaparecer en
la arena. La luna brillaba más que nunca y se reflejaba en el
agua, logrando que todo fuese un hermoso paisaje.
De repente, sentí como unos brazos rodearon mi cuerpo y su
cabeza se colocaba; suevamente sobre mi hombro. Lo mire de
reojo y sonreí. Se notaba que estaba en paz, feliz y radiante.
Sin embargo, había algo… algo que faltaba, podía percibirlo.
Volteo por fin a verme, sus ojos chocaron con los míos y
sonrió. Una sonrisa, que me decía que estaba bien. La calma
invadió por completo mi mente en ese momento. Tomo mi
mejilla con una de sus manos y la acaricio suavemente,
haciéndome sentir un agradable cosquilleo. Lentamente acerco
su rostro al mío hasta que nuestros labios se unieron, al fin.
Un beso suave y dulce, se sentía bien. Una sensación tan real;
su calidez, sus fuertes brazos. Por primera vez sentí que no me
faltaba nada, me sentí completa.
Entonces lo entendí, lo que le faltaba, lo que tenía pendiente.
Lo comprendí cuando desperté.
37
Sus últimas palabras quedaran grabadas en mi mente por
siempre. Y mientras lo observaba desvanecerse, las repetí con
sinceridad y desde mi alma, tal y como él me las dijo:
_Te Amo.

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Could've been Mine

  • 1. 0
  • 2. 1 Una oportunidad eso es lo único que necesito… pero ya es tarde, la he perdido; y esta vez para siempre. A pesar de todo él luce muy tranquilo. Su calidez aun roza mi piel, logrando que una punzada llegue fuertemente a mi pecho. Estando a su lado es imposible no sentir miles de emociones girando en mi cabeza. Pero no puedo apartarme… no ahora. Todo nuestro alrededor esta colmado de personas y flores perfumadas. Estas últimas son un real fastidio. Aunque me recuerdan a ese raro día en que nos conocimos. Recuerdo que sus ojos brillaron al momento de verlo fijamente. Y tres semanas después, cuando nos volvimos a encontrar, me declaró como suya. Demasiado rápido a mi parecer; pero no voy a negar que fue muy… dulce.
  • 3. 2 (5 años antes) Acorralada, incomoda, fastidiosa; así se sentía en aquella sala. Como pudo se abrió paso entre la gente amontonada, para poder salir de aquel lugar. Empujo, choco, e incluso le dio un codazo a alguien por accidente. Sus quejas mentales no valían la pena, ella había decido meterse en ese pequeño salón, y estaba consciente de ello. Una artista muy famosa, exponía su última pintura. Un cuadro hermoso, se diría que casi perfecto; para el ojo quien lo viera. Un mar iluminado completamente por la luna, con pequeñas olas desapareciendo en la arena. Por supuesto que para la joven, ese se convirtió en uno de sus bocetos favoritos. Ella adoraba el mar, y aquello reflejaba la belleza de un lugar tan simple, y la tranquilidad que le hacía sentir. En fin, unos cuantos pasos más y logro salir de la sala. Un pesado suspiro escapo de su boca, ya que odiaba los lugares repletos de personas. Se encamino hacia donde estaban las escaleras y se dispuso a bajar. Había quedado tan fascinada por la pintura, que no pudo evitar echarle un último vistazo a la foto que había tomado con su celular antes de guardarlo. No presto atención a los escalones, y cuando estuvo a punto de doblar, hizo un mal paso, resbalándose hacia adelante. Pero en vez de caer completamente por el resto de las escaleras, choco contra una persona; que la sostuvo a tiempo y la ayudo a enderezarse. _Perdón, no…_ intento disculparse. En cuanto alzo la mirada sus ojos se toparon con los de él, logrando que un escalofrío recorriera su cuerpo en un instante._…preste atención._ termino de decir, para luego quedar en silencio, olvidando que sus brazos estaban alrededor de su cintura sujetándola con suavidad. _No te preocupes_ le dijo él con una sonrisa en su rostro. Pasaron segundos en lo que ambos quedaron prácticamente hipnotizados. En ningún momento apartaron sus ojos, el uno del otro e inconscientemente él la apego más a su cuerpo. Pocos centímetros se presenciaban entre ellos,
  • 4. 3 tanto que sus cálidos alientos se mezclaban. Sin embargo, la realidad golpeo en sus mentes y desviaron sus miradas. _Tengo que fijarme por donde camino_ dijo ella apartándose un poco. Una pequeña carcajada llego a sus oídos. Él la estaba observando con una leve sonrisa en su rostro. _Dylan_ se presentó formalmente. _Aymar_ respondió, estrechando su mano. _Lindo_ comento él en un susurro. Acaricio suavemente su mano con el pulgar, haciéndole sentir un agradable cosquilleo en su piel. La soltó, al mismo tiempo que no quería soltarla. _ ¿Qué tal la nueva obra de arte? _ preguntó _ Es solo un edificio de tres pisos y estamos en el segundo, pero en último hay solo una sala bastante grande, y allí era la exposición, ¿verdad?_ aclaró, al notar que ella se veía confundida con su pregunta. _Cierto_ su mente se concentro tanto en él, que por unos momentos olvido la exposición. _La pintura es increíble._ comento, mientras colocaba sus manos en los bolsillo de su campera_ Un mar, básico pero hecho de una forma única_ o al menos ese era su punto de vista. _Si así te brillan los ojos al pensarlo entonces valdrá la pena verlo. Al oír esas palabras un pequeño rubor apareció en las mejillas de la joven, logrando ponerla un poco nerviosa; algo que, básicamente, nadie podía hacer. _Tal vez podríamos ir a tomar algo algún día_ hablo Dylan mientras ascendía un escalón. _Puede ser_ respondió pensándolo, volviendo a retomar su camino. _ Nos vemos_ se despidió sin voltear a verlo; sentía el peso de su mirada sobre ella. _Seguro _afirmo con confianza. Su porte de seguro pero amable le llamó la atención. Lo observo de reojo unos segundos antes de salir del museo. El sonido de la carretera y la luz del
  • 5. 4 sol, la golpearon de repente. “Que fastidio. Y qué fue lo que me paso. Eso fue realmente patético” pensó algo molesta. Aymar no es de las típicas chicas de “rosas, romance y príncipe azul”; más bien era la antisocial, violenta, con la mentalidad de un hombre pero que si fuera uno seria gay. Su única excepción a esos “lindos detalles” eran los chocolates, y nada más. Aunque en este caso, tal vez conocer a alguien nuevo no sea tan malo. Llego a la puerta de la sala y observo en el interior, buscando a su amigo. _Hey! ¿Porque tardaste tanto?_ hablo golpeándolo en el hombro, y sorprendiéndolo. _Sabes que no me interesan estas cosas._ respondió Dylan riendo. Se alejaron de la puerta y se dirigieron a la salida. _Gracias por venir a buscarme; pero tal vez te hubiera interesado ver esa pintura, era hermosa. Siempre puedes observar una actitud especial en las personas que la miran. _ Su amigo era fanático del arte. Algo que él no compartía pero si admiraba. _ No lo creo; pero… _ Una media sonrisa se dibujo en su rostro _...tienes razón… y ya he encontrado una extraordinaria pintura que podría observar toda mi vida. Su compañero lo observo detenidamente, estaba claro que no hablaba de un cuadro o algo por el estilo. Lo conocía muy bien. _Estas perdido._ ambos rieron divertidos, pues tenía razón. Dylan estaba perdido en lo mejor que una persona puede observar; el alma en los ojos de “esa” persona. Esa noche ninguno de los dos pudo sacarse los ojos del otro de la mente. Ella lo ignoro; tal vez no lo volvería a ver… o eso creía. Pero él, la imagino con más profundidad.
  • 6. 5 … El día estaba algo nublado, se podía sentir el olor a tierra mojada y el aire fresco en todo lugar, indicando que en cualquier momento llovería. Las calles se encontraban casi desiertas, por suerte el viento no soplaba muy fuerte pero tampoco era una brisa encantadora. La cafetería estaba a unas pocas cuadras de su casa, por lo que no tardo tanto en llegar. En cuanto entro; se escucho la campanilla, al abrir y cerrar la puerta. Observo el lugar por unos segundos, todo parecía más iluminado que de costumbre. Tomo asiento en uno de los banquillos frente a la barra, segundos después Marilyn apareció tras esta; luego de tomar y entregarles el pedido a otras dos chicas. _ ¿Por qué tantas flores y… tanto color?_ preguntó volviendo a echarle un vistazo a su alrededor. Cada mesa tenía un pequeño florero con lilas en el centro, en las ventanas se lucían grandes stickers de mariposas y pétalos de colores; pegados casi al borde para no tapar la vista de la playa a los clientes. En la barra colgaban simples guirnaldas en forma de ondas. Todo ello, entre decoraciones más pequeñas. _Primavera, cariño ¿recuerdas?_ respondió su amiga con una sonrisa. Marilyn era la típica chica con la actitud positiva que sonreía por todo. Alegre, animada, demostrativa, absolutamente todo lo contrario a ella. Pero a pesar de todo, se llevaban muy bien. Su apariencia era encantadora pero su carácter bastante fuerte. Es decir, a veces le gustaba molestarla y sacarla de quicio. Por supuesto, no es para menos, cuando alguien “no muy discretamente” se le insinuaba, o hacía comentarios desubicados respecto a su cuerpo, entonces le encantaba ver el movimiento que había aprendido de su gran amiga: gancho-knockout. _No, la verdad no_ respondió sin interés. Lo colorido no era para nada su estilo. _Amargada.
  • 7. 6 _Como siempre. _ ¿Donas o medialunas? _ preguntó, colocando sobre la superficie enfrente de Aymar un frappuccino de chocolate. _Donas. Dos minutos después, aparecieron más clientes y continúo atendiéndolos. Hacía ya tres años que Marilyn inauguro la cafetería. Y hasta ahora ha tenido mucho éxito. Aymar trabajo por un tiempo en ese lugar, cuando apenas comenzaban a aparecer clientes, y muchas veces cuando lo necesitaba. Aun así no se niega a ayudarla cuando está demasiado ocupada. Llevo el vaso a su boca y dio un sorbo del dulce chocolate, mientras revisaba su celular. Con dieciocho años había decidido mudarse a Los Ángeles, poseía una pequeña casa cerca de la playa que compartía con Marilyn; ambas se repartían las tareas del hogar y los impuestos que debían pagar. Obviamente su madre no dejaba de llamarla y enviarle mensajes, absolutamente todos los días. No es que sea algo malo, pero para ella era algo cansador. Cada vez que llamaba debía hablar más de tres horas con ella y la mayoría de las veces no tenía mucho para decir. Y tampoco era muy emocionante. Estaba tan concentrada en su celular, que se sorprendió un poco cuando sintió que alguien tomaba asiento a su lado. Lo observó de reojo… era Dylan; con sus brazos apoyados sobre la barra y tan relajado como siempre. _No eres muy sociable ¿verdad?_ hablo él, mirando la pizarra de bebidas, ojeando las distintas opciones para elegir. _Me gusta estar tranquila_ le respondió ella con simplicidad. Él lanzo una corta y no muy audible carcajada._ No te había visto antes por aquí. Y vengo seguido. _Lo sé. En realidad te vi desde afuera y decidí entrar._ le respondió viéndola con una media sonrisa.
  • 8. 7 Las miradas de ambos brillaron al verse a los ojos. Un gesto que no paso desapercibido por la mejor amiga de la joven, quien decidió asegurarse de que “no necesitaran nada más”. _ ¿Van a pedir algo?_ interrumpió Marilyn, logrando que volvieran a la realidad. Miro a Aymar con la típica expresión “¿Así que tenías una cita?” y con una sonrisa burlesca en su rostro. Obviamente esta misma la fulmino con la mirada. Dylan no hizo más que reírse. _Solo pediré un frappuccino de chocolate. Marilyn solo tardo unos segundos en traer su pedido. Él le agradeció y luego de entregarle el dinero, se levanto de su asiento e hizo un ademan con la mano a Aymar para que lo acompañara a sentarse a una de las mesas que se encontraba cerca de la ventana. Ella sonrió y mientras se disponía a seguirlo, su amiga le susurro un “mucha suerte” entre labios, no le hizo caso. _ ¿Es tu amiga?_ le pregunto, una vez que estuvieron sentados uno enfrente del otro. _Sí, así es. _ respondió. _Déjame adivinar, ella es la simpática que sociabiliza con todo el mundo; y tu eres la fría y orgullosa que evita a todo el mundo. _ comentó frotándose la barbilla fingiendo que lo pensaba. _No es tan obvio, ¿Cómo te diste cuenta?_ comento con sarcasmo. _Eso significa que no me facilitaras el conquistarte. Lo dijo riendo pero en con un tono de seguridad, que no supo si se estaba burlando de ella o; en caso extremo; estaba drogado. Aunque eso, no evito que apareciera un pequeño rubor en sus mejillas. _En realidad, no deberías intentar algo realmente absurdo._ respondió al fin con algo de seriedad.
  • 9. 8 _No dije que lo intentaría, quise decir que lo hare_ aseguro, dándole un sorbo a la bebida de chocolate que sostenía entre sus manos._ Difícil no imposible._ termino de decir, esta vez, mirando intensamente sus ojos. Luego de un corto pero incomodo silencio; él continuo preguntándole trivialidades, y viceversa. Ella creyó que no tendrían nada de qué hablar, pero se sorprendió al darse cuenta de que no era así. Él en cambio, cada vez estaba más interesado en saber cómo era en verdad la joven que tenía enfrente. No tenían exactamente mucho en común, sin embargo, al describir sus diferentes gustos era suficiente para burlarse, reírse e incluso discutir entre ellos. Cuando ambos se dieron cuenta, ya casi estaba anocheciendo. _Creo que ya es hora de irme_ dijo ella, mirando la hora en su celular. _Te acompaño hasta tu casa_ se ofreció él, ya poniéndose de pie. Lo imito sin negarse ni decir nada. Se despidieron de Marilyn y se marcharon de la cafetería. No caminaron una cuadra entera, cuando un relámpago se reflejo en el cielo, seguido de un trueno que resonó, por suerte, no muy fuerte. _Espero que no te moleste un poco de agua._ le dijo mirándola a ella y luego al cielo. _Por supuesto que no. De todas formas, mi casa no está muy lejos._ hablo, también observando el cielo. _ ¿Qué estilo de música te gusta?_ preguntó luego de un rato, mientras recorrían las calles que ella debía caminar, casi todos los días, para volver a su hogar. _En realidad me gustan todos los estilos. No tengo uno favorito. Si me gusta la canción, la escucho y listo. Se detuvieron frente a la puerta de una pequeña casa pintada de celeste.
  • 10. 9 _ Bueno, gracias por acompañarme._ agradeció mirándolo, mientras sacaba las llaves del bolsillo de su campera_ Adiós. Dylan sonrió, y antes de que ella pudiera abrir, la sujetó de la mano haciéndola girar hasta quedar frente a frente. No había sido un movimiento brusco, aún así, por obvia reacción, Aymar coloco la mano que tenia libre sobre su pecho; antes de que quedara apegada completamente a su cuerpo. Él aprovecho para rodear su cintura con su otro brazo. Sus rostros se encontraban peligrosamente cerca. Un aire cálido los rodeo por completo, mientras sus corazones se aceleraban sincronizadamente. Hipnotizada por sus ojos, como la primera vez que lo vio, apretó su mano, y él al sentir ese gesto entrelazo sus dedos sujetándola con algo de fuerza, como si no quisiera soltarla nunca. De apoco ella comenzó a cerrar sus ojos lentamente, dejándose llevar por el momento. De algún modo, se sentía segura en sus brazos. Sin embargo y a pesar de todo, la parte racional de Aymar todavía se mantenía despierta. Antes de que aquello continuase, lo beso rápidamente en la comisura de los labios y luego lo apartó. Sintiendo aun así un ridículo escalofrió recorrer su espalda. Y dejándolos a ambos con una magnifica ansiedad en sus bocas de querer besarse completamente. Dylan la miro algo confundido por su reacción pero luego sonrió divertido. _Nos vemos_ se despidió ella, mientras abría la puerta principal. _Seguro_ afirmo con confianza. Le sonrió por última vez y; al fin; entro a la casa. Él se rió para sus adentros y después se dio la vuelta para caminar hacia su hogar. <<Difícil no imposible>> pensó. Ella, una vez dentro, tiro las llaves encima de la mesa, subió hasta su habitación y se tumbo de espaldas sobre la cama. Tenía una sensación rara en el pecho, su corazón no paraba de latir e inconscientemente relamió su labio inferior. No estaba segura de qué se trataba, pero al darse una pequeña idea de aquello, rodó los ojos e hizo lo que siempre hacía, no darle
  • 11. 10 importancia. Cerró sus parpados, abandonándose en el sueño, e inmediatamente los ojos de él aparecieron en su mente. Pues; últimamente; lo único que hacía antes de dormir era pensar en Dylan. Los días pasan rápido, y cuando has estado muy ocupado/a los galpones son el mejor lugar para liberarte y relajarte. Muchas personas vienen a demostrar sus mejores habilidades y hacer lo que más les gusta. El cuadro comenzaba a tomar forma. Pinceladas por un lado, detalles en la parte superior… una pasión que había adquirido desde niña, gracias a su abuelo. Él siempre comentaba que dibujaba muy bien y le mostraba todos sus dibujos; de colores, blanco y negro, cuidando hasta el más mínimo detalle o desorganizando líneas brutas, etc.… creando una figura rara o abstracta. Eran impresionantes. Aunque su dicho siempre fue: “un dibujo es perfecto cuando logras que la otra persona sienta o recuerde algo de ella misma”. Indudablemente ella quiso hacer algo parecido, y comenzó a practicar todos los días, con la ayuda de su abuelo, claro está. Hasta que un día, por fin, logro hacer su primera “pintura perfecta”. Aun conserva en su mente el recuerdo de esa tarde. La niña se acerco a él emocionada por su reciente obra. _ ¡Mira, mira abuelo! Acabo de hacerlo yo solita. ¿Te gusta?_ dijo Aymar con una gran sonrisa. Tomo el cuadro entre sus mano, y lo observo con atención. En el estaban dibujadas dos manos que se sostenían una a la otra, con dos rosas de fondo; una azul y otra negra. _Es un cuadro perfecto…_ habló mientras sostenía el papel y lo miraba con una sonrisa. Luego fijo su vista en ella_…porque puedo recordar a la persona que amé y siempre acompañe hasta el final. _ ¿La abuela?_ preguntó inocentemente mientras bajaba su vista hacia el “cuadro”.
  • 12. 11 Él asintió con la cabeza y la abrazó suavemente; dándole un corto beso en la frente. Todavía conserva intacta esa pintura, para observarla de vez en cuando y encontrar inspiración; incluso, muchas veces, para recordarlo. _ ¿Terminaste con tus garabatos?_ preguntó Drake a sus espaldas, sacándola de sus pensamientos. _No. ¿Terminaste de fingir que eres un skater?_ respondió seriamente. La verdad no lo hacía nada mal pero le falta práctica. _No finjo, soy profesional_ hablo arrogante_ incluso para otras cosas_ termino de decir en un tono insinuante, mientras le acariciaba por un costado de la cintura. Le pegó un codazo; no tan fuerte; en el estomago, para que la soltara. Lanzo una carcajada y luego se dio la vuelta regresando a lo que habría estado haciendo. Alto, tez morena, y un cuerpo bien formado. Drake era el tipo de chico que tenía una mujer para cada día de la semana, incluso dos. Desgraciadamente su apariencia se contradice con su personalidad. Puede parecer un galán bastante simpático, cuando en realidad es, como ella lo diría, un idiota egocéntrico. Obviamente intento insinuársele un par de veces pero nunca le hacía caso; lo que lo hacía enfadar e intentar, casi todos los días, acercarse de alguna manera a la joven. _ ¿Inspirada?_ giró sorprendida al oírlo hablar. Estaba tan absorta en su mente que no se di cuenta cuando se acerco. _Hola, que raro. ¿Qué estas…?_ intentó preguntar pero fue interrumpida. _Hey! ¿Todo bien?_ pregunto Drake colocándose a un lado de Aymar_ ¿Quién es él?_ cruzó los brazos mirándolo desafiante. Él también lo observaba de la misma manera pero no dijo una sola palabra.
  • 13. 12 _El es Dylan_ respondió ella suspirando pesadamente_ Dylan el es Drake. Estrecharon sus manos como si fuera una completa obligación hacerlo. Ambos estaban serios y era obvio que aquello no iba a acabar bien. El momento era muy incomodo. Dylan los miro a ambos por unos segundos_ ¿ustedes son…?_ comenzó a preguntar con algo de duda. _Así es. Ella es mía._ interrumpió con un tono arrogante en su voz. No tardo en pasar su brazo por sobre los hombros de ella e intentar acercarla a él._ Hace como una semana, y la pasamos muy bien ¿verdad?_ dijo eso últimos en doble sentido mientras una media sonrisa se dibujaba en su rostro. Dylan enarco las cejas y lo miro realmente enfadado. <<Idiota>> pensó. Aymar quedo pensando unos segundos, algo confundida por lo que había dicho. Entonces, reacciono al instante, rodo los ojos y bufó. _Está molesto porque se acostó con cinco chicas y yo le dije que no. _habló dirigiéndose a Dylan, mientras quitaba bruscamente el brazo de Drake de sus hombros_ No somos nada, si esa era tu pregunta. _No me acosté con cinco chicas_ se defendió él. _Oh, es verdad. Fueron seis. _ ¡Por favor! Solo te asusta conocer lo que es realmente bueno_ “presumió”. La tomó del mentón y le obligo a mirarlo_ Además, si yo no te quiero, quién lo hará. Como si tuvieras a alguien que sea mucho mejor que yo. Enarcó las cejas furiosa; iba a responderle o mejor a pegarle, pero… _Sí, yo._ interrumpió Dylan, quien se mantenía expectante hasta el momento, sorprendiéndolos a ambos. Sujetó a Aymar por la cintura, alejándola de Drake, y aferrándola completamente a él. Sonrió divertido_ Por un momento enserio creí que me engañabas con ese i…_ decía mirándolo de arriba abajo_…chico.
  • 14. 13 Ella quiso contestar pero fue interrumpida; de nuevo. _ ¡Engañarte!_ se burlo Drake_ ¿Hace cuanto que están juntos? _Tres semanas_ respondió secamente y sin rodeos. _Si claro_ dijo sarcásticamente. _Exacto. Seguramente más de lo que tú pudiste acercarte a ella. Drake apretó sus puños con ira y avanzo un paso. Dylan ni se inmuto, como esperando a que continuase. Él había comenzado a “provocarlo”, y no iba a acobardarse ahora. La situación se había vuelto muy tensa. Al darse cuenta de cómo iba a terminar todo, inmediatamente se colocó entre ellos. _ ¡Suficiente!_ gritó; y antes de que aquello continuase, los empujó a ambos para alejarlos uno del otro… y de ella. _Vamos._ Tomó a Dylan de la mano e hizo que la siguiera hacia afuera. Él la siguió sin decir nada más. Una vez que estuvieron cerca del rio, y lo suficientemente lejos de los galpones, se detuvieron. Ella solo lo miró, esperando alguna aclaración de lo que acababa de suceder. _ ¿Ese imbécil es tu amigo?_ no tardo en preguntar con cierto enfado. _Conocido_ respondió sin importancia. _No lo quiero cerca de ti. _Ajam… ¿Terminaste? _Llega a intentar algo y le partiré la cara._ la seguridad en su voz fue muy clara. Nadie tocaría lo que era suyo. Ni mucho menos se le insinuaría. La observó, ya más relajado. _ Termine. Le sorprendió bastante su reacción, pues; básicamente; no eran nada más que conocidos, o tal vez amigos, pero para ella, eso había sido algo exagerado, aunque divertido e interesante.
  • 15. 14 _Cálmate, no hará nada_ hablo, al fin. <<Como si yo fuera a permitirlo>> pensó. _ No sabía que eras tan… celoso. Y eso que apenas nos conocemos_ Aun tenia sujeta su mano y la apretó con suavidad. Él comenzó a acercarse lentamente, mientras ella retrocedía de apoco hasta que su espalda choco contra la barandilla del río. _Tengo que proteger lo que es mío de idiotas como él_ le dijo mirándola directamente a los ojos. Sus mejillas se tiñeron de un claro color carmesí, y Dylan soltó una pequeña risa ante ese dulce aspecto. _Así que ¿estamos saliendo desde hace tres semanas?_ preguntó, con una media sonrisa, evitando los nervios de la situación. _No._ respondió fácilmente. Aymar frunció el ceño esperando que continuase. Corrió suavemente un mechón de su pelo, colocándolo detrás de su oreja. Para luego dejar posada la mano entre la mejilla y el cuello de la joven, acercándose peligrosamente. _Eres mía desde hace tres semanas. Saldremos, esta noche. _No lo sé, tal vez este ocupada_ dijo fingiendo que lo pensaba. Rozo sus labios con los de ella, casi con extrema delicadeza. Luego sujetó la baranda de metal con la mano que tenía libre y la coloco a un costado de su cintura, casi sin tocarla. _Sí, conmigo._ afirmó susurrándole tan cerca que sentían sus alientos chocarse. Las piernas de la joven se debilitaron un poco ante ese gesto, pero aun así tuvo que sujetarse de la baranda para mantenerse erguida. De nuevo estaba atrapada entre sus brazos y su mirada. La sensación de tenerlo cerca era, tan única…, tan intensa, tan real… demasiado… _Debo ir a ordenar mis cosas_ avisó, volviendo su mente a la realidad. Lo apartó de un pequeño empujón y se dirigió hacia los galpones. Él no dijo nada, solo sonrió y camino siguiéndole el paso.
  • 16. 15 … Sábado, casi noche, clima tormentoso, perfecto para ver una película. Aunque si es por parte de una invitación, mucho mejor. Como Dylan había dicho, más o menos, a las seis de la tarde apareció frente a su puerta con dos boletos de cine en la mano. _No podrás decir que no ahora._ dijo sonriendo de manera divertida. Esa expresión ya era características de él. Le devolvió la sonrisa de la misma manera. Después de todo no tenía nada más que hacer. Además ya los había pagado, así que, definitivamente, no podía decir no… o al menos, no quería. Veinte minutos más tarde, llegaron al lugar. A pesar de que era fin de semana no había mucha gente paseando por allí, de alguna forma, todo parecía más tranquilo. Entraron a la sala y buscaron sus asientos; estaban por la parte del medio por lo que no habría incomodidades al mirar hacia la pantalla. Cinco minutos después, las luces se apagaron y comenzó la función. Al ser una historia que, mayormente, se basaba en el amor de una pareja; ella pensaba que sería un asco, pues no era fan de ese tipo de películas; pero, por suerte, era pasable. Además, él la había elegido así que no podía quejarse mucho. Todo iba muy bien hasta que empezó una de esas escenas “picantes”. Rodó los ojos y suspiró pesadamente. No es que la incomoden demasiado, pero cuando intentaban mezclar el romance con algo realmente erótico, se volvía, cómo decirlo, raro y ridículo. A su parecer. En esa parte de la película, la pareja se encontraba en una habitación decorada con muchas velas rojas y pétalos de rosas. Todo un ambiente romántico. La chica se ponía un tipo de aceite en las manos y comenzaba a masajear por todo el cuerpo, desde los pies hasta su espalda, al chico que estaba recostado boca abajo en una cama matrimonial. Arrugó el entrecejo y volvió a suspirar con cansancio. Simplemente no le agradaban esas cosas.
  • 17. 16 _ ¿Por qué esa cara? No me digas que te da vergüenza_ le dijo él con burla, llevando el vaso de coca a su boca para darle un sorbo. _Claro que no. _contestó en voz baja_ Solo pienso que con tanto aceite espero que no se le caiga la vela. Apenas escupió, casi atragantándose y empezó a reírse. Lo miró de reojo, tenía una mano en la boca y había agachado la cabeza, supuso que se habría tentado. Al igual que dos personas que estaban delante de ellos y una de atrás; pues escuchaba como trataban de parar de reírse. Sonrió y desvió su atención a la película, antes de que también comenzara a reír. En cuanto acabó la función y se marcharon del lugar, caminaron, observando las distintas tiendas, ya que; por suerte; el centro no estaba muy lejos de su hogar, y podía ir a pie las veces que quisiera. Dylan en ningún momento había soltado su mano, desde que salieron del cine. _ ¿Segura que no quieres ir a otro lugar?_ pregunto jalándola levemente hacia él, en cuanto llegaron a la casa de la joven. _Sí, lo siento. Es que mañana debo levantarme muy temprano._ le explico, retrocediendo un paso. _De acuerdo. No insisto. Se acerco hasta quedar a centímetros de su rostro. Sus ojos volvieron a conectarse como el día que se conocieron. Había algo en él que lograba tranquilizarla y dejarse llevar. Así como había algo en ella que lo hacía sentir completo. Al igual que la primera vez, rozó dulcemente su boca con la suya, intentando besarla. Pero ella, rápidamente se compuso, y lo besó en la comisura de sus labios; solo que esta vez no tan corto y más lento. _Nos vemos._ se despidió soltando su mano. _Seguro._ afirmó sonriendo y con confianza. Entró a la casa, cerrando con seguro la puerta tras de sí. No se dio cuenta que estaba conteniendo el aire, hasta que se sentó en el sillón y se relajó. No lo podía negar, le gustaba tenerlo a su lado. Sin embargo su cercanía, por
  • 18. 17 mucho que la relaje, también la ponía nerviosa. Pero no creyó que ese sentimiento se debiera a algo más. Había algo entre los dos que los conectaba, como si fueran amigos de toda la vida. Algo especial y nuevo para ambos. Un sentimiento que a pesar de la situación estarían juntos toda la vida. Como amigos, o algo más…
  • 19. 18 Supongo que así empezó todo. Nos conocimos, salimos y los días seguían pasando. Lo típico. Dylan es amable, comprensivo, romántico, tiene un corazón humilde y la facilidad de hacerte sonreír hasta en tus días más negros; o quizás soy solo yo quien ríe cada vez que está a su lado. Pero también es un poco celoso, y muy terco; arreglando la situación, cuando se da cuenta que no tiene razón, con la simple frase “tenemos puntos de vista muy diferentes”. Sé que él me está observando, pues no se ha ido aún. Su presencia es notable incluso a distancia. Es delgado pero tiene un buen físico, además de ser muy alto, casi llega a pasarme una cabeza. Aunque en esta ocasión tiene puesto un traje entallado, muy elegante; su estilo es más casual y simple. La cabellera rubia, teñido por supuesto, le llega hasta un dedo más debajo de las orejas. Es un chico lindo, por lo que a veces parece afeminado. Siempre me burlo de él de esa manera, claro que también se lo toma con humor, nunca se ha enojado por ello… o bueno, suele vengarse de vez en cuando. Sin embargo, ahora luce muy varonil, seguro… y tranquilo. Sus parpados continúan serenamente cerrados; ocultando unos comunes y extraordinarios, ojos marrones. Una de las cosas que me gustan de él son esos ojos; capaces de dejarte ver en su interior, incluso lo peor de sí.
  • 20. 19 Esos ojos… tan comprensivos y expresivos que no puedes dejar de mirarlos. Y sabía que me observaban de una forma especial, él me lo confirmo. Pero yo, por orgullo, literalmente, no supe como contestar.
  • 21. 20 (2 años antes) No importa las veces que se lo repitiera, todos los años era lo mismo; Marilyn hacia una fiesta “sorpresa” para Aymar. Por lo que ya no la sorprendía. Las primeras dos veces fueron emocionantes, pero ya se había vuelto irritante. Pareciera que cada año que pasaba, asistía más gente a la casa. Algunos eran amigos, y otros conocidos, mas bien, “amigos” de ella. Música, alcohol, comida, un dolor de cabeza que duraba hasta las siete de la mañana. Así es; todo completo. Creo que solo usaba esa fecha como excusa para poder hacer una fiesta. _ ¿Podrías ponerle un poco de emoción a la vida? Anímate es tu cumpleaños._ habló Marilyn. Tenía un vaso de licor en las manos y caminaba apenas tambaleándose, sujetándose de las sillas para no caer. Dos tragos más y terminaría cantando arriba de la mesa, o tropezándose con cada objeto o persona que caminara por delante de ella. Lo sabía, ya había pasado; y no es un recuerdo muy hermoso, ni tampoco algo que todos quisieran volver a ver. _ Y beber es muy emocionante ¿verdad?_ preguntó con sarcasmo. _Exacto_ se dio media vuelta y regreso al living. Habían movido los sillones y otros muebles hacia los costados contra la pared, para hacer una pista de baile improvisada. Casi todos estaban bailando y saltando allí; algunos se encontraban en el patio, se podría decir que la música se escuchaba hasta el otro barrio… y otros, bueno solo digamos que necesitaban un motel. Suspiró pesadamente, apenas eran las diez de la noche y la fiesta no acabaría muy pronto. El único lugar en el que podía estar, más o menos tranquila, era en su habitación. Aun allí el bullicio se escucharía, pero al menos estaría sola, sin que nadie la molestara. Se abrió paso entre el mar de gente y subió las escaleras. No prestaba atención a nadie a su alrededor, solo quería llegar y recostarse en su cómoda cama.
  • 22. 21 _ ¿Ya te aburriste?_ se detuvo en seco al reconocer esa voz. Por un momento creyó que era su imaginación pero al girar; allí estaba, parado frente a ella con una gran sonrisa en su rostro y los brazos extendidos. _ ¿No me darás un abrazo? _Creí que estabas en Italia ¿Cuándo volviste?_ dijo riéndose, mientras lo abrazaba muy fuerte. Dylan tenía familiares que se habían mudado a Italia, y por supuesto, cada año los visitaba por uno o dos meses. _Esta mañana. No me perdería tu increíble fiesta por nada. Aunque sé que no podría acompañarte mucho porque estarías enloquecida y borracha, bailando toda la noche._ respondió burlándose_ por cierto… feliz cumpleaños_ se separaron un poco pero no la soltó, continuó sujetándola por la cintura. Le extendió una bolsa de color azul, con un moño blanco pegado en el medio. _Gracias, no era necesario_ agradeció, aceptando el regalo. Dentro de este, se hallaba un pincel negro metalizado; solo dos centímetros más grande que su mano; y una caja; no tan ancha, del tamaño de una hoja oficio; con la forma de la luna, donde adentro tenia pequeños huecos para colocar pintura. Ambas cosas con la palabra “Italia” grabados en dorado. Quedo impresionada, el obsequio representaba dos de sus cosas favoritas, y él lo sabía, estaba segura que lo había comprado con esa intención. Realmente se conocían muy bien. Y el solo hecho de recibir ese presente, significaba que durante el viaje había estado pensando en ella. Cuando lo miró para volver a agradecerle, se escucho el ruido de un objeto romperse y el grito de Marilyn desde la cocina diciendo “¡Todo está bien!”. Los demás seguían en sus asuntos como si nada hubiera pasado. Rodó los ojos, se estaba hartando de estar en ese lugar. Y como si él hubiera escuchado sus pensamientos… _ ¿Quieres que nos vayamos a otra parte?_ preguntó_ La playa es muy tranquila a estas horas.
  • 23. 22 Lo sabía. Debes en cuando, iba a caminar por allí en las altas horas de la noche. El mar es muy hermoso bajo la luz de la luna. _Seguro. Primero iré a guardar esto_ dijo señalando el regalo. En cuanto llegó a su habitación, lo dejó arriba del escritorio y tomó una campera de algodón negra que estaba sobre su cama. Regresó junto a él, no sin antes cerrar con llave la puerta. Mataría al que se atreviera a entrar y tocar sus cosas. Caminaban sobre la fría arena sin que nada los molestara. El mar parecía estar más calmo que de costumbre, las pequeñas olas chocaban suavemente contra la orilla, dejando solo espuma blanca como rastro. Al fin paz y tranquilidad. Un gran silencio se había hecho presente entre ambos, pero no era incomodo. Nunca necesitaban hablar de más. Todo lo que hacía falta era estar uno al lado del otro. Siempre era así. Además de que cada vez que ponían un pie en la playa, Dylan entrelazaba sus manos y no la soltaba hasta que llegaban a casa. _Ven, sentémonos un rato._ hablo rompiendo el silencio. Mientras la jalaba hacia la orilla del mar. Se sentaron justo donde las olas terminaban su recorrido en la arena, antes de tocar sus pies. La brisa los golpeaba suavemente en el cuerpo. Era agradable estar así. Nada más que un increíble panorama y ellos. Un relajado suspiro escapo de su boca, sentía el peso de su mirada sobre ella y sonrío. _ ¿Qué?_ preguntó sin voltear a verlo. _Nada._ él no le quitaba los ojos de encima_ Solo estoy observando algo que es más hermoso que este paisaje_ dijo al borde de un suspiro. Si de algo estaba seguro es que nada podría opacarla; pues ella era todo lo que él podía contemplar.
  • 24. 23 _Que cursi_ él siempre tenía que ser así_ Ahora qué sigue ¿estás enamorado de mí?_ soltó de repente, riendo y sin pensar. Sello su boca cuando se dio cuenta de lo que acababa de decir. Eso había sido imprudente. _No, ¿estás loca? Es obvio que no me enamore de ti._ respondió fácilmente con sarcasmo. Ambos rieron, pero Aymar no dijo nada. Bajó su mirada a las olas que se acercaban y se alejaban lentamente. De repente tenía una sensación amarga en el pecho. No quería admitirlo pero la verdad es que esperaba oír otra respuesta. No sabía bien en qué momento se habían soltado; pero Dylan colocó su mano sobre la de ella, esperando que lo sujetara o que volteara; pero no lo hizo… no podía. Se sintió culpable por haberla herido, no pensó que simples palabras pudieran haberle hecho tanto daño, tan sencillamente. Pero tampoco sintió diversión por haber mentido descaradamente. La observó un buen rato. _Por ti siento un amor que es infinito y que no puedo explicar_ expresó sorprendiéndola, logrando que, al fin, fijara su vista en él. Era cierto, para él un simple “te amo” no era suficiente; pues ella se merecía mucho más que eso. Entrelazo, nuevamente, sus dedos y se acercó. Con su otra mano le acaricio la mejilla con suavidad; secando un par de lagrimas que habían escapado de sus ojos. Aymar no se había dado cuenta que estaba llorando. Se sintió tranquila. Sus palabras la tranquilizaban, su caricia la relajó. Tenerlo cerca era todo lo que necesitaba. Él la hacía feliz; y el brillo en sus ojos le confirmaban que, ella también a él. Sin embargo… _No sé cómo decirlo_ hablo con algo de duda. Su orgullo era una barrera muy gruesa, pero jamás había sentido o dicho algo como eso; para poder entender la emoción que debía demostrar. Dylan se acercó un poco más e, inconscientemente, ella apretó levemente su mano. Por alguna extraña razón, su sonrisa le hizo saber que la entendía.
  • 25. 24 _Solo di lo que sientes. Deja que las palabras sean sinceras y que en realidad vengan de ti. _ en ningún momento dejo de mirarla fijamente a los ojos._ Si es que en verdad lo sientes_ dijo eso ultimo en un tono de preocupación y encogiéndose de hombros. Aun no sabía cómo responderle, era difícil; pero podía intentarlo. Después de todo, en verdad sentía algo por él. _T… _No ahora_ tomó su mentón y posó su pulgar sobre sus labios, interrumpiéndola. No estaba del todo convencido de que ella sintiera lo mismo, pero no la forzaría a decir algo que él sabía perfectamente, era complicado de expresar. _ Creeré que es solo porque yo te lo dije. Hazlo cuando estés lista._ Le dio un tierno beso en la frente, logrando que cerrara sus ojos y suspirara. Luego la abrazó y ella posó la cabeza sobre su hombro, observando la luna. Esa noche brillaba más que nunca.
  • 26. 25 Lo sé, no he dicho mucho sobre mí, solo revele alguno de nuestros encuentros. Pero no me había dado cuenta de lo mucho que Dylan me importaba hasta ahora. Pues él era todo lo que yo necesitaba. Baje la vista, apreté nerviosamente mis puños y volví a mirarlo. Lentamente acerque mi mano a la suya y la sostuve. Él me miro, sentí el peso de sus ojos sobre mí. Siempre me decía que tenía la barrera de orgullo muy alta, pero que sabía cuál era el momento indicado para bajarla. También que era muy sarcástica y fría, pero con un interior tierno y soñador; por supuesto muy, muy en el fondo y bien escondido. Él sabía cómo descifrarme; cuando estaba bien, cuando estaba mal, cuando lo necesitaba, cuando quería estar sola; y aun en esos momentos no se apartaba de mi lado, simplemente me abrazaba y no emitía ningún sonido hasta que yo me calmaba. Se volvió una parte importante de mí, alguien a quien confiaba absolutamente todo, y viceversa. No podía apartarlo ni pasar un solo día sin oír su voz. Él conocía mi casa, yo la suya, y a pesar de todo nunca sucedió nada entre nosotros; hablando físicamente. Lo raro es que pasábamos la mayoría del tiempo tomados de la mano, como si no necesitáramos nada más. Somos amigos, mejores amigos… ojala pudiéramos ser algo más. Creo que no lo mencione pero hace cinco años que nos conocemos. Sin embargo, nunca hubo muchas tensiones ni nada
  • 27. 26 por el estilo. La verdad no sé como describirlo. Más allá de eso, nos sentíamos bien el unos con el otro. Tanto así que lograba hacerme dormir entre sus brazos, como si me protegiera. Tal y como la noche anterior…
  • 28. 27 (La noche anterior) La mañana estuvo muy agotadora. Marilyn le pidió ayuda a Aymar para atender la cafetería, pero no contaba con que se repletaría de personas y se quedaran hasta tarde atendiendo. Por suerte no hubo ningún inconveniente y lograron servir hasta el último cliente. El timbre resonó dentro de la casa, segundos después la puerta se abrió y la madre de Dylan apareció tras ella. _Hola, señorita Lauren ¿Cómo ha estado? _ saludó amablemente. _Hola Aymar. He estado muy bien gracias_ respondió con una sonrisa; mientras se apartaba a un lado para dejarla pasar _ ¿y tú? Pareces cansada. _Estoy bien, tuve mucho trabajo, eso es todo._ contestó_ ¿Se encuentra Dylan? _Por supuesto, está en su habitación. Ya sabes, como siempre._ ambas rieron por el comentario._ Adelante pasa. _Gracias… con su permiso_ terminó de hablar y subió las escaleras hasta su cuarto. Por supuesto Dylan tenía su propia casa pero la estaban reparando, ya que un idiota había chocado su auto contra la pared, entre su cuarto y la cocina. Por lo tanto, se quedaba en casa de su madre; quien siempre estaba dispuesta a ayudarlo. Lauren siempre era muy amable, incluso a ella la trataba como a una hija. Siempre le decía que era parte de la familia, pero que sería oficial si hubiera un anillo en algún momento. Comentario que siempre incomodaba a ambos chicos. Golpeó dos veces la puerta y esperó. Dylan abrió al instante y al verla sonrió. _Que raro, no te esperaba_ dijo algo sorprendido _El día que saludes con un “hola”, va a ser un milagro_ comentó con sarcasmo.
  • 29. 28 _Hola princesa_ saludó burlándose, mientras hacia una reverencia como los verdaderos caballeros._ Normalmente llamas antes de venir. Adelante_ se apartó para que pudiera entrar. Rodó los ojos y le dio un pequeño golpe en el hombro, al pasar por su lado. _Lo sé, es que estaba de camino y quise venir a visitarte._ él cerró la puerta tras de sí_ si quieres me voy. _No. Me gusta que estés conmigo. Sonrió y desvió la mirada. Dylan volvió a reír y luego se sentó en la silla delante de su escritorio comenzando a escribir. El cuarto no era ni demasiado grande ni muy pequeño. Tenía la medida justa para una cama, el ropero, y el escritorio en el que se encontraba escribiendo un par de hojas. Lo observó algo confundida, pues era extraño que no hablara mucho. Apenas se veían; media hora después era cuando se callaba. _ ¿Desde cuándo escribes tanto?_ preguntó, tirándose de espaldas sobre su cama. _Solo me siento inspirado_ respondió riéndose. Continuaba escribiendo bastante concentrado pero no preguntó nada mas, no era tan curiosa. Aunque las expresiones de su rostro eran muy divertidas. Se quedo observándolo, riendo internamente; pero no pudo evitar que una sonrisa se dibujara en su rostro. La escena era muy cómica. Supongo que sintió el peso de su mirada, porque dejo de escribir y se volteo verla. _ ¿De qué te ríes?_ pregunto al ver su “alegre” expresión. _Haces caras raras cuando escribes._ pasaba de reír a confundido y luego pensativo, para después volver a reírse. La miro como si hubiera dicho algo raro y lanzó una corta carcajada. Segundos después continuó con su tarea. El sueño comenzaba a vencerla ya que hoy había sido un día bastante agitado. Llevó una mano a su boca para tapar el bostezo y volvió a observarlo. Esta vez estaba serio, se podría decir que casi preocupado. Fue extraño, un escalofrío recorrió su cuerpo en ese momento.
  • 30. 29 _ ¿Todo bien?_ preguntó algo inquieta. _Si_ respondió terminando de escribir la última palabra. Guardo sus hojas en un cajón, y luego se puso de pie_ todo bien_ ella se movió hacia un costado para que él pudiera recostarse. Este se tiro sobre la cama, de la misma manera_ ¿te quedas a comer?_ preguntó con su vista pegada al techo. _Seguro_ respondió entre un bostezo. No podía evitarlo estaba muy cansada. _Boba, duerme un rato. Luego te despierto_ le dijo riéndose. Pasó su brazo por detrás de su cabeza, atrayéndola hacia él; y comenzó a acariciar suavemente su pelo. Siempre lo hacía acurrucarla entre sus brazos hasta que se dormía. Inconscientemente suspiró y lo abrazó._ No me insultes idiota._ acabo por decir. Lo escuchó reír, para luego colocar su mano sobre la de ella, y depositar un tierno beso en su frente. Su cuerpo se relajó de inmediato y segundos después no oyó nada más.
  • 31. 30 In the arms of an Angel (cover - Julie Lavery) .mp3
  • 32. 31 Si tan solo hubiera sabido que él también había cerrado sus ojos; que no me llamaría para cenar; que esa sería la última risa que escucharía de sus labios. El frio me despertó esa noche y desee que nunca lo hubiera hecho. Dylan tendido sobre ese maldito cajón, y yo aquí sentada sin poder hacer nada. La impotencia más cruel del mundo. Mis lágrimas no pararon de caer en todo el día. No me moví, no tenia expresión, simplemente caen por si solas. El dolor es inmenso, no entiendo por qué tiene que suceder esto. Su calma solo es una cuchilla que atraviesa fácilmente mi corazón, y su imagen solo empeora esa sensación. El dolor en mi pecho comenzó a ser muy intenso. No lo soporté más. Corrí escaleras arriba, esquivando a las pocas personas que se encontraban en el lugar. Llegue a su cuarto y me encerré allí. Me “escondí” entre el escritorio y la pared, mientras deje que mis sollozos continuaras limpiando mi alma. Y lo que en verdad me duele… lo que me parte en mil pedazos, es que sé perfectamente que él está aquí, junto a mí. Rodeándome con sus brazos, abrazándome para calmarme como siempre lo hacía. Observe el cajón que se encontraba justo al lado mío, y recordé que Dylan había guardado unos papeles. No tenia que pensarlo, los saque rápidamente y me di cuenta que era una carta.
  • 33. 32 Es extraño horas antes lo había visto escribir la misma. Antes de que al despertarlo, no respondiera… de que su madre entrara corriendo a la habitación e intentara inútilmente que abriera sus ojos… Antes de que la ambulancia llegara y llevaran solo un cuerpo vacio hasta el hospital… Antes de que el médico dijera su frase: “hicimos lo que pudimos, pero ya era demasiado tarde, lo lamento”. Antes… cuando me beso con dulzura… cuando me dormí entre sus brazos… cuando su calor me rodeo por última vez. Esa carta. La que ahora, con cada palabra, quisiera arrancarme el corazón y entregárselo, para que el supiera todo lo que no le dije. Pero se acabo, perdí la oportunidad. Mi cabeza duele por tanto llorar. El esfuerzo por ser fuerte es inútil. Mi corazón no se quebró; desapareció haciéndose polvo junto con mi alma.
  • 34. 33 “Yo tampoco imagine que algo así sucedería. Ni cuando exactamente. Hace unos cuatro meses me diagnosticaron una extraña enfermedad, silenciosa, que ataca solo al corazón. El médico me explico que no existían demasiados casos sobre la misma, y también que muy pocos sobrevivían. En fin, mi problema estaba… o está; muy, muy avanzado, y solo me quedaban unos pocos meses. Sí, cabía la posibilidad de un trasplante, pero obviamente había lista de espera. Y como ya ves, la espera termino. No hice cosas malas en mi vida, tampoco tengo muchos secretos. Así que no me preocupa lo haya del otro lado. Tal vez, incluso pueda saludar a papá. Siempre amé a mi madre. La he ayudado y acompañado, y viceversa. Lamento no habérselo dicho, pero sé lo que hubiera hecho, y aunque no es muy joven; sin ofender; se que aun tiene sueños por cumplir y cosas que hacer. No dejare que pierda la oportunidad de vivir como realmente se lo merece. Nunca es tarde para cumplir tus metas. Sí, hay una chica especial. La conocí en una exhibición de arte, lo cual fue raro porque no me emocionan esas cosas, yo solo fui a buscar a un amigo. Pero la casualidad valió la pena. Desde el momento que vi sus intensos ojos, supe que la volvería a ver todos los días. Ella era el oxigeno de mi vida, la medicina que necesitaba para olvidar el dolor. Seguramente, dirá que es cursi, pero es la verdad. Con solo tomar su mano ya me sentía completo. Justo ahora, acaba de llegar, y aunque se nota que está cansada, se ve hermosa. Como una pintura, desorganizada pero digna de apreciar. Y sus comentarios siempre me hacen reír. Éramos muy diferentes, pero nos complementábamos a la perfección. Ella era algo que no merecía, pero que no dejaría ir por ningún motivo.
  • 35. 34 Aun tengo algo pendiente, así que no creo ir a ninguna parte tan fácilmente. Pero no daré explicaciones sobre eso. La verdad que el dolor que estoy sintiendo en mi pecho y la falta de aire, ya no los soporto. Aunque no lo voy a demostrar, no con ella aquí. Estoy feliz de pensar que cuando me vaya, tendré a mi princesa descansando entre mis brazos. Hermoso, y a la vez, cruel. Solo tengo una confesión que hacer: si hay algo de lo que me voy a arrepentir toda mi vida es, no haberla besado cuando tuve la oportunidad.”
  • 37. 36 No estoy segura si me desmaye o me dormí. Lo que sé es que volvió a hacerlo, me acurruco a su lado y mis parpados se cerraron, para caer rápidamente en los brazos de Morfeo. Entonces, tuve un sueño… un hermoso y nostálgico sueño. La brisa del mar choco suavemente contra mi cuerpo, despeinando un poco mi pelo. Me sentía bien, tranquila. Solo estaba parada frente al mar, viendo las olas desaparecer en la arena. La luna brillaba más que nunca y se reflejaba en el agua, logrando que todo fuese un hermoso paisaje. De repente, sentí como unos brazos rodearon mi cuerpo y su cabeza se colocaba; suevamente sobre mi hombro. Lo mire de reojo y sonreí. Se notaba que estaba en paz, feliz y radiante. Sin embargo, había algo… algo que faltaba, podía percibirlo. Volteo por fin a verme, sus ojos chocaron con los míos y sonrió. Una sonrisa, que me decía que estaba bien. La calma invadió por completo mi mente en ese momento. Tomo mi mejilla con una de sus manos y la acaricio suavemente, haciéndome sentir un agradable cosquilleo. Lentamente acerco su rostro al mío hasta que nuestros labios se unieron, al fin. Un beso suave y dulce, se sentía bien. Una sensación tan real; su calidez, sus fuertes brazos. Por primera vez sentí que no me faltaba nada, me sentí completa. Entonces lo entendí, lo que le faltaba, lo que tenía pendiente. Lo comprendí cuando desperté.
  • 38. 37 Sus últimas palabras quedaran grabadas en mi mente por siempre. Y mientras lo observaba desvanecerse, las repetí con sinceridad y desde mi alma, tal y como él me las dijo: _Te Amo.