Los antiguos europeos no tenían números y no podían contar cosas como los dedos, euros u objetos. Más tarde inventaron los números romanos pero era difícil contar con ellos. Los números arábiges eran más prácticos y emigraron a Europa para ayudar a contar. Aunque al principio los números romanos los rechazaban, eventualmente la gente empezó a usar los números arábiges y ahora son los números standard que todos usan.