Este documento presenta una colección de 10 cuentos infantiles. Incluye una introducción dirigida a niños de 5 a 11 años, una dedicatoria a los primos y sobrinos del autor y un índice de los títulos de los cuentos. Los cuentos tratan sobre temas como una viejecita solitaria y su amistad con una araña, operaciones matemáticas, encuentros con Dios y ángeles, y lecciones de vida. El objetivo es entretener e inspirar a los niños a través de estas historias de ficción.
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Indice
La araña y la viejita……………………. 5
Aprobado más dos……………………… 6
Ante la ley…………………………………. 7
Cenando con dios………………………. 8 El asno y el perrito……………………. 9 Un ángel llamado mama…………… 10
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La araña y la viejita
En una casita, en lo alto de una montaña, vivía hace tiempo una viejecita muy buena y cariñosa. Tenía el pelo blanco y la piel de su cara era tan clara como los rayos del sol. Estaba muy sola y un poco triste, porque nadie iba a visitarla. Lo único que poseía era un viejo baúl y la compañía de una arañita muy trabajadora, que siempre le acompañaba cuando tejía...
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Aprobado más dos
- Socorro, socorro - grita huyendo un pobre Diez. - ¿Qué hay? ¿Qué te pasa? - Pero es que no lo veis? Me persigue una Resta. Si me alcanza estoy perdido. - Anda, perdido... Dicho y hecho: la Resta ha atrapado al Diez y le salta encima repartiendo estocadas con su afiladísima espada. El pobre Diez pierde un dedo, y luego otro. Afortunadamente para él pasa un...
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Ante la ley
Ante la ley hay un guardián. Un campesino se presenta frente a este guardián, y solicita que le permita entrar en la Ley. Pero el guardián contesta que por ahora no puede dejarlo entrar. El hombre reflexiona y pregunta si más tarde lo dejarán entrar. -Tal vez -dice el centinela- pero no por ahora. La puerta que da a la Ley está abierta, como de costumbre; cuando...
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Cenando con dios Un niño pequeño quería conocer a Dios; sabía que era un largo viaje hasta donde Dios vive, así que empacó su maleta con pastelillos y refrescos, y empezó su jornada. Cuando había caminado como tres cuadras, se encontró con una mujer anciana. Ella estaba sentada en el parque, solamente ahí parada contemplando algunas palomas. El niño se sentó junto a ella y..
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El asno y el perrito Un hombre poseía un perrito y un asno. El perrito era muy inteligente y juguetón; el asno, muy trabajador, aunque un tanto torpe. El perrito era, en verdad, sumamente gracioso y gran compañero de su amo, que le adoraba. Cuando el hombre salía de la casa, siempre, al regresar, le traía alguna golosina, pues le alegraba ver cómo el animalito daba grandes saltos para sacarle de las manos. Celoso de tal predilección, el simple del burro dijo ser un día, sin disimular su envidia. - ¡Le premia por verle mover la cola, y por unos cuantos saltos le colma de caricias! ¡Pues yo haré lo mismo! Se acercó saltando y, sin querer, le dio una tremenda coz a su dueño, quien, furioso, le condujo para atarle al pesebre.
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Un ángel llamado mama Cuenta una antigua leyenda que un niño antes de nacer le dijo a Dios: “Me dicen que me vas a enviar a la tierra, ¿cómo viviré tan pequeño e indefenso que soy? “Dios le dijo: "Entre muchos Ángeles escogí uno para ti, que te está esperando, él te cuidará." “Pero dime Dios, aquí en el cielo no hago más que cantar y sonreír, eso basta para ser feliz.” “Tú ángel te cantará, te sonreirá todos los días y tú sentirás su amor y serás feliz.” “Y ¿cómo entender, Dios lo que la gente me hable si no conozco el extraño idioma que hablan los hombres?” Dios le contestó al niño: “Tú ángel te dirá las palabras más dulces y más tiernas que puedas escuchar y con mucha paciencia y cariño te enseñará a hablar.” “Y ¿qué haré, Dios cuando quiera hablar contigo?” “Tú ángel te juntará las manitos y te enseñará a orar.” “He oído que en la tierra hay hombres malos ¿Quién me defenderá?” “Tú ángel te defenderá aún a costa de su propia vida”. “Pero estaré siempre triste, porque no te veré más Dios.” “Tú ángel te hablará de mí y te enseñará el camino para que regreses a mi presencia aunque yo siempre estaré contigo.” En ese instante una gran paz reinaba en el cielo, ya se oían voces terrestres y el niño presuroso repetía suavemente. “Dios mío, Dios mío, si me voy dime su nombre, ¿cómo se llama mi ángel?” Dios le contestó: “Su nombre no importa..... Tú le dirás... Mamá”