1. ESTE CUERPO NO ES MI CUERPO
Pablo Bango Arduengo
Hola, chicos ¿Qué tal? Os voy a contar una historia que todavía hoy no sé si fue un
sueño o pasó de verdad. Bueno, la historia fue así:
Yo terminaba de cenar, como ese día estaba muy cansado me fui rápidamente a la
cama, a dormir.
Esa noche, la verdad es que dormí bastante bien, pero lo peor fue cuando me
desperté, me vestí todavía medio dormido y me dirigí hacía el baño, lavé las legañas y
me miré al espejo. De repente, grité:
- ¡Mamá, este cuerpo no es mi cuerpo!
- ¿Qué dices, hijo?
- ¡Que éste no es mi cuerpo!
- ¿Cómo que no es tu cuerpo! ¿Has dormido bien?
- ¿Estás loca?, grité rabioso
- No. ¿Qué te pasa?
- ¡Déjame en paz!, y me fui a mi cuarto enfadado.
Era increíble, cuando me miré al espejo ni mis ojos, ni mi boca, ni mi nariz, bueno en
general nada era mío, había cambiado por completo, y ése no era mi cuerpo, pero mi
madre no había notado nada raro.
Estaba triste y no me apetecía ni desayunar.
Aunque me sorprendí todavía más cuando vi a mi hermano, él también había
cambiado por completo, ése no era su cuerpo, además ni su nariz, ni su boca, ni
siquiera sus ojos eran los suyos, a mí me daba risa sólo de mirarlo.
Yo lo que quería era recuperar mi cuerpo, que volviera a ser el de antes, no importaba
cómo pero lo iba a conseguir.
- Mamá, ¿estás segura de que éste es mi cuerpo?, pregunté.
- ¡Pues claro!, yo no veo nada raro, respondió segura.
Después vinieron a picarme dos amigos, primero Erik, luego Miguel, ¡Increíble! , ellos
también habían cambiado de cuerpo, tenían otras caras y eran diferentes. Les
pregunté:
- ¿Notáis algo raro en mi cara, mis ojos o mi nariz?
2. - No, ¿por qué?
- No, por nada.
Era algo extrañísimo, ellos me veían como siempre, pero cuando yo me miraba al
espejo no veía mi cuerpo, era una cosa muy rara, además en la calle a las otras
personas también las veía cambiadas.
Me sentía raro, pero la gente me veía de una manera y yo de otra, de verdad que no
sabía lo que pasaba pero algo no era normal.
Como todos los días, me fui a cenar, bastante triste porque lo más seguro es que
hubiese sido el peor día de mi vida, por lo menos que yo me acordara, pero aún tenía
la esperanza de que todo fuese un sueño y que al despertarme mañana tuviese otra
vez mí aspecto normal y mi cuerpo estuviera igual que siempre.
Me fui a dormir, pero lo mejor llegó al despertar, porque nada más abrir los ojos corrí
a mirarme en el espejo y era yo, el de siempre, con mis ojos, mi nariz y mi boca, mi
pelo, mis pecas, era mi cuerpo y estaba contentísimo con él.
- ¡Bien!, grité de alegría.
- ¿Pero qué haces?, me gritaron todos los de la casa, ¿te parecen horas de gritar?
Pensaban que estaba loco.
- Nada, nada, no me pasa nada, dije yo riéndome solo.
Para ellos sería un día normal y corriente, en cambio para mi fue el mejor día de mi
vida, porque por fin recuperé mi cuerpo.
Ho, 6 meses despué, todavía no sé si esto que os acabo de contar fue verdad o sólo fue
un sueño mío.