2. Negación de la identidad y/o apropiación de nuevos rostros, personajes y
fisonomías.
Una de las características principales de las máscaras es que nos
permiten asumir una nueva identidad
Entre las sociedades tribales de África, América y Asia, la máscara llegó a ser, y aún los es,
un símbolo de representación de las fuerzas sobrenaturales.
Además de su función ritual – religiosa, la máscara fue un elemento fundador del teatro, ya que
en la escenificación de las tragedias griegas eran un elemento primordial con el que los actores
ejecutaban roles y/o emociones ya estereotipados por las máscaras.
La función lúdica de la máscara viene de la mano de su poder encubridor: al ocultar el rostro, la
persona adquiere más libertades y a la vez adopta el papel que la máscara le confiere. Se transforma
en aquello que representa y se “olvida” por un momento de sí mismo.
Este aspecto propio de la máscara es observable en el desarrollo de Fiestas y Carnavales, como la fiesta
pagano –religiosa de la Tirana en el norte de Chile y el romántico Carnaval de Venecia en Italia.