La tecnología ha facilitado la delincuencia cibernética a nivel mundial, afectando a más de 431 millones de personas. México es particularmente vulnerable debido a la falta de normas para combatir este problema. A medida que avanza la tecnología, los delincuentes ya no necesitan habilidades avanzadas para cometer crímenes cibernéticos como el robo de identidad y el hacking. Se necesitan soluciones como leyes internacionales y mayor cooperación entre países para hacer frente a esta amenaza transnacional.