El documento describe varios desafíos a largo plazo de la educación superior en El Salvador, incluyendo la necesidad de docentes mejor calificados y motivados, estudiantes mejor preparados, recursos adecuados, y métodos de enseñanza obsoletos. También señala que los currículos y modelos pedagógicos a menudo están desactualizados y carecen de participación estudiantil, y que la matrícula en la educación superior es baja en comparación con otros países de la región.