El documento habla sobre el desarrollo sostenible, definido como aquel que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer las suyas. Fue formalizado en el Informe Brundtland de 1987 y abarca el uso adecuado de los recursos naturales, la creación de riqueza y bienestar social, y la conservación del medio ambiente. Las cumbres de Río en 1992 y Johannesburgo en 2002 trataron de promover este modelo de desarrollo.