Simbolismos en el altar del Dia de Muertosinternatoni
Presntaci�n llevad a cabo por la Tanatologa Aida Mar�a Castro Morales en el marco de las charlas semanales llevadas a cabo en el Grupo de Estudios sobre la Mujer Rosario Castellanos A. C. en Oaxaca.
Aprovechando que acaba de pasar esta festividad dejo una presentacion de Dia de Muertos que ofreci como sesion cultural en el Hospital 20 de noviembre del ISSSTE
Simbolismos en el altar del Dia de Muertosinternatoni
Presntaci�n llevad a cabo por la Tanatologa Aida Mar�a Castro Morales en el marco de las charlas semanales llevadas a cabo en el Grupo de Estudios sobre la Mujer Rosario Castellanos A. C. en Oaxaca.
Aprovechando que acaba de pasar esta festividad dejo una presentacion de Dia de Muertos que ofreci como sesion cultural en el Hospital 20 de noviembre del ISSSTE
ACERTIJO DE CARRERA OLÍMPICA DE SUMA DE LABERINTOS. Por JAVIER SOLIS NOYOLAJAVIER SOLIS NOYOLA
El Mtro. JAVIER SOLIS NOYOLA, crea y desarrolla ACERTIJO: «CARRERA OLÍMPICA DE SUMA DE LABERINTOS». Esta actividad de aprendizaje lúdico que implica de cálculo aritmético y motricidad fina, promueve los pensamientos lógico y creativo; ya que contempla procesos mentales de: PERCEPCIÓN, ATENCIÓN, MEMORIA, IMAGINACIÓN, PERSPICACIA, LÓGICA LINGUISTICA, VISO-ESPACIAL, INFERENCIA, ETCÉTERA. Didácticamente, es una actividad de aprendizaje transversal que integra áreas de: Matemáticas, Neurociencias, Arte, Lenguaje y comunicación, etcétera.
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I COLEGIO DE EDUCAION PROFECIONAL TECNICO DEL
ESTADO DE MEXICO
PLANTEL: TLANEPANTLA I
“DIA DE MUERTOS EN MEXICO”
Elaboro: Sara Ivonne Mejía Monsalve
Grupo: 101
Carrera: Informática
Turno: Matutino
Asignatura: Procesamiento de la Información por Medios Digitales
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Día de Muertos en México:
Los orígenes de la celebración del Día de Muertos en México, pueden ser
trazados hasta la época de los indígenas de Mesoamérica, tales como los Aztecas,
Mayas, Purépechas, Nahuas y Totonacas. Los rituales que celebran las vidas de los
ancestros se realizaron por estas civilizaciones por lo menos durante los últimos
3,000 años. En la era prehispánica era común la práctica de conservar los cráneos
como trofeos y mostrarlos durante los rituales que simbolizaban la muerte y el
renacimiento.
El festival que se convirtió en el Día de Muertos cayó en el noveno el mes del
calendario solar azteca, cerca del inicio de agosto, y era celebrado durante un
mes completo. Las festividades eran presididas por el dios Mictecacihuatl,
conocido como la "Dama de la muerte" (actualmente corresponde con "la
Catrina"). Las festividades eran dedicadas a la celebración de los niños y las vidas
de parientes fallecidos
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ELEMENTOS DE UNA OFRENDA:
En México los altares por lo general tienen tres niveles
a) Uno simboliza el cielo
b) otro la tierra
c) y otro el inframundo
d) Se colocan cosas que a ellos les gusta
e) Se coloca sal
f) Veladora
g) Flore
h) Pan de muerto
i) Agua
j) Etc
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La diversidad cultural de México se manifiesta efusivamente en fiestas populares,
tradiciones y costumbres coloridas, algunas de las cuales son únicas en el
mundo. Tal es el caso de la ceremonia de Día de Muertos, celebrada en todo el
país.
A lo largo de todo México se colocan vistosos y coloridos altares. Por la noche,
los panteones adquieren un semblante aún más solemne que de costumbre ya
que son visitados por cientos de personas que, juntas, alumbradas por cientos de
velas, elevan sus plegarías hacia sus seres queridos en una atmósfera de tintes
amarillos.
En algunas ciudades se organizan festivales y certámenes culturales y artísticos:
dibujo, fotografías o elaboración del mejor pan de muertos. También se organizan
concursos de disfraces, premiando al mejor disfraz de La Catrina, la
representación más famosa de “Su Majestad La Muerte”, nacida de la
imaginación y del sentido del humor del grabador mexicano José Guadalupe
Posada.
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Día de muertos en Michoacán:
Morelia, Michoacán.- La conmemoración del Día de Muertos en Michoacán es una de las
más conocidas en el país, ya que tiene un carácter principalmente religioso, que no sólo
tiene orígenes cristianos, sino que conserva características del ritual funerario
prehispánico.
De acuerdo con la página web del gobierno del estado, en los rituales de “velación” que
se realizan en comunidades indígenas de la región del Lago de Pátzcuaro, los altares y
ofrendas en casas y panteones para rendir culto a los difuntos, son una amalgama de
tradiciones culturales nativas de origen precolombino y, por otro, las españolas.
En Michoacán, la conmemoración del Día de Muertos es una tradición que conserva la
manifestación de profundo respeto y veneración a los seres que materialmente ya no
existen y a los que, a través de la ofrenda, se rinde tributo.
En la entidad, las celebraciones comienzan desde el 31 de octubre, con la cacería del
pato, actividad a punto de desaparecer por la escasez de palmípedos, pero que aún se
efectúa, a la que sigue la colocación del altar de “angelitos”, el día 1o de noviembre, para
concluir con las honras a los difuntos el día 2.
Estos rituales se llevan a cabo principalmente en la región lacustre del lago de Pátzcuaro
y algunas otras comunidades purépechas.
Parte de las ceremonias que se efectúan para estos días, es la reunión y ofrenda
colectiva organizada por los jóvenes purépechas; es como una especie de “rapiña”
permitida y apoyada por las autoridades de la comunidad. Anteriormente esta tradición la
llevaban a cabo varios de los pueblos ribereños, ahora está a punto de desaparecer.
Para el día 1 de noviembre se ponen ofrendas y altares a los “angelitos”, o muertos
chiquitos que han dejado el mundo de los vivos. Si es su primera ofrenda, el padrino de
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bautizo lleva un arco, el cual será arreglado con flor de cempasúchil y flor de ánima,
propias de esta época.
Asimismo, lleva dulces de azúcar con figura de ángel o de animalitos, juguetes e inclusive
ropa, como parte de la ofrenda.
La preparación de la ofrenda en la que toda la familia interviene, es anunciada con
cohetes, al igual que durante el recorrido de su casa, a la de los papás del ahijado.
En el trayecto cantan alabanzas y rezando; mientras, en el hogar del pequeño difunto, los
padres han dispuesto el altar donde se colocará la ofrenda y han preparado platillos de la
cocina tradicional, como pozole, nacatamales y atole, entre otros, que se invitarán a los
que llegan.
Por otra parte, el día 2 de noviembre la ofrenda está dedicada a los difuntos grandes o
adultos. La velación comienza la noche del 1 de noviembre con la preparación de las
ofrendas que se han de colocar en las tumbas o calaveritas en los altares familiares y
concluye ya entrada la mañana del día 2.
Para los muertos recientes, es decir los de primera ofrenda, las honras empiezan con el
novenario, que inicia nueve días antes, haciendo coincidir el último día con el de muertos;
familiares y amigos allí reunidos reza el rosario y piden por el eterno descanso del alma
del difunto.
Concluidas las actividades en la casa, salen con la ofrenda hacia el cementerio, donde
habrán de permanecer hasta el amanecer, al igual que los demás habitantes de la
localidad que ofrendaron a sus deudos. Durante la velación acostumbran intercambiar
las ofrendas con las personas cercanas o conocidas, como una forma de no regresar las
mismas cosas a sus hogares.
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En los sepulcros se colocan arcos de varas entrelazadas, arreglados con flores amarillas
de cempasúchil de los que prenden frutas como plátanos, naranjas, limas, jícamas y
panes en forma de animales o de rosca cubiertos con gránulos de azúcar pigmentada en
color rosa, así como figurillas de azúcar en formas diversas.
Las tumbas son cubiertas con servilletas bordadas y sobre ellas ponen cazuelas, jarros y
canastas con la comida que fuera del gusto del difunto y las velas que guiarán el camino
de los muertos.
El altar familiar, que se coloca en los hogares, se compone según la costumbre de cada
lugar, instalándose imágenes religiosas, fotografías de los familiares que han dejado este
mundo; en ocasiones, ropa y objetos personales o de trabajo, para evocar su presencia;
se encienden velas alrededor de una cruz de pétalos de flor de cempasúchil, las cuales
deberán permanecer encendidas, ya que ésta les servirán de guías a los muertos.
Asimismo se disponen, en floreros de barro negro, que es la cerámica utilizada con fines
ceremoniales, ramos de flor amarilla y de anima, y pequeños sahumerios del mismo
material, con oloroso y humeante copal.
Los alimentos son variados: frutas y vegetales, pan, atados de maíz, generalmente de
color, dulces de azúcar de formas diversas; sin faltar los vasos con agua para las ánimas
que llegan sedientas y los recipientes con sal, a la que se atribuye múltiples significados,
para algunos representa el sudor, para otros es ofrenda a la tierra; hay quienes la
identifican con la sal del bautismo o evocación de que sirve para evitar la corrupción de
los cuerpos.
Un camino de pétalos de flor de cempasúchil, dispuesto desde la puerta de entrada,
hasta el altar conducirá a las ánimas hasta la ofrenda.
De acuerdo con la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, los
purépecha son el pueblo indígena más numeroso del estado de Michoacán, en donde
también hay una importante presencia de las culturas nahua, otomí y mazahua.
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La mayoría de las comunidades se sitúan en las primeras dos regiones, pero hay núcleos
significativos de población purépecha en las ciudades principales de la entidad, en la
península de Baja California y en Estados Unidos.
Indicó que el idioma purépecha no está emparentado con ningún otro, por lo que en sí
mismo conforma una de las once familias de lenguas indígenas que se hablan en México.
En la cosmovisión purépecha, la región donde residen los muertos no es un sitio de
“descanso eterno”, sino un lugar donde ellos trabajan, descansan, se alimentan,
experimentan emociones y se comunican con los vivos.
Los difuntos actúan como mensajeros entre lo humano y lo sagrado, por lo que son
tratados con respeto y veneración, especialmente durante el Día de Muertos.
La supervivencia y el funcionamiento de la comunidad dependen del intercambio de
bienes y favores entre sus integrantes, incluyendo a los difuntos. La misma noción está
presente en las relaciones de la comunidad con la naturaleza y con la divinidad.
Al ser el momento en que se cierra el ciclo agrícola anual, esta festividad es también la
ocasión de agradecer a la tierra por sus frutos.
La preparación de la fiesta inicia con varios días de anticipación, desde finales de
octubre. Durante ese lapso se limpian las iglesias y los panteones, se arreglan las tumbas
y se cosecha la flor de cempasúchil.
Mientras tanto, abuelas y abuelos cuentan historias y leyendas, y explican a sus parientes
la importancia de realizar los ritos adecuadamente.
Abundan los relatos de personas que fueron castigadas o sufrieron de hondos
remordimientos cuando, al no poner la ofrenda para sus difuntos, veían sus almas
furiosas o entristecidas deambular sin rumbo por las calles del pueblo.