La sobreexplotación de los recursos naturales ocurre cuando se extraen organismos o se explotan ecosistemas a un ritmo mayor que su capacidad de regeneración natural. Esto conduce principalmente a la pérdida de biodiversidad y la extinción de especies, con consecuencias ambientales y socioeconómicas. Algunos ejemplos son la sobreexplotación de la sardina en los años 80 y de pepinos de mar en Galápagos, así como la tala excesiva de árboles maderables como el guayacán.