Carta XIII. Feliz Navidad para América Latina: entre violencia, poder y los m...
Discriminación social
1. Discriminación social.
En las últimas semanas hemos presenciado algo ya sabido por los estudiosos de las ciencias
sociales y humanidades: la radical discriminación social en México. Gracias a los medios de
autocomunicación de masas, como les llama Castells, se evidenció cómo la clase social alta ha
maltratado con violencia simbólica y física, es decir, desde los calificativos despectivos (“gatos”,
“prole”), hasta llegar a los golpes (Sr. Paseo de las Lomas) a los que no son como ellos, a los que
poseen la piel distinta a la blanca, a esa población que es la gran mayoría de este país.
Lo que hemos presenciado con esta discriminación ha sido uno de los signos de distinción del
habitus de la clase alta (dividido a su vez en burguesía aristocratizada y nueva burguesía), como lo
llama Bourdieu. Cada clase social tiene una forma de autolegitimarse como algo natural y verdadero,
a partir de un principio generador de prácticas “enclasables”: moda, viajes, música, tono de hablar,
ideas sobre el amor, la sexualidad, la política, amistad, trabajo, etc. En los casos que menciono aquí
más bien fue necesario un signo de distinción violento como es el verbal y el físico.
Su historia proviene desde el periodo de la Colonia con su sistema de castas. Recordemos que los
españoles como el grupo dominante clasificaron a la sociedad conforme a su color de piel. Los
peninsulares ocupaban el puesto más alto mientras que los negros y los indígenas los más bajos.
Esta idea clasificatoria se producía por un ojo discriminador que se hacía obedecer con violencias de
todo tipo. El verdadero éxito de esta violencia fue que ese ojo discriminatorio se introyectó en el
discriminado con los pasos de los años, volviéndose el sentimiento de inferioridad que popularizó
Samuel Ramos.
En lacanés: el sentimiento de inferioridad es una actuación histérica para un solo espectador: al Otro
el cual es encarnado, por proyección, a través de lo blanco. La cura es cuando aceptamos nuestra
identidad, lo que somos, sin la necesidad de la mirada aprobatoria del Otro. De forma radical, la
laceración a sí mismo del histérico es un chantaje para hacer responder a la realidad social sobre su
destino. ¿Y qué quiere que le responda? Respuesta: sentido de vida. Por lo tanto, desde esta
perspectiva, en México, lo blanco es la mirada en tanto orden simbólico que justifica el sentido de
vida.
2. Para entender mejor esta introyección discriminatoria recurramos a lo que realizó inteligentemente
Conapred (Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación). Esta institución realizó un video
donde se muestra a un niño frente a dos muñecos, uno blanco y otro negro. Al niño se le pregunta
sobre qué muñeco posee cualidades como belleza, inteligencia, bondad, etc. Casi todos los niños
respondieron que el muñeco blanco tiene todas las cualidades positivas, a diferencia del muñeco
oscuro el cual posee las cualidades negativas (fealdad, torpeza y maldad). A pesar de todas las
críticas metodológicas que se le puede hacer, su gran validez fue que nos hizo ver (o recordar) un
fenómeno que al ser tan común se vuelve invisible.
Esta discriminación social tiene implicaciones terribles en la construcción de las políticas públicas de
parte de las instituciones del Estado. La clase social alta ocupa muchos espacios clave para las
tomas de decisión referentes a las políticas públicas que son para beneficio de la sociedad y, en
específico, para los más desprotegidos. Muchísimos funcionarios provienen de la burguesía
aristocratizada mexicana. Si un tipo como el funcionario de Sedesol en Michoacán comenta que los
indígenas apestan en total burla hacia ellos, y a esto le agregamos que de él dependen las políticas
públicas para aquellos indígenas ¿acaso no afecta a la calidad de las políticas públicas este tipo de
ideología propio del habitus de la clase social alta? El problema es que esta nobleza de Estado
carece de total sensibilización social, de hecho a través de mi experiencia me he encontrado que
estos tipos de funcionarios sienten que le están haciendo un favor a la institución pública. Pero si
son servidores públicos!!! Y como su nombre lo indica deben de servir a la sociedad mexicana.
La discriminación social es un tema que debe de ser discutido con más énfasis en los grupos
intelectuales de cualquier índole. Todavía es un tabú en varios espacios académicos. Y es que no es
fácil hablar de ello. Cuando una vez expuse este tema frente a varios profesores, había unos que
incluso no aceptaban la idea, les parecía algo “radical” y “raro”. Yo como profesor doy este tema
aunque duela. (Manchinelly, 2012)
Bibliografía
Manchinelly, D. (18 de enero de 2012). SDPnoticias.com. Obtenido de La
discriminacion social en México: www.sdpnoticias.com/2012/01/18/la-
discriminacion-social-en-méxico