La historia trata de una anciana señora china que cargaba dos baldes, uno perfecto y otro rajado, en una vara a través de un largo camino. A pesar de que el balde rajado perdía la mitad del agua, la señora plantaba flores a su lado del camino que regaba con el agua perdida, obteniendo bellas flores para decorar su mesa durante dos años. La señora enseña que los defectos de cada uno permiten cultivar cosas buenas y gratificantes.