El escultor José Antonio Ruiz Gijón fue encargado de tallar un Cristo Crucificado para una cofradía de Sevilla. Tras varios intentos fallidos de plasmar la expresión de agonía en el rostro, el escultor presenció la muerte de un gitano apuñalado. Este suceso le permitió capturar la expresión que buscaba, tallando en parte del rostro del Cristo la agonía del gitano y en la otra parte su muerte. La talla resultante, conocida como el Cristo de la Expiración, muestra una impresion