El cristianismo se difundió dentro del Imperio Romano en la Edad Media, respaldado por edictos como el de Milán que estableció la tolerancia religiosa y el de Tesalónica que declaró al cristianismo como la religión oficial del Imperio. La Iglesia desempeñó un papel cultural importante a través de escuelas monásticas y clericales, el desarrollo de la escolástica y la fundación de universidades, mientras que arquitecturalmente florecieron los estilos Románico y Gótico.