El documento describe la naturaleza del discipulado cristiano. Un discípulo aprende de Cristo de manera experiencial, no sólo a través de una doctrina, sino siguiendo su ejemplo de humildad y obediencia incluso hasta la muerte. Seguir a Cristo implica llevar la cruz en la vida cotidiana y estar dispuesto a sufrir por él dondequiera que se encuentre el discípulo. El discipulado verdadero no es sólo teoría sino depender totalmente de Jesús como único modelo.