A principios del siglo XX, Europa dominaba gran parte del mundo a través del imperialismo. Controlaba casi toda África y Oceanía, la mitad de Asia y una cuarta parte de América. La mitad de la población mundial vivía en territorios controlados por Europa. El europeo de 1914 creía que el siglo XIX fue el siglo de Europa y que habían superado las predicciones pesimistas sobre el crecimiento de la población mundial.