1. El Comportamiento Instintivo
Arony Ronaldinho Choquehuanca Mamani
Profesor: Benedicta Mamani Mamani
Universidad Alas Peruanas
Notas de los Autor
Arony R. Choquehuanca Mamani, Escuela Profesional de Psicología Humana, Universidad
Alas Peruanas
La correspondencia relacionada con este trabajo debe ser dirigida a Arony R.
Choquehuanca Mamani, Escuela Profesional de Psicología Humana, Universidad Alas
Peruanas.
Contacto:reus_1234@outlook.es
2. EL COMPORTAMIENTO INSTINTIVO
Por: Arony R. Choquehuanca Mamani
reus_1234@outlook.es
Introducción:
En el presente trabajo analizaremos el instinto que es el comportamiento por
naturaleza no aprendido lo tiene el animal y el ser humano desde que nacen..
Tanto el ser humano como el animal tienen ese comportamiento por naturaleza al
nacer es llamado instinto son reacciones inmediatas.
Podemos definir el INSTINTO entonces, como una disposición natural, interior,
determinada y automática, común a todos los individuos de una misma especie,
independientemente de la educación, de la reflexión y de la imitación. El instinto es
irrazonable e inflexible, y en ocasiones puede llevar a un animal por mal camino.
Probablemente esta es la razón de que los animales hayan desarrollado la
capacidad de aprender.
¿Qué es el instinto?
Es un tipo de conducta supervivencial, no aprendida (la reproducción, la defensa
del territorio, la construcción de un nido, etc.) realizada indeliberadamente y de la
misma forma por todos los miembros de la especie
Puntos más importantes:
El comportamiento innato es el que está pre programado genéticamente en
un organismo y puede realizarse en respuesta a una señal sin experiencia
previa.
Los actos reflejos, como el reflejo rotuliano que prueban los médicos y el
reflejo de succión de los bebés humanos, son comportamientos innatos muy
simples.
3. Algunos organismos realizan comportamientos innatos de cinesis, cambio no
direccional del movimiento, y taxis, cambio direccional del movimiento, en
respuesta a estímulos.
Los patrones fijos de acción consisten en una serie de acciones que se
desencadenan por un estímulo clave. El patrón se ejecuta completamente
aunque se retire el estímulo.
Los científicos pueden probar si un comportamiento es innato al proporcionar
un estímulo a animales que no lo han recibido antes, es decir sin
entrenamiento, y observar si el comportamiento se activa automáticamente.
Un ejemplo en la vida animal:
Si ves una gaviota argéntea cuidando a sus polluelos, tal vez notes un curioso ritual
a la hora de comer. La gaviota padre tiene un punto rojo en su pico. Cuando toca el
suelo con su pico, el polluelo picotea el punto rojo varias veces.
Este picoteo desencadena una respuesta en el padre: vomita alimento para el
polluelo Esto puede sonar asqueroso para nosotros, pero para un polluelo de
gaviota argéntea, ¡es como cenar pizza!
El comportamiento de picoteo es innato, o genéticamente programado. Los
polluelos de gaviota argéntea picotean el punto rojo del pico de sus padres sin
entrenamiento previo alguno. De hecho, un polluelo de gaviota argéntea puede ser
engañado con una vara amarilla adornado con un punto rojo: la picoteará tan
ansiosamente como si fuera el pico sus padres
Este es solo un ejemplo de comportamiento innato, o comportamiento programado
genéticamente en un organismo. Dadas las señales adecuadas, un organismo
realizará un comportamiento innato sin necesidad de experiencia previa ni de
aprendizaje. Los comportamientos innatos tienden a ser muy predecibles, como el
4. picoteo de la gaviota argéntea, y todos los miembros de una especie suelen
realizarlos de una manera muy similar.
Reflejos:
Quizás el ejemplo más simple de un comportamiento innato es un acto reflejo: una
respuesta rápida e involuntaria a un estímulo o señal.
Un ejemplo de un acto reflejo humano es el reflejo rotuliano. Para probar este reflejo,
un médico golpea el tendón que está por debajo de la rótula con un martillo de goma.
El golpe activa neuronas cercanas, que provocan que tu pierna patee
involuntariamente. Esta respuesta automática depende de circuitos de neuronas
que corren entre la rodilla y la médula espinal, ¡tu cerebro no participaen lo absoluto.
Algunos reflejos están presentes en los bebés humanos, pero se pierden o se
controlan de forma consciente a medida que el bebé crece. Por ejemplo, un bebé
recién nacido succionará todo lo que toca su paladar. Este reflejo ayuda al bebé a
conseguir comida asegurándose de que succione del pecho de su madre o de un
biberón colocado en su boca. (Akademy, 2016)
Cinesis y taxis
Algunos organismos tienen comportamientos innatos que cambian su movimiento
en respuesta a un estímulo, como alta temperatura o una fuente de alimento
apetecible.
En la cinesis, un organismo cambia su movimiento en una forma no direccional,
como sería al acelerar o desacelerar en respuesta a una señal. Por ejemplo, las
cochinillas se mueven más rápidamente en respuesta a temperaturas que son
superiores o inferiores a su intervalo preferido. El movimiento es aleatorio, pero la
5. mayor velocidad aumenta las posibilidades de que la cochinilla salga del ambiente
indeseable. (Akademy, 2016)
¿Cómo sabemos si un comportamiento es innato?
Por definición, un comportamiento innato está integrado genéticamente en un
organismo, no es aprendido. Pero ¿cómo averiguan los biólogos si un
comportamiento es innato?
En general, los científicos evalúan si un comportamiento es innato al ver si animales
que no han sido expuestos al estímulo y no han tenido oportunidad de aprender el
comportamiento por experiencia, lo realizan correctamente. Esto podría implicar,
por ejemplo, la crianza de animales jóvenes separados de los adultos o sin los
estímulos que desencadenan el comportamiento.
Como ejemplo, consideremos el comportamiento de excavación del ratón ciervo y
del ratón de campo. Estas especies están estrechamente relacionadas y pueden
aparearse, pero viven en distintos ambientes naturales y exhiben diferentes
comportamientos al cavar madrigueras.
El ratón ciervo cava una madriguera corta y pequeña.
El ratón de campo cava una madriguera larga con un túnel de escape o
"puerta trasera" para escapar de los depredadores.
¿Es innata esta diferencia al cavar madrigueras? Para responder esta pregunta,
investigadores criaron en el laboratorio ratones de ambas especies sin exponerlos
a la arena o a la oportunidad de cavar. Luego les dieron arena, una señal para la
construcción de madrigueras.
Provistos de arena, cada ratón sin experiencia cavó exactamente el tipo de
madriguera que hace su especie en la naturaleza. Es decir, los ratones de campo
cavaron una madriguera larga con un túnel de escape, mientras que los ratones
ciervo cavaron una madriguera corta sin túnel de escape. La capacidad de construir
sus túneles normales, sin haber visto nunca antes un túnel, mostró que el
6. comportamiento de construcción de madriguera en ratones era realmente innato.
(Akademy, 2016)
Los instintos son comparables con los hábitos, pero se diferencian de estos
por el origen:
Muchos instintos son tan maravillosos, que su desarrollo parecerá probablemente
al lector una dificultad suficiente para echar abajo toda mi teoría. Debo sentar la
premisa de que no me ocupo del origen de las facultades mentales, de igual modo
que tampoco lo hago del origen de la vida misma. Nos interesa sólo la diversidad
de los instintos y de las demás facultades mentales de los animales de una misma
clase. (Darwin, 1859)
No intentaré dar definición alguna del instinto. Sería fácil demostrar que
comúnmente se abarcan con un mismo término varios actos mentales diferentes;
pero todo el mundo comprende lo que se quiere expresar cuando se dice que el
instinto impulsa al cuclillo a emigrar y poner sus huevos en nidos de otras aves.
Comúnmente se dice que es instintivo un acto para el que nosotros necesitamos
experiencia que nos capacite para realizarlos, cuando lo ejecuta un animal,
especialmente si es un animal muy joven, sin experiencia, y cuando es realizado del
mismo modo por muchos individuos, sin que conozcan para qué fin se ejecuta. Pero
podría yo demostrar que ninguno de estos caracteres es universal. Un poco de juicio
o razón, según la expresión de Pierre Huber, entra muchas veces en juego aun en
animales inferiores de la escala natural. (Darwin, 1859)
Federico Cuvier y algunos de las metafísicos antiguos han comparado el instinto
con la costumbre. Esta comparación da, creo yo, una noción exacta de la condición
mental bajo la cual se realiza un acto instintivo, pero no necesariamente de su
7. origen. ¡Qué inconscientemente se realizan muchos actos habituales, incluso, a
veces, en oposicióndirecta de nuestra voluntad consciente!, y, sin embargo, pueden
ser modificados por la voluntad o por la razón. Las costumbres fácilmente llegan a
asociarse con otras costumbres, con ciertos períodos de tiempo y con ciertos
estados del cuerpo. Una vez adquiridas, muchas veces permanecen constantes
durante toda la vida. Podrían señalarse otros varios puntos de semejanza entre los
instintos y las costumbres. Como al repetir una canción bien conocida, también en
los instintos una acción sigue a otra por una especie de ritmo; si una persona es
interrumpida en una canción, o al repetir algo aprendido de memoria, se ve obligada,
por lo común, a volver atrás para recobrar el curso habitual de su pensamiento. P.
Huber observó que así ocurría en una oruga que hace una cubierta, a modo de
hamaca complicadísima; pues dice que, cuando cogía una oruga que había
terminado su cubierta, supongamos, hasta el sexto período de la construcción, y la
ponía en una cubierta hecha sólo hasta el tercero, la oruga volvía simplemente a
repetir los períodos cuarto, quinto y sexto; pero si se cogía una oruga de una
cubierta hecha, por ejemplo, hasta el período tercero, y se la ponía una hecha hasta
el sexto, de modo que mucho de la obra estuviese ya ejecutado, lejos de sacar de
esto algún beneficio, se veía muy embarazada, y, para completar su cubierta,
parecía obligada a comenzar desde el período tercero, donde había dejado su
trabajo, y de este modo intentaba completar la obra ya terminada. (Darwin, 1859)
Si suponemos que una acción habitual se vuelve hereditaria -y puede demostrarse
que esto ocurre algunas veces-, en este caso la semejanza entre lo que
primitivamente fue una costumbre y un instinto se hace tan grande, que no se
distinguen. Si Mozart, en lugar de tocar el clavicordio a los tres años de edad, con
muy poquísima práctica, hubiese ejecutado una melodía sin práctica ninguna,
podría haberse dicho con verdad que lo había hecho instintivamente. Pero sería un
grave error suponer que la mayor parte de los instintos han sido adquiridos por
costumbre en una generación, y transmitidos entonces por herencia a las
generaciones sucesivas. Puede demostrarse claramente que los instintos más
8. maravillosos de que tenemos noticia, o sea los de la abeja común y los de muchas
hormigas, no pudieron haber sido adquiridos por costumbre. (Darwin, 1859)
Todo el mundo admitirá que los instintos son tan importantes como las estructuras
corporales para la prosperidad de cada especie en sus condiciones de vida
actuales. Cambiando éstas es, por lo menos, posible que ligeras modificaciones del
instinto puedan ser útiles aluna especie, y si puede demostrarse que los instintos
varían realmente, por poco que sea, entonces no sé ver dificultad alguna en que la
selección natural conservase y acumulase continuamente variaciones del instinto
hasta cualquier grado que fuese provechoso. Así es, a mi parecer, como se han
originado todos los instintos más complicados y maravillosos. No dudo que ha
ocurrido con los instintos lo mismo que con las modificaciones de estructura
material, que se originan y aumentan por el uso o costumbre y disminuyen o se
pierden por el desuso; pero creo que los efectos de la costumbre son, en muchos
casos, de importancia subordinada a los efectos de la selección natural, de lo que
pueden llamarse variaciones espontáneas de los instintos; esto es, variaciones
producidas por las mismas causas desconocidas que producen ligeras variaciones
en la conformación física. (Darwin, 1859)
Discusión instinto en la psicología
El concepto de instinto ha variado a través del tiempo, junto con una visión
diferenciada desde cada perspectiva que lo ha estudiado, pasando así de un
proceso completo de conducta hasta el acto consumatorio de la misma.
Originalmente se utilizaba el concepto de instinto como explicación de toda
conducta, posteriormente fue obteniendo un mayor grado de elaboración tanto el
concepto como su utilización, hasta llegar al punto que finalmente fue remplazado
por el concepto de impulso o drive. sin embargo el concepto ha abordado siempre
una relación estrecha con la motivación, siendo así el instinto un motivador de la
conducta del organismo, independiente a la teoría que lo abarque. La consideración
9. de los instintos como una fuerza motivacional cuyos efectos escapan al control del
sujeto, opuesto por tanto a la razón la inteligencia, reservada para explicar la
conducta casi exclusivamente de los animales, llegó con no demasiadas variaciones
hasta el siglo XVIII. El cambio esencial se operó en el siglo siguiente cuando el
impacto de la obra de Lamarck Y Darwin vino a desdibujar la pretendida nitidez de
fronteras entre la conducta humana la del resto de los animales, provocando
grandes cambios incluido el concepto de instinto, "a idea de que algunas conductas
humanas tenían una base instintiva fue adoptada por muchos de los primeros
psicólogos, como William James, quien había llegado a popularizar en 1890 una
teoría instintiva de la motivación humana, pero la formulación más conocida de
inevitable referencia es la de William Mcdougall en los albores del siglo XX (m,
2013)
¿Cuál es la diferencia entre comportamiento instintivo y comportamiento
aprendido?
Los instintos son un conjuntos de reacciones reflejas enlazadas entre sí, para dar
una norma de comportamiento compleja, pero estereotipada. Pero no se trata de
que los comportamientos innatos posean una mayor base genética que los
aprendidos, sino que aparecen completamente formados desde el primer momento
que se enfrentan a un estímulo disparador (por ej. el perro que por primera vez cae
al agua y nada sin haberlo aprendido antes).
En cambio que los comportamientos aprendidos exigen un cambio en una pauta de
conducta ya existente, inducida por la experiencia correspondiente (por ej. el perro
a abre el picaporte de una puerta). Por lo tanto el aprendizaje es una modificación
adaptativa del comportamiento frente a un estímulo que se registra en la experiencia
específica de la vida de un animal, permitiéndole preservar su equilibrio e integridad
(homeostasis). (zoo, 2004)
10. El concepto del instinto: confrontación con la inteligencia animal y el instinto
humano:
Frente a esta reflexión de Darwin surgen dos problemas fundamentales: ¿qué es el
instinto? ¿Y cómo podemos distinguirlo del comportamiento consciente o racional?
Las preguntas no son fáciles de responder, ya que se hunden profundamente en la
propia psicología del ser humano y en el uso vacilante y ambiguo que del término
“instinto” ha mantenido durante siglos. Como lo señala Mary Midgley, cuando
hablamos de instinto en la actualidad no nos referimos a sentidos un tanto oscuros
o místicos tales como una “voz interior” o una entidad sobrenatural, sino a una cierta
disposición, a un conjunto de propiedades causales. Algunos de ellos son innatos
(como el desplazamiento de los bebés canguros hasta el marsupio de sus madres),
pero la mayoría no, apareciendo ante el acontecimiento apropiado y mediando un
cierto grado de madurez del animal, como ocurre en el caso de los instintos sexuales
(Midgley 1978: 52). Aunque muchos usos de la palabra hayan servido para cubrir
simplemente comportamientos que no entendemos, el instinto se revela en realidad
una herramienta básica de la evolución. Es gracias a él que ciertas actividades
fundamentales para la supervivencia y para el funcionamiento social de los animales
se ven aseguradas. En efecto, estos programas de comportamiento recuerdan a
otros mucho más sofisticados que rigen, por ejemplo, la percepción. Dado que en
cada acto de percepción el sujeto se enfrenta, literalmente, a cientos de miles de
estímulos diferentes que forman parte de esa percepción compleja, existen filtros
que simplifican esa serie de datos, volviéndola inteligible. Muchos de esos filtros son
imperceptibles en la práctica y tienen que ver con comportamientos automáticos,
como ocurre cuando caminamos por el bosque y escuchamos pasos detrás nuestro:
buena parte de los demás estímulos (que consideramos rutinarios o poco
amenazantes, como la sucesión de golpes de la brisa en las diferentes partes del
cuerpo) son descartados, reteniéndose principalmente los que sí pueden ser
significativos para nuestra integridad, como las características precisas de esos
11. pasos detrás nuestro. Algo similar ocurre en el caso del instinto, que establece
mecanismos automáticos tendientes a facilitar la vida de los animales. Pueden estar
relacionados con conductas más o menos generales, como lo sería el impulso de
moverse de una determinada manera para buscar comida (rutina que varía según
las especies, ya que sus alimentos son diferentes), el de cazar, el de jugar, etc. Se
distinguen dos tipos de instintos: los cerrados y los abiertos. Mientras que los
primeros son muy específicos, casi como un programa que se ejecuta desde el
principio hasta el final sin grandes variaciones, los segundos incluyen la adaptación
a circunstancias variadas, tal como sucede con el instinto de cazar, que provee una
serie de movimientos y reflejos conexos, pero que no dice exactamente y paso por
paso cómo ha de cazarse un animal en particular en un terreno específico,
quedando los detalles librados a la circunstancia puntual, que es siempre diferente
(Midgley 1978: 52-53). Los instintos abiertos son, como se puede apreciar, mucho
más complejos que los cerrados y son los que priman en la vida de los animales
más evolucionados, como los mamíferos. Si bien la existencia de estos
automatismos o tendencias innatas es evidente, también es un hecho que fueron
utilizados como una solución fácil de invocar en cuanta situación problemática se
planteara con respecto a las formas de actuar de los animales, sobre todo cuando
se percibieran como demasiado parecidas a la de los humanos, justificándose la
acción animal como el mero resultado de un instinto. En el caso del ser humano, en
cambio, se ha preferido tradicionalmente una explicación apelando a la presencia o
ausencia de razones. Debido a ese abuso que se ha realizado del concepto de
“instinto”, numerosos teóricos y etólogos prefieren en la actualidad hablar de drive,
un término relacionado únicamente con las conductas animales organizadas en
mecanismos y que no posee ninguna connotación misteriosa o irracional (Midgley
1978: 51). El gran paso que se ha dado en nuestros tiempos es el de tratar de
observar el comportamiento de animales y humanos sin un preconcepto establecido
de antemano acerca de qué son o cómo actúan. Gracias a ello podemos ver que
tanto los humanos como los demás animales poseen instintos. Por otra parte, los
estudios llevados a cabo con numerosas especies han probado la existencia de
inteligencia, conciencia y autoconciencia animal. En un hito que marca un antes y
12. un después definitivo en la relación del hombre con el resto de los animales, un
prestigioso grupo de investigadores en neurobiología, en neurociencias cognitivas
y otras disciplinas afines, firmó en julio de 2012 la “Declaración de Cambridge sobre
la Consciencia”, que afirma, entre otras cosas, la evidencia de estados de
consciencia similares al humano en animales no humanos (especialmente aves,
mamíferos y otros animales como los pulpos). La Declaración menciona que “el
peso de la evidencia indica que los humanos no son los únicos en poseer el sustrato
neurológico que genera la consciencia”, que otros animales lo poseen también,
acompañado por la capacidad de exhibir comportamientos intencionales (Low,
2013)
Esta declaración sella los descubrimientos realizados en el campo de la
neurobiología en los últimos 30 años, que han reelaborado completamente la
comprensión que teníamos de la psiquis y su sustrato físico.
El tema del instinto en el humano ha sido ampliamente acallado a causa del deseo
de mostrarlo como un ser fundamentalmente racional. El instinto más mencionado
en el caso del humano es, y no extraña, el maternal. En una sociedad
fundamentalmente patriarcal, otro de los destinos tradicionales de los aspectos
negativos que el hombre rechazaba de sí mismo ha sido la mujer, el sexo sometido.
Por eso, no han existido mayores reparos a la hora de reconocerle un
comportamiento instintivo, que en los términos de los racionalistas de la época se
equiparaba a “animal”, ya que justamente una de las bases de la polarización
realizada por los racionalistas pasaba por reivindicar la existencia de seres humanos
superiores e inferiores, polarización que se declinaba en una larga y variada lista de
inferiores, teniendo por contrapartida, en el polo superior, a la élite del grupo del
cual provenían los pensadores de la época, esto es: al hombre blanco, europeo,
educado, masculino. Este antecedente es el que hace que las teóricas feministas
se identifiquen con la defensa de los derechos animales, ya que reconocen en los
argumentos utilizados para explotarlos aquellos que se utilizaron en su momento
tanto en contra de los grupos esclavizados como de las mujeres. En cuanto a la
presencia de comportamientos instintivos en el ser humano, Midgley aclara que,
13. como en la mayoría de los animales más evolucionados, nuestros instintos
pertenecen al grupo de instintos abiertos, que aseguran estrategias de
comportamiento tendientes a facilitar la supervivencia y el éxito de la especie en
circunstancias complejas (1978: 56-57). Algunos ejemplos serían los drives
relacionados con la territorialidad, o con la protección de los jóvenes (la sonrisa de
los bebés menores de dos meses es prácticamente un acto instintivo, que dispara
el comportamiento protector de los adultos). El reconocimiento de la existencia de
instintos en los humanos es un paso inmenso hacia la reivindicación de su condición
animal. Si el ser humano ha insistido tanto en su superioridad basada en su carácter
racional, ha sido por las razones que generalmente yacen detrás de toda invocación
de una superioridad innata: el reclamo de una prerrogativa. Históricamente, la
invocación de superioridad ha implicado el gozo de ciertos beneficios, como
apropiación de la autoridad, del poder, de la verdad. En todo caso, esas ventajas
han conllevado privilegios: son los privilegiados de turno (los nobles, los ricos, los
conquistadores, etc.) los que disponen de las demás cosas y seres, humanos o no
humanos. Una explotación que le resulta, si no imprescindible para su supervivencia
en la mayoría de los casos, sí altamente conveniente. (Midgley, 1978)
Conclusiones:
El concepto de instinto ha variado a través del tiempo, junto con una visión
diferenciada desde cada perspectiva que lo ha estudiado, pasando así de un
proceso completo de conducta hasta el acto consumatorio de la misma.
Originalmente se utilizaba el concepto de instinto como explicación de toda
conducta.
Este comportamiento no es aprendido el instinto sirve para las difentes especies
para la supervivencia y el desarrollo en la vida nosotros reaccionamos a las
diferentes situaciones inmediatamente esta conducta es muy importante e
interesante en los animales y seres humanos por lo tanto si no hubiera el instinto no
habría supervivencia.
14. Bibliografía
Akademy,K.(30 de 05 de 2016). Khana Akademy.Obtenidode KhanaAkademy:
https://es.khanacademy.org/science/biology/behavioral-biology/animal-
behavior/a/innate-behaviors
Darwin,C. (1859). Instinto.EnC. Darwin, El origen de las Especies (págs.130-144).
Low.(2013). comportamientosintencionales.
m, g. &. (2013). Comportamientosintencionales.
Midgley,M.(1978). Bestia y hombre.
zoo,g. d. (26 de 02 de 2004). Conciencia animal.Obtenidode concienciaanimal:
http://www.conciencia-animal.cl/paginas/drzoo/guiamascota4.php?d=919