El documento describe las prácticas económicas del mercantilismo durante los siglos XVI y XVII en Europa. Bajo esta doctrina, una nación era considerada rica en proporción a la cantidad de metales preciosos que poseía. Las potencias europeas como España y Portugal establecieron monopolios comerciales con sus colonias en América para extraer oro y plata. Sin embargo, el contrabando y los ataques de piratas debilitaron el control español sobre el comercio colonial.