Zaragoza era una ciudad próspera en la Edad Media gracias a la agricultura y ganadería. Comerciaban productos como aceite, vino, trigo, lana y azafrán. La basílica del Pilar fue reconstruida y se volvieron a poner el órgano y el altar. El Retablo Mayor de la Virgen, realizado entre 1512 y 1518 por Damián Forment, muestra características renacentistas en sus escenas y decoración con putti, escudos y medallones.