Este resumen describe la historia del Rey Midas, quien recibió el don de convertir todo lo que tocara en oro de parte del dios Dionisio. Al principio se sintió feliz al poder transformar objetos en oro, pero luego se dio cuenta que no podía comer ni abrazar a su hija sin convertirlos en estatuas de oro. Arrepentido, le pidió a Dionisio deshacer el hechizo y volver a la normalidad, aprendiendo que el amor es más valioso que la riqueza material.
1. El rey midas y el toque de oro...
Anécdota (anónima)
Hace mucho tiempo existió un rey llamado Midas, el cual era conocido por su
enorme riqueza, dueño de un gran palacio y gran amante de todo lo que tuviera
relación con el metal dorado. El soberano era un hombre solitario y su única
familia era la princesa Zoe, su hija. El amor de Midas por el oro se podía
considerar una adicción, todas las mañanas bajaba a un sótano donde se
regocijaba de toda su fortuna, era muy feliz pero siempre terminaba deseando
más. Un día apareció en el jardín del rey un tipo llamado Silenio, gran amigo de
Dionisio, dios de la celebración. Midas fue muy hospitalario con la amistad de la
deidad y en agradecimiento Dionisio decidió otorgar al monarca su mayor
deseo: convertir todo lo que tocara en oro.
A la mañana siguiente de haber pedido su deseo, el Rey Midas notó que su
sueño era una realidad, tenía el toque de oro. Durante el recorrido del monarca
hacia el comedor fue pura felicidad, palpaba todo con gran destreza para
transformarlo en el metal preciado, parecía que nada podría poner de mal
humor a Midas hasta que se sentó en la mesa, a partir de ese momento todo
fue penuria, por más que intentó probar bocado no podía, cualquier alimento se
transformaba en oro, entonces la felicidad que rodeaba a Midas se convirtió en
tristeza, estaba desolado, pero eso no era lo peor, la princesa Zoe al notar que
su padre estaba sufriendo decidió darle un gran abrazo, el rey no tuvo tiempo
de reaccionar y convirtió a su más preciado tesoro en una gran estatua de oro.
La desdicha de Midas era tan grande que Dionisio decidió regresar con el
monarca. Al cuestionarlo de nuevo sobre su mayor deseo, el rey no tuvo ni
siquiera que pensarlo, él prefería tener de nuevo a su hija sonriendo en lugar
de todo el oro del mundo. El dios al notar que Midas había aprendido la lección
le dio la solución para cambiar su situación; el rey tuvo que sumergirse en un
río para revertir su toque dorado. Al salir del río Midas notó que todo había
vuelto a la normalidad, desde entonces fue un hombre alejado del mundo
material y vivió rodeado de la naturaleza y el amor de su hija.