Estamos por iniciar Cuaresma el miércoles de ceniza con oración y ayuno; es un tiempo idóneo para buscar a nuestro Señor en el silencio, silencio tan anhelado y más en este tiempo en el que vivimos completamente ocupados, en el cual quedamos atrapados en las actividades del día o conectados en las redes sociales alejándonos cada vez más del silencio en la oración. La presentación que les comparto contiene una meditación de Communio Sanctorum acerca del silencio, con ella meditamos en San Charbel y una de sus cualidades desde la cual escuchaba a Dios: el SILENCIO.
Que cada día en medio de nuestras tantas ocupaciones paremos un momento y busquemos el silencio, silencio en el que nos encontremos con la presencia de Dios que tanto necesitamos para continuar.
3. ¿Quién sabrá entender el silencio abismal que vivía
san Charbel a lo largo de toda una vida?
Ya en años de juventud se sentía atraído
misteriosamente por su presencia,
entró y habitó en él.
4. Toda su vida pasaba familiarizado
con él para finalmente sumergirse
en el silencio insondable e infinito del
Dios Uno y Trino.
6. ¿Será posible para nosotros,
seres humanos del acelerado
siglo 20 y 21,
hacer una experiencia con semejante
intensidad de silencio?
7. Al responder No
renunciaríamos de
antemano
a conocer al santo.
Como sea, hemos de
admitir que el acceso
al silencio nos
resulta sobremanera
difícil.
8. Hoy todavía la palabra
silencio es capaz
de llenar nuestro
corazón con ansias
y deseos de conocerlo.
9. Pero paulatinamente se está perdiendo,
pronto la palabra silencio.
Resonará extraña y el que la usa con
entusiasmo, cosechará miradas
incrédulas e ignorantes.
10. Donde esto sucede,
un santo del silencio
se hunde en la nada,
es un misterio sellado,
que deja de hablar,
aparentemente no nos
tiene nada que decir.
11. Sin embargo,
donde el silencio
no clama por silencio y deja de
tener ansias de escudriñar los
abismos en el otro de
Dios o del hermano
(que solo se da en el silencio)
12. perdemos nuestra identidad
y estamos ante la bancarrota
del ser humano, quién,
privado de su misterio,
se nos revela en un vacío bostezante.
Esta es la pobreza de nuestro tiempo.
13. La veneración del santo del
silencio no puede
contentarse con la alegre
gratitud a causa de los
múltiples favores
milagrosos de su
corazón tan
compasivo
con nosotros,
14. más bien es llamada de deletrear sus palabras para
luego juntarlas de manera fragmentaria
y descifrar su sentido.
15. Nos invitan a entrar en el
silencio, a fin de no perder
lo grande que nos espera en él,
es el mismo Dios.
16. El testimonio
de San Charbel
es contundente:
lo que urge son seres
humanos que crean en
la fuerza de la oración
más que en sí mismos
y sus capacidades,
17. Démosle gracias a San Charbel
por haber vivido este espíritu
de pobreza y humildad.
18. Y desde allí , quizás también nosotros nos sentimos
motivados a entrar en el silencio
y seguir sus huellas.
19. Sería una verdadera bendición.
Se lo deseo de todo corazón.
Communio Sanctorum
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