El documento describe la experiencia de un grupo de estudiantes que participaron en ejercicios espirituales en una casa de retiros. Explica que los ejercicios espirituales no son un paseo o cursillo, sino una oportunidad para hacer una pausa en la vida cotidiana, reflexionar sobre el pasado y proyectarse hacia el futuro. Los estudiantes pudieron conectarse profundamente con Dios y con ellos mismos durante los tres días de silencio y oración. El autor expresa su gratitud por esta experiencia que dejó una huella imborrable