El Amor De Dios.................................pdf
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1. El Silencio es absolutamente necesario
Meditación de:
Communio Sanctorum
2. ¿Por qué el silencio es absolutamente necesario?
3. Si lo queremos comprender en
profundidad hemos de mirar un detalle
ontológico imprescindible según el cual
el ser humano es creado a imagen de un
Dios uno y trino.
4. Dentro de ese misterio insondable
de nuestro Dios el Padre representa
el Silencio Eterno del cual sale el Verbo
Eterno que es la segunda persona de la
Santísima Trinidad.
5. Y ese Verbo Eterno se pronuncia
en el Amor que es la tercera persona
de la Santísima Trinidad.
6. Si quisiéramos entonces vivir
perfectamente tendrían que
marcar estas tres realidades
fundamentalmente
nuestra existencia.
7. Encontrar un equilibrio entre silencio y palabra
y que ambos sea imbuido de amor, que amemos,
el silencio y amemos la palabra,
eso daría una unción a todo nuestro ser,
seríamos verdaderos espirituales.
8. Nuestro tiempo se caracteriza
por una grande ausencia de silencio.
La ausencia de silencio vacía
nuestra palabra.
9. Romano Guardini decía:
Cuando alguien es espiritual,
en seguida capta,
de cual profundidad de silencio
brota una palabra pronunciada
por una persona que le habla.
10. La palabra que prescinde de silencio
carece de profundidad, no es concisa,
más bien confusa y engendra confusión.
11. La palabra que brota de un profundo
silencio es llena de luz
y siembra claridad,
es imbuida de características que
corresponden al Espíritu Santo,
es luz y amor, verdad, fuerza creadora,
consuela, edifica y alienta.
12. Haría falta hoy toda una estrategia
pastoral para inducir al hombre
nuevamente al silencio.
14. En el pasado se ha discutido
que si la contemplación
corresponde exclusivamente
a quienes propiamente
tienen esa vocación.
15. La respuesta es un claro No.
El ser humano es dotado de la capacidad
de contemplación,
16. más todavía,
sin contemplación sólo es capaz de realizar
restringidamente lo que está puesto en él
de parte de Dios y se limita en vivir
en la superficie de su existencia.
17. “Que extraño, el hombre se contenta
con un vaso de agua tibia mientras
que pudiera servirse de los vinos más
exquisitos de su bodega interior.”,
dice el gran domínico y místico
maestro Eckehart.
18. Desde la experiencia concreta
en el acompañamiento de “novatos”
al silencio, más de un 90 por ciento salen
fascinados y desean repetir
y profundizar la experiencia.
19. Si ésta pastoral de introducción
sistemática al silencio se haría
masivamente, sería la revolución
espiritual más significativa que jamás
había en la historia de la Iglesia.
20. Los tesoros más grandes
que Cristo regaló
a la humanidad yacen en
el seno de Su Esposa,
la Iglesia: son los tesoros
de la vida mística,
el vino exquisito y
embriagante de la
contemplación.
21. Es tiempo que lo saquemos de allí
y lo demos a beber a las almas
sedientas de Dios.
22. Algunos invitados a retiros de silencio
aducen que sean de mucho hablar
y que les cuesta hacer silencio.
23. Se les suele tranquilizar
diciéndoles que no se precipiten
en juzgar
lo que no conocen.
Son muchos,
y cada vez más,
Los que han perdido
toda noción de silencio.
24. Pero al silencio no hay que tenerle miedo
y se lo llega a conocer practicándolo.
25. Y mejor mediante un retiro de varios días.
Entonces se hace la experiencia que más
que uno hacer el silencio,
el silencio le hace a uno.
26. El silencio nos trabaja, nos purifica, afina,
nos renueva, con tal que exista un mínimo
de apertura, de colaboración.
27. Una de las grandes
dificultades consiste en no
saber qué hacer en el
silencio. Requiere de cierta
introducción.
28. El silencio se aprende
practicándolo regularmente,
por ejemplo todos los días
15 o 20, mejor todavía 30
minutos.
29. Desde el principio es
bueno advertir que el
aprendizaje del silencio
está al servicio de la
búsqueda de Dios.
30. Ir al silencio significa
buscar a Dios en la profundidad
del alma.
31. Existe toda una tradición
de mística cristiana,
grandes maestros de
oración que nos tienen
que decir tanto.
32. Ellos nos hacen ver con facilidad
que su camino de silencio
lleva al encuentro de Dios.
33. San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Ávila,
san Serafín de Sarov, la experiencia del
Peregrino Ruso (de la tradición
ortodoxa), el monje anónimo
que escribió la obra de
“La nube del No Saber”,
34. Los tres grandes místicos domínicos
alemanes, Maestro Eckehart,
Enrique Suso y Juan Taulero,
y tantos otros que representan la rica
tradición de la mística cristiana.
Meditación de:
Communio Sanctorum
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