Este documento presenta la primera edición de 1800 del tomo primero de Patología de la obra Elementos de Veterinaria escrita por Don Segismundo Malats. La obra fue publicada originalmente en 1797 en Madrid por Benito Cano e incluye capítulos sobre diferentes enfermedades de los animales. El documento proporciona información sobre el autor, Segismundo Malats, quien fue el primer director de la Real Escuela de Veterinaria de Madrid y desempeñó varios cargos importantes.
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TOMO PRIMERO DE PATHOLOGIA.
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3. III
INTRODUCCIÓN
Prologaryhacerunestudiocríticodeunfacsímil
es siempre una satisfacción para un historiador,
cuanto más para un historiador veterinario y en el
caso de una obra emblemática como es la presente.
La iniciativa de una edición facsimilar es siempre
encomiable porque divulga y da nueva vida a un
texto que duerme en los anaqueles de privilegiadas
bibliotecas y archivos. Es cierto que hoy día a través
de internet se accede a una enorme documentación,
incluso la más antigua, pero la experiencia del tacto
del papel, poder saborear la ortografía, el discurso
y la narración del castellano del momento al paso
de las páginas, es algo bien distinto. Este tipo de
edición tiene, por tanto, un valor más allá de la
difusión de la bibliografía antigua. La lectura de este
libro que reproduce el original fidedignamente, con
el entrañable formato en cuarto, permite comprobar
no sólo el nivel de conocimientos existente sino
recrear a través de su lectura la experiencia de sus
destinatarios en el siglo XVIII.
Doy por todo ello la enhorabuena a la
Academia de Ciencias Veterinarias de Andalucía
Oriental, máxime en este caso como edición no
venal, y me honra el encargo de realizar esta
introducción con estudio crítico. Sin embargo, es
4. IV
grande la responsabilidad que conlleva orientar
este estudio crítico ya que existen publicados
precedentes facsimilares de la obra1
, lo que alimenta
más la controversia que existe sobre la misma y su
autor. Como luego desarrollaremos es una obra que
ha merecido críticas de muy diversa índole pero al
mismo tiempo el reconocimiento por ser eslabón de
un amplio proyecto bibliográfico del fundador de la
veterinaria en España y en consecuencia uno de los
pilares de la literatura veterinaria.
Esta publicación facsimilar del tomo I de
Patología de la obra Elementos de Veterinaria escrita
por Don Segismundo Malats i Codina (1750-1826)2
ve la luz en el año 2017, precedida por numerosos
estudios sobre el autor3
y, en especial, el presentado
1
Elementos de veterinaria: [de pathologia] [sic.] por
Segismundo Malats; introducción de José Manuel Pérez García;
dirección de la colección y asesoría científica José Manuel
Martínez Rodríguez; ed. facsímil de Elementos de veterinaria que
se han de enseñar á los alumnos de la Real Escuela de Veterinaria
de Madrid [sic.]. Madrid, Imprenta de Villalpando, 1797-1800.
Original de la obra en la Universidad de León, León, editorial
Celarayn, 2001.
2
Impreso en Madrid en la imprenta de Benito Cano en
1797.
3
Son muchas las publicaciones sobre esta figura de la
veterinaria tanto en artículos, ponencias como en comunicaciones
a congresos, muchas de estas referencias se hallan recogidas en
el prólogo al tomo III de patología del mismo autor por Luis
Ángel Moreno. Elementos de veterinaria que se han de enseñar á los
alumnos de la Real Escuela de Veterinaria de Madrid, tomo tercero
de pathologia por don Segismundo Malats; introducción a cargo
de Luis Ángel Moreno Fernández Caparrós, Real Academia de
Ciencias Veterinarias de Andalucía Oriental, 2009. Los libros de
actas de los congresos nacionales de historia de la veterinaria,
disponibles en red, recogen decenas de comunicaciones. Para
5. V
en el tomo tercero de Patología de la misma
colección y editorial por el Dr. Luis Ángel Moreno4
,
donde se aborda in extenso el análisis del autor y su
época. Si bien es una constante de la historia volver
a analizar datos ya presentados, no es mi intención
en este caso insistir en ambos aspectos. Sí quiero
señalar que en el citado prólogo de mi predecesor
se dedica una menor atención a la obra y por ello
considero más oportuno equilibrar el marco del
contexto autor-época-obra dedicando a esta última
el presente estudio.
No se trata tanto de describir la obra al detalle
como de presentar al lector las claves en las que
está escrita. Es por ello mi anhelo dar unos datos
que expliquen cómo y porqué es así y cuáles son
sus valores. Se pretende también profundizar en la
polémica en la que se vio inmersa esta obra desde
su aparición y, en última instancia, llevar de la
mano en su lectura para que se disfrute, se entienda
mejor, e incitar así a adentrarse en sus capítulos y
párrafos incluso a los más alejados de la veterinaria.
En cuarto lugar, y muy importante, queremos
dar al lector elementos de juicio para enmarcar
la obra y que establezca su propia valoración.
Para ello haremos algo que consideramos más
objetivo como investigadores, presentaremos las
una revisión biográfica consultar Pérez García, J.M. “Segismundo
Malats Codina (1750-1826)”. Semblanzas Veterinarias. Volumen
III. Madrid, Consejo General de Colegios Veterinarios, 2011, pp.
53-65.
4
Véase cita en anterior nota a pie. Elementos de veterinaria...
6. VI
fuentes claves con las que argumentamos nuestras
consideraciones. En un recuadro de texto incluido
más adelante se transcriben documentos que
consideramos capitales para enmarcar la polémica
en torno al autor, su obra y las peculiaridades del
momento para la publicación de tratados. Hemos
preferido buscar y aportar fuentes primarias, de
archivo, con la voz de los implicados sin perjuicio
del valor de los análisis de tantos historiadores que
han investigado a esta figura y su obra.
Esta ya longeva polémica en torno a
la figura de Segismundo Malats ha ocupado
una considerable literatura en la historiografía
veterinaria5
y, obviamente, ha salpicado a su obra.
Una primera cuestión se suscita planteando por
qué de nuevo la edición de esta obra especialmente
cuando la historia está repleta de críticas hacia la
misma.
Resulta difícil hacer una valoración desde
nuestra perspectiva sobre el papel de Malats como
fundador y primer Director de la Escuela. Erigido
en principal protagonista y responsable en el
establecimiento de las escuelas de veterinaria en
España, su trayectoria se vio desde un principio
inmersa en polémicas y críticas. Seguramente
la tradición y el peso que han tenido las
manifestaciones de sus coetáneos y sucesores han
sido determinantes en la crítica visión hacia su
5
Véase la bibliografía citada en anteriores notas.
7. VII
intervención y su obra. Es fácil dejarse llevar por
las diversas interpretaciones vertidas y también
es cuestionable erigirse en juez de lo que hizo
desde nuestras claves, no desde el zeitgeist del
momento. En cualquier caso la reflexión que
queremos presentar es separar ambas valoraciones,
la de su personalidad y su gestión como líder de
la veterinaria, y la de esta obra concebida como
manual para estudiantes del primer Real Colegio
Escuela de Veterinaria de Madrid de finales del
siglo XVIII6
.
Se ha afirmado repetidas veces el cuestionable
valor en contenidos clínicos de sus publicaciones y
su excesivo apego a la obra de Bourgelat. De hecho,
ha sido calificada como una mala traducción de la
obra del pionero francés. Debemos considerar que
la publicación, como texto para estudiantes, cumple
con el mandato de sus superiores jerárquicos en la
Escuela y la normativa de entonces, que requería a
los catedráticos la confección de manuales para cada
asignatura. Respecto a las fuentes, es indudable
que bebe en aquéllas en las que el autor se formó
en la escuela parisina pero trasciende la línea de los
tratados de albeitería. Es decir, toma como fuente
principal y referente la obra de Bourgelat, pero no es
la única ni más importante. Tenía una consolidada
base de la tradicional albeitería española y a
6
Como se comprueba en las fuentes que presentamos al
final se pedían tratados elementales para cada asignatura, de ahí
el nombre de la obra tan empleado entonces de elementos de….
8. VIII
ella añade la formación en la escuela veterinaria
parisina. Según manifiesta el propio Malats en este
mismo libro (véase el capítulo XXXIX, pág. 227),
reconoce a Philibert Chabert (1737-1814) como
“sabio” y “mi maestro”.
Igualmente, es complejo evaluar el nivel real
de conocimientos veterinarios de Segismundo
Malats, tan denostado por coetáneos y sucesores.
Pese a la existencia de figuras reconocidas como
Agustín Pascual García en zootecnia (1818-1884) y,
en el ámbito de la patología, sus colegas y a veces
competidores Bernardo Rodríguez Marinas (1749-
1819) y Francisco González Gutiérrez (c.1760-
1827)7
, es difícil dilucidar su valía a través de la
comparación con ellos. Años después, la indudable
solvencia de Carlos Risueño Mora (1781-1847)8
,
7
Véase para un amplio estudio sobre este profesor y su
obra, Mañé Seró, C. Albeitería e ilustración en España: la figura
de Francisco González: discurso de ingreso pronunciado por la
Excma. Sra. Dra. Dña. María Cinta Mañé Seró en el acto de toma
de posesión como académica de número el día 11 de mayo de 2015.
Entre las obras citadas de este autor se incluyen; González, F.
Real Escuela Veterinaria. Disertación teórico-práctica que sobre las
enfermedades espasmódicas se leyó la tarde del sábado 26 de octubre
de 1805. Manuscrito. Biblioteca Nacional, 20277/12; González, F.
Curso completo de Patología ó enfermedades internas. Por D. Francisco
Gonzalez Catedrático de la Real Escuela Veterinaria de Madrid.
Sacada de este por D. Josef Colchero, Alumno de dicha Escuela y
mariscal mayor del Regimiento de Caballería de Algarbe. Y escrita por
Francisco Baños, Practicante de Albeyteria. Tarifa, 1818, Manuscrito,
Colección particular.
8
Se puede evidenciar en la ingente recopilación de
conocimientos sobre veterinaria publicada en su diccionario;
Risueño Mora, C. Diccionario de veterinaria y sus ciencias auxiliares,
cinco volúmenes, I: A–C (1829), II: C–D (1830), III: E–H (1832),
IV: H–P (1833), V: P–Z (1834), Madrid, Hijos de Catalina Piñuela;
9. IX
en especial la obra Elementos, superaría con un
contenido más técnico y actualizado la obra que
analizamos.
Son muchas las razones que moverían a sus
contemporáneos y sucesores a calificar duramente
al que fuera su maestro o superior jerárquico en
la Escuela de Veterinaria. Por un lado, era más
que probada su eficacia como clínico en las Reales
Caballerizas, al margen de problemas de gestión
económica. Por otro, su habilidad en la burocracia
y las relaciones cortesanas le otorgaron la batuta y
el liderazgo de la renovación veterinaria en España
hasta su muerte. Todo sugiere que este indudable
protagonismo, unido a su carácter impositivo y
beligerante se tradujeran en amargas críticas de
colegas y sucesores.
Respecto a su obra, objeto de este estudio, se ha
descrito el celo y la imposición que ejercía Malats
sobre sus textos: en la Escuela de Madrid de la
primera época no podía circular otro conocimiento
o publicación que no fuera el plasmado por este
pionero de la veterinaria en sus obras9
. Prueba de
1829–1834 o en sus elementos; Risueño Mora, C. Elementos de
patología veterinaria general y especial, 2 volúmenes, Madrid, Hijos
de Catalina Piñuela, 1834.
9
Un ejemplo documentado con amplitud por Cinta Mañé
et al. sería la citada obra rival de patología de Francisco González,
que Malats no permitió publicar, “Curso completo de patología ó
enfermedades internas”, el texto de enseñanza que Francisco González
no pudo publicar, en XXI Congreso Nacional y XII Iberoamericano
de Historia de la Veterinaria, Baeza, 23- 25 de octubre de 2015,
págs. 231-219.
10. X
ello son las marcas que colocaba en cada ejemplar
para verificar en las aulas que los nuevos estudiantes
habían adquirido su obra. Esto que ha sido
denunciado por la corriente crítica hacia la figura
de Malats tiene no una justificación pero si cierta
explicación.Elcostosoprocesoparallegaraimprimir
un libro pasaba por una severa censura, que luego
analizaremos, y requería afrontar el coste económico
de la impresión. Todo ello para ser vendida, con
dificultad, al reducido número de veterinarios y
estudiantes existentes por entonces. De ahí que
también este autor intentara por todos los medios
promover sus publicaciones. En este tomo se puede
comprobar lo anterior a través de las permanentes
alusiones al resto de su bibliografía, en especial a
su Materia Médica10
, de modo que para completar la
solución del caso clínico es obligado leer las otras
obras. Es aventurado establecer hipótesis sobre esta
actitud: ¿Obligaba a ese monopolio a estudiantes y
profesores por las razones económicas descritas?
¿Lo haría por temor a que se introdujeran otras
obras de mejor calidad que desplazaran a las suyas?
¿O, simplemente, jugaba las cartas que estaban
en su mano? Resulta complejo interpretar desde
nuestra época comportamientos o hechos de siglos
10
Las referencias obligadas para aplicar las terapéuticas de
la mayoría de patologías descritas son continuas y se refiere a su
obra los Tomos de Materia Medica publicados entre 1795 y 1796 y la
Anatomía y Patología veterinarias, Materia Médica y Economía Rural.
Obra escrita en francés por Mr. Bourgelat, fundador de las escuelas de
veterinaria en Francia. Traducida por D. Segismundo Malats. Madrid,
1793-1795.
11. XI
atrás. La publicación de textos por los profesores
era un proceso que en absoluto era sencillo, no
hablamos ya de la posesión de conocimientos, la
habilidad para redactar mejor o peor, o ser más o
menos didáctico. Se requería un largo proceso que
debía salvar la estricta censura llevada a cabo en
su mayoría en aquellos momentos por médicos del
Real Colegio de Medicina y Cirugía de San Carlos11
.
Malats supo sortear los obstáculos burocráticos y
económicos y ello generó un profundo malestar y
desavenencias con sus colegas12
.
Respecto a la calidad de los contenidos en sí
muchos autores se han pronunciado sobre la dudosa
calidad del contenido de la obra descrita como
una mala traducción de la obras de Bourgelat. Sin
embargo, el análisis que se presenta en el libro del
bicentenario de la Facultad de Veterinaria de Madrid
es menos crítico y considera que efectivamente
algunos de estos libros son traducciones pero se
añade “no obstante es mérito para Malats, ya que
11
Como ejemplo, la obra de Bernardo Rodríguez Catálogo
de los autores españoles que han tratado de veterinaria... fue evaluada
por Casimiro Ortega, eminente médico y primer catedrático del
Real Jardín Botánico de Madrid, que se dedicó y destacó en los
estudios de botánica. Publicación que se conserva en la Real
Academia de la Historia, censuras previas a la impresión de
libros. M-RAH 11/8013-8028, Censura del Catálogo de los autores
españoles..., Casimiro Ortega. Madrid, 1789 mayo 20.
12
Véase las fuentes seleccionadas en los recuadros. Otros
precedentes de los problemas con las censuras en la obra de
Joaquín de Villalba, documentadas por Vives Vallés, M.A. Joaquín
de Villalba y la veterinaria española, en VIII Congreso Nacional de
Historia de la Veterinaria, Sebastián-Bilbao, 24-25 de octubre de
2003, págs. 20-40.
12. XII
aparte de facilitar textos para el estudio de los
alumnos de la Escuela, contribuyó a la cultura de
la traducción con estas obras”13
. Finalmente, son
los propios autores, Malats y Estévez, quienes
reconocen sin ambages que dada la urgencia para
proveer de tratados a los estudiantes se valen de
las obras de sus maestros, Bourgelat y Chabert, y
declaran que emplean “sus primeras palabras y
adoptan su método”.14
Este tomo con el que Malats inicia su serie
sobre patología15
tiene el enorme atractivo de
mostrar el estado de la clínica veterinaria en la
Ilustración española. Obviamente, el autor, formado
en las nuevas corrientes de la veterinaria francesa
introduce innovaciones pero se comprueba a través
del texto cómo conserva y adapta el conocimiento
de la tradicional albeitería y con ella el acervo
de prácticas asentadas desde hace siglos. Las
denominaciones antiguas de muchas enfermedades
tienen en esta obra un rico repertorio, la polisemia
13
Libro conmemorativo del Bicentenario de la Facultad
de Veterinaria, 1793-1993, editor Suárez Fernández Guillermo,
Madrid, Universidad Complutense de Madrid, 1994, pág. 48.
14
Véase Pérez García, J.M.; “Segismundo Malats Codina
(1750-1826)”. Semblanzas Veterinarias. Volumen III. Madrid,
Consejo General de Colegios Veterinarios, 2011, pág. 59.
15
La serie de los elementos iniciada en 1793 con cuatro
tomos dedicados a la Anatomía, sigue con dos de Materia
Médica, tres de Patología y un último titulado Patología o
Cirugía Veterinaria, véase Libro conmemorativo del Bicentenario
de la Facultad de Veterinaria, 1793-1993, editor Guillermo Suárez
Fernández, Madrid, Universidad Complutense de Madrid, 1994,
pág. 48.
13. XIII
para el muermo y su diagnóstico diferencial es
un claro ejemplo, el llamado mal de fuego o mal de
España, (capítulo V), el tétanos llamado mal de
ciervo (pág. 167), o la conocida hambre canina (pág.
200). Llama la atención la selección que hace de las
enfermedades para este primer tomo, concediendo
una mayor extensión a los problemas respiratorios,
como se ve por la distribución de capítulos. Sin
embargo, no es tan evidente la descripción vertical
de patologías caput ad pedis, criterio seguido desde
la medicina medieval en los libros de patología.
La obra tiene varias constantes que merece la
pena analizar. Entre ellas las frecuentes alusiones a la
medicina humana. A lo largo del texto se describen
enfermedades en el hombre y se alude en bastantes
casos a su evolución, síntomas o tratamiento16
. En
cuanto a las alusiones a otras especies, fuera de los
équidos, son mínimas en el volumen que nos ocupa,
pero se dan17
. La hegemonía de los équidos como
objeto de estudio es algo que se daba en la mayoría
de tratados de veterinaria, y no sólo en España, ya
que reflejaba la sociedad del momento en la que el
alto valor económico y de status de estos animales
justificaba el pago de los honorarios del clínico. La
argumentación y explicación fisiopatológica que
16
Esta búsqueda intencionada de aproximación a la
medicina humana puede ser debida a la censura que había que
superar, que solía caer en manos de los próceres del Colegio de
Medicina y Cirugía de San Carlos.
17
Entre otras la infosura o pasmo de extremidades en la
que alude a las demás especies domésticas.
14. XIV
presenta, y que sería objeto de duras críticas por sus
sucesores, está dentro de las corrientes de la época,
sumidas en la teoría de los humores del galenismo
imperante. Hoy nos choca más aún esta explicación
y tratamiento de enfermedades a través de la
depuración de humores, disipar el humor acre o evacuar
el humor o las partículas ígneas que explicaban los
procesos febriles. Frente a ello contrasta un aspecto
opuesto y es el respaldo más riguroso o científico que
da a algunas de las lesiones. Algo que Bichat había
consolidado en la ciencia médica francesa y que
suscribe este autor: la necropsia como herramienta
para confirmar la lesión y ésta para identificar una
etiología18
. Por último, la obra está concebida con
una visión amplia, es un tomo dentro de una serie
enciclopédica. Al margen del resultado final, en
las miras de Malats estaba publicar una obra que
superara a las de albeitería incorporando para ello
más rigor, una descripción más sistemática y la
pretensión de incluir conocimientos más actuales.
Godoy en sus memorias ensalza a Malats y su
obra incluyéndola con la de otros autores entre las
mejores obras escritas de veterinaria del momento19
.
18
Véase el mal de fuego, pág. 28, o la inflamación de pulmones,
pág. 72, con una detallada descripción de las lesiones. Respecto
al bagaje científico de Malats Cordero del Campillo ha destacado
que conocía y practicó la investigación microscópica, citado por
Pérez García, J.M.; “Segismundo Malats Codina (1750-1826)”.
Semblanzas Veterinarias. Volumen III. Madrid, Consejo General
de Colegios Veterinarios, 2011, pág. 60.
19
Véase el texto extractado de las memorias de Godoy en
Pérez García, J.M.; “Segismundo Malats Codina (1750-1826)”…
págs. 60-61.
15. XV
Como se podrá comprobar la polémica sobre
la calidad de la obra de Malats tiene un análisis
complejo y, en muchos casos, tiene excesivo peso
la valoración que cada investigador hace del
personaje y sus hechos. Los fondos del archivo
de la Universidad Complutense después de
diversas búsquedas nos han permitido mostrar
unos documentos de un considerable valor para
evaluar esta obra20
. Por ello, y como anunciábamos
al comienzo de esta introducción, hemos transcrito
una selección de textos que creemos ilustrativos
sobre el origen de la visión crítica. La publicación
de estas fuentes, esenciales para la comprensión del
autor y su obra, consideramos que añade un valor
más a esta edición.
Afinales de 1830 el Duque de Alagón, Protector
de la Escuela, recuerda y exige a los catedráticos
la publicación de tratados o manuales para la
docencia de cada asignatura. Los profesores
contraargumentan sus razones sobre por qué
no se han publicado, ni se publican, más obras.
Finalmente, el Protector responde con una serie
de consideraciones. Estas últimas tienen el valor
añadido de contraponer ambas visiones, la de
colegas o sucesores de Malats y la del responsable
del centro, buen conocedor de la trayectoria pasada.
Otra peculiaridad es que en las declaraciones
20
Archivo General de la Universidad Complutense de
Madrid, AGUCM, V01-051, oficios del Protector de 18 de octubre
de 1830, borrador de la Junta Escolástica de 30 de octubre y actas
de 29 de noviembre de 1830 con la respuesta del Protector.
16. XVI
vertidas por ambas partes, cuatro años después
de la muerte de Segismundo Malats, no existe el
temor a la reacción de éste. En los documentos que
mostramos figuran los problemas que existían para
publicar y las censuras de los médicos21
, las críticas
sin pudor a Malats y a su obra, el ambiente de la
primera época de la Escuela de Veterinaria con la
exigüidad de sueldos, las penurias económicas y las
constantes intrigas y disputas. Así mismo, refleja
a la perfección esta corriente crítica que continúan
Casas de Mendoza, Sanz Egaña y una larga estela
de historiadores de la veterinaria22
. También en
estos documentos se aprecian condicionantes y
circunstancias que explican la actitud de Malats, por
qué defendía sus obras, su constante actitud para
imponer su autoridad y ganar prestigio, las intrigas
y disensiones con el claustro y con los protectores.
En definitiva, las luces y sombras de un personaje
de un indudable carácter polémico pero cimiento
de la veterinaria española.
Como colofón no debemos olvidar que este
manual, con sus aciertos y errores, las críticas sobre
su calidad, incluso su halo de copia de la obra de
Claude Bourgelat, fue la base teórica de la patología
veterinaria de los primeros veterinarios y si bien los
21
La documentación del archivo de la Complutense de
años posteriores muestra cómo se resolvieron las censuras a
favor de la junta de profesores, de modo que a partir de 1830
serían éstos los que aprobaran los textos.
22
Consideramos que el lector puede consultar estas
fuentes, que le facilitamos extractadas, y de ahí formar su propio
criterio.
17. XVII
discípulos pronto superaron al maestro deben algo,
quieran o no, a las obras y al esfuerzo de su autor23
.
Agradecimientos
Mi mayor agradecimiento a las archiveras y
personal del Archivo General y a las bibliotecarias
de la Facultad de Veterinaria de la Universidad
Complutense de Madrid, a todas ellas por su
constante colaboración e implicación en la historia
veterinaria. Y a Ángeles González Tamayo por su
dedicación en la corrección y revisión de textos.
Joaquín Sánchez de Lollano Prieto
23
Quizá por el esfuerzo de memorizar los textos, las
tensas relaciones con Malats como Director de la Escuela, el
férreo control sobre otras obras que ejercía Malats hacen que sus
discípulos y contemporáneos valoren escasamente la obra.
18. XVIII
El Protector de la Escuela de Veterinaria agradece que
algunos profesores escriban Tratados Elementales sobre
sus asignaturas y recuerda esta obligación, extractamos
los contenidos más relevantes:
….He permitido con el mayor gusto que se ponga mi nombre al
frente de ellas [los tratados], mayor y más amplia [satisfacción]
será la que me resulte luego que vea aprobados los Tratados
Elementales que deben escribir todos los catedráticos. La
necesidad que hay de ellos la conocen bien los mismos. Con
estas obras se ilustrarán la ciencia, recibirán honor sus autores
y el Colegio que los ha educado, se evitará trabajo a los alumnos
y desaparecerán los errores y equivocaciones que debe haber
por precisión en las copias que éstos sacan, así que invito a
todos los Catedráticos a que con la mayor eficacia se dediquen
a perfeccionar y concluir sus respectivos tratados elementales,
que supongo ya muy adelantados;….
Archivo General de la Universidad Complutense de
Madrid, AGUCM, V01-051, Oficios del Protector de 18 de
octubre de 1830.
Escrito de finales de octubre de 1830 con el borrador de
la contestación del Primer Catedrático al anterior oficio:
Inmediatamente que recibí el oficio de V.E. del 18 del corriente
relativo a la formación de los tratados elementales se lo hice a
saber a mis compañeros, como V.E. me prevenía en el mismo,
y después de haber meditado su contenido se acordó pasar a
manos de V.E. lo siguiente:
...La vergonzosa dependencia que los catedráticos de esta
Escuela han tenido en el examen de sus escritos por hombres
profanos en la ciencia veterinaria ha sido siempre la causa de
que no hayan aquellos en todas épocas extendido la esfera de los
conocimientos de la ciencia con perjuicio de sus intereses, el de
la instrucción y utilidad general de la Nación. Efectivamente,
por el año 1799 se presentaron traducidas las obras de Bourgelat
por Don Segismundo Malats y Don Bernardo Rodríguez los
cuales pasaron a la censura al Real Colegio de San Carlos y
aunque no tuvieron la más satisfactoria sin embargo fue
aprobada la del último, y si Malats no se hubiese podido evadir
antes de este yugo carecería la España de las obras del más sabio
19. XIX
de los veterinarios. En España y fuera de ella ha sido conocido
el mérito de Rodríguez a quien la Escuela debió sus primeras
nociones de la ciencia…dotado con el don de la enseñanza, las
ventajas que se han logrado de este talento superior han sido que
ha muerto sin comunicarnos sus grandes conocimientos por no
sujetarse a censuras que herían su amor propio por personas
extrañas a la ciencia, aunque por otra parte sublimes en la suya
como él mismo dijo…
La falta de autores de veterinaria en nuestro idioma en
aquel tiempo movió a los catedráticos a reunir todo lo mejor
que se había dicho por los autores nacionales y extranjeros
bajo la forma de diccionario, cuyos trabajos se presentaban
sucesivamente a la Junta Censora la cual siempre daba las
censuras acostumbradas, poniendo defectos que no conocían
logrando por este medio fomentar la discordia y desaliento a los
que trabajaban con gusto con una materia tan útil…cansados
ya aquéllos hombre beneméritos con trabas de esta naturaleza
tuvieron que abandonar la empresa y quedó sepultado en el
olvido todo cuanto nos ha hecho falta en estos últimos tiempos.
La misma suerte sufrieron los cuadernos que se seguían por texto
trabajados por Don Francisco González por los años de 800 y
801…Si la Escuela veterinaria de Lion y de Alfor así como las
demás de Europa hubieran tenido semejantes inconvenientes
no poseeríamos los innumerables trabajos de estos
establecimientos…No se nos diga por esto que nuestros maestros
y antiguos catedráticos no eran capaces ni estaban adornados de
los conocimientos necesarios para publicar sus trabajos pues la
experiencia prueba lo contrario…el Excelentísimo Señor Don
Félix Colón en el año 1817 viendo todos los obstáculos que se
oponían a la publicación de los cuadernos que servían de texto
en la Escuela y que las intenciones de los censores eran evitar
la competencia o la superioridad de una ciencia que acababa
de regularizarse en España dispuso con mucha justicia y
oportunidad fuese la Junta de Catedráticos de la misma Escuela
la que entendiese en las censuras de sus escritos y con esta
medida se hubieran publicado entonces si este jefe superior no
se hubiese separado del establecimiento…¿Luego no podremos
decir que los censores son exóticos a estos conocimientos? ¿No
podremos asegurar que sus censuras son más bien emanadas de
un capricho que de conocimiento en una ciencia que ignoran?...
20. XX
La primera vez que se presentaron los cuadernos de Patología de
Don Carlos Risueño fueron aprobados por la Junta del Colegio
de San Carlos sin más nota que la de tener algunos pequeños
defectos que se podrían enmendar al tiempo de la impresión y
entonces no pareció ni sublime ni difusa…Esta misma Junta
la halla ahora demasiado sublime para texto como si este fuese
un defecto…dos objetos puedan tener la formación de tratados
elementales: uno el proporcionar a los discípulos el mayor
número posible de ideas…y el otro poniendo siempre la opinión
más reciente a lo que parezca más verídico…
Archivo General de la Universidad Complutense de
Madrid, AGUCM, V01-051, Borrador del escrito de la
Junta escolástica al Protector de finales de octubre de 1830
29 de noviembre de 1830 respuesta del Protector, duque
de Alagón, a la Junta Escolástica:
“Veo que V.m. por si y a nombre de los demás catedráticos,
solicita que el examen de los tratados elementales, que todos
deben escribir para sus respectivas asignaturas, se cometa
exclusivamente a V.ms. mismos, fundándose en que los
individuos nombrados por el Rey Ntro. Sr. Para hacerlo
carecen según V.ms. dicen, de los conocimientos necesarios,
y manifestando que a la marcha adoptada en esta clase de
negocios desde la fundación del establecimiento es a la que se
debe únicamente que los encargados de la enseñanza no hayan
ensanchado en todas épocas la esfera de los conocimientos de
la ciencia con perjuicios de sus intereses, el de la instrucción
y utilidad general de la nación”….“diré que es inexacto
el afirmar que los facultativos médicos sean profanos a la
ciencia veterinaria”….“ y que es indudable que el día en que
desaparezcan en nuestro país ciertas preocupaciones vulgares,
y puedan reunirse de buena fe y amistosamente los profesores
de las facultades de Medicina y Veterinaria, la primera hará
mayores progresos con el auxilio de la segunda”….“viendo
muy digno de notar que los catedráticos veterinarios que hoy
recusan a los facultativos médicos como incompetentes en la
materia de que se trata, tienen la biblioteca llena de autores de
Medicina y Cirugía”….”ni menos afirmaré tampoco que los
facultativos médicos puedan decidir magistralmente en todas
las materias”…“Buena prueba de esto es el haber aprobado
21. XXI
el índice del exterior presentado por don Nicolás Casas, sin
pasarlo a la Junta censora.”…. “Hay inexactitudes también en
lo que sientan los catedráticos respecto de las obras de Malats,
Estévez y Rodríguez. Entonces el Colegio de San Carlos dijo
de todas, que eran unas traducciones de Bourgelat, añadiendo
que la del primero tenía algunos defectos, así por los nuevos
descubrimientos que se habían hecho en algunas materias desde
el tiempo en el que aquel célebre maestro había publicado sus
obras,comoporhallarsealgunostrozostraducidosconconfusión
y poca inteligencia. De la de Rodríguez dijeron que abundaba en
galicismos y de la de Estévez que tenía mejor lenguaje y era más
completa; siendo de opinión que podía adoptarse la de Rodríguez,
lo que mandó S.M. con fecha de 4 de enero de 1798”….“¿de
estos hechos se deduce que los censores de aquella época obrasen
por capricho?...¿No se ha dicho muchas veces oficialmente por
algunos de los catedráticos, que ahora representan, que las
obras de Malats no eran más que una traducción de Bourgelat
mal hecha y que las doctrinas de éste antes habían ya caducado
por los muchos adelantamientos que se habían hecho en todas
las materias de la ciencia veterinaria?”…“lo que hay de cierto
en todo esto es que en mi concepto procedieron con justicia,
y que si las obras de Rodríguez, que sin disputa alguna tenía
en si todos los elementos necesarios para haberlas reformado,
y aún para haber escrito otras nuevas, no se siguieron; que si
este profundo y honrado veterinario ha dejado sepultados en
el olvido sus conocimientos, no se debe a la causa que indican
los catedráticos del Colegio, y si solo a las persecuciones y
vejaciones que toda su vida sufrió de don Segismundo Malats
el cual jamás hubiera permitido que viesen la luz pública por
la razón bien sencilla de que hubieran eclipsado sus malas
traducciones, las cuales si bien deben conservarse entre
nosotros como una tradición, y como una prueba de respeto y
reconocimiento al fundador de la Veterinaria, mejor sería que
nos hubiesen sido transmitidas por una pluma más hábil que la
de Malats, a quien por otra parte lejos de estarle agradecidos por
su trabajo, más deberíamos estarlo si jamás se hubiera acordado
de traducirlas, pues así se hubieran evitado grandes males en
el Colegio de Veterinaria”...“Del mismo modo se equivocan los
Catedráticos en afirmar que por la misma causa no vieron la
luz pública los cuadernos que se seguían por texto trabajados
22. por don Francisco González en los años de 800 y 801; que se
vio precisado este mismo profesor a insertar varios artículos
suyos en el Semanario de Agricultura y Artes y otros papeles
públicos; y que don Agustín Pascual, excelente literato, pero
según común opinión de los inteligentes, corto Veterinario,
tuvo del mismo modo que valerse del Herrera para manifestar
la extensión de sus ideas ¿Y a que debe atribuirse todo esto?”…
“las obras de este [Francisco González], y las de Pascual con
dificultad hubieran podido imprimirse porque ambos no tenían
los fondos necesarios para hacerlo, y que aunque los hubiesen
tenido no sé si careciendo de lectores por el corto número de
Veterinarios que entonces había, se habrían determinado a
aventurar los gastos de una impresión, que siempre es muy
costosa”…”respecto de la anatomía de Bobadilla y lo restante de
su obra…si fue aprobada por la Superioridad se debió al informe
verbal del Protector de aquella época, el médico don Juan
Miguel de Aréjula”...”También hay equivocación en atribuir al
Colegio de San Carlos la intención de evitar la competencia o
la superioridad de la ciencia Veterinaria, y diré que este error
es tan de marca mayor como el haberse encargado el examen de
los cuadernos elementales en 1817 a los mismos que los habían
escrito; porque a la verdad ¿no debía suponer el protector Colón
que estos mismos individuos que en particular y todos juntos se
habían reunido con muchísima razón, para echar abajo las obras
de Malats, no habían de ir a decir que sus obras no valían nada
para que prevalecieran las de aquel?”…“¿Hubiera conseguido
del Gobierno que los cuadernos de los Catedráticos se hubieran
adoptado por texto?”...“¿No habría expuesto Malats a la
Superioridad el absurdo de haber hecho a los Catedráticos jueces
en su propia causa?...
“Inexplicable parecería a todos que un hombre tan ilustrado
como el Sr. Colón fuese capaz de dar el paso aventurado, que
ahora califican los Catedráticos de medida sabia, si no se supiese
positivamente que dicho jefe estaba apasionado, y que bajo la
capa del bien público ocultaba un odio inextinguible, aunque
fundado, contra Malats”…“de haberse aprobado la ordenanza
de 1827 traté de que tuviese cumplimiento el artículo 140 de
ella, que previendo que para graduar el mérito y valor de los
tratados elementales debía formarse una junta compuesta de
hombres públicamente conocidos y apreciados por su saber y
23. rectos sentimientos, que nombraría S.M. a propuesta mía,
estuve meditando sobre qué sujetos debería recaer mi elección
y se me ocurrió al instante que debía valerme de profesores
veterinarios sabios y justificados; pero muy pronto conocí que a
menos de echar mano de los mismos autores para censores de sus
propias obras, era imposible encontrar lo que yo deseaba a causa
de los pocos profesores buenos que se conocían. En este conflicto
y teniendo a la vista todo lo que habían hecho mis antecesores
desde la fundación del Colegio hasta el año de 1822 inclusive,
me decidí a proponer facultativos médicos”...”Resumiendo
vendremos a parar en que si las doctrinas veterinarias no se
hallan más propagadas en España no debe atribuirse a que los
facultativos médicos hayan estado encargados de las censuras
de las obras de la Facultad. El continuado choque en que
estuvieron desde la creación de la Escuela con Don Segismundo
Malats todos los Protectores y profesores, las desavenencias
que entre estos últimos hubo siempre, la existencia del Proto-
Albeyterato y de su Presidente Malats; la indigencia en que casi
siempre se hallaron sumergidos los encargados de la enseñanza
obligados a proporcionarse su existencia por otros medios y por
consiguiente sin tiempo ni gusto para trabajar; el corto número
de lectores que ha debido de estar siempre en razón directa del
corto numero de veterinarios; los continuos conatos y amaños
de Malats para que jamás se aprobasen los cuadernos de los
profesores; las convulsiones políticas y algunas otras cosas que
no conviene enumerar ahora; he aquí las verdaderas causas de
que los catedráticos del Colegio no hayan escrito tanto como
los profesores extranjeros”…” he resuelto queriendo darles
una prueba de lo mucho que deseo su particular satisfacción
y bien estar, que para el examen de sus obras elementales, me
propongan el medio que les parezca más decoroso y satisfactorio
para todos”…Madrid 29 de noviembre de 1830…Duque de
Alagón.
Archivo General de la Universidad Complutense de
Madrid, AGUCM, V01-051, actas de 29 de noviembre de
1830, correspondencia Protector.
24.
25. •í ÍÍLÍ..ÍÍ 'iClií
JO 1? F ' JO T JO j a J I Y A Jfi X ^
QUE SE HAN CE
Á L O S A L U M N O S
DE LA REAL ESCUELA
D E V EX E R IN A R I A D E M ADRID
P O R
d o n S E G I S M U N D O M A L A T S ,
P R l M E V i D I R E C T O R D E DICHA E S C U E L A , SOCIO
D E M É R I T O D E L A R E A L S O C I E D A D ECONOMICA
D E E S T A CORTE, P R O F E S O R D E LA ESCUEL A D E
V E V E R I N A R L A D E PARÍS-, SOCIO C O R R E S P O N S A L
D E L A R E A L S O C I E D A D D E M E D I C I N A D E L A
M I S M A CORTE- , M A R I S C A L D E LAS R a, AL ES
C A B A L L E R I Z A S D E S . M . , A L C A L D E E . T A M Í -
N A D O R D E L R E A L T R I B U N A L D E L P R O T O -
.urniriTERATO , &CC,
TOMO PRIMERO DE PATHOLOGIA.
) ti ut
DE ORDEN SÜPEÍfóí? ^ /
EN MADRID EN LA
ANO.D^
4 «
« x i W c r t s w n s B K
27. ÍN D ICE
De los Capítulos de este tratado.
C * a p í t u l o i . 'definiciones é ideas
necesarias para entender este
tratado. . ............................ Pág. i.
CAP. II. Enfermedades inflamato-
rias
CAP. m. D e la infamación de las
7
partes contenidas en el cráneo, i ^
CAP. IV. D el vértigo.................. . 16^,
CAP. V. D el mal de fuego, ó mal
deEspaña. .................... 21.
%
CAP. VI. Aturdimiento ó estupor. 26.
CAP. vil. Infamación de la mem-
brana interna de las narices. 3o.
CAP. viii. Infamación esencial de
pituitaria ^
CAP. IX. Iif/amacion de la membra-
na pituitaria por la gurma ó
la membrana
muermo común 35.
a 2
28. CAP X. T)e la espiuinancia, . . . . . 4 ^
=CAP. XI. Ide.las enfermedades hif,a-
matorías del pecho en general. ^ i
C A P . XII. Neumonia ó infiamacioné
del pecho
C A P . XIII. infam ación del pulmoni
peripneumonia. .. . . . . . . . . . ,%
C A P . X IV . Infamación .simple de los
pulmones. .............. . . . ,
C A P . X V . D e la tos con evaquacion
de materias fu id a s por las na-
rices. ................. . . .
C A P . X V I . D e la tos seca ó sin eva-
C A P . X V II. D e las enfermedades in-
fam atorias del vientre en ge-
neral. ^ .
C A P . X V III. D e la infamación del
estomago............ ...................
C A P . X IX . Infamación de los intes-
60.
7 0
7 6 .
quacion por las narices.... . . . . 82.
8 6 .
8 7 .
29. tinos
CAP. XX.- Infamación de intestinos
por causa de haber bebido agua
muy fria ,
CAP, XXI, In f amación de intesti-
nos por haber comido el ani-
mal algunas substancias' vene-
nosas.
9 1 ..
99..
1 00.
CAP. XXII. Infamación de intesti-
nos por lombrices. .
Infamación del hígado, 113
Infamación de ¡a ve-
XIga. . 1 1 8
CAP. XXV. Infamación de Id ma
triz 1 2
CAP., XXVI.- Infamación: de los ri
3
nones y uretra, . . . . . . ..... j 26.
CAP.- XXVII. Fieeuresia, -. . i 32
CAP. xxviii. D e la vómica, . . . ., 1 ^y
CAP. XXIX. Empiema, .... . . . . .
30. CAP. XXX. D e la Uds. . . . . . . . 15*^ ’
CAP. x x x í . Enfermedades espas-
módicas en general. . ............. *59
CAP. x x x i i . Tétanos, omal de cier-
vo
CAP. XXXIII. Infosura é pasmo de
las extremidades..........................*77
CAP. XXXIV. Pasmo de las partes
posteriores del cuerpo. . . . . . 192
CAP. XXXV. Pasmo por una heri-
da ó contusión. .................... * *93
Pasmo dolor
mutismo 1 9 Ó
CAP. XXXVII. D el pasmo articular
en general^ ó de la contracción
ó rigidez de una articulación sin
jxnquilosis..................................... 203
CAP. XXXVIII. D e la gota. . . . . . . 204
, 208CAP. XXXIX.
CAP. XL. Apoplegía...................... 228
/
31. 1
P A T R O L O G I A
o T R A T A D O
D E L A S E N F E R M E D A D E S
C A P IT U L O PRIM ERO.
j P athología es una parte de la Me-
dicina que trata de las enfermedades.
Llámase Hippopathologia aquella
parte de la Medicina veterinaria que
trata de las enfermedades del Caballo.
Por enfermedad se entiende el es-
tado que no es natural al viviente, y
en que las funciones animales están
interceptadas , disminuidas ó aumen-
tadas.
E l objeto de la Pathología es dar á
conocer las enfermedades , y los me-
dios de precaverlas ó curarlas; pero
TOM. IX. A
32. 2
para conseguir esto último se ha de
atender á la causa, síntomas, diagnós-
tico , pronóstico y curación , y tam-
bién á la indicación y contra indica-
ción.
Causa es lo que produce un afec-
to particular, una enfermedad ó un
nuevo estado de los sólidos ó fluidos,
que desarregla la máquina anim al, y
origina alguna indisposición ó enfer-
medad.
Llámase causa interna si existe en
cierto modo en el cuerpo ántes del
efecto producido , y externa la que
existe fuera del cuerpo , y se le apli-
ca, produciendo por consiguiente una
enfermedad. Las causas internas afec-
tan comunmente los humores y par-
tes sólidas ; pero las externas se hacen
33. sentir primero en los sólidos que en
los fluidos.
Causa próxima es la que directa-
mente produce el mal que se presen-
ta , siempre es entera , suficiente y
existente, en toda la enfermedad , y
bien sea simple ó compuesta, mientras
dura siempre existe y continua la en-
fermedad , que solo se extingue quan-
do ella falta.
Causa remota es la que indispone
el cuerpo de modo que cae enfermo
quando le sobreviene otra causa , y
así jamas es entera y suficiente para
producir el mal.
Causa accesoria se llama la que
(3)
por SI sola no produce el m al, sino
que necesita otra que se junte con ella,
y así para curar la dolencia que pro-
A 2
34. duce es necesario desarraigar una y
otra , que juntas forman una causa
próxima.
La causa remota aplicada al cuer-
po se llama preindisposicion anteceden^
te , como por exemplo , el tempera-
mento , la plétora , &c.
La causa accesoria que se reúne á
la remota para excitar y producir uní-
w
das la enfermedad se llama procatár-
tica ú ocasional, y no incomoda hasta
que cambia la disposición : esta pue-
de ser tanto interna , como externa.
Síntomas son los accidentes que
acompañan la enfermedad, y la dan á
conocer.
Diagnóstico es la decisión, discer-
nimiento ó juicio que se forma de la
enfermedad, ó el conocimiento del
(4)
35. (s)
estado presente , y del estado natural
del enfermo por los síntomas que se
observan.
Pronóstico es el anuncio que se
hace del resultado de una enfermedad
por los signos que indican las conse-
qüencias que ha de tener el mal.
Y por curación se entiende el mo-
do metódico de emplear los remedios
que son capaces de curar la enfer-
medad.
Que entendemos por indicación y
contra indicación ya se dixo en la pá-
gina 2. del tomo II. de mi Materia mé-
A »'
Para llegar á distinguir unas de
otras las enfermedades se han tentado
varios métodos , reduciendo las que
eran semejantes á una misma clase,
36. « •
que se ha dividido en órdenes , géne-
ros y esp ecies, haciendo esta división
por los caractéres y diferencias que
tienen entre s í , ó poniendo baxo una
misma división las que afectaban un
m ismo lu gar ó parte del cuerpo , y
aun por algunos se ha adoptado el
(6)
clasificarlas por los síntomas que las
dan á conocer , dividiéndolas en evi-
dentes , casi evidentes y oscuras ; pero
y o , procurando evitar la difusión que
causa la división en clases , órdenes,
géneros y esp ecies, y las dificultades
que producen los otros métodos , re-
duciré á capítulos separados las en
ferm edades que convienen en ciertos
caractéres, porque miradas baxo un
punto de vista podrán explicarse con
%
mas claridad , y comprehenderse mas
37. (7)^
fácilmente la conexión de unas con
otras.
C A P Í T U L O II.
ENFERMEDADES INFLAMATORIAS.
In flamacion es la obstrucción de
los vasos sanguinos con dolor , calor,
tensión , rubicundez y algunas ve-
ces calentura , lo que manifiesta que
puede ser interna ó externa , según
las partes que afecta : y simple ó com-
puesta 5 según está sola, ó acompa-
íiada de otro mal.
Baxo el nombre de inflamación se
entienden los tres grados de phlógosis
ó simple estancamiento de la sangre en
los vasos capilares : el phlegmon,
que es quando la sangre á fuerza de
38. dilatar los vasos sanguinos y límfátí-
cos ensancha su orificio, y penetra en
ellos, y la inflamación por extravasa-
ción , que es quando la sangre dilata
tanto los vasos que los rompe , y se
extravasa.
E l dolor de la parte inflamada de-
pende de la demasiada tensión de las
fibras nerviosas que envuelven y ro-
dean la parte inflamada.
Esta tensión proviene de la alte-
ración , é inchazon de los mismos va-
sos que tienen mas sangre que la que
pueden admitir.
E l calor depende de la cantidad
de partículas Ígneas que se reúnen en-
aquella parte, de lo que proviene una
calentura inflamatoria, que aumenta la
tensión de los sólidos , y el movimien-
( 8 )
39. fe)
to de los fluidos, la qual es uno de
los síntomas principales que acompaña
y da á conocer la inflamación.
La rubicundez se origina de la
sangre arterial que se introduce en
los vasos linfáticos, y arteriales capi-
lares que rodean la parte afecta.
La inflamación tiene varios nom-
bres según la parte que afecta, y así
quando da en los ojos se llama ophtaU
tnia, eñ la pleura , pleuritis ó pleu-
resia; en los pulmones , peripneumo-
nia ; en el hígado, hepatitis ; en el
hazo, esplenitis, y en los riñones, neu-
fritís.
*
Causa.
La causa de la inflamación pue-
de dimanar, ó de estar la sangre muy
TOM. IX. B
40. I o
espesa, o por ser muy acre, o por ser
excesiva su cantidad, ó estar muy en-
rarecida : quando la sangre por ser
mucha, ó estar muy enrarecida pasa
con trabajo y lentitud por los canales
capilares, hace mucha impresión en
ellos, los ensancha, se detiene y pro-
duce la inflamación, Quando está muy
espesa pasa también con trabajo y
lentitud por los canales capilares, dis-
minuye su calibre, y produce el mis-
mo efecto.
Estos vicios de la sangre tienen
diversos orígenes , porque el espesa-
miento puede provenir tanto del mu-
cho reposo, como del demasiado exer-
cicio : la mucha cantidad de sangre
proviene del mucho reposo y de la
demasiada cantidad de alimentos bien
i ' .
41. (ll)
digeridos .*por último el enraredmien-
*
to se origina de la fatiga y exercido
violento, juntándose á estas causas
generales otras especiales, como la
disposición de la parte, su irritación
el frío exterior, &c.
Por vicio de los vasos suele ori-
ginarse también la inflamación, por-4
que estos algunas veces se hallan com-
primidos, obstruidos, desgarrados ó
magullados. Quando se hallan compri-
midos por los cuerpos que los rodean,
la sangre no circula con libertad, y
por tanto se junta y se inflaman las
partes contiguas: quando están obs-
truidos los vasos se interrumpe la cir-
culación : quando están desgarrados
no pueden contener el fluido; y quan-
do están magullados carecen de elas*^. *
B 2
42. (la)
ticidad y no contribuyen á la circu-
lación; y así de todos estos modos se
produce el mismo efecto que es la in-
flamación. '
S íntornas.
(
Los síntomas de la inflamación
son la tensión, la hinchazón, el dolor,
el color roxo, el calor de la parte y
algunas veces la calentura. De la infla-
mación nace también el espesamiento
del humor que se separa en las par-
tes contiguas á la inflamación, por-
que el calor y la oscilación de las
partes inflamadas disipa las partes
aqüosas , y su falta hace que las de-
más se espesen.
43. I
Diagnóstico
Las señales de la inflamación en
las partes externas son muy fáciles de
conocer, porque están sujetas á la vis-
ta ; pero quando da en las partes in-t
ternas solo se conoce por los movi-
mientos y agitación del animal, que
manifiestan que tiene dolor, por la mu-
cha palpitación, y algunas veces por
*
la calentura, tos y dificultad de res-
pirar , si la inflamación ataca los pul-
mones.
Pronóstico,
La inflamación es mas , ó ménos
4
peligrosa según la parte que afecta y
la extensión que ocupa: es claro que
la de las partes internas es mas pe-
44. í
ligrosa que la de las externas, y que
,
la de las internas es tanto mas temi-
ble quanto es mas esencial para la vi-
da la parte que ocupa.
( • 4)
i f %
I
Curación
. I Para curar la inflamación se ha
de usar de los atemperantes y diluen-
tes, y se ha de procurar disminuir la
cantidad de sangre , y destruir la obs-
trucción que es la causa de que pro-
viene este mal.
45. I
C A P Í T U L O III.
DE LA INFLAMACION DE LAS PARTES
CONTENIDAS EN EL CRANEO.
4
a inflamación de las partes con-
tenidas en el cráneo, aunque convie-
ne con los caracteres generales de la
inflamación , tiene otros particulares
qué determinan este género de enfer-
medad , pues el animal que la padece
anda como vacilando, sus ojos están
inflamados, y como si estuviese aira-
do, se presenta con la cabeza baxa, y
algunas veces está tan furioso , que se
ua de cabezadas contra las tapias, y tie-4
ne calentura mas ó ménos aguda según
el estado y actividad del mal.
46. I
C A P I T U L O IV
DEL VERTIGO.
uno de los males que viene de
la inflamación de las partes contení
das en el cerebro es el vértigo.
Síntomas.
E l animal que padece esta enfer-
medad está como aturdido, alarga da
cabeza como si quisiese andar y bus-%
ca donde tenerla apoyada : los ojos
le centellean, está como vacilante, y
al fin se cae como una piedra: vuel-
ve los ojos hacia todas partes, no be-
be, ni com e, y al ver que tropieza
en todas partes es de presumir que se
le perturba la vista.
4
47. I
^ Causas,
Aunque no es fácil de acertar la
causa de este mal es verisímil que
provenga del demasiado movimiento
de las arterias de la retina, y de la
obstrucción del cerebro; porque aquel
hace temblar las fibras nerviosas que
distribuyen sobre la retina , órgano
principal de la vista, y produce
ó una especie de obscuridad
la vista.. Este movimie»
dimana de la obstrucción de los
del cerebro, la qual hace refluir
la sangre en demasiada cantidad hacia
de la
E l exercicio violento , el excesi
el estar los animales mucho tiem
po al sol, el respirar en una quadra
TOM. IX. Q
' • •>
48. I
ventilación, los muchos alimentos nu-•
tritivos , las contusiones en la cabe-
2a, & c. son causas que producen este
mal.
Curación.
Se tomarán las precauciones ne-g
%
cesarías para que el animal no se apor-
ree , atándole de un modo convenien-
te : se le hará beber agua blanca, y
no se le darán alimentos sólidos. Des-
pués sé pasará á destruir, ó disminuir
la causa de este m al, que es la obs-
trucción, y<para esto se le darán unas
sangrías grandes, y la decocción de
substancias atemperantes y diluentes,
cap. IL tom, IL de la Materia médica,
haciéndosela tomar con freqüencia pa-
ra* aíj^mperar y diluir sangre, dismi-
49. 1
nuir su enrarecimiento, y facilitar els
que circule mejor. A la decocción de
estas plantas atemperantes se le echa
un poco de salvado, ó harina de trigo,
y se le da á beber al animal, ó se le
hace tragar. Esta misma decocción sin
la harina, ó salvado sirve para echar
cada dia algunas ayudas al animal, y
para que sean purgantes se disuelven
en la decocción quatro onzas de mé-
dula de casia, para limpiar los intesti-
nos gruesos de las materias que com-
primen los vasos sanguinos , obligan-
do á que la sangre acuda con mas
abundancia al cerebro, y produzca es-
te mal,
Los remedios externos, que suelen
emplarse por algunos autores de jui-
cio, tienen algunos inconvenientes , y
c 2
50. así solo deben usarse en caso que com-
parados los buenos efectos que se es-
peran de ellos, con los males que pue-
den producir, se crea que han de ser
mayores aquellos que estos.
(20)
Pronóstico.
/
Este mal es terrible, y sino cede
á la continuación de los remedios que
se acaban de especificar, .deben te-
merse fatales consequencias.
51. 2I
G A P I T U L O V.
D E L M A L D E F U E G O , Ó M A L DE-
ESPAÑA.
1 mal de fuego, ó mal de Es
paña proviene de la inflamación de las
partes contenidas en el cerebro.
Síntomas,
E l animal que padece esta enfer-
medad anda con la cabeza baxa, es-
tá siempre triste , se echa pocas ve-
ces , se aparta del pesebre y tiene
mucha calentura , como lo denota la
freqüente palpitación del corazón ; de
modo que si se le pone la mano sobre
0
el pecho, se percibe algunas veces co-
mo vate la arteria aorta.
52. 2 2
Causas.
v >
E l estancamiento de la sangre en
los vasos del cerebro por causa de lag
calentura, es el origen de este mal, por,
que como en estado de fiebre el mo-
vimiento de la sangre no se hace con
libertad en las extremidades capila-
res, concurre gran cantidad de sangre
con mucha rapidez al cerebro ; con
esto quedan sus vasos obstruidos, y
de aquí nace la pesadez de cabeza', la
tristeza y el abatimiento del Caballo.
E l cerebro /
que
obstruye con freqüencia , porque co-
mo es blanda y casi sin elasticidad, la
t
sangre se estanca fácilmente en ella,
y como por las dos arterias carótidas,
y las dos vertebrales acude mucha
53. 2
sangre al cerebro^ esto también es cau-
sa de obstruirse con facilidad, á lo
que contribuye la mucha rapidez que
tiene este fluido por estar esta visee-• 4
4
ra poco distante del corazón, y últi-
>
mámente se produce esté efecto, por-
que la vuelta de la sangre se hace de
distinto modo en el cerebro que en las
demas partes del cuerpo , pues como
se habia de hacer en él la secreción
de los espíritus animales, era preciso
que este fluido subsistiese allí mas4
tiempo para facilitarla. Esta disposi-
slcion del cerebro con alguna causa
determinante ocasiona las frequentes
de esta viscera , y pro-
duce este mal
De esto se infiere que todo lo que
aumenta la velocidad de la sangre, y
54. /
(^4)
la obliga á permanecer mucho tiempo
en los vasos del cerebro debe mi-
rarse como causa de este mal , y asi
lo son en este sentido los alimentos nu-
tritivos, el excesivo exercicio después
del descanso y las demas causas que
diximos que lo eran del vértigo.
' J■
V
orno:; -o.o Pronóstico. I ¿r
Las señales que anuncian las con-
seqüencias de este mal son casi las
mismas que las del vértigo. E l caer-
se las crines á los Caballos que pa-
decen esta dolencia no es un carác-
ter particular de ella, sino una con-
seqüencia de todas las enfermeda-
des inflamatorias. ’ ’ )
V
56. 2
C A P I T U L O VI,
a t u r d i m i e n t o 5 o ESTUPOR,
U n o de los males que vienen de
la inflamación de las partes contenidas
en el cerebro es el aturdimiento, ó
estupor
S íntornas.
E l animal que padece esta dolen-
cia anda con tan poca firmeza, que
apenas tropieza cae en tierra , pero
levanta la cabeza para no aporreársela.
Quando está en la quadra apenas se
le notan estos síntomas, pero quando
sale de ella suele comenzar á dar vuel-
tas, y á veces cae redondo.
Aunque esta enfermedad tiene al-
¿
57. 2
guna semejanza con la epilepsia, no
dura como esta, ni va acompañada
de convulsiones.
Causa,
La inflamación de las partes in-
ternas causa este mal, pero no siem-
pre ; porque algunas veces solo pro-
viene de disposición al estado infla-
matorio, y plenitud de los vasos san-
guinos.
Origínase también este mal del
excesivo calor que sufren los anima-
les por estar al sol, ó en caballerizas
muy abrigadas en el invierno : por
pasar repentinamente del frió al ca-
lor, por falta de bebida en dias ca-
lorosos de estío , por haber comido ó
D a
58. 2
haberles suministrado remedios muy
irritantes, ó habérseles introducido al-
gunos cuerpos extraños con los ali-
mentos.#
A l disecar los cadáveres de los
animales muertos de esta enfermedad,
suele hallarse en los ventrículos del
cerebro una cantidad notable de agua.
Curación.
' > Están indicados para curar esta
enfermedad los remedios que disminu-
yen la sangre y el calor, como las san-
grías y bebidas atemperantes ( Mate-
ria médica, tom, II. cap. II. ) y las ayu-
das con infusión de sen (Materia
médica , tom. II. cap. V.) Por el con-
^ I ^
trario están contraindicados todos los
remedios que aumentan la cantidad y
59. 2
velocidad de la sangre, y el tener loss
animales en quadras poco ventiladas.
Pronóstico
La enfermedad que no cede á los
%
remedios sobredichos , debe tenerse
por mortal , y aunque no se sabe de
. g
fixo su duración , se ha notado que los
animales mueren de ella al quinto,
séptimo ó nono dia, y que es muy ra-
ro el que pasa del décimo quarto.
60. o
C A P I T U L O V II.
%3|
INFLAMACION DE LA MEMBRANA INTERNA
DE LAS NARICES.
Diagnóstico,
as partes externas de la cabe-
de los animales, que tienen la mem
brana interna de las narices inflamada,
y las glándulas maxilares están hin-
chadas y doloridas , la membrana pi
inflamada, y el animal arro-
ja por las narices una materia que al
principio es clara , después espesa y
blanquizca, y al fin de la enfermedad
llega algunas veces á ser verdosa.
61. I
C A P I T U L O V Í I L
INFLAMACION ESENCIAL DE LA MEMBRA
NA PITUITARIA.
r>OLOR DE CABEZA,
S miomas.
T ie n e el animal doliente los ojos
inflamados, hinchados y lagrimosos, la
cabeza baxa , la lengua y boca calien-
te , y procura con freqüencia expeler
las substancias eterogéneas contenidas
en la nariz: su apetito y rumia dismi-
nuyen , y las glándulas maxilares no
siempre están hinchadas: la cabeza mu-
chas veces está tan hinchada como en
la afección erisipelatosa externa de la
cabeza.
62. 2
Tiene este mal bastante semejan-
za con la gurma y el muermo, pero
4
se distingue sin embargo ; pues aun-
que conviene con el muermo en la
obstrucción de las glándulas maxíla-
la de la
materia mucosa, blanca ó verdosa que
se hace por las narices ; en el muer-
mo el animal tose, y pierde su ape-
tito al principio, y también á veces en
los dos días ó tres primeros tiene ca-
4
lentura ú otra incomodidad , y en la
inflamación , de que trata este capí-
tulo , el animal luego que está enfer-
mo se pone triste , no come , ó come
muy poco , las fuerzas vitales se le
aumentan , y las musculares disminu-
yen , estornuda y tose freqüentemen-
te, las glándulas maxilares, que tiene
63. (33)
hinchadas, están doloridas, y la mate-%
ria que arroja por las narices toma
con mas prontitud un color amarillo
y verdoso ; ademas es muy raro el
que se hinche al principio del muer-
mo la cabeza del anim al, y así aun-
que se vea que arrojan por las nari-
ces materias blanquizcas y mucosidad,
no se ha de decidir por eso inmedia-
tamente que el animal tiene muermo,
que es una enfermedad contagiosa,
pues esta no la padece el buey , sin
embargo que muchas veces tiene in-
flamada la membrana pituitaria.
Si se hiciese igual comparación
entre la erisipela ó la gurm a, y la
enfermedad de que tratamos, se halla-
ría que no pueden confundirse unas
con otras.
TOM IX. E
64. (34)
Causas.
Causa esta inflamación el tránsi-
to repentino de un lugar caliente á
otro muy frió, la bebida muy fresca
quando el animal tiene mucho calor,
el tener que sufrir en invierno mu-
chas horas de lluvia, &c.
Curación.
Están indicados para este caso la
sangría , los perfumes hechos en la
quadra con partes iguales de aguar-
diente y vinagre, y la bebida de agua
blanca tibia , y en estío suero, y por
pienso salvado humedecido. Asimis-
mo lo están las ayudas de infusión de
sen con nitro , echando á cada tres
65. libras de infusión dos onzas de nitro.
Si la inflamación termina por su-
puración 5 se le ha de inyectar por las4
narices una decocción de cebada , y
en caso que esta no deterja bien la
úlcera se ha de usar del agua de cal
con m iel, y para conseguir que este
fluido detergente llegue á todas las
partes de la nariz, se ha de inyectar
con una xeringa que tenga el extre-
mo de la cánula redondo, y con mu-
chos abujeros.
E 2
66. (3«)
CAPITU LO IX.
INFLAMACION DE LA MEMBRANA PITUI-
TARIA POR LA GURM A, Ó MUERMO
COMUN.
E s ta enfermedad no es otra cosa
que un humor que contrae el feto en
el vientre de la madre , y circula sin
cesar con los demas fluidos, sin cau-
sarle alguna impresión sensible hasta
cierta edad , y hasta que ha adquiri-
do cierto grado de cocción. Esta en-
fermedad es general en el ganado ca-
ballar y el mular , y el asnal le pa-
dece igualmente aunque no tan apa-
rente, ni hace en él progresos tan
violentos como en el Caballo.
Este humor se halla en disposi-
67. (37)
cíon de separarse del cuerpo del ani-
mal desde que este tiene un año , has-
ta que llega á quatro regularmente;
sin embargo varía según la consti-
t
tucion del ayre , de los alimentos,
dei clima , de su temperamento, y
de la mayor ó menor robustez.
Síntomas.
Los síntomas de esta enfermedad
son la tristeza , la tos , la postración
de fuerzas, la hinchazón de'las fauces,
traquearteria , y la circunferencia de
la laringe , la inflamación entre las
mandíbulas , la supuración , la deyec-
ción por las narices , la calentura mas
ó ménos fuerte , la ronquera , la fal-
ta de respiración , la inapetencia á la
68. (38)
comida, pero tiene ganas de beber,
y no puede á veces tragar el agua.
Curación.
Sin embargo de que esta enfer-
medad es inflamatoria, el Profesor de-
be evitar quanto pueda la sangría has-
ta el extremo , porque sangrando al
animal se le disminuyen las fuerzas,
se le interrumpe el curso de la natu-
raleza , y no puede hacer aquel sacu-
dimiento ó expulsión del humor que
es nocivo, y de esto resulta que la su-
puración no se puede efectuar por fal-
tarle el calor de la sangre , y el em-
pujo que necesita la naturaleza para
hacer una crisis perfecta y saludable,
y el humor que debia despedir y ar-
69. (39)
rojar hace un retroceso á la circu
lacion ó masa de los fluidos , en
donde permanece hasta que toma in-
cremento para destruir la naturale
%
manifestándose después de
modos , y produciendo enfermeda
des de diferentes caractéres , según
la disposición del animal; pero es
tas rara vez son inflamatorias
chrónicas , y el muermo propiamente
dicho
Para evitar todos estos daños es
que inmediatamente que el
Profesor se ha cerciorado de la enfer
medad por los síntomas referidos O
algunos de ellos, y del estado en que
halla , procurará auxiliar la natu
raleza con los remedios mas adapta
dos. Como la época mas común de
70. mor
%
esta enfermedad, y la mas favorable,
es quando la padecen los animales en
el estado de libertad, durante su man-
sión en las dehesas o praderías , debe-
rán continuar paciendo, separándolos
de los que están sanos, para que ba-
xen la cabeza, y se deposite el hu-
entre las mandíbulas , formando
las paperas y la buena supuración en
ellas, para lo que se les pondrán cata-
plasmas emolientes. Para que con mas
brevedad se manifieste , será del caso
se les destine un tinglado ó co-
bertizo , según la estación , pero par-
ticularmente en el invierno , y en
los fuertes soles del verano, el que
es de grande utilidad para que ten-
gan este resguardo á su arbitrio, y si
no hubiese esta proporción , ó por
(4°)
que
71. I
haber mucho número de enfermos, ó
estar las dehesas distantes del cober-
tizo , se ponen en una quadra que es-
té bien ventilada , y se les echa la,
comida en el suelo , como si estuvie-
sen paciendo en el campo , y si em-
piezan á arrojar el humor por las na-
rices , es señal que la supuración de
t
las paperas no se ha establecido bien,
ó por no haberle dado salida por me-
dio de una incisión, ó por falta de dis-
posición en dicha parte, y así se tendrá
cuidado, dos ó tres veces al día, en lim-
piarles las narices con una esponja
embebida de una decocción emolien-g
4
t e , sahumándolos al mismo tiempo con
las mismas plantas, para facilitar la de-
yección , para que no les quede en la
sangre algún residuo que después les
t o m . IX. F
72. 2
sea nocivo, como se ha dicho, é im-
pedir por este medio el que se coman
y laman lo que arrojan por las nari-
ces , porque les seria muy perjudicial
el que entre otra vez por el estómago
á la circulación de la sangre.
Algunas veces sucede que la in-
flamación tiene tanta fuerza, que im-
pide el conducto de la respiración,
y es necesario hacer la operación de
la trachiotomía para dar salida y entra-
g
da al ayre que recibe y expele el pul-
món : algunas veces la supuración se
hace eñ la parte posterior y superior
de la laringe , y para extraer aquel
material , es necesario hacer la ope-
ración de la hiovertebreotomía , por-
que á no ser así , el animal se su-
focaría , y de ello dimanaría la muer-
73. (43)
te , no siendo socorrido con prontitud.
líOS remedios mas esenciales pa-
ra curar dicha enfermedad son el uso
de los edulcorantes de la Materia mé-
dica , tom. II. pág; 44. cap. IV. , las
fumigaciones , las lavativas emolien-
tes , las cataplasmas, labatorio pecto-
ral , &c.
^ E l régimen diatético debe ser, en
caso que la causa exija separar el ani-
mal de las dehesas , el salvado hu-
medecido con agua Caliente, en don-
de se habrán disuelto quatro ú seis on-
zas de miel,y se le dará un poco de pa-
ja ó yerba puesta en el suelo para que
baxela cabeza, suministrándole elagua
que debe beber con harina de trigo, y
en cada cubo media onza de nitro.
Luego que el animal ha conclui-
F Z
74. J
(44)
do de arrojar, ó bien que las heridas
de las paperas ó úlceras se han deter-
gido , y se van cicatrizando, será muy
del caso purgar el animal con’ los pol-
vos de aloes y antimonio de la Materia
médica, pág. 303. toní. II., y si queda
algo irritado es conveniente sacarle
dos ó tres libras de sangre.
Si después de haber practicado
estos remedios , y seguido el mé-
todo prescrito , conociese el Profe-
sor que el animal no habia arrojado
todo el humor, y que le queda algún
residuo de él en la circulación , usará
por algunos dias los aperitivos y de-
tersivos ; y si por la excreción de la
orina no se disipase el humor, se ha-
rá uso de las substancias diaforéticas, y
sudoríficas, pág. 74. cap, VI. tom. II.
75. (45)
Materia médica, á fin de darle salida
por la via de la transpiración ; porque
no depurando este humor enteramen-
te de la masa de la sangre, resulta que
luego que se sujeta el animal al esta-
do doméstico , la mayor parte de las
enfermedades que padece son resul-
tas de dicho humor.
C A P I T U L O X.
D E L A E S Q U I N A N C I A .
Esquinancia es una inflamación%
de la parte posterior de la boca, y de
encima de la laringe , algunas veces
,
de la glotis, y de lo interior de la
traquearteria , y otras se estiende
hasta el pulmón. Esta inflamación es
76. 45
como todas las demas , y se termi-
na por resolución, por supuración ó
por gangrena. Algunas veces forma
un depósito en la laringe y principio
de la traquearteria , y otras en toda
su extensión , como se ha dicho, y en
las glándulas linfáticas de esta parte,
propias de la membrana interna de la
traquea : si el depósito se hace en la
laringe , corroe , y se introduce den-
tro de la traquearteria, cae el humor
á los bronchios, y se opone á la sali-
da del ayre y de la respiración, y su-
foca al animal t quando el abceso de
la traquearteria es considerable , y
traspasa la parte , produce el mismo
g
efecto, y quando el abceso de la la-
ringe se abre , ó traspasa el fondo de
la boca, el pus sube á Jas narices por
77. (47)
encima del velo palatino, y va á sa-
lir por ellas.
Si la supuración de la traquearte-
ria no es muy abundante, algunas ve-
4
ces el ayre de la respiración da sali-
da á la materia , y la hace subir to-
do lo largo de la traquearteria, hasta
llegar encima del velo palatino , y
le da salida por las narices.
Quando el pus es acre de su na-
turaleza , ó por estar detenido en las
fosas nasales, corroe la membrana pi-
tuitaria , y degenera la enfermedad
en muermo propiamente dicho.
aS*íntornas.
Las señales^que dan á conocer
la inflamación del esófago , y larin-
78. (48)
ge , son : que el animal echa babas
y espuma por la boca, que algunas
veces se nota hinchazón en la parte
exterior de la garganta y glándulas
parótidas, que tiene calentura, falta de
respiración , y que no puede tragar el
agua que bebe, de modo que la arro-
ja por las narices. Estos síntomas qua-
sí se confunden con los de la gurma
ó muermo común, que algunos auto-
res llaman también gurma maligna.
t
Diagnóstico.
Inmediatamente que el Profesor
se cerciore de qual es la enfermedad
que padece el animal, procurará co-
nocer el grado en que esta se halla, y
observar los síntomas mas esenciales,
79. . (49)
como son la respiración laboriosa, si
la inflamación hace progresos, si la
calentura es considerable , y si la la*
ringe y faringe se van cerrando por
la inflamación: y si fuese así, es nece-
sario que acuda prontamente con los
remedios mas eficaces y análogos á
dicha enfermedad.
Curación.
La curación de esta enfermedad
consiste en relajar los sólidos , aflo-
xando la tensión de las fibras , y
atemperar la acrimonia de los fluidos,
disminuyendo su cantidad por me-
dio de las sangrías reiteradas, con el
vapor del cocimiento de plantas mu-
cxlaginosas y emolientes, los baños ó
TOM. IX. Q
80. o
fomentaciones de dicho cocimiento
las lavativas emolientes reiteradas , los
pediluvios, friegas en las extremida-
des, las bebidas atemperantes y edul-
corantes de la Materia médica, cap. II.
p. 19. y p. 44. cap. IV; tom. I I ., y si
la inflamación fuese tan pertinaz que
impidiese la respiración al animal, se
le hace inmediatamente la operación
de la trachéotomía: y si terminase la
inflamación por supuración, y ocu-
pase el pus, á se formase el abceso en
la parte posterior y superior de la bo-
ca, ú ocupase alguna parte en las trom-
pas de Eustachio, se practicará la ope-
ración de la hyovertebreotomia, es-
tableciendo una inyección detersiva
del cocimiento de cebada, con miel, y4
usando de él dos ó tres veces al dia.
í
81. I
C A P I T U L O XL
DE LAS ENFERMEDADES INFLAMATORIAS
tDEL PECHO EN GENERAL
IN F L A M A C IO N D E LAS P A R TE S CON-
T E N I D A S E N EL.
N o es dificil conocer que al-
gunas de las partes del pecho están
inflamadas; pero la dificultad está en
hallar los caractéres que denoten en
particular qual de los órganos es el
que está enfermo , porque en los ani-
males en muchos casos no existen los
caratéres que se hallan en los hom-
bres.
G 2
82. 2
S íntornas.
Xos síntomas generales de las in-
fíamacipnes de pecho son: el ipoverse
aceleradamente las costillas, vatir los
ijares , estar los animales agitados,
tristes, con pocas fuerzas musculares,
con el movimiento del corazón y der
las arterias mayor que lo regular, te-
ner una especie de to s, y suspirar.
C A P Í T U L O X II.
PNEUMONIA 5 Ó INFLAMACION DEL PECHO.
Sta enfermedad es común y
general á todas las visceras conteni-
das en la cavidad del pecho, y á
la pleura , y demas membranas que
83. (ís)
las tapizan y cubren. Como enfer-
medad infiamaíoria , sea en la par-
te que fuese de dicha cavidad , de-
bemos curarla siempre con un mis-
mo método 5 á no estar complicada
con una cacochímia de los humores ú
otro m al, que en tal caso se varía el
método de curarla. En los animales
se confunden comunmente los sínto-
mas de esta enfermedad con los de
la peripneumonia, y otras enferme-
dades que afectan la cavidad del pe-
cho , y así en los animales solo pue-
den distinguirse algunas por sus sín-
tomas.
Causas.
Las causas de esta enfermedad
son poco mas ó ménos las de la pe-
84. (54)
ripneumonia, y por tanto no las pon-
dré aquí, porque se hallan en el capí-
tulo siguiente.
Síntomas,
Todas las enfermedades del pe-
cho se manifiestan en su principio por
acsecion de frió, y contracción espas-
g
módica del pulso , que quasi no se
-percibe por reunirse la sangre en gran
cantidad en el pulmón y vasos prin-
cipales por causa del acceso del frió,
que comprime las partes externas y%
superficie del cuerpo del animal. Se
le nota fatiga en la respiración, mas
considerable al tiempo de la inspira-
ción, que en la expiración, por no po-
derse dilatar el pulmón por hallarse
comprimido : el animal no puede es-
85. ( 55)
tar echado sino por momentos siem-
pre que padece alguna enfermedad
en la cavidad del pecho , y en ca so
que se eche alguna vez es por poco
tiempo j porque la falta de respira-
ción 5 y la fatiga se le aumentan por
hallarse la cavidad del tórax com-
primida contra el suelo. La calentura
es mas ó ménos fuerte , según la gra-
vedad del mal, y la parte mas o mé-
nos esencial que ocupa.
Curación
Este mal se cura con los mismos
remedios que la peripneumonia , con
solo la diferencia de graduar el re^-
medio á la enfermedad , disminuyen-
do ó aumentando su dosis. Si el gra-
9 ^
86. (S5)
do de la calentura es muy considera-4
ble se sangrará á proporción de las
fuerzas del animal , pero siempre se
hará esta operación después de la ac-
cesión del frió, porque con ella se po-
dria ocasionar la muerte rápida al ani-
mal. Si después de haber sangrado
una 5dos ó tres veces al animal, se vé
que disminuye la calentura , la agita-
ción y fatiga de la respiración , no se
debe juzgar que está por esto curado,
sino que se ha de seguir el método an-
tiflogístico interiormente , haciendo
uso de las substancias atemperantes y
dulcificantes de la Materia médica,
pág. 19. cap. II. y pág. 44. cap. IV.
tom. II., y en caso de no establecer-
se la evaquacion por las narices lí
otras vias, se hará uso de los expec-
87. (í?)
torantes, pág. pó. cap. VIH. , y de
.
los neumónicos, pág. 140. cap. XIV.;
y si habiendo usado estos remedios
los síntomas no disminuyen, la tos con-
tinúa , y no se ha establecido alguna
de las referidas evaquacionesf, se de-
be temer una complicación de la en-
fermedad , con algún humor bilioso,
pútrido ó seroso ; y así el Profesor
cuidará de distinguir que humor es el
que acompaña á dicha enfermedad, y
procurará continuar con aquellos reme-
dios que son mas adaptados , para
combatir la complicación de ella. Si
al quinto ó séptimo dia no ceden los
síntomas por grados,: se deberá hacer
uso de los vexigatorios , ó de la raíz
del eléboro en el esternón , extrayen-
do de este modo el humor nocivo.
TOM. IX. H
88. ( 58)
la enfermedad se complica con un hu-
mor pútrido o bilioso, se hara uso de
los expectorantes, pág. 66, cap. V llL
tom. II. Materia médica, pudiéndose
combinar , como expresa dicho ca-
pítulo , con diferentes substancias, y
también con los antisépticos, cap. 24.
pág. 180. tom. II. de la Materia mé-
dica, y lo mismo se pueden combinar
la peripneumonia. Si el humor se
complica con una serosidad o fiema, se
hará uso de las preparaciones anti-
moniales, como el kermes mineral, el
tártaro emético , el vidrio de antimo-
4
nio , & c. no perdiendo de vista la pri-
mer causa que es la inflamación , ad-
ministrando todos aquellos remedios
generales adaptados a la enfermedad,
y por consiguiente el régimen diaté-
4
tico.
89. (59)
Pronóstico.
Y a se ha dicho que toda inflama-
ción tiene varias terminaciones princi-
pales; pero las del pecho difieren en
algún modo, de las demas pues se hacen
por resolución, por supuración, por
evaquacion, por una vómica, por em-
piema ó por gangrena. Si la calen-
tura, la tos y falta de respiración
han disminuido al mismo tiempo, es
señal de que la enfermedad se ha ter-
minado por evaquacion ó resolución;
pero si la tos, y la calentura conti-
núan, aunque los demás síntomas ha-
yan desaparecido, se puede temer al-
guna supuración, ó el que se haya
depositado el humor entre algunas
membranas, en cuyo caso se le day
H 2
90. (5o)
el nombre de vómica, ó que la serosi-
dad se haya depositado en la cavidad
del pecho, que se llama empiema ; y
si ha terminado la inflamación en al-
guna úlcera , degenera en tisis.
C A P I T U L O XIII.
INFLAMACION DEL PULMON
p e r i p n e u m o n i a .
L a peripneumonia es una infla-
mación del pulmón por extravasación
de una sangre espesa y acre, que por
su grande efervescencia y empujo, los
vasos no han podido resistir los cho-
ques repetidos , y se han roto , for-
4
mando la sangre una extravasación en
91. I
la substancia del pulmón, que aumen-
ta el calor, y forma una escoriación
6 erupción erisipelatosa ó fíegmono-
sa, que dilata el texído celular de la
pleura, y la membrana de la misma
viscera está muy dolorida.
Causas.
Son varias las causas que produ-
cen este mal, y así se notarán las mas
freqüentes y generales, como: la trans-
piración interceptada , el exercicio
violento, las sales que se separan con-
tinuamente de la sangre extravasada de
diferentes partes, que vuelve á intro-
ducirse en los vasos de su inmedia-
ción , lo que produce una fermenta-
ción de toda la masa, acelera la cir-
92. 2
culacion, y forma la calentura mas ó
ménos fuerte por la superabundancia
de bilis que circula con la sangre, y
aumenta su acrimonia y espesura: las
caballerizas poco ventiladas, y en que
habitan diferentes animales , los ali-
mentos de mala calidad , como la ce-
bada apelillada , o mezclada con ma-
las semillas , ó recalentada , asimis-
mo la paja ó heno humedecido , las
aguas corrompidas ó encharcadas, las
lluvias continuadas del invierno, la in-
temperie , y últimamente la sangre
cargada del humor pituitoso que se
estanca en el pulmón, o circula con
mucha lentitud.
93. (< Í3 )
Síntomas.
Los síntomas de esta enfermedad no
son muy fáciles de conocer , porque
tiene el mismo principio que muchas
otras enfermedades internas , como es
la accesión de frío y calentura : aquel
en su principio se manifiesta por un
temblor que suele durar dos , tres y
á veces quatro horas : inmediatamen-
te que disminuye el frió y temblor.
empieza la calentura , y se aumenta
mas ó menos, según la fuerza del mal:
se percive en el pulso una desigual-
dad mas ó ménos considerable , difi-
cultad en la respiración, tos , evaqua-
cion mucosa y espumosa por las na-
rices ( el color de esta materia varía,
unas veces es pajizo , y otras sangui-
94. (54)
nolento), ocasionada por el niovímien-
to , la fermentación y opresión del
pulmón, y sus circunferencias: la res-
piración fuerte , y á veces fétida, los
ojos hinchados , á veces rubicundos,
y otras algo pajizos, postrado de fuer-
zas , dobla el animal el cuerpo forman-
do mayor cavidad lateralmente hacia
el lado que el pulmón está mas enfer-
mo, alarga hacia adelante una de las
dos manos , una vez una , y otra vez
otra, de modo que quasi nunca las
tiene juntas, procurando dilatar la ca-
pacidad del tórax para que no esté
tan comprimido el pulmón : tiene sed,
pero no apetece la comida. Esta en-
fermedad es muy freqüente en la pri-
mavera y entrada de invierno , sin
embargo que en todas las estaciones
95. (^5)
dei año pueden padecerla los anima
les.
Pronóstico.
Esta enfermedad siempre es muy
peligrosa, porque es de una viscera
tan esencial á la vida como el pulmón.
Si el segundo 6 tercero dia no empieza
^1 animal á arrojar algún material por
las narices ó por la boca, es señal que
el humor no ha hecho aun la cocción;
pero si al quinto dia no arroja, se debe
temer la resolución, ó que el humor
forma algún abceso ó supuración. Si
se logran algunas deyecciones de hu^
mores purulentos ó biliosos por el ano,
ó por la via de la orina, es señal que
se opera una crisis saludable , los sín-
tomas disminuyen por grados, la res-
TOM. IX. I
96. piracion es mas libre, y H calentura
va cediendo , y se puede esperar sin
duda el alivio del animal.
Si del quinto dia hasta el séptimo
4
no se verifican algunas evaquaciones
por las narices, boca, cámara , orina
ó por la transpiración: si los síntomas
no disminuyen , y las fuerzas muscu-
lares van menguando, se debe temer%
%
la sufocación por la infiltración del
pulmón , ó la gangrena y muerte del
animal. Se ve que algunos animales
duran nueve, once y hasta catorce
dias , aguantando por medio de la
aplicación de los remedios que se les
suministran ; pero son pocos los que
escapan sí es una verdadera perlpneu-
monia, y en caso que se liberten que-
dan con alguna enfermedad crónica,
(66)
y
97. que por último destruye el animal.
(í7) I
Curación.
Inmediatamente que se observa
que el Caballo se halla con el frió , se
procurará darle un baño aromático ca-
liente en los riñones, y encima el dor-
so , cubriéndole bien con una manta?
se le darán lavativas emolientes, y en
caso que el frió sea mucho se le ad-
ministrará una bebida de la infusión de
flor de saúco , con seis onzas de miel,«
media onza de alcanfor, y tres drag-
mas de espíritu de nitro dulce, que se
le dará tibio al animal. Esta bebida se
le da para disminuir el frío, y pro-
curar que la calentura sea ménos fuer-
te. Como el Profesor al tiempo de la
I 2
98. (58)
accesión del frió no puede juzgar po-
sitivamente si será peripneumonia, ú
otra enfermedad , es necesario que es-
té en espectativa de los síntomas que
la caracterizan , y luego de recono-
cidos procurará el establecer el mé-
todo ó régimen para combatirla , co-
menzando por las sangrías ( después
del frió ) recurriendo á las substancias
edulcorantes y atemperantes del II.
tom. de la Materia médica , siguiendo
hasta el tercer dia con el uso de es-
tos remedios , y sí el animal no em-
pieza á arrojar por las narices ó bo-
ca, usará de las substancias expecto-
rantes dulcificantes de la Materia mé-
dica, tom. II. cap. VIII. pág. i o o ., pa-
ra favorecer la expectoración , conti-
nuando algunos dias , y si después
99. /
(^p)
de estos remedios el enferm o no ha
arrojado m aterial alguno por boca <5
narices , 6 otras partes , es señal que
ha quedado alguna infiltración en la
substancia del pulm ón , y se hará uso
de las substancias diuréticas , pág.
85. cap. V II. 5 y los atenuantes diuré-
ticos , pág. 3 4. , dándole al enferm o
unos sahumos de la decocción de
plantas em olien tes, y dos ó tres v e -
ces al dia su lavatorio p e c to ra l, & c.
arreglando igualm ente un régim en
diatétíco, que será el salvado mojado
con agua calien te, en donde se hará di-
solver quatro ó seis onzas de m iel : el
agua que debe beber será tibia, con ha-
rina de trig o , y un poco de n itro : con-
tinuando este método se puede espe-
rar el buen éxito que se desea.
100. (7°)
CAPÍTULO XIV.
INFLAMACION SIMPLE DE LOS PULMONES.
Síntomas,
1 enfermo respira con dificul-
tad , le vaten los ijares, tiene el pul-
so fuerte y acelerado, y una tos se-
ca y poco freqüente. A proporción
CJU6 erees Is- infi3.niHCiori ss aumen*
tan todos estos síntomas y disminu-4
yen las fuerzas musculares. A l prin-
cipio de la enfermedad arroja por las
narices una materia viscosa, pero en
corta cantidad, esta después se vuel-
ve blanca, y al fin llega á ser ama-
rilla, ó verdosa. .
Ademas de estos síntomas tiene
101. I
los de estar triste, con los ojos hin-
chados, con las narices m uy caluro-
sas , la lengua seca, le falta el apetito y
no rum ia, se le suspende la le c h e , el
aliento es fétid o, el pelo se le c a e , y
suspira con freqüencia; pero estos sín-
tomas no son absolutamente esencia-
les á esta enfermedad.
Causas.
L a causa de esta enfermedad es
la Obstrucción de los vasos del pul-
m ón, la qual proviene unas veces de
que la sangre movida , ó enrarecida
con-el mucho exercicio, acude con de-
masiada abundancia á esta viscera y la
obstruye, y otras veces de que este mis-
mo movimiento hace que por el su-
1
102. 2
dor se pierdan algunas partes de la
sangre, con lo que se espesa, circu-
la con dificultad, obstruye los vasos
capilares del pulmón , y origina la
enfermedad de que se trata.
Produce este mismo efecto el frío
repentino que siente el animal por
beber muy frio^ ó por pasar de una
admósfera muy caliente a otra que
no lo es.
Se nota que hay ciertas estacio-
nes del año en que ios animales es-/
tán mas expuestos á padecer este mal
que en otros, y así se ve que regu-
larmente la padecen en la primavera.
En los cadáveres de los anima-
les muertos de esta enfermedad se ha-
llan los pulmones obstruidos, de co-
lor roxo de violeta ó negruzco, el
103. (73)
interior de los bronchios infiamado:
algunas veces hay aherencias de la
pleura en el pulmón , abcesos en la
substancia de los pulmones , un flui-
do purulento desparramado en una
ú otra cavidad del pecho, y rara vez
manchas negras y gangrenosas; pero
se encuentran manchas lívidas ó ro-
xas obscuras en la superficie iníerna
de los pulmones.
Pronóstico,
Esta enfermedad hace su crisis
el quinto ó séptimo d ía, y por esto
debe esperarse que la víspera de es-
tos se aumenten los síntomas.
La tos moderada , la especíora-
cion nasal fá c il, abundante y blan-
TOM. IX. ij
104. (74)
quizca , la orina abundante, fétida y
colorada, y el escremento húmedo son
señales de una crisis buena, si es que
en el quarto ó sexto dia se han au-
mentado los síntomas sensiblemente
para hacer la crisis en el quinto ó
séptimo; pero si en estos días la cri-
sis ha sido imperfecta, y se aumentan
los síntomas, es señal de que falta mu-4
cho para la resolución, y debe espe-
rarse que el animal morirá, o le ven-
drá una supuración mortal por lo re-
gu lar, por la abundancia del pus, y
lo delicado de los pulmones, órgano
necesario para la vida. Y asi quando
la inflamación se termina por resolu-
ción, vuelve á tomar su curso la san-
gre , cesan los accidentes, y el Ca-
ballo cura; pero quando no se veri-
105. (75)
fica ésta , se termina el mal como he
mos dicho por supuración, ó por gan
greña
Curación.
Esta enfermedad se cura como la%
pleuresía , pero quando la supuración
está establecida, y el Caballo arroja
por las narices una materia amari-
llenta y serosa, entonces es menester
hacerle respirar el vapor del cocimien-
to de yerbas emolientes, como el gor-
dolobo y la malva, cocidas en agua por
espacio de una hora; cuyo remedio de
be repetirse á lo ménos tres veces al
dia.
Algunos facultativos, para conse-
guir el que este remedio se tome por
mayor espacio de tiem po, meten las
K 2
'v
106. (7<5)
yerbas, que se han cocido, muy calien*
tes en un talego, que cuelgan de la
cabeza del enfermo , y le dexan en
esta situación hasta que liega á en-
friarse.
C A P I T U L O X V .
DE LA TOS CON EVAQUACION DE MATE
RIAS FLUIDAS POR LAS NARICES.
Entendemos por tos el movimien-
to del pecho , que excita la naturaleza
para expeler con el ayre de los pul-
mones lo que impide la respiración:
algunas veces dimana la tos de la mu-
cha sensibilidad de las membranas que
revisten la parte'interior de los bron-
chios , la traquearteria, la laringe, ó la
membrana pituitaria , otras de hallar-
107. (77)
se algo inflamadas. Esta tos puede
ser con evaquacion de materias flui-
das por las narices, y entonces va
acompañada de los siguientes
Síntomas.
E l animal que padece esta enfer-
medad tose y arroja por las narices un
humor seroso y transparente al prin-
cipio 5 que después es blanquizco y
algo espeso: está triste y disgustado,
tiene la traquearteria mas sensible que
en estado natural , la respiración al-
go trabajosa ; pero las pulsaciones
del corazón y arterías casi se hallan en
su estado natural, y no tiene las glán-
dulas maxilares obstruidas. La triste-t
za 5 el disgusto y el fluxo de narices
no pasan de doce dias.
108. (78)
Causas,
Quando el Caballo está abriga-
d o , y de repente se le expone al frió,
se le suprime la transpiración de la
cabeza , se le comprimen los poros,
y el humor de la transpiración reflu-
ye á las narices, y produce esta tos
de que tratamos.
Curación,
Inmediatamente que se advierta
que el Caballo tiene este mal, se le ha
de exponer , solo la cabeza , al vapor
del agua caliente: se le dará agua blan-
ca tibia para que beba , mezclándola
con miel : los quatro ó cinco prime-
ros dias se le dará por pienso salva-
109. (79)
do con miel y agua tibia, y después
se le empezará á dar paja.
Quando lo que arroja por las na-
rices tenga mas consistencia y color,
en vez del baño del vapor de agua
caliente se le dará un perfume con
incienso o benjuí, y dos ó tres ayu-
das diarias de decocción de malvabís-
I
co con nitro , y se procurará tener
al Caballo en una quadra abrigada,
pero limpia y ventilada. Todas las
mañanas se le dará al enfermo media
libra de m iel, y en caso que esto no
baste se recurrirá á lo que se pres-
cribe en la Materia médica , tom. II.
cap. VIII. pág 9 ó.
Quando la tos empieza á dismi-
nuir , y la materia que arroja el ani-
%
mal por las narices anuncia cocción.
110. se le pueden dar unps bolos de azu-
fre con miel ó trementina, ó de ye-
mas de huebo mezcladas con miel y
cantidad suficiente de polvos de oro-
zuz ; pero con la precaución de que
no haya irritación en los bronchios,
ni disposición inflamatoria quando se
administra este remedio.
Aunque la sangría parece con-
traria á este mal, se debe administrar
sin tem or, quando el animal se halla
pletórico , porque es muy difícil dis-
tinguir el fluxo nasal de la enferme-
dad de que traíamos, del que tiene
el animal muermoso , especialmente
al principio ; pero se distingue en que
el de la enfermedad de que tratamos
ahora , no pasa de quince dias , por-
que si excede este periodo es señal
(8o )
i
111. (8.)
de muermo , y entonces se ha de re-
currir á los remedios prescritos para
curar el muermo en sus principios.
Véase la Materia médica, tom. IL
cap. IIÍ. IV. y V.
Si el fluxo pasa de quince dias,
si tiene el animal glándulas á ambos
lados , y en especial si las tiene en
uno solo, se ha de tener por muermo,
y por consiguiente se deben aplicar
á las narices primero inyecciones dul-
cificantes , y después detersivas: se
le ha de hacer que respire el vapor
del agua de salvado, y de las yerbas
de la decocción dulcificante, para lo
que se meterán en un talego que se
le colgará de la cabeza.
TOM. IX. £
112. ( 8 í )
CAPITULO XVI
DE LA TOS SECA , Ó SIN EVAQUACION
POR LAS NARICES.
Síntomas.
E n esta tos no hay fiuxo por
las narices , el animal está triste , y
tiene poco apetito.
Causas.
Suele venir esta tos de correr vio-
lentamente en una dirección contra-
ria á la del viento , de la impresión
repentina y desagradable que suelen
hacerle el ayre y las bebidas frias, y
también de la mala calidad de los hu-
113. (83)
mores que lubrifican las paredes de
los bronchios, traquearteria y laringe.
Pronóstico,
Quando la fatiga del enfermo dis-
minuye 5 es señal de que la tos va á
terminarse.
Se debe temer que esta tos ten-
ga malas conseqüencias, quando es fre«
qüente y fuerte ; pero para conocer
esto es necesario distinguir las enfer-
medades en que la tos es solo sinto-
mática , de aquellas en que es esen-
cial , porque si no es fácil caer en
un error que podia acarrear algunos
daños.
L 2
114. (84)
Curación,
Esta tos se cura en sus princi-
pios con agua blanca tibia mezclada
con m iel, con la infusión de raiz de
orozuz con miel , con una corta can-
tidad de flor de azufre con mucha
m iel, y con ayudas mucilaginosas.
Quando el animal está pictórico
se le sangra de la yugular , se le da
paja por pienso , y dos ó tres veces
al dia se le expone una media hora á
que inspire el vapor del agua ca-
liente.
Quando la tos disminuye, este va-
por ha de ser de la infusión de plan-
tas aromáticas , y se le dan bolos de
azufre ó trementina con mucha miel,
si es que el enfermo ha pasado algu-
115. u *
(85)
nos dias sin calor, ni dificultad de
respirar.
Quando la tos es tan violenta que
se puede temer alguna inflamación de
pecho, es preciso acudir inmediata-
mente á sangrar de la yugular, ha-
ciendo dos o tres sangrías en el es-4
pació de quarenta y ocho horas, dán-
dole ademas al enfermo bebidas mu-
cilaginosas y tibias , exponiéndole al
vapor del agua caliente , :y. echándo-
le lavativas dulcificantes. Véase la
Materia médica, tom. II. fol. ^6 y
l O O .
T
i
116. ( 8 6 )
C A P Í T U L O X V I I .
DE LAS ENFERMEDADES INFLAMATORIAS
DEL VIENTRE EN GENERAL
Síntomas.
L a inflamación de las visceras
del abdomen , particularmente del
estómago, intestinos y vexiga , se co*-
noce por la continua agitación en que
se h a l l a el animal, porque está siem-
pre moviendo sus extremidades
los músculos del vientre violenta
mente contraídos , las inspiraciones y
t
espiraciones son largas , porque
borborismos , el vientre dolorido , la
cabeza y los ojos mirando hacia el
117. vientre , por la calentura aguda, y
4
por el batir de los ijares.
( 8 ? )
C A P I T U L O XVIIL
DE LA INFLAMACION DEL ESTÓMAGO.
Síntomas.
uando el Caballo padece este
mal , casi siempre está echado , tiene
sus ojos fixos en el vientre , escarba
con las manos , y de quando en quan-
do menea los pies , suspira y hace
inspiraciones largas, tiene la lengua
seca y encendida , está triste y aba-
tido desde el principio de la enferme-
dad , bebe y come a lg o ; pero después
pierde absolutamente el apetito y
na de beber.
118. Qo
Causas,
Interceptada ó suprimida de re-
pente la transpiración por haber bebi-
do agua muy fría estando agitado y
caloroso el animal, se origina esta en-
fermedad , y produce igual efecto
quando come excesivamente , porque
las fibras del estómago sufren una ex-
tensión violenta. También causan es-
ta enfermedad un exercicio violento,
la exaltación de la bilis, la fermen-
tación de los alimentos corrompidos
en el estómago, el haber bebido aguas
impunas, ó comido algunas plantas
corrosivas , insectos venenosos , subs-
tancias metálicas , &c.
t
119. / Curación,
E i modo de curar esta dolencia
es recurrir á las evaquaciones copio-
sas de sangre, las quales se reitera-
rán según lo exija el caso : se usará
de los remedios generales antiflogís-
ticos, como baños , labativas, fumi-
gaciones emolientes, &c. dando des-
de luego las bebidas dulcificantes y
atemperantes de la Materia médica
tom. II. cap. IV. pag. 44. cap. II.
pag. 19. escogiendo las substancias
que sean mas adequadas para conse-
guir el fin que se propone el Pro-
fesor.
Si el animal ha comido alguna
substancia venenosa del reyno vege-
tal , y de ella viene la inf
TO?vI. IX. M
120. (po)
se debe usar al instante de las bebidas
y ayudas mudlaginosas, ú oleosas en
abundancia^, ísim olvidar las'evaquacío-
ues de sangre, según la cantidad o
qualidad del veneno, y el grado de
irritabilidad-del sugeto.
Si la»'substancia que causa el mal
es metálica , se^administrara el alcali
íixó disuelto én mucha cantidad de
agua de miel, ó el agua de cal, la
magnesia ú otras' tierras calcáreas:
bien -que para producir estas el mis-
mo efecto tardan mucho mas.
Por ultimo si proviene esta in-
flamación de alguna substancia ani-
mal venenosa , désele agua de miel,
suero, agua blanca con harina de
arroz ó de cebada, y si se sospecha
que ha tragado algunavsanguijuela se
V