La parábola del rico y Lázaro enseña sobre la incompatibilidad entre el servicio a Dios y el servicio al dinero. Presenta un final dramático para los injustos para provocar una reacción en los oyentes y advertir sobre las dificultades que crean los bienes materiales para la salvación. La parábola debe entenderse a la luz del seguimiento de Jesús y la renuncia a los bienes terrenales, así como las exigencias morales del Reino sobre la fraternidad cristiana y los necesitados.