SlideShare una empresa de Scribd logo
1 de 13
1




Entre la admiración y el recelo: Cultura clásica y formación
      humanista en los monjes de la Alta Edad Media


Podemos decir, sin dudar, que la Edad Media comienza con dos
Renacimientos1: el Renacimiento carolingio y el Renacimiento del siglo XII2, y
que dentro de este marco temporal se dio el fenómeno cultural que conocemos
como el humanismo medieval. Pero ¿en que consiste este humanismo?
Ciertamente no se reduce a un conocimiento suficientemente amplio del latín,
ni al uso de figuras retóricas y citaciones clásicas, si no más bien en la
conjunción de una experiencia y una cultura. Y la vida monástica propiciará
este movimiento de encuentro. En efecto, el monje medieval quiere desarrollar
su naturaleza humana en el dominio del conocimiento pero, por otro lado, sólo
lo puede hacer a partir de su condición de cristiano, a la luz de las exigencias
del Evangelio y en vistas a hacer crecer en él la vida en Cristo3.

De esta manera, el humanismo de los monjes de la Edad Media supone la
alianza de la cultura y de la vida espiritual, con todo lo que esta comporta de
ascesis y oración. Pues toda su cultura está condicionada por su experiencia de
la vida monástica. El monasterio ofrece al monje los medios de cultura, y la
experiencia religiosa que experimenta en él da una finalidad a esta cultura.
Hace llegar a la persona humana, por esta experiencia, más allá de ella, hasta la
unión con Dios4.

Para el monje, el humanismo integral consiste en hacer crecer en el hombre la
influencia de Aquél que es el único “hombre perfecto”, Cristo, el Hijo de Dios,
que ha de volver un día en su gloria. Este humanismo escatológico no excluye
el humanismo histórico, que pide a los testigos del pasado lecciones capaces de
contribuir al desarrollo armónico del hombre5.

Pero acceder a este humanismo histórico exige el contacto con textos
procedentes de autores paganos, hecho que puede llegar a producir problemas
en los jóvenes monjes y, quizás, también en los no tan jóvenes. Tenemos, por
ejemplo, el testimonio de Othlon (+1070), monje del monasterio de san

1 VIGNEAUX, Paul, El pensamiento en la Edad Media, p13.
2 Se puede discutir el uso del término „Renacimiento‟ para estos episodios culturales, Jean
  DÉCARREUX en su obra Moines et monasteres à l’époque de Charlemagne (pp. 66-69),
  ofrece argumentos a favor y en contra, decantándose finalmente por su uso.
3 LECLERCQ, Jean, L’Humanisme des moines au Moyen Age, DS vol. VII, 960.
4 Cfr. Ibid., 963.
5 LECLERCQ, Jean, El amor de las letras y el deseo de Dios, p. 189.
2


Emmeram de Ratisbona, que en dos de sus obras, “Sobre las propias
tentaciones, sobre el propio destino y sobre los propios escritos” y “De cursu
spirituali”, narra su lucha contra las tentaciones producidas por la lectura de los
clásicos, de las cuales sólo se liberó gracias a la inspiración divina6.

Este ejemplo, y otros muchos, hará decir a Jean Leclercq que el problema del
humanismo se reduce a un doble conflicto. El primero consiste en la relación
entre vida espiritual cristiana y las realidades profanas de donde adquiere el
conocimiento estudiando la lengua latina. El segundo es el conflicto resultado
del enfrentamiento entre la debilidad de la persona humana y su nobleza7.

En las siguientes páginas veremos, a grandes trazos, el marco en el cual se dio
esta lucha de la cual, podemos avanzar, los monjes salieron vencedores.


El primer renacimiento carolingio

En el siglo VIII los monasterios son el refugio de la cultura. En Inglaterra
aparece una cultura netamente monástica que será motor para la cultura
medieval. Nombres como Beda, Aldhelm, Bonifacio y Alcuino, en sus
primeros años de formación, son muestra de esta pujanza cultural. Tomemos
por ejemplo Alcuino, gracias a sus Versos evoracenses, nos es dado conocer
parte del catálogo de la biblioteca a la que tenia acceso en York. Sabemos que
contenía obras de Aristóteles y Cicerón, los poetas Virgilio, Estacio y Lucano,
y los gramáticos Donato y Prisciano como autores principales. También estaba
bien representada la literatura patrística latina, y tampoco faltaban autores
como Boecio, Casiodoro, Isidoro y Beda, tan apreciados en aquel tiempo por el
carácter compilatorio y didáctico de sus obras:

     “Aquí brilla lo que Jerónimo, Ambrosio, Hilario enseñaron
     O Anastasio y Agustín escribieron.
     Orosio, León, Gregorio el Grande
     Junto a Basilio y Fulgencio fulguran.
     El grave Casiodoro y Juan Crisóstomo
     Junto al maestro Beda y el ilustrado Aldhelmo vienen.
     Mientras Victorino y Boecio están
     Con Plinio y Pompeyo, mano a mano”8.

Para revitalizar culturalmente su imperio Carlomagno se hace rodear de los
mejores consejeros de su tiempo, entre los que se encontraban numerosos
monjes anglosajones. Alcuino es uno de ellos, y el emperador lo llama para que
se haga cargo de la reforma educativa del imperio.


6 Cfr. LECLERCQ, Jean, Umanesimo e cultura monástica, pp. 48-52.
7 Cfr. LECLERCQ, Jean, L’Humanisme des moines au Moyen Age, DS vol. VII, 960.
8 ALCUINO, Versus de Sanctis Eboracensis Ecclesiae, vs. 1535-1543.
3



El monje inglés se veía en estrecha relación con los antiguos. En su dialogo De
virtutibus et vitiis muestra a Carlomagno como la virtud, la ciencia, la verdad,
valen por sí mismas; el cristianismo las estima, las cultiva. Pregunta el alumno:
“¿Y los filósofos?” “Ellos supieron que estas cosas pertenecen a la naturaleza
humana y las cultivaron con extremo cuidado”. “Pero entonces, ¿qué
diferencia hay entre tales filósofos y cristianos?” “La fe solamente y el
bautismo”. La sabiduría antigua hace que se reconozca su valor; los filósofos
presentan ante el cristiano al hombre sencillamente hombre; para los
medievales que se distinguen de ellos tan sólo en el orden de la gracia, los
antiguos definen la naturaleza.

En una carta que Alcuino dirige al emperador, le anima a levantar en Francia
una nueva Atenas, superior a la antigua, puesto que ésta tendría las enseñanzas
de Cristo. Instruida por Platón, la primera tuvo el brillo de las siete artes
liberales; los siete dones del Espíritu Santo elevarán a la segunda por sobre
toda sabiduría de este mundo. Aunque para ello tendrá primero que enseñar sin
descanso el latín, dándole un nuevo brillo a una lengua que hasta aquel
momento se estaba perdiendo completamente.


El latín

Pero, ¿por qué volver al latín? Hay diversas razones. Una es la intención de
Carlomagno de restaurar el antiguo imperio romano, y así poder asumir toda su
herencia cultural. Otra es el hecho de que la Iglesia romana continuase
utilizando el latín en su liturgia, en sus leyes y en sus documentos. Las lenguas
vernáculas todavía no habían alcanzado un lenguaje suficientemente preciso
para poder expresar las doctrinas de la Iglesia, con el riesgo de poder introducir
errores en el dogma. Y también, especialmente, la idea de que Dios hablaba en
latín. ¿No estaban las sagrada escrituras escritas en esta lengua? ¿no hablaban
los interpretes de la Sagrada Escritura en latín? Así pues, quedaba claro que
Dios sólo podía hablar a los monjes, y estos a Dios, en latín9.

Lamentablemente esta idea comportaría un problema, creaba una separación
cada vez mayor entre el mundo eclesial y el resto de sociedad. Entre los que
sabían latín y los que no. Porque incluso dentro de los monasterios se
establecieron esas diferencias. Así, mientras los monjes que habían entrado de
pequeños no tenían ningún problema para aprender del latín, los que lo habían
hecho de mayores sólo adquirían los rudimentos de la lengua con enorme
dificultad.




9   Cfr. COLOMBÁS, García Mª., La tradición benedictina, Vol. III, p. 252.
4


Porqué el conocimiento del latín en aquellos tiempos era deplorable10. La gente
ni lo hablaba, ni lo entendía. Muy pocos tenían el suficiente dominio para
leerlo sin dificultad, por no decir ya escribirlo. Ni siquiera entre los clérigos
había un conocimiento suficiente. Un obispo que examinaba a uno de sus
sacerdotes le preguntaba: “Cuándo bautizas, ¿sabes distinguir el masculino del
femenino? ¿el singular del plural?” 11 . Carlomagno hizo destruir muchos
códices, incluso de los mismos libros sagrados, a causa de la multitud de
errores que se había incurrido en la copia de los mismos. Podemos leer en una
capitular del 789:

        “Que haya escuelas para la instrucción de los niños. Que en cada
        obispado, en cada monasterio, se enseñe los salmos, las notas, el canto,
        el cálculo, la gramática y que se tengan los libros cuidadosamente
        corregidos. Pues a menudo los hombres, queriendo rezar a Dios, rezan
        mal por causa de los libros incorrectos que tienen en las manos”12.

¿Y donde podían encontrar los mejores modelos para mejorar su conocimiento
del latín si no en los autores paganos de la antigüedad? Aunque, hay que
tenerlo en cuenta, ya desde tiempos de san Jerónimo la aproximación a la
cultura clásica siempre ha sido contradictoria en los autores monásticos. Por un
lado muestran su admiración, por otro, prevención. Es cierto que muchos
autores monásticos alertan sobre la lectura de los clásicos paganos y la
desaconsejan, pero no es menos cierto que estos mismos autores los conocen y
los utilizan.

No fue el griego igualmente apreciado, es más, de hecho se lo miraba con
cierta reticencia, resultado sin duda de un alejamiento que se había iniciado
hacía tiempo entre Occidente y Oriente, así como las difíciles relaciones que se
mantenían en aquel tiempo con la Iglesia bizantina. Las obras de los padres
griegos se conocían sólo a través de sus traducciones al latín y muy pocos eran
los que lo conocían con solvencia13.




10   Ferdinad LOT en su libro La fin du monde antique et le début du moyen âge narra de forma
     conmovedora la situación de la lengua latina en los albores del renacimiento carolingio,
     pp. 402-406
11   Cfr. DÉCARREUX, Jean: Moines et monasteres à l’époque de Charlemagne, p. 75.
12   Ed. Pierre RICHÉ, Educación en la cristiandad antigua, p. 130
13   Siendo ésta la opinión generalizada de los diversos autores consultados (Cfr., por ejemplo,
     Emilio MITRE, en «Sociedad y cultura en el Occidente altomedieval», en Hª del
     Cristianismo Vol. 2, p. 124), no podemos menor que tener en cuenta la opinión contraria
     de una autoridad en el tema de Pierre RICHÉ (Cfr. Écoles et enseignement dans le Haut
     Moyen Age, pp 92-96).
5


Las escuelas monásticas

Carlomagno se mostró muy interesado en la organización de las escuelas de su
imperio, sabía que para mejorar el nivel cultural de la sociedad y del clero
debía comenzar por facilitar una educación e inculcar una moral. Para ello no
empezó de cero, si no que se aprovechó de las escuelas ya existentes, muchas
de las cuales pertenecían a la Iglesia, y muy particularmente a los monasterios.
Con este fin les dedicó diversas capitulares. Su intención no era otra que la de
asegurar la formación de los cuadros necesarios para el buen funcionamiento
de las instituciones imperiales. Por otro lado, si Carlomagno quiso promover
los estudios clásicos fue porqué estos debían procurar a los pastores y a sus
fieles la comprensión de las Escrituras14, ya que dentro de la concepción de la
época el emperador tenia que preocuparse de satisfacer el bienestar de sus
súbditos, tanto material como espiritual, y el estudio del latín permitía penetrar
de manera más exacta en el sentido de aquellas.

Para ello se apoyará, básicamente, en los monjes de procedencia anglosajona,
donde sus escuelas ya habían alcanzado una reconocida fama gracias a su
pedagogía. Pierre Riché, entre otros, dirá sin rodeos que las escuelas
monásticas anglosajonas del siglo VIII supusieron el origen de la cultura
medieval15. El impulso dado por Carlomagno a estas escuelas para que abriesen
al público tuvo una repercusión indudable, y el freno que supuso el sínodo de
Aquisgrán del año 817, cuando se determinó su clausura, es decir, que se
reservasen únicamente para los jóvenes monjes, no parece que les afectase
demasiado. Muchos monasterios resolvieron el problema dividiendo las
escuelas en internas, para los oblatos (oblati), y externas, para los alumnos
seculares (nutriti), como sabemos que sucedió en monasterios como Saint Gall,
Fleury, Gorze, Corbie, Saint Riquer, Reichenau, etc. Así, pues, en las escuelas
monásticas de esta época se formaron los monjes, los clérigos, y también
algunos laicos, que tuvieron acceso a la cultura literaria.

La cultura básica que se recibía en estas escuelas, tanto los oblatos como el
resto de niños, consistía en leer, escribir y cantar, siempre en estrecho contacto
con la Biblia, especialmente el salterio, y la práctica de la vida monástica. En
principio se enseñaban las disciplinas correspondientes al trivium y al
quadrivium según el plan trazado antiguamente por Marciano Capella y
recomendado por Casiodoro: gramática, retórica y dialéctica para la primera,
aritmética, música, geometría y astronomía para la segunda; es decir las siete
artes liberales, base de la formación humanista de la Edad Media. Aunque esto
no significa que se diese la misma importancia a cada una de las disciplinas. La
preferida era, sin duda, la gramática como lo demuestra el hecho de que la
mayoría los maestros más eminentes escribiesen su propio tratado gramatical.
Hay que tener en cuenta que el término «gramática» no tenía el mismo sentido


14   LECLERCQ, Jean, El amor a las letras y el deseo de Dios, p. 63.
15
     Cfr. RICHÉ, Pierre, Educazione e monaci, DIP 1061, Vol. 3.
6


que el que actualmente podamos darle, comprendía mucho más, era de hecho
una introducción a la literatura latina clásica. La gramática era un instrumento
que facilitaba el camino hacia el cielo. Enseñaba la lengua latina, y la lengua
latina podía llevar a los elegidos al conocimiento de Dios, pues sin ella no se
podría acceder a la lectura de la Biblia ni de los Padres.

Rabano Mauro en su De clericorum institutione, declara que la gramática debe
ser el fundamento y el origen de todas las artes liberales:

      “Conviene que la «Schola dominica», esto es, los escolares que se
      preparen para servir al Señor, cuiden de leer la gramática, puesto que en
      ella reside la ciencia de hablar bien y escribir con corrección. Por ella se
      aprende el valor de la voz articulada, el poder de las letras y las sílabas,
      la distinción de los pies, de los acentos, el arte de la construcción. ¿Cómo
      reconocer sin ella los derechos de las partes del discurso, la belleza de
      los schemata, la virtud de los tropos, el método de las etimologías, la
      corrección de la ortografía? La gramática es el juez de los copistas, ella
      descubre y denuncia sus faltas”16.

En los últimos capítulos de dicha obra se muestra favorable al conocimiento de
los autores profanos, puesto que ayudan a entender e interpretar las Sagradas
Escrituras.

Por otro lado, los padres de la Iglesia ya habían justificado el recurso a las
“disciplinas externas” para la formación intelectual del intelectual cristiano: el
Pueblo de Israel, al salir de Egipto, se lleva consigo los vasos de oro y plata del
enemigo. Las artes liberales, el trivium i el quadrivium, además, son creaciones
divinas, pudiéndose encontrar vestigios de ellas en las Sagradas Escrituras: san
Pablo, por ejemplo, cita a Meandro en su carta a Tito. Así pues, el cristiano no
hace más que recuperar de los paganos lo que le pertenece 17 . Por ejemplo,
Rabano Mauro justificará el uso de la cultura profana con la teoría de la injusta
posesión: “Si los filósofos han dicho en sus escritos cosas verdaderas y que
están de acuerdo con la fe, no se debe temer el reprenderlos como injustos
poseedores”. Él está persuadido de que los filósofos las han descubierto en
cuanto que han sido guiados por la verdad, esto es, por Dios mismo: por eso no
les pertenecen a ellos, si no a Dios. Es más, aparecen leyendas que cristianizan
a los clásicos: san Ambrosio y san Agustín dirán que Platón conocía las santas
Escrituras, y Virgilio ya predijo el cristianismo18.

Si inicialmente se aprendía rudimentariamente la gramática a partir del salterio,
pronto, en la Inglaterra del siglo VII y VIII volverá a retomar su importancia,
para no perderla a partir del renacimiento pedagógico de los s. VIII y IX. Los
gramáticos de la antigüedad eran los más respetados. Donato y Prisciliano se

16 RABANO MAURO, De clericorum institutione, III, 18.
17VILANOVA, Evangelista, Historia de la teología cristiana, Vol. I, p. 288.
18 LOT, Ferdinand, La fin du monde antique et le début du moyen âge, p. 399.
7


encontraban en todas las bibliotecas. Otras obras, más raras, como las de
Servio, Diomedes o Dositeo no eran desconocidas en las mejores bibliotecas.
Las obras retóricas de Cicerón se encuentran con frecuencia en los catálogos de
las bibliotecas. Por el contrario Quintiliano es un autor raro, y Marciano
Capella era todavía poco conocido.

Los poetas eran la continuación de los gramáticos, pues era necesario conocer
las leyes de la prosodia. En la época carolingia, Virgilio se encontraba con
facilidad en todas partes. Ovidio era conocido, pero no universalmente.
Horacio, Estacio y Marcial aparecían en algunas bibliotecas como las de
Corbie o Saint-Denis. Por su parte, Terencio gozaba de gran prestigio. Menos
interés despertaban los historiadores: Cesar, Tito Livio, Salustio y Suetonio.
Tampoco los filósofos: Macrobio todavía no era muy conocido, las obras
filosóficas de Cicerón y la Historia natural de Plinio no alcanzaron una gran
difusión19.

Pero hay que tener en cuenta que la gramática y la retórica, al menos en el
primer renacimiento carolingio, no se estudian por ellas mismas, si no
orientadas a la investigación exegética. Lo mismo podemos decir del
quadrivium, que permitía reconocer la realidad de las cosas y que tenía que
ayudar al exegeta en el comentario alegórico de las Escrituras.

Entre las artes liberales hay una que fue especialmente considerada: La
dialéctica. Hay que decir que ésta, después de Boecio, no formaba parte del
programa escolar pues se la consideraba una herramienta peligrosa, viéndose a
los que la utilizaban, los filósofos y los dialécticos, como los progenitores de
los herejes. Pero los sabios carolingios acabarán elogiándola así, por ejemplo,
Rabano Mauro definirá la dialéctica como la “disciplina de las disciplinas,
pues enseña a aprender y a enseñar. Gracias a ella la razón se toma a sí
misma por objeto de demostración y descubre lo que ella es, lo que ella quiere,
lo que ella ve”. Por eso, con el tiempo, llegará a ocupar un puesto importante
dentro del ciclo de estudios.

Una vez recorridos todos los grados de la formación humanista, cuando el
alumno dominaba la dialéctica, componía versos conforme a los modelos
antiguos y las compilaciones del cálculo ya no tenían secretos para él, pasaba al
estudio de la teología, es decir a la interpretación de la Sagrada Escritura, meta
y corona de todos los esfuerzos de maestros y discípulos.

Así, gracias a los tratados de lógica y de dialéctica, los carolingios
descubrieron la importancia de los medios racionales para el estudio. Con todo,
con el paso del tiempo, la actitud propia de la teología monástica se mostrará
reservada ante los peligros de la dialéctica. Algunos teólogos, aferrados al
principio de la tradición y la autoridad se opondrán a las artes liberales. Así por

19   PAUL, Jacques, La Iglesia y la cultura en Occidente, p. 81.
8


ejemplo, Prudencio de Troyes acusa frontalmente a Juan escoto de pelagiano y
a su doctrina de “ciencia vana e inflada”, de “locura sofista”, de “disputa
verbal”. Le hecha en cara de no haber utilizado a los Padres y opone el
quadrivium a los cuatro evangelios 20 . No pudiendo decir que hubiese una
oposición generalizada, no dejarán de manifestar repetidamente su
desconfianza respecto al uso demasiado frecuente que se hará de la dialéctica
en las escuelas.


Caída del imperio carolingio

Con la disgregación del Sacro Imperio y la venida de las diversas invasiones
por parte de normandos, sarracenos y húngaros, entre otros, se alteró la vida de
numerosas comunidades monásticas y la consecuente desaparición de
numerosos monasterios y abadías. La vida cultural monástica sufrió un duro
golpe del cual tardó algún tiempo en recuperarse. Pero la situación no fue tan
crítica como se puede leer en algunos manuales de historia. Excepto en algunas
regiones donde las invasiones sí dejaron marca profunda, en muchas otras la
interrupción únicamente sucedió por un breve espacio de tiempo o ni tan solo
se vieron afectadas.

De hecho, a efectos de actividad intelectual, la generación que cubre los años
de desintegración del imperio puede ser considerada como la más dinámica del
renacimiento carolingio 21 . Personajes como Hincmaro de Reims, Rabano
Mauro y Escoto Eriúgena son un ejemplo de ello, y también escuelas como las
de saint Gallen i Reichenau, muestran como durante este tiempo la cultura
también tuvo la oportunidad de desarrollarse y manifestarse.


Siglos X y XI

Durante los siglos X y XI el monacato occidental renace, crece, se purifica y
enfortece. Y también se ilustra. Supera, paso a paso, lentamente, las
turbulencias que siguieron al declive del imperio carolingio. Con el progreso de
los diferentes movimientos de reforma, la cultura, siempre en íntima relación
con la espiritualidad, acaba de recuperar en los monasterios el nivel que había
alcanzado anteriormente. Los movimientos de reforma monástica, como Cluny,
Gorze, o Brogne, dan un impulso importante en esta dirección. Los
monasterios continúan siendo el pilar de la cultura y la educación en Europa.
Pierre Riché afirma que en el siglo X las únicas escuelas que existían eran las




20   VILANOVA, Evangelista, Historia de la teología cristiana, Vol. I, p. 291.
21
     MITRE, Emilio, La Europa del siglo X y el mito del año mil, en Hª de Cristianismo,Vol II
     p. 128.
9


monásticas22. Por otro lado, en aquellos tiempos el nivel cultural medio de las
comunidades monásticas había alcanzado un nivel aceptable, que hacía prever
la magnífica floración del siglo XII y que produjo autores de la talla de Juan de
Fecamp, Pedro Damián y, sobretodo, Anselmo.

No se produjeron cambios notables respecto a la etapa anterior. Cultura y
espiritualidad continúan manifestando las mismas características tradicionales,
se condicionan y estimulan mutuamente. Los maestros del renacimiento
carolingio habían abierto un camino, los autores del siglo X y XI continuarán
avanzando por él, incluso los más grandes, sin más novedades que las
derivadas de una sensibilidad más refinada, un latín más evolucionado, y de
una teología más precisa.

El programa de las escuelas monásticas sigue siendo similar al de la época
carolingia. Fundamentado en la dialéctica y la retórica, Donato y Prisciano
continúan siendo imprescindibles. Una lectura de los clásicos citados en los
tratados escolares de la época prueban que siempre son los mismos autores los
que se estudian: Virgilio, Juvenal, Estacio, Plauto, y Terencio entre los
clásicos. Richer de Reims dice que su maestro Gerberto, el futuro Silvestre II,
familiariza a sus discípulos con estos autores y los instruye en su forma de
elocución como paso previo antes de pasar al estudio de la retórica:

        “[…] Después del estudio de estas obras, quería que sus alumnos
        pasaran a la ciencia de la retórica, pero temía que les fuese imposible
        elevarse al arte oratorio sin el conocimiento de los modos de elocución
        que no pueden aprenderse más que en los poetas. Recurrió también a los
        poetas, con los que juzgó útil familiarizarlos. Leyó y comentó a los poetas
        Virgilio, Estacio y Terencio así como a los satíricos Juvenal, Perseo y
        Horacio, y al historiador Lucano. Cuando sus alumnos estuvieron
        familiarizados con estos autores e instruidos en su modo de elocución, los
        hizo pasar al estudio de la retórica…”23.

Por otro lado, la retórica no es únicamente el arte de expresarse bien, si no que
contribuye a la formación moral de la persona. Por este motivo, algunos
autores clásicos eran observados con reticencia. Así, por ejemplo, ya en el siglo
X, la monja Rosvita se quejaba de que algunas de las monjas del monasterio de
Gandersheim se dedicaban con demasiado entusiasmo a leer a los clásicos,
hasta el punto de descuidar la lectura espiritual. Uno de estos autores era
Terencio, considerado demasiado frívolo, y para evitar la tentación de sus
hermanas no duda en escribir comedias imitando el estilo del autor romano:


22   Cfr. RICHÉ, Pierre, «Le latin dans les écoles Anglo-saxones», en La lexicographie du latin
     médiéval et ses rapports avec les recherches actuelles sur la civilisation du Moyen-Age, p.
     124.
23   Cfr. RICHER DE REIMS, Historia, III, 46-49 (Ed. Pierre RICHÉ, Educación en la cristiandad
     antigua, p. 142)
10


      “Hay muchos católicos que por la refinada elegancia de la lengua
      anteponen la frivolidad de los libros paganos a la utilidad de las
      Sagradas Escrituras. Hay otros que, aún manteniéndose fieles a las
      páginas sagradas y despreciando otras obras de autores paganos, leen y
      releen frecuentemente las creaciones poéticas de Terencio y, mientras
      disfrutan de la dulzura de su lengua, son contaminados de la maldad de
      lo que tiene conocimiento. Por eso, mientras otros cultivan la lectura, yo,
      la voz estridente de Gandersheim, no tengo escrúpulos de imitarlo en mis
      composiciones, para que en el mismo género de composiciones en los que
      se representaban obscenidades de mujeres sin pudor fuese exaltada, en
      base a la modesta capacidad de mi ingenio, la encomiable virginidad de
      santas vírgenes cristianas”24.

Pero lo que hace diferente esta época de las precedentes es el lugar en el que
sitúa la dialéctica entre las ciencias y en el programa académico. En el siglo IX
Alcuino habían introducido tímidamente la ratio en las discusiones teológicas.
Juan Escoto había ido más allá, pero su iniciativa no fue comprendida por sus
contemporáneos. Por el contrario, en el siglo XII la dialéctica es enseñada por
ella misma a partir de los tratados de Aristóteles traducidos por Boecio, las
Categorías y la Interpretación, del Isagogo de Porfirio, que conjuntamente con
los Tópicos de Cicerón formarán los cuatro libros fundamentales que serán
conocidos como la logica vetus25.

No cabe duda que el horizonte intelectual se había ampliado enormemente
desde los tímidos pasos iniciales del renacimiento carolingio. La
profundización en el estudio de los autores de la antigüedad desde mediados
del siglo IX abrió el camino hacia un humanismo erudito y científico. Las
referencias romanas del imperio permitían asimilar más fácilmente todo el
legado pagano. En definitiva no existía más que una cultura imperial y religiosa
a la que los monjes que podían tenían que consagrarse en espíritu26.

Pero no todo sería fácil, en el siglo XI también existió un fuerte sentimiento de
oposición ante el papel cada vez más preponderante de la gramática y la
dialéctica. Así, cuando Berenguer de Tours publicó el siguiente elogio de la
dialéctica:

      “Es propio de un gran corazón recurrir a la dialéctica en toda cosa;
      porque recurrir a ella es recurrir a la razón; de suerte que el que no
      recurre a ella, estando hecho a imagen de Dios según la razón, desprecia
      su dignidad y no puede renovarse día a día a imagen de Dios”.




24 ROSVITA, Prólogo a sus Dramas, II, 1-5
25 RICHÉ, Pierre, Écoles et enseignement dans le Haut Moyen Age, p. 263-266.
26 PAUL, Jacques, La Iglesia y la cultura en Occidente, p. 189.
11


tuvo como consecuencia su condena, suerte que recibieron otros muchos
dialécticos contemporáneos suyos.

La fuerza de los contrarios a la dialéctica radicaba en un sentimiento religioso
exclusivo: un cristiano, un monje, debe pensar únicamente en su salvación. Por
el contrario, las artes profanas corren el riesgo de distraerle, de apartarle de esta
obra, que es la única necesaria. Pedro Damián, aún conociendo y citando a los
clásicos en sus obras, será uno de sus detractores más insistentes. Así, por
ejemplo, cuando encuentra en Monte Casino jóvenes monjes que aplican al
misterio de las personas divinas aquellos argumentos que aprenden de
dialécticos y retóricos escribirá para responderles un tratado titulado “Carta
sobre la omnipotencia divina”, donde defiende que todos aquellos que quieren
dedicarse a la vida monástica no pueden estudiar más que los textos sagrados.
La ciencias seculares son útiles para aquellos que permanecen en el mundo
pero con la condición de que sean bien empleadas, porque el estudio de estas
artes no tienen una finalidad por si mismo. No pueden llevar a los religiosos a
los carreras reservadas a los laicos ni desviarlos de su vocación. Se puede
utilizar ocasionalmente el arte de la discusión pero únicamente para servir y dar
razón de la fe. Y no será únicamente la dialéctica el foco de su oposición,
también la gramática merecerá su atención, tal como muestra su opúsculo: “Los
monjes que se obstinan en aprender la gramática”. Sin olvidar que una de sus
máximas particulares era: “mi gramática, es Cristo”. Pero no será el único
autor que se expresa en este sentido, otros, como Alexandre de Villedieu, se
indignaba porque se pronunciaba el nombre de dioses paganos aprendiendo la
gramática y la retórica. En esta línea se puede leer, pues, el prefacio de la Vida
de san Maximino, abad de Micy:

        “[…] Para nosotros que nos guardamos de estos extravíos, existe una
        física verdadera en los relatos históricos de la Escritura; una lógica
        verdadera en las contemplaciones de la fe, la esperanza y la caridad.,
        una ética verdadera en la práctica de los preceptos divinos. Ésta es la
        filosofía que gustó a Dios: quiso dar el primer tipo de ella en la persona
        de Salomón. Los tres libros de éste ofrecen un triple ejemplo de esta
        filosofía: el Eclesiastés da a conocer la naturaleza; regulan las
        costumbres los proverbios; el Cantar de los Cantares enseña a buscar
        bajo los velos de la alegoría el secreto de las cosas divinas […]”27.

Otros autores tendrán una visión más amplia de la problemática. A inicios del
siglo XI, Siro de Cluny, siendo consciente del problema, propone una solución:
hace falta eliminar de la lectura de los “filósofos” todo aquello que lleve un
veneno mortal o pueda perjudicar al monje28. Así, para solucionar el problema
surgió en la edad Media una amplia literatura escolar de florilegios, glosas y
escolios. Mediante el florilegio se ponía en manos del alumno extractos de los

27   Prefacio de la Vida de san Maximino, abad de Micy (Ed. Pierre RICHÉ, Educación en la
     cristiandad antigua, p. 136)
28   Cfr. LECLERCQ, Jean, Umanesimo e cultura monastica, p. 48.
12


autores, exentos de todo peligro para la fe, de forma que les pudieran servir de
norma i guía.

Otro ejemplo a favor de la dialéctica fue Lanfranco. Maestro, colaborador y
amigo de Anselmo, dirá que de ésta que bien utilizada puede confirmar la
verdad de los misterios cristianos, aunque también sabrá distinguir aquello que
es accesible a la inteligencia y aquello que le sobrepasa. O el mismo Anselmo,
tal como comprobamos en una carta que dirige a un monje de Cluny donde le
recomendaba que se aplicase ya que tenía acceso a Virgilio y a otros autores
clásicos, pero siempre manteniéndose alejado de aquellos que eran inmorales.

Llegados a este punto, podemos decir por lo que respecta a la cultura monástica
que a mediados del siglo XI se estaba entrando en una encrucijada. De hecho,
la muerte casi simultanea de algunos grandes abades, como Oliva de Ripoll el
1048, Bernon de Reichenau el mismo año y Odilón de Cluny al siguiente,
marcan simbólicamente el fin del gran periodo monástico. Todavía faltaba por
llegar el esplendor de la cultura monástica del siglo XII, pero a partir de este
momento ya serán la escuelas catedralicias, que comenzaban a multiplicarse en
las ya pujantes sociedades urbanas, las que tomarían el relevo en el dinamismo
cultural, pero con una aproximación totalmente diferente al estudio y a la
cultura.


A modo de conclusión

En resumen, como afirma De Lubac 29 , el mérito de la ciencia – y aquí
entendemos “la ciencia de las letras” – se considerará, al menos en muchos
monasterios medievales, como una parte integrante de la santidad.
Bienvenidos, sean, pues, los clásicos latinos a la casa de Dios que es el
monasterio. Cierto es que constituyen un peligro para algunos, un medio de
evasión, pero las ventajas superaban con mucho los posibles inconvenientes.
Una de estas ventajas, y ciertamente no la más pequeña, fue el descubrimiento
de los valores del humanismo. Los autores ascéticos, las colaciones, las
exhortaciones de los abades y de los padres espirituales insistirían
continuamente en el vacío de la vida del siglo y en el menosprecio del mundo,
hasta llegar a hacer un tópico. Los autores paganos, prescindiendo del
hedonismo y las provocaciones de algunas de sus páginas, les hacían descubrir
la nobleza del amor humano, de la amistad, de la virtud, de la “vida feliz” del
campo, lejos de las ambiciones y los desvaríos de los licenciosos. La soledad y
el silencio como condiciones para alcanzar la paz del corazón y el placer de
saber eran ya conocidos por los antiguos. La constancia en la adversidad y la
contradicción, la magnanimidad, el desprendimiento, la lealtad, la fidelidad, la
filantropía, la modestia y muchas otras virtudes simplemente humanas eran
practicadas por hombres y mujeres que no conocían a Dios. La manera de

29   DE LUBAC, Henri, Exégèse Médiévale. Les quatre sens de l’écriture, Vol. 1, 69
13


pensar y vivir de muchos filósofos era sencillamente admirable; podían servir
de modelo a los cristianos y, incluso, a los monjes. En definitiva, las fuentes
clásicas contribuyeron, no poco, a la formación de la cultura que se iba
gestando en los monasterios30.




30   COLOMBÁS, García Mª., La tradición benedictina, Vol. III, p. 248-249.

Más contenido relacionado

La actualidad más candente

Dos caras, a propósito de orígenes y melisa
Dos caras, a propósito de orígenes y melisaDos caras, a propósito de orígenes y melisa
Dos caras, a propósito de orígenes y melisaLuis Parmenio Cano Gómez
 
Nuevas actitudes hacia la naturaleza humana
Nuevas actitudes hacia la naturaleza humanaNuevas actitudes hacia la naturaleza humana
Nuevas actitudes hacia la naturaleza humanaPatty G.
 
Filosofía medieval.
Filosofía medieval.Filosofía medieval.
Filosofía medieval.Willy Ramirez
 
Testimonio de Agustín de Hipona
Testimonio de Agustín de HiponaTestimonio de Agustín de Hipona
Testimonio de Agustín de HiponaPaulo Arieu
 
Reprsentación iconográfica de San Pascual Bailón
Reprsentación iconográfica de San Pascual BailónReprsentación iconográfica de San Pascual Bailón
Reprsentación iconográfica de San Pascual BailónAlfonso A. Gomez
 
Papus el tarot de los bohemios
Papus   el tarot de los bohemiosPapus   el tarot de los bohemios
Papus el tarot de los bohemiosErick Oni Shango
 
1. iv historia de la iglesia
1. iv historia de la iglesia1. iv historia de la iglesia
1. iv historia de la iglesiaMilton Camargo
 
Sesion 7 sistemas
Sesion 7 sistemasSesion 7 sistemas
Sesion 7 sistemasRafael Leon
 
Guenon, rene el esoterismo de dante
Guenon, rene   el esoterismo de danteGuenon, rene   el esoterismo de dante
Guenon, rene el esoterismo de danteAlicia Ramirez
 
Sobre el diálogo interreligioso.
Sobre el diálogo interreligioso.Sobre el diálogo interreligioso.
Sobre el diálogo interreligioso.Dago Anaya
 
Mundo RomáNico
Mundo RomáNicoMundo RomáNico
Mundo RomáNicoHAV
 
Annie Besant Genealogia Del Hombre
Annie Besant   Genealogia Del HombreAnnie Besant   Genealogia Del Hombre
Annie Besant Genealogia Del HombreN. N.
 

La actualidad más candente (20)

Dos caras, a propósito de orígenes y melisa
Dos caras, a propósito de orígenes y melisaDos caras, a propósito de orígenes y melisa
Dos caras, a propósito de orígenes y melisa
 
Nuevas actitudes hacia la naturaleza humana
Nuevas actitudes hacia la naturaleza humanaNuevas actitudes hacia la naturaleza humana
Nuevas actitudes hacia la naturaleza humana
 
Nueve Ritos
Nueve RitosNueve Ritos
Nueve Ritos
 
Razóny fe. Siglos I-V
Razóny fe. Siglos I-VRazóny fe. Siglos I-V
Razóny fe. Siglos I-V
 
Marcos
MarcosMarcos
Marcos
 
Filosofía medieval.
Filosofía medieval.Filosofía medieval.
Filosofía medieval.
 
patrologia-tema21
patrologia-tema21patrologia-tema21
patrologia-tema21
 
patrologia-tema3
patrologia-tema3patrologia-tema3
patrologia-tema3
 
Testimonio de Agustín de Hipona
Testimonio de Agustín de HiponaTestimonio de Agustín de Hipona
Testimonio de Agustín de Hipona
 
Reprsentación iconográfica de San Pascual Bailón
Reprsentación iconográfica de San Pascual BailónReprsentación iconográfica de San Pascual Bailón
Reprsentación iconográfica de San Pascual Bailón
 
Unidad 12 ii
Unidad 12 iiUnidad 12 ii
Unidad 12 ii
 
Papus el tarot de los bohemios
Papus   el tarot de los bohemiosPapus   el tarot de los bohemios
Papus el tarot de los bohemios
 
1. iv historia de la iglesia
1. iv historia de la iglesia1. iv historia de la iglesia
1. iv historia de la iglesia
 
Sesion 7 sistemas
Sesion 7 sistemasSesion 7 sistemas
Sesion 7 sistemas
 
Guenon, rene el esoterismo de dante
Guenon, rene   el esoterismo de danteGuenon, rene   el esoterismo de dante
Guenon, rene el esoterismo de dante
 
Unidad 12 i
Unidad 12 iUnidad 12 i
Unidad 12 i
 
Sobre el diálogo interreligioso.
Sobre el diálogo interreligioso.Sobre el diálogo interreligioso.
Sobre el diálogo interreligioso.
 
La caceria de brujas antes y ahora
La caceria de brujas antes y ahoraLa caceria de brujas antes y ahora
La caceria de brujas antes y ahora
 
Mundo RomáNico
Mundo RomáNicoMundo RomáNico
Mundo RomáNico
 
Annie Besant Genealogia Del Hombre
Annie Besant   Genealogia Del HombreAnnie Besant   Genealogia Del Hombre
Annie Besant Genealogia Del Hombre
 

Similar a Cultura clásica y formación humanista en los monjes medievales

El nacimiento de la literatura cristiana
El nacimiento de la literatura cristianaEl nacimiento de la literatura cristiana
El nacimiento de la literatura cristianaMoJik Ramiro
 
Trabajo_critico_espiritualidad_dedierto.pdf
Trabajo_critico_espiritualidad_dedierto.pdfTrabajo_critico_espiritualidad_dedierto.pdf
Trabajo_critico_espiritualidad_dedierto.pdfssuser03c67a
 
RENACIMIENTO, NEOCLASICISMO, ROMANTICISMO.
RENACIMIENTO, NEOCLASICISMO, ROMANTICISMO.RENACIMIENTO, NEOCLASICISMO, ROMANTICISMO.
RENACIMIENTO, NEOCLASICISMO, ROMANTICISMO.erikadarley
 
Universidad y conocimiento
Universidad y conocimientoUniversidad y conocimiento
Universidad y conocimientoAaron Gamboa
 
Eliseo Ferrer - Fraude e incompetencia en las investigaciones sobre los oríg...
Eliseo Ferrer - Fraude e incompetencia en las  investigaciones sobre los oríg...Eliseo Ferrer - Fraude e incompetencia en las  investigaciones sobre los oríg...
Eliseo Ferrer - Fraude e incompetencia en las investigaciones sobre los oríg...Eliseo Ferrer
 
HR 05. El hecho religioso cristiano en la cultura actual.ppt
HR 05. El hecho religioso cristiano en la cultura actual.pptHR 05. El hecho religioso cristiano en la cultura actual.ppt
HR 05. El hecho religioso cristiano en la cultura actual.pptGonzaloLoboMndez
 
Historia educación en la edad media
Historia educación en la edad media Historia educación en la edad media
Historia educación en la edad media Javier Danilo
 
ambiente cultural do cristianismo primitivo
ambiente cultural do cristianismo primitivoambiente cultural do cristianismo primitivo
ambiente cultural do cristianismo primitivoDaniel Rocha Junior
 
Diccionario Vox Latino - Español.pdf
Diccionario Vox Latino - Español.pdfDiccionario Vox Latino - Español.pdf
Diccionario Vox Latino - Español.pdfMagalJardon
 
Doctrinas Pedagogicas E Instituciones Educativas[1]
Doctrinas Pedagogicas E Instituciones Educativas[1]Doctrinas Pedagogicas E Instituciones Educativas[1]
Doctrinas Pedagogicas E Instituciones Educativas[1]carolinita18
 
LA EDUCACION DEL HOMBRE BURGUES - Pamela Lascano Q.
LA EDUCACION DEL HOMBRE BURGUES - Pamela Lascano Q.LA EDUCACION DEL HOMBRE BURGUES - Pamela Lascano Q.
LA EDUCACION DEL HOMBRE BURGUES - Pamela Lascano Q.pamelascano21
 
113 la sabiduria de salomon, daniel dore[1].pdf
113 la sabiduria de salomon, daniel dore[1].pdf113 la sabiduria de salomon, daniel dore[1].pdf
113 la sabiduria de salomon, daniel dore[1].pdfHermannWagner6
 
Evolucion de los problemas hasta el amanecer
Evolucion de los problemas hasta el amanecerEvolucion de los problemas hasta el amanecer
Evolucion de los problemas hasta el amanecermarlencilla
 
Educación edad media
Educación  edad mediaEducación  edad media
Educación edad mediadquispes
 

Similar a Cultura clásica y formación humanista en los monjes medievales (20)

Apr1000
Apr1000Apr1000
Apr1000
 
Surgimiento de las Universidades
Surgimiento de las UniversidadesSurgimiento de las Universidades
Surgimiento de las Universidades
 
El nacimiento de la literatura cristiana
El nacimiento de la literatura cristianaEl nacimiento de la literatura cristiana
El nacimiento de la literatura cristiana
 
Trabajo_critico_espiritualidad_dedierto.pdf
Trabajo_critico_espiritualidad_dedierto.pdfTrabajo_critico_espiritualidad_dedierto.pdf
Trabajo_critico_espiritualidad_dedierto.pdf
 
RENACIMIENTO, NEOCLASICISMO, ROMANTICISMO.
RENACIMIENTO, NEOCLASICISMO, ROMANTICISMO.RENACIMIENTO, NEOCLASICISMO, ROMANTICISMO.
RENACIMIENTO, NEOCLASICISMO, ROMANTICISMO.
 
Universidad y conocimiento
Universidad y conocimientoUniversidad y conocimiento
Universidad y conocimiento
 
Eliseo Ferrer - Fraude e incompetencia en las investigaciones sobre los oríg...
Eliseo Ferrer - Fraude e incompetencia en las  investigaciones sobre los oríg...Eliseo Ferrer - Fraude e incompetencia en las  investigaciones sobre los oríg...
Eliseo Ferrer - Fraude e incompetencia en las investigaciones sobre los oríg...
 
HR 05. El hecho religioso cristiano en la cultura actual.ppt
HR 05. El hecho religioso cristiano en la cultura actual.pptHR 05. El hecho religioso cristiano en la cultura actual.ppt
HR 05. El hecho religioso cristiano en la cultura actual.ppt
 
Historia educación en la edad media
Historia educación en la edad media Historia educación en la edad media
Historia educación en la edad media
 
ambiente cultural do cristianismo primitivo
ambiente cultural do cristianismo primitivoambiente cultural do cristianismo primitivo
ambiente cultural do cristianismo primitivo
 
Diccionario Vox Latino - Español.pdf
Diccionario Vox Latino - Español.pdfDiccionario Vox Latino - Español.pdf
Diccionario Vox Latino - Español.pdf
 
PresentacióN1
PresentacióN1PresentacióN1
PresentacióN1
 
Presentación1
Presentación1Presentación1
Presentación1
 
Doctrinas Pedagogicas E Instituciones Educativas[1]
Doctrinas Pedagogicas E Instituciones Educativas[1]Doctrinas Pedagogicas E Instituciones Educativas[1]
Doctrinas Pedagogicas E Instituciones Educativas[1]
 
LA EDUCACION DEL HOMBRE BURGUES - Pamela Lascano Q.
LA EDUCACION DEL HOMBRE BURGUES - Pamela Lascano Q.LA EDUCACION DEL HOMBRE BURGUES - Pamela Lascano Q.
LA EDUCACION DEL HOMBRE BURGUES - Pamela Lascano Q.
 
patrologia-tema31
patrologia-tema31patrologia-tema31
patrologia-tema31
 
113 la sabiduria de salomon, daniel dore[1].pdf
113 la sabiduria de salomon, daniel dore[1].pdf113 la sabiduria de salomon, daniel dore[1].pdf
113 la sabiduria de salomon, daniel dore[1].pdf
 
Evolucion de los problemas hasta el amanecer
Evolucion de los problemas hasta el amanecerEvolucion de los problemas hasta el amanecer
Evolucion de los problemas hasta el amanecer
 
Educación edad media
Educación  edad mediaEducación  edad media
Educación edad media
 
Catolicos y-protestantes
Catolicos y-protestantesCatolicos y-protestantes
Catolicos y-protestantes
 

Más de OSM- PCC

TERESA DE LISIEAUX-HISTORIA DE UN ALMA
TERESA DE LISIEAUX-HISTORIA DE UN ALMATERESA DE LISIEAUX-HISTORIA DE UN ALMA
TERESA DE LISIEAUX-HISTORIA DE UN ALMAOSM- PCC
 
TERESA DE LISIEAUX-HISTORIA DE UN ALMA
TERESA DE LISIEAUX-HISTORIA DE UN ALMATERESA DE LISIEAUX-HISTORIA DE UN ALMA
TERESA DE LISIEAUX-HISTORIA DE UN ALMAOSM- PCC
 
Silencio y-contemplacion
Silencio y-contemplacionSilencio y-contemplacion
Silencio y-contemplacionOSM- PCC
 
Merton thomas escritos esenciales
Merton thomas escritos esencialesMerton thomas escritos esenciales
Merton thomas escritos esencialesOSM- PCC
 
La pasion por la verdad stein, edith
La pasion por la verdad   stein, edithLa pasion por la verdad   stein, edith
La pasion por la verdad stein, edithOSM- PCC
 
Antigua literatura monástica copia
Antigua literatura monástica   copiaAntigua literatura monástica   copia
Antigua literatura monástica copiaOSM- PCC
 
7. qué es la contemplación para san buenaventura
7. qué es la contemplación para san buenaventura7. qué es la contemplación para san buenaventura
7. qué es la contemplación para san buenaventuraOSM- PCC
 
Memoria anual limosneria
Memoria anual limosneriaMemoria anual limosneria
Memoria anual limosneriaOSM- PCC
 
00 tiempo de adviento
00 tiempo de adviento00 tiempo de adviento
00 tiempo de advientoOSM- PCC
 
00 tiempo de adviento
00 tiempo de adviento00 tiempo de adviento
00 tiempo de advientoOSM- PCC
 
Tagore 231113
Tagore 231113Tagore 231113
Tagore 231113OSM- PCC
 
Rey diferente.241113
Rey diferente.241113Rey diferente.241113
Rey diferente.241113OSM- PCC
 
Retiro mensual comunitario
Retiro mensual comunitarioRetiro mensual comunitario
Retiro mensual comunitarioOSM- PCC
 
Solemnidad de jesucristo rey ciclo c
Solemnidad de jesucristo rey ciclo cSolemnidad de jesucristo rey ciclo c
Solemnidad de jesucristo rey ciclo cOSM- PCC
 
Edith stein ciencia de la cruz
Edith stein ciencia de la cruzEdith stein ciencia de la cruz
Edith stein ciencia de la cruzOSM- PCC
 
Necesidad del silencio
Necesidad del silencioNecesidad del silencio
Necesidad del silencioOSM- PCC
 
El silencio, lugar de oración (g)
El silencio, lugar de oración (g)El silencio, lugar de oración (g)
El silencio, lugar de oración (g)OSM- PCC
 
Regla de san benito
Regla de san benitoRegla de san benito
Regla de san benitoOSM- PCC
 
La espada del espiritu es la palabra de dios semana x-xviii
La espada del espiritu es la palabra de dios   semana x-xviiiLa espada del espiritu es la palabra de dios   semana x-xviii
La espada del espiritu es la palabra de dios semana x-xviiiOSM- PCC
 

Más de OSM- PCC (20)

TERESA DE LISIEAUX-HISTORIA DE UN ALMA
TERESA DE LISIEAUX-HISTORIA DE UN ALMATERESA DE LISIEAUX-HISTORIA DE UN ALMA
TERESA DE LISIEAUX-HISTORIA DE UN ALMA
 
TERESA DE LISIEAUX-HISTORIA DE UN ALMA
TERESA DE LISIEAUX-HISTORIA DE UN ALMATERESA DE LISIEAUX-HISTORIA DE UN ALMA
TERESA DE LISIEAUX-HISTORIA DE UN ALMA
 
Silencio y-contemplacion
Silencio y-contemplacionSilencio y-contemplacion
Silencio y-contemplacion
 
Merton thomas escritos esenciales
Merton thomas escritos esencialesMerton thomas escritos esenciales
Merton thomas escritos esenciales
 
La pasion por la verdad stein, edith
La pasion por la verdad   stein, edithLa pasion por la verdad   stein, edith
La pasion por la verdad stein, edith
 
Antigua literatura monástica copia
Antigua literatura monástica   copiaAntigua literatura monástica   copia
Antigua literatura monástica copia
 
7. qué es la contemplación para san buenaventura
7. qué es la contemplación para san buenaventura7. qué es la contemplación para san buenaventura
7. qué es la contemplación para san buenaventura
 
Memoria anual limosneria
Memoria anual limosneriaMemoria anual limosneria
Memoria anual limosneria
 
00 tiempo de adviento
00 tiempo de adviento00 tiempo de adviento
00 tiempo de adviento
 
00 tiempo de adviento
00 tiempo de adviento00 tiempo de adviento
00 tiempo de adviento
 
Tagore 231113
Tagore 231113Tagore 231113
Tagore 231113
 
Rey diferente.241113
Rey diferente.241113Rey diferente.241113
Rey diferente.241113
 
Retiro mensual comunitario
Retiro mensual comunitarioRetiro mensual comunitario
Retiro mensual comunitario
 
Solemnidad de jesucristo rey ciclo c
Solemnidad de jesucristo rey ciclo cSolemnidad de jesucristo rey ciclo c
Solemnidad de jesucristo rey ciclo c
 
Edith stein ciencia de la cruz
Edith stein ciencia de la cruzEdith stein ciencia de la cruz
Edith stein ciencia de la cruz
 
Necesidad del silencio
Necesidad del silencioNecesidad del silencio
Necesidad del silencio
 
El silencio, lugar de oración (g)
El silencio, lugar de oración (g)El silencio, lugar de oración (g)
El silencio, lugar de oración (g)
 
Regla de san benito
Regla de san benitoRegla de san benito
Regla de san benito
 
La espada del espiritu es la palabra de dios semana x-xviii
La espada del espiritu es la palabra de dios   semana x-xviiiLa espada del espiritu es la palabra de dios   semana x-xviii
La espada del espiritu es la palabra de dios semana x-xviii
 
73
7373
73
 

Último

CRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptx
CRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptxCRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptx
CRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptxRicardoMoreno95679
 
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niñosla Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niñosGemmaMRabiFrigerio
 
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA V
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA VLA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA V
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA Vczspz8nwfx
 
El Modelo del verdadero Compromiso..pptx
El Modelo del verdadero Compromiso..pptxEl Modelo del verdadero Compromiso..pptx
El Modelo del verdadero Compromiso..pptxjenune
 
SIMBOLOS DE LA PALABRA DE DIOS BIBLIA. pptx
SIMBOLOS DE LA PALABRA DE DIOS BIBLIA. pptxSIMBOLOS DE LA PALABRA DE DIOS BIBLIA. pptx
SIMBOLOS DE LA PALABRA DE DIOS BIBLIA. pptxDanFlorez2
 
La esposa del ungido (Ramona Estrada)-1-1(1).pdf
La esposa del ungido (Ramona Estrada)-1-1(1).pdfLa esposa del ungido (Ramona Estrada)-1-1(1).pdf
La esposa del ungido (Ramona Estrada)-1-1(1).pdfRamona Estrada
 
EXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdf
EXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdfEXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdf
EXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdfinmalopezgranada
 
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.yhostend
 
HIMNARIO MAJESTUOSOL desde 1 hasta100.pptx
HIMNARIO MAJESTUOSOL desde 1 hasta100.pptxHIMNARIO MAJESTUOSOL desde 1 hasta100.pptx
HIMNARIO MAJESTUOSOL desde 1 hasta100.pptxDANIEL387046
 

Último (12)

CRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptx
CRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptxCRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptx
CRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptx
 
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niñosla Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
 
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA V
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA VLA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA V
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA V
 
El Modelo del verdadero Compromiso..pptx
El Modelo del verdadero Compromiso..pptxEl Modelo del verdadero Compromiso..pptx
El Modelo del verdadero Compromiso..pptx
 
SIMBOLOS DE LA PALABRA DE DIOS BIBLIA. pptx
SIMBOLOS DE LA PALABRA DE DIOS BIBLIA. pptxSIMBOLOS DE LA PALABRA DE DIOS BIBLIA. pptx
SIMBOLOS DE LA PALABRA DE DIOS BIBLIA. pptx
 
La esposa del ungido (Ramona Estrada)-1-1(1).pdf
La esposa del ungido (Ramona Estrada)-1-1(1).pdfLa esposa del ungido (Ramona Estrada)-1-1(1).pdf
La esposa del ungido (Ramona Estrada)-1-1(1).pdf
 
DIOS PUEDE SANAR TUS HERIDAS OCULTAS.pptx
DIOS PUEDE SANAR TUS HERIDAS OCULTAS.pptxDIOS PUEDE SANAR TUS HERIDAS OCULTAS.pptx
DIOS PUEDE SANAR TUS HERIDAS OCULTAS.pptx
 
Santa Luisa de Marillac nos muestra: Los escollos a evitar
Santa Luisa de Marillac nos muestra: Los escollos a evitarSanta Luisa de Marillac nos muestra: Los escollos a evitar
Santa Luisa de Marillac nos muestra: Los escollos a evitar
 
La oración de santa Luisa de Marillac por el P. Corpus Juan Delgado CM
La oración de santa Luisa de Marillac por el P. Corpus Juan Delgado CMLa oración de santa Luisa de Marillac por el P. Corpus Juan Delgado CM
La oración de santa Luisa de Marillac por el P. Corpus Juan Delgado CM
 
EXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdf
EXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdfEXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdf
EXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdf
 
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.
 
HIMNARIO MAJESTUOSOL desde 1 hasta100.pptx
HIMNARIO MAJESTUOSOL desde 1 hasta100.pptxHIMNARIO MAJESTUOSOL desde 1 hasta100.pptx
HIMNARIO MAJESTUOSOL desde 1 hasta100.pptx
 

Cultura clásica y formación humanista en los monjes medievales

  • 1. 1 Entre la admiración y el recelo: Cultura clásica y formación humanista en los monjes de la Alta Edad Media Podemos decir, sin dudar, que la Edad Media comienza con dos Renacimientos1: el Renacimiento carolingio y el Renacimiento del siglo XII2, y que dentro de este marco temporal se dio el fenómeno cultural que conocemos como el humanismo medieval. Pero ¿en que consiste este humanismo? Ciertamente no se reduce a un conocimiento suficientemente amplio del latín, ni al uso de figuras retóricas y citaciones clásicas, si no más bien en la conjunción de una experiencia y una cultura. Y la vida monástica propiciará este movimiento de encuentro. En efecto, el monje medieval quiere desarrollar su naturaleza humana en el dominio del conocimiento pero, por otro lado, sólo lo puede hacer a partir de su condición de cristiano, a la luz de las exigencias del Evangelio y en vistas a hacer crecer en él la vida en Cristo3. De esta manera, el humanismo de los monjes de la Edad Media supone la alianza de la cultura y de la vida espiritual, con todo lo que esta comporta de ascesis y oración. Pues toda su cultura está condicionada por su experiencia de la vida monástica. El monasterio ofrece al monje los medios de cultura, y la experiencia religiosa que experimenta en él da una finalidad a esta cultura. Hace llegar a la persona humana, por esta experiencia, más allá de ella, hasta la unión con Dios4. Para el monje, el humanismo integral consiste en hacer crecer en el hombre la influencia de Aquél que es el único “hombre perfecto”, Cristo, el Hijo de Dios, que ha de volver un día en su gloria. Este humanismo escatológico no excluye el humanismo histórico, que pide a los testigos del pasado lecciones capaces de contribuir al desarrollo armónico del hombre5. Pero acceder a este humanismo histórico exige el contacto con textos procedentes de autores paganos, hecho que puede llegar a producir problemas en los jóvenes monjes y, quizás, también en los no tan jóvenes. Tenemos, por ejemplo, el testimonio de Othlon (+1070), monje del monasterio de san 1 VIGNEAUX, Paul, El pensamiento en la Edad Media, p13. 2 Se puede discutir el uso del término „Renacimiento‟ para estos episodios culturales, Jean DÉCARREUX en su obra Moines et monasteres à l’époque de Charlemagne (pp. 66-69), ofrece argumentos a favor y en contra, decantándose finalmente por su uso. 3 LECLERCQ, Jean, L’Humanisme des moines au Moyen Age, DS vol. VII, 960. 4 Cfr. Ibid., 963. 5 LECLERCQ, Jean, El amor de las letras y el deseo de Dios, p. 189.
  • 2. 2 Emmeram de Ratisbona, que en dos de sus obras, “Sobre las propias tentaciones, sobre el propio destino y sobre los propios escritos” y “De cursu spirituali”, narra su lucha contra las tentaciones producidas por la lectura de los clásicos, de las cuales sólo se liberó gracias a la inspiración divina6. Este ejemplo, y otros muchos, hará decir a Jean Leclercq que el problema del humanismo se reduce a un doble conflicto. El primero consiste en la relación entre vida espiritual cristiana y las realidades profanas de donde adquiere el conocimiento estudiando la lengua latina. El segundo es el conflicto resultado del enfrentamiento entre la debilidad de la persona humana y su nobleza7. En las siguientes páginas veremos, a grandes trazos, el marco en el cual se dio esta lucha de la cual, podemos avanzar, los monjes salieron vencedores. El primer renacimiento carolingio En el siglo VIII los monasterios son el refugio de la cultura. En Inglaterra aparece una cultura netamente monástica que será motor para la cultura medieval. Nombres como Beda, Aldhelm, Bonifacio y Alcuino, en sus primeros años de formación, son muestra de esta pujanza cultural. Tomemos por ejemplo Alcuino, gracias a sus Versos evoracenses, nos es dado conocer parte del catálogo de la biblioteca a la que tenia acceso en York. Sabemos que contenía obras de Aristóteles y Cicerón, los poetas Virgilio, Estacio y Lucano, y los gramáticos Donato y Prisciano como autores principales. También estaba bien representada la literatura patrística latina, y tampoco faltaban autores como Boecio, Casiodoro, Isidoro y Beda, tan apreciados en aquel tiempo por el carácter compilatorio y didáctico de sus obras: “Aquí brilla lo que Jerónimo, Ambrosio, Hilario enseñaron O Anastasio y Agustín escribieron. Orosio, León, Gregorio el Grande Junto a Basilio y Fulgencio fulguran. El grave Casiodoro y Juan Crisóstomo Junto al maestro Beda y el ilustrado Aldhelmo vienen. Mientras Victorino y Boecio están Con Plinio y Pompeyo, mano a mano”8. Para revitalizar culturalmente su imperio Carlomagno se hace rodear de los mejores consejeros de su tiempo, entre los que se encontraban numerosos monjes anglosajones. Alcuino es uno de ellos, y el emperador lo llama para que se haga cargo de la reforma educativa del imperio. 6 Cfr. LECLERCQ, Jean, Umanesimo e cultura monástica, pp. 48-52. 7 Cfr. LECLERCQ, Jean, L’Humanisme des moines au Moyen Age, DS vol. VII, 960. 8 ALCUINO, Versus de Sanctis Eboracensis Ecclesiae, vs. 1535-1543.
  • 3. 3 El monje inglés se veía en estrecha relación con los antiguos. En su dialogo De virtutibus et vitiis muestra a Carlomagno como la virtud, la ciencia, la verdad, valen por sí mismas; el cristianismo las estima, las cultiva. Pregunta el alumno: “¿Y los filósofos?” “Ellos supieron que estas cosas pertenecen a la naturaleza humana y las cultivaron con extremo cuidado”. “Pero entonces, ¿qué diferencia hay entre tales filósofos y cristianos?” “La fe solamente y el bautismo”. La sabiduría antigua hace que se reconozca su valor; los filósofos presentan ante el cristiano al hombre sencillamente hombre; para los medievales que se distinguen de ellos tan sólo en el orden de la gracia, los antiguos definen la naturaleza. En una carta que Alcuino dirige al emperador, le anima a levantar en Francia una nueva Atenas, superior a la antigua, puesto que ésta tendría las enseñanzas de Cristo. Instruida por Platón, la primera tuvo el brillo de las siete artes liberales; los siete dones del Espíritu Santo elevarán a la segunda por sobre toda sabiduría de este mundo. Aunque para ello tendrá primero que enseñar sin descanso el latín, dándole un nuevo brillo a una lengua que hasta aquel momento se estaba perdiendo completamente. El latín Pero, ¿por qué volver al latín? Hay diversas razones. Una es la intención de Carlomagno de restaurar el antiguo imperio romano, y así poder asumir toda su herencia cultural. Otra es el hecho de que la Iglesia romana continuase utilizando el latín en su liturgia, en sus leyes y en sus documentos. Las lenguas vernáculas todavía no habían alcanzado un lenguaje suficientemente preciso para poder expresar las doctrinas de la Iglesia, con el riesgo de poder introducir errores en el dogma. Y también, especialmente, la idea de que Dios hablaba en latín. ¿No estaban las sagrada escrituras escritas en esta lengua? ¿no hablaban los interpretes de la Sagrada Escritura en latín? Así pues, quedaba claro que Dios sólo podía hablar a los monjes, y estos a Dios, en latín9. Lamentablemente esta idea comportaría un problema, creaba una separación cada vez mayor entre el mundo eclesial y el resto de sociedad. Entre los que sabían latín y los que no. Porque incluso dentro de los monasterios se establecieron esas diferencias. Así, mientras los monjes que habían entrado de pequeños no tenían ningún problema para aprender del latín, los que lo habían hecho de mayores sólo adquirían los rudimentos de la lengua con enorme dificultad. 9 Cfr. COLOMBÁS, García Mª., La tradición benedictina, Vol. III, p. 252.
  • 4. 4 Porqué el conocimiento del latín en aquellos tiempos era deplorable10. La gente ni lo hablaba, ni lo entendía. Muy pocos tenían el suficiente dominio para leerlo sin dificultad, por no decir ya escribirlo. Ni siquiera entre los clérigos había un conocimiento suficiente. Un obispo que examinaba a uno de sus sacerdotes le preguntaba: “Cuándo bautizas, ¿sabes distinguir el masculino del femenino? ¿el singular del plural?” 11 . Carlomagno hizo destruir muchos códices, incluso de los mismos libros sagrados, a causa de la multitud de errores que se había incurrido en la copia de los mismos. Podemos leer en una capitular del 789: “Que haya escuelas para la instrucción de los niños. Que en cada obispado, en cada monasterio, se enseñe los salmos, las notas, el canto, el cálculo, la gramática y que se tengan los libros cuidadosamente corregidos. Pues a menudo los hombres, queriendo rezar a Dios, rezan mal por causa de los libros incorrectos que tienen en las manos”12. ¿Y donde podían encontrar los mejores modelos para mejorar su conocimiento del latín si no en los autores paganos de la antigüedad? Aunque, hay que tenerlo en cuenta, ya desde tiempos de san Jerónimo la aproximación a la cultura clásica siempre ha sido contradictoria en los autores monásticos. Por un lado muestran su admiración, por otro, prevención. Es cierto que muchos autores monásticos alertan sobre la lectura de los clásicos paganos y la desaconsejan, pero no es menos cierto que estos mismos autores los conocen y los utilizan. No fue el griego igualmente apreciado, es más, de hecho se lo miraba con cierta reticencia, resultado sin duda de un alejamiento que se había iniciado hacía tiempo entre Occidente y Oriente, así como las difíciles relaciones que se mantenían en aquel tiempo con la Iglesia bizantina. Las obras de los padres griegos se conocían sólo a través de sus traducciones al latín y muy pocos eran los que lo conocían con solvencia13. 10 Ferdinad LOT en su libro La fin du monde antique et le début du moyen âge narra de forma conmovedora la situación de la lengua latina en los albores del renacimiento carolingio, pp. 402-406 11 Cfr. DÉCARREUX, Jean: Moines et monasteres à l’époque de Charlemagne, p. 75. 12 Ed. Pierre RICHÉ, Educación en la cristiandad antigua, p. 130 13 Siendo ésta la opinión generalizada de los diversos autores consultados (Cfr., por ejemplo, Emilio MITRE, en «Sociedad y cultura en el Occidente altomedieval», en Hª del Cristianismo Vol. 2, p. 124), no podemos menor que tener en cuenta la opinión contraria de una autoridad en el tema de Pierre RICHÉ (Cfr. Écoles et enseignement dans le Haut Moyen Age, pp 92-96).
  • 5. 5 Las escuelas monásticas Carlomagno se mostró muy interesado en la organización de las escuelas de su imperio, sabía que para mejorar el nivel cultural de la sociedad y del clero debía comenzar por facilitar una educación e inculcar una moral. Para ello no empezó de cero, si no que se aprovechó de las escuelas ya existentes, muchas de las cuales pertenecían a la Iglesia, y muy particularmente a los monasterios. Con este fin les dedicó diversas capitulares. Su intención no era otra que la de asegurar la formación de los cuadros necesarios para el buen funcionamiento de las instituciones imperiales. Por otro lado, si Carlomagno quiso promover los estudios clásicos fue porqué estos debían procurar a los pastores y a sus fieles la comprensión de las Escrituras14, ya que dentro de la concepción de la época el emperador tenia que preocuparse de satisfacer el bienestar de sus súbditos, tanto material como espiritual, y el estudio del latín permitía penetrar de manera más exacta en el sentido de aquellas. Para ello se apoyará, básicamente, en los monjes de procedencia anglosajona, donde sus escuelas ya habían alcanzado una reconocida fama gracias a su pedagogía. Pierre Riché, entre otros, dirá sin rodeos que las escuelas monásticas anglosajonas del siglo VIII supusieron el origen de la cultura medieval15. El impulso dado por Carlomagno a estas escuelas para que abriesen al público tuvo una repercusión indudable, y el freno que supuso el sínodo de Aquisgrán del año 817, cuando se determinó su clausura, es decir, que se reservasen únicamente para los jóvenes monjes, no parece que les afectase demasiado. Muchos monasterios resolvieron el problema dividiendo las escuelas en internas, para los oblatos (oblati), y externas, para los alumnos seculares (nutriti), como sabemos que sucedió en monasterios como Saint Gall, Fleury, Gorze, Corbie, Saint Riquer, Reichenau, etc. Así, pues, en las escuelas monásticas de esta época se formaron los monjes, los clérigos, y también algunos laicos, que tuvieron acceso a la cultura literaria. La cultura básica que se recibía en estas escuelas, tanto los oblatos como el resto de niños, consistía en leer, escribir y cantar, siempre en estrecho contacto con la Biblia, especialmente el salterio, y la práctica de la vida monástica. En principio se enseñaban las disciplinas correspondientes al trivium y al quadrivium según el plan trazado antiguamente por Marciano Capella y recomendado por Casiodoro: gramática, retórica y dialéctica para la primera, aritmética, música, geometría y astronomía para la segunda; es decir las siete artes liberales, base de la formación humanista de la Edad Media. Aunque esto no significa que se diese la misma importancia a cada una de las disciplinas. La preferida era, sin duda, la gramática como lo demuestra el hecho de que la mayoría los maestros más eminentes escribiesen su propio tratado gramatical. Hay que tener en cuenta que el término «gramática» no tenía el mismo sentido 14 LECLERCQ, Jean, El amor a las letras y el deseo de Dios, p. 63. 15 Cfr. RICHÉ, Pierre, Educazione e monaci, DIP 1061, Vol. 3.
  • 6. 6 que el que actualmente podamos darle, comprendía mucho más, era de hecho una introducción a la literatura latina clásica. La gramática era un instrumento que facilitaba el camino hacia el cielo. Enseñaba la lengua latina, y la lengua latina podía llevar a los elegidos al conocimiento de Dios, pues sin ella no se podría acceder a la lectura de la Biblia ni de los Padres. Rabano Mauro en su De clericorum institutione, declara que la gramática debe ser el fundamento y el origen de todas las artes liberales: “Conviene que la «Schola dominica», esto es, los escolares que se preparen para servir al Señor, cuiden de leer la gramática, puesto que en ella reside la ciencia de hablar bien y escribir con corrección. Por ella se aprende el valor de la voz articulada, el poder de las letras y las sílabas, la distinción de los pies, de los acentos, el arte de la construcción. ¿Cómo reconocer sin ella los derechos de las partes del discurso, la belleza de los schemata, la virtud de los tropos, el método de las etimologías, la corrección de la ortografía? La gramática es el juez de los copistas, ella descubre y denuncia sus faltas”16. En los últimos capítulos de dicha obra se muestra favorable al conocimiento de los autores profanos, puesto que ayudan a entender e interpretar las Sagradas Escrituras. Por otro lado, los padres de la Iglesia ya habían justificado el recurso a las “disciplinas externas” para la formación intelectual del intelectual cristiano: el Pueblo de Israel, al salir de Egipto, se lleva consigo los vasos de oro y plata del enemigo. Las artes liberales, el trivium i el quadrivium, además, son creaciones divinas, pudiéndose encontrar vestigios de ellas en las Sagradas Escrituras: san Pablo, por ejemplo, cita a Meandro en su carta a Tito. Así pues, el cristiano no hace más que recuperar de los paganos lo que le pertenece 17 . Por ejemplo, Rabano Mauro justificará el uso de la cultura profana con la teoría de la injusta posesión: “Si los filósofos han dicho en sus escritos cosas verdaderas y que están de acuerdo con la fe, no se debe temer el reprenderlos como injustos poseedores”. Él está persuadido de que los filósofos las han descubierto en cuanto que han sido guiados por la verdad, esto es, por Dios mismo: por eso no les pertenecen a ellos, si no a Dios. Es más, aparecen leyendas que cristianizan a los clásicos: san Ambrosio y san Agustín dirán que Platón conocía las santas Escrituras, y Virgilio ya predijo el cristianismo18. Si inicialmente se aprendía rudimentariamente la gramática a partir del salterio, pronto, en la Inglaterra del siglo VII y VIII volverá a retomar su importancia, para no perderla a partir del renacimiento pedagógico de los s. VIII y IX. Los gramáticos de la antigüedad eran los más respetados. Donato y Prisciliano se 16 RABANO MAURO, De clericorum institutione, III, 18. 17VILANOVA, Evangelista, Historia de la teología cristiana, Vol. I, p. 288. 18 LOT, Ferdinand, La fin du monde antique et le début du moyen âge, p. 399.
  • 7. 7 encontraban en todas las bibliotecas. Otras obras, más raras, como las de Servio, Diomedes o Dositeo no eran desconocidas en las mejores bibliotecas. Las obras retóricas de Cicerón se encuentran con frecuencia en los catálogos de las bibliotecas. Por el contrario Quintiliano es un autor raro, y Marciano Capella era todavía poco conocido. Los poetas eran la continuación de los gramáticos, pues era necesario conocer las leyes de la prosodia. En la época carolingia, Virgilio se encontraba con facilidad en todas partes. Ovidio era conocido, pero no universalmente. Horacio, Estacio y Marcial aparecían en algunas bibliotecas como las de Corbie o Saint-Denis. Por su parte, Terencio gozaba de gran prestigio. Menos interés despertaban los historiadores: Cesar, Tito Livio, Salustio y Suetonio. Tampoco los filósofos: Macrobio todavía no era muy conocido, las obras filosóficas de Cicerón y la Historia natural de Plinio no alcanzaron una gran difusión19. Pero hay que tener en cuenta que la gramática y la retórica, al menos en el primer renacimiento carolingio, no se estudian por ellas mismas, si no orientadas a la investigación exegética. Lo mismo podemos decir del quadrivium, que permitía reconocer la realidad de las cosas y que tenía que ayudar al exegeta en el comentario alegórico de las Escrituras. Entre las artes liberales hay una que fue especialmente considerada: La dialéctica. Hay que decir que ésta, después de Boecio, no formaba parte del programa escolar pues se la consideraba una herramienta peligrosa, viéndose a los que la utilizaban, los filósofos y los dialécticos, como los progenitores de los herejes. Pero los sabios carolingios acabarán elogiándola así, por ejemplo, Rabano Mauro definirá la dialéctica como la “disciplina de las disciplinas, pues enseña a aprender y a enseñar. Gracias a ella la razón se toma a sí misma por objeto de demostración y descubre lo que ella es, lo que ella quiere, lo que ella ve”. Por eso, con el tiempo, llegará a ocupar un puesto importante dentro del ciclo de estudios. Una vez recorridos todos los grados de la formación humanista, cuando el alumno dominaba la dialéctica, componía versos conforme a los modelos antiguos y las compilaciones del cálculo ya no tenían secretos para él, pasaba al estudio de la teología, es decir a la interpretación de la Sagrada Escritura, meta y corona de todos los esfuerzos de maestros y discípulos. Así, gracias a los tratados de lógica y de dialéctica, los carolingios descubrieron la importancia de los medios racionales para el estudio. Con todo, con el paso del tiempo, la actitud propia de la teología monástica se mostrará reservada ante los peligros de la dialéctica. Algunos teólogos, aferrados al principio de la tradición y la autoridad se opondrán a las artes liberales. Así por 19 PAUL, Jacques, La Iglesia y la cultura en Occidente, p. 81.
  • 8. 8 ejemplo, Prudencio de Troyes acusa frontalmente a Juan escoto de pelagiano y a su doctrina de “ciencia vana e inflada”, de “locura sofista”, de “disputa verbal”. Le hecha en cara de no haber utilizado a los Padres y opone el quadrivium a los cuatro evangelios 20 . No pudiendo decir que hubiese una oposición generalizada, no dejarán de manifestar repetidamente su desconfianza respecto al uso demasiado frecuente que se hará de la dialéctica en las escuelas. Caída del imperio carolingio Con la disgregación del Sacro Imperio y la venida de las diversas invasiones por parte de normandos, sarracenos y húngaros, entre otros, se alteró la vida de numerosas comunidades monásticas y la consecuente desaparición de numerosos monasterios y abadías. La vida cultural monástica sufrió un duro golpe del cual tardó algún tiempo en recuperarse. Pero la situación no fue tan crítica como se puede leer en algunos manuales de historia. Excepto en algunas regiones donde las invasiones sí dejaron marca profunda, en muchas otras la interrupción únicamente sucedió por un breve espacio de tiempo o ni tan solo se vieron afectadas. De hecho, a efectos de actividad intelectual, la generación que cubre los años de desintegración del imperio puede ser considerada como la más dinámica del renacimiento carolingio 21 . Personajes como Hincmaro de Reims, Rabano Mauro y Escoto Eriúgena son un ejemplo de ello, y también escuelas como las de saint Gallen i Reichenau, muestran como durante este tiempo la cultura también tuvo la oportunidad de desarrollarse y manifestarse. Siglos X y XI Durante los siglos X y XI el monacato occidental renace, crece, se purifica y enfortece. Y también se ilustra. Supera, paso a paso, lentamente, las turbulencias que siguieron al declive del imperio carolingio. Con el progreso de los diferentes movimientos de reforma, la cultura, siempre en íntima relación con la espiritualidad, acaba de recuperar en los monasterios el nivel que había alcanzado anteriormente. Los movimientos de reforma monástica, como Cluny, Gorze, o Brogne, dan un impulso importante en esta dirección. Los monasterios continúan siendo el pilar de la cultura y la educación en Europa. Pierre Riché afirma que en el siglo X las únicas escuelas que existían eran las 20 VILANOVA, Evangelista, Historia de la teología cristiana, Vol. I, p. 291. 21 MITRE, Emilio, La Europa del siglo X y el mito del año mil, en Hª de Cristianismo,Vol II p. 128.
  • 9. 9 monásticas22. Por otro lado, en aquellos tiempos el nivel cultural medio de las comunidades monásticas había alcanzado un nivel aceptable, que hacía prever la magnífica floración del siglo XII y que produjo autores de la talla de Juan de Fecamp, Pedro Damián y, sobretodo, Anselmo. No se produjeron cambios notables respecto a la etapa anterior. Cultura y espiritualidad continúan manifestando las mismas características tradicionales, se condicionan y estimulan mutuamente. Los maestros del renacimiento carolingio habían abierto un camino, los autores del siglo X y XI continuarán avanzando por él, incluso los más grandes, sin más novedades que las derivadas de una sensibilidad más refinada, un latín más evolucionado, y de una teología más precisa. El programa de las escuelas monásticas sigue siendo similar al de la época carolingia. Fundamentado en la dialéctica y la retórica, Donato y Prisciano continúan siendo imprescindibles. Una lectura de los clásicos citados en los tratados escolares de la época prueban que siempre son los mismos autores los que se estudian: Virgilio, Juvenal, Estacio, Plauto, y Terencio entre los clásicos. Richer de Reims dice que su maestro Gerberto, el futuro Silvestre II, familiariza a sus discípulos con estos autores y los instruye en su forma de elocución como paso previo antes de pasar al estudio de la retórica: “[…] Después del estudio de estas obras, quería que sus alumnos pasaran a la ciencia de la retórica, pero temía que les fuese imposible elevarse al arte oratorio sin el conocimiento de los modos de elocución que no pueden aprenderse más que en los poetas. Recurrió también a los poetas, con los que juzgó útil familiarizarlos. Leyó y comentó a los poetas Virgilio, Estacio y Terencio así como a los satíricos Juvenal, Perseo y Horacio, y al historiador Lucano. Cuando sus alumnos estuvieron familiarizados con estos autores e instruidos en su modo de elocución, los hizo pasar al estudio de la retórica…”23. Por otro lado, la retórica no es únicamente el arte de expresarse bien, si no que contribuye a la formación moral de la persona. Por este motivo, algunos autores clásicos eran observados con reticencia. Así, por ejemplo, ya en el siglo X, la monja Rosvita se quejaba de que algunas de las monjas del monasterio de Gandersheim se dedicaban con demasiado entusiasmo a leer a los clásicos, hasta el punto de descuidar la lectura espiritual. Uno de estos autores era Terencio, considerado demasiado frívolo, y para evitar la tentación de sus hermanas no duda en escribir comedias imitando el estilo del autor romano: 22 Cfr. RICHÉ, Pierre, «Le latin dans les écoles Anglo-saxones», en La lexicographie du latin médiéval et ses rapports avec les recherches actuelles sur la civilisation du Moyen-Age, p. 124. 23 Cfr. RICHER DE REIMS, Historia, III, 46-49 (Ed. Pierre RICHÉ, Educación en la cristiandad antigua, p. 142)
  • 10. 10 “Hay muchos católicos que por la refinada elegancia de la lengua anteponen la frivolidad de los libros paganos a la utilidad de las Sagradas Escrituras. Hay otros que, aún manteniéndose fieles a las páginas sagradas y despreciando otras obras de autores paganos, leen y releen frecuentemente las creaciones poéticas de Terencio y, mientras disfrutan de la dulzura de su lengua, son contaminados de la maldad de lo que tiene conocimiento. Por eso, mientras otros cultivan la lectura, yo, la voz estridente de Gandersheim, no tengo escrúpulos de imitarlo en mis composiciones, para que en el mismo género de composiciones en los que se representaban obscenidades de mujeres sin pudor fuese exaltada, en base a la modesta capacidad de mi ingenio, la encomiable virginidad de santas vírgenes cristianas”24. Pero lo que hace diferente esta época de las precedentes es el lugar en el que sitúa la dialéctica entre las ciencias y en el programa académico. En el siglo IX Alcuino habían introducido tímidamente la ratio en las discusiones teológicas. Juan Escoto había ido más allá, pero su iniciativa no fue comprendida por sus contemporáneos. Por el contrario, en el siglo XII la dialéctica es enseñada por ella misma a partir de los tratados de Aristóteles traducidos por Boecio, las Categorías y la Interpretación, del Isagogo de Porfirio, que conjuntamente con los Tópicos de Cicerón formarán los cuatro libros fundamentales que serán conocidos como la logica vetus25. No cabe duda que el horizonte intelectual se había ampliado enormemente desde los tímidos pasos iniciales del renacimiento carolingio. La profundización en el estudio de los autores de la antigüedad desde mediados del siglo IX abrió el camino hacia un humanismo erudito y científico. Las referencias romanas del imperio permitían asimilar más fácilmente todo el legado pagano. En definitiva no existía más que una cultura imperial y religiosa a la que los monjes que podían tenían que consagrarse en espíritu26. Pero no todo sería fácil, en el siglo XI también existió un fuerte sentimiento de oposición ante el papel cada vez más preponderante de la gramática y la dialéctica. Así, cuando Berenguer de Tours publicó el siguiente elogio de la dialéctica: “Es propio de un gran corazón recurrir a la dialéctica en toda cosa; porque recurrir a ella es recurrir a la razón; de suerte que el que no recurre a ella, estando hecho a imagen de Dios según la razón, desprecia su dignidad y no puede renovarse día a día a imagen de Dios”. 24 ROSVITA, Prólogo a sus Dramas, II, 1-5 25 RICHÉ, Pierre, Écoles et enseignement dans le Haut Moyen Age, p. 263-266. 26 PAUL, Jacques, La Iglesia y la cultura en Occidente, p. 189.
  • 11. 11 tuvo como consecuencia su condena, suerte que recibieron otros muchos dialécticos contemporáneos suyos. La fuerza de los contrarios a la dialéctica radicaba en un sentimiento religioso exclusivo: un cristiano, un monje, debe pensar únicamente en su salvación. Por el contrario, las artes profanas corren el riesgo de distraerle, de apartarle de esta obra, que es la única necesaria. Pedro Damián, aún conociendo y citando a los clásicos en sus obras, será uno de sus detractores más insistentes. Así, por ejemplo, cuando encuentra en Monte Casino jóvenes monjes que aplican al misterio de las personas divinas aquellos argumentos que aprenden de dialécticos y retóricos escribirá para responderles un tratado titulado “Carta sobre la omnipotencia divina”, donde defiende que todos aquellos que quieren dedicarse a la vida monástica no pueden estudiar más que los textos sagrados. La ciencias seculares son útiles para aquellos que permanecen en el mundo pero con la condición de que sean bien empleadas, porque el estudio de estas artes no tienen una finalidad por si mismo. No pueden llevar a los religiosos a los carreras reservadas a los laicos ni desviarlos de su vocación. Se puede utilizar ocasionalmente el arte de la discusión pero únicamente para servir y dar razón de la fe. Y no será únicamente la dialéctica el foco de su oposición, también la gramática merecerá su atención, tal como muestra su opúsculo: “Los monjes que se obstinan en aprender la gramática”. Sin olvidar que una de sus máximas particulares era: “mi gramática, es Cristo”. Pero no será el único autor que se expresa en este sentido, otros, como Alexandre de Villedieu, se indignaba porque se pronunciaba el nombre de dioses paganos aprendiendo la gramática y la retórica. En esta línea se puede leer, pues, el prefacio de la Vida de san Maximino, abad de Micy: “[…] Para nosotros que nos guardamos de estos extravíos, existe una física verdadera en los relatos históricos de la Escritura; una lógica verdadera en las contemplaciones de la fe, la esperanza y la caridad., una ética verdadera en la práctica de los preceptos divinos. Ésta es la filosofía que gustó a Dios: quiso dar el primer tipo de ella en la persona de Salomón. Los tres libros de éste ofrecen un triple ejemplo de esta filosofía: el Eclesiastés da a conocer la naturaleza; regulan las costumbres los proverbios; el Cantar de los Cantares enseña a buscar bajo los velos de la alegoría el secreto de las cosas divinas […]”27. Otros autores tendrán una visión más amplia de la problemática. A inicios del siglo XI, Siro de Cluny, siendo consciente del problema, propone una solución: hace falta eliminar de la lectura de los “filósofos” todo aquello que lleve un veneno mortal o pueda perjudicar al monje28. Así, para solucionar el problema surgió en la edad Media una amplia literatura escolar de florilegios, glosas y escolios. Mediante el florilegio se ponía en manos del alumno extractos de los 27 Prefacio de la Vida de san Maximino, abad de Micy (Ed. Pierre RICHÉ, Educación en la cristiandad antigua, p. 136) 28 Cfr. LECLERCQ, Jean, Umanesimo e cultura monastica, p. 48.
  • 12. 12 autores, exentos de todo peligro para la fe, de forma que les pudieran servir de norma i guía. Otro ejemplo a favor de la dialéctica fue Lanfranco. Maestro, colaborador y amigo de Anselmo, dirá que de ésta que bien utilizada puede confirmar la verdad de los misterios cristianos, aunque también sabrá distinguir aquello que es accesible a la inteligencia y aquello que le sobrepasa. O el mismo Anselmo, tal como comprobamos en una carta que dirige a un monje de Cluny donde le recomendaba que se aplicase ya que tenía acceso a Virgilio y a otros autores clásicos, pero siempre manteniéndose alejado de aquellos que eran inmorales. Llegados a este punto, podemos decir por lo que respecta a la cultura monástica que a mediados del siglo XI se estaba entrando en una encrucijada. De hecho, la muerte casi simultanea de algunos grandes abades, como Oliva de Ripoll el 1048, Bernon de Reichenau el mismo año y Odilón de Cluny al siguiente, marcan simbólicamente el fin del gran periodo monástico. Todavía faltaba por llegar el esplendor de la cultura monástica del siglo XII, pero a partir de este momento ya serán la escuelas catedralicias, que comenzaban a multiplicarse en las ya pujantes sociedades urbanas, las que tomarían el relevo en el dinamismo cultural, pero con una aproximación totalmente diferente al estudio y a la cultura. A modo de conclusión En resumen, como afirma De Lubac 29 , el mérito de la ciencia – y aquí entendemos “la ciencia de las letras” – se considerará, al menos en muchos monasterios medievales, como una parte integrante de la santidad. Bienvenidos, sean, pues, los clásicos latinos a la casa de Dios que es el monasterio. Cierto es que constituyen un peligro para algunos, un medio de evasión, pero las ventajas superaban con mucho los posibles inconvenientes. Una de estas ventajas, y ciertamente no la más pequeña, fue el descubrimiento de los valores del humanismo. Los autores ascéticos, las colaciones, las exhortaciones de los abades y de los padres espirituales insistirían continuamente en el vacío de la vida del siglo y en el menosprecio del mundo, hasta llegar a hacer un tópico. Los autores paganos, prescindiendo del hedonismo y las provocaciones de algunas de sus páginas, les hacían descubrir la nobleza del amor humano, de la amistad, de la virtud, de la “vida feliz” del campo, lejos de las ambiciones y los desvaríos de los licenciosos. La soledad y el silencio como condiciones para alcanzar la paz del corazón y el placer de saber eran ya conocidos por los antiguos. La constancia en la adversidad y la contradicción, la magnanimidad, el desprendimiento, la lealtad, la fidelidad, la filantropía, la modestia y muchas otras virtudes simplemente humanas eran practicadas por hombres y mujeres que no conocían a Dios. La manera de 29 DE LUBAC, Henri, Exégèse Médiévale. Les quatre sens de l’écriture, Vol. 1, 69
  • 13. 13 pensar y vivir de muchos filósofos era sencillamente admirable; podían servir de modelo a los cristianos y, incluso, a los monjes. En definitiva, las fuentes clásicas contribuyeron, no poco, a la formación de la cultura que se iba gestando en los monasterios30. 30 COLOMBÁS, García Mª., La tradición benedictina, Vol. III, p. 248-249.