Este documento resume el capítulo 4 del libro "Jesús de Nazaret" de Benedicto XVI. Explora las bienaventuranzas presentadas por Jesús en el Sermón de la Montaña, analizando su significado y relación con temas como la pobreza, la justicia, la paz y la pureza del corazón. Resalta que las bienaventuranzas proponen una ética superior para los cristianos y representan la cruz y resurrección en la vida de los discípulos.
2. En un primer momento el
Papa alude al hecho de que
Mateo en el sermón de la
montaña nos presenta a
Jesús como el nuevo Moisés
en el sentido profundo que
comporta la promesa de un
profeta que relata el libro de
Deuteronomio.
3. En este relato aunque
presentado por Mateo como
dirigido a los discípulos no se
restringe el circulo de los
destinatarios solo a ellos sino
que se amplia también a todo el
que escucha y acoge la Palabra,
porque también el puede ser
discípulo.
4. Una actitud importante
digna de ser resaltada es
la de sentarse Jesús no
como los maestros sino
como el Moisés con màs
grandeza que extiende la
alianza a todos los
pueblos.
5. La montaña hace alusión al nuevo
Sinaí, el lugar también de la
Oración de Jesús donde se
encuentra cara a cara con el
Padre. Hay también en este relato
una estrecha relación la vivencia
de Elías en el Sinaí pero en este
caso lo que antes se expresaba
en forma de fuego, huracán o
terremoto ahora toma la forma de
la cruz del Dios que sufre.
6. Ahora Dios habla muy de cerca como
hombre a los hombres. Con todo el
sermón de la montaña es la nueva Torá
que Jesús trae. Moisés solo había
podido traer su Torá sumiéndose en la
oscuridad de Dios en la montaña.
También para la Torá de Jesús se
requiere previamente la inmersión en la
comunión con el padre, la elevación
intima de su vida que se continua en el
descenso en la comunión de vida y
sufrimiento con los hombres.
7. Las bienaventuranzas: HAN SIDO
CONSIDERADAS COMO LA
SÍNTESIS NEOTESTAMENTARIA
DEL DECÁLOGO, COMO LA
ÉTICA SUPERIOR DE LOS
CRISTIANOS. EN EL SERMÓN DE
LA MONTAÑA SE RECOGEN Y
PROFUNDIZAN LOS
MANDAMIENTOS DE LA
SEGUNDA TABLA DE LA LEY.
8. Se insertan en una larga
tradición de mensajes del
Antiguo Testamento, son
palabras de promesa que
sirven al mismo tiempo como
discernimiento de espíritus y
que se convierten así en
palabras orientadoras.
9. Cada una de las afirmaciones de
las bienaventuranzas nacen de
la mirada dirigida a los
discípulos, describen su
situación fáctica y han de ser
entendidas como calificaciones
prácticas pero también
teológicas de los discípulos, de
aquellos que siguen a Jesús y
se han convertido en su familia.
10. Son
también en
cierta
manera
una
paradoja
ya que se
invierten
los valores
11. Las bienaventuranzas son
promesas en las que
resplandece la nueva
imagen del mundo y del
hombre que Jesús inaugura.
Las paradojas que Jesús
presenta en las
bienaventuranzas expresan
la autentica situación del
creyente en el mundo.
12. Respecto a esta
experiencia de las
bienaventuranzas Pablo
experimenta una alegría sin
límites como quien se ha
entregado para llevar a
Cristo a los hombres,
experimenta la intima
relación entre cruz y
resurrección.
13. También Juan, al vivir esta
experiencia reúne en una
sola palabra cruz y
resurrección, cruz y
elevación pues para él lo
uno es inseparable de lo
otro: el acto del amor que se
toma en serio y llega hasta
el extremo.
14. Estas observaciones nos
permiten ver dos cosas:
1. Las bienaventuranzas expresan
lo que significa ser discípulo y
2. El carácter cristológico de las
bienaventuranzas, pues ellas son
la transposición de la cruz y la
resurrección a la existencia del
discípulo.
15. Por ese mismo oculto
carácter Cristológico las
bienaventuranzas son
señales que indican el
camino también a la Iglesia,
que debe reconocer en ellas
su modelo.
16. La expresión pobres de
espíritu: esta expresión
aparece en los rollos de
Qumrán como autodefinición
de los piadosos llamados
también “pobres de la gracia”
o “pobres de tu redención” o
simplemente “pobres”
nombres con los cuales
expresaban su conciencia de
ser el verdadero Israel.
17. En su pobreza Israel se
siente cercano a Dios,
reconoce que precisamente
los pobres, en su humildad
están cerca del corazón de
Dios, al contrario de los
ricos con su arrogancia, que
solo confían en sí mismos.
18. Ej: María y José, Simeón y Ana,
Zacarías e Isabel, los pastores de
Belén, los doce… son hombres
que no alardean de sus meritos
ante Dios no se presentan ante el
como si fueran socios en pie de
Igualdad que reclaman la
compensación correspondiente a
su aportación.
19. Se ha dicho que Mateo ha
espiritualizado el concepto
de pobreza entendido por
Lucas originalmente en
sentido exclusivamente
material y real y que de ese
modo lo ha privado de su
radicalidad.
20. Lucas nos presenta los pobres de
Espíritu como un grupo
sociológico en el que pudo
comenzar el camino terreno de
Jesús y de su mensaje mientras
que Mateo se mantiene
totalmente en la tradición de la
piedad de los salmos y por tanto
en la visión del verdadero Israel
que en ellos había hallado
expresión.
21. La pobreza de que se habla aquí no es
simplemente una actitud espiritual la
radicalidad que se nos propone en la vida
de tantos cristianos auténticos no es para
todos, pero la Iglesia para ser comunidad
de los pobres de Jesús necesita figuras
capaces de grandes renuncias,
comunidades que vivan la pobreza y la
sencillez y muestren con ello la verdad de
las bienaventuranzas a fin de que
entiendan el poseer solo como servicio
contraponiendo a la cultura del tener la
cultura dela libertad interior creando así las
condiciones de la justicia social.
22. El sermón de la montaña no es un
programa social. Pero sólo donde
la gran orientación que nos da se
mantiene viva en el sentimiento y
en la acción, sólo donde la fuerza
de la renuncia y la
responsabilidad por el prójimo y
por toda la sociedad surge como
fruto de la fe solo allí puede
crecer también la justicia social.
23. La tercera bienaventuranza
esta estrechamente relacionada
con la primera: dichosos los
sufridos (mansos) porque
heredaran la tierra. Esta
bienaventuranza vuelve aponer
de manifiesto un aspecto
esencial de lo que significa vivir
la pobreza a partir de Dios y en
la perspectiva de Dios.
24. En el texto del evangelio de Mateo
esta tercera bienaventuranza va
unida a la promesa de la tierra,
pero esa promesa de la tierra va
mas allá de la simple idea de
poseer un trozo de tierra o un
territorio nacional sino que a
medida que avanza la historia del
pueblo elegido la promesa de la
tierra adquiere de un modo cada
vez mas claro el siguiente
sentido:
25. La tierra se concede para
que esta:
1. Sea un lugar de
obediencia,
2. Un espacio abierto a
Dios y
3. Para que el país se libere
de la abominación de la
Idolatría.
26. La paz que procede de
Dios, el mundo pertenece
al final a los humildes a
los pacíficos la tercera
bienaventuranza nos
invita a vivir en esta
perspectiva.
27. Con esto se ha anticipado ya
la séptima bienaventuranza:
dichosos los que trabajan por
la paz. Establecer la paz es
inherente a la naturaleza del
ser hijo. Esta bienaventuranza
invita a ser y a realizar lo que
el hijo hace para así llegar a
ser hijos de Dios.
28. La enemistad con Dios es el
punto de partida de toda
corrupción del hombre,
superarla es el presupuesto
fundamental para la paz en el
mundo. Solo el hombre
reconciliado con Dios puede
estar reconciliado y en
armonía consigo mismo.
29. Cuando el hombre pierde
de vista a Dios fracasa la
paz y predomina la
violencia, con atrocidades
antes impensables como lo
vemos hoy de manera
sobradamente clara.
30. La segunda bienaventuranza
dichosos los afligidos porque
ellos serán consolados. Hay dos
tipos de aflicción: uno que ha
perdido la esperanza, que ya no
confía en el amor y la verdad y
por ello abate y destruye al
hombre por dentro pero también
en segundo lugar la aflicción
provocada por la conmoción ante
la verdad y que lleva al hombre a
la conversión a oponerse al mal.
31. Esta aflicción regenera
porque enseña a los
hombres a esperar y a
amar de nuevo, Un
ejemplo de la primera
aflicción es Judas y el de
la segunda es Pedro,
María Magdalena
(aflicción salvadora).
32. Quien no endurece su
corazón ante el dolor, ante
la necesidad de los demás
quien no abre su alma al
mal sino que sufre bajo su
opresión dando razón así
ala verdad a Dios ese abre
la ventana del mundo de
par en par para que entre la
luz.
33. En este sentido la
segunda
bienaventuranza
guarda una estrecha
relación con la octava:
dichosos los
perseguidos a causa
de la justicia.
34. A los afligidos se les
promete consuelo y a los
perseguidos el reino de
Dios, es la misma promesa
que se hace a los pobres de
espíritu, las dos promesas
son muy afines: el reino de
Dios vivir bajo la protección
del poder de Dios y
cobijados en su amor, este
es el verdadero consuelo.
35. Así la palabra sobre el
consuelo nos ayuda a
comprender lo que
significa el reino de Dios y
viceversa el reino de Dios
nos da una idea del tipo de
consuelo que el señor tiene
reservado a todos los que
están afligidos o sufren en
este mundo.
36. La penúltima
bienaventuranza: dichosos los
que tienen hambre y sed de
justicia porque ellos serán
saciados se trata de personas
que miran en torno a sí en
busca de lo que es grande, de
la verdadera justicia del bien
verdadero.
37. Edith Stein dijo en cierta ocasión
que quien busca con sinceridad
y apasionadamente la verdad,
está en el camino de Cristo. De
esas personas habla la
bienaventuranza de esa hambre
y esa sed que son dichosas
porque llevan a los hombres a
Dios, a Cristo y por eso abren el
mundo al reino de Dios.
38. La ultima bienaventuranza:
dichosos los limpios de
Corazón porque ellos verán a
Dios. La palabra corazón se
refiere a esa interrelación interna
de las capacidades preceptivas
del hombre en la que también
entra en juego la correcta unión
de cuerpo y alma como
corresponde a la totalidad de la
criatura llamada hombre.
39. Esa totalidad del hombre su corazón
ha de ser pura profundamente abierta
y libre para que pueda ver a Dios. La
misma escritura nos da las
condiciones para entrar en la
presencia de Dios: manos inocentes y
puro corazón. Una condición
indispensable es que las personas
que quieren llegar a la casa de Dios
pregunten por el busquen su rostro,
como primera condición para subir al
encuentro con Dios.
40. El amor es el fuego que
plenifica y une la razón,
voluntad y sentimiento, que
unifica al hombre en si mismo
gracias a la acción unificadora
de Dios, de forma que se
convierte en siervo de la
unificación de quienes
estaban divididos: así entra el
hombre en la morada de Dios
y puede verlo, eso significa
ser bienaventurado.
41. El sermón de la montaña plantea
la cuestión de la opción de fondo
del cristianismo y como hijos de
este tiempo sentimos la
resistencia interior contra esta
opción aunque a pesar de todo
nos haga mella el elogio de los
mansos, de los compasivos, de
los que trabajan por la paz, de las
personas integras.
42. Las bienaventuranzas se
oponen a nuestro gusto
espontáneo por la vida a
nuestra hambre y sed de vida
exigen conversión un cambio
de marcha interior respecto a la
dirección que tomaríamos
espontáneamente
43. El sermón de la montaña es una
cristología encubierta, tras ella esta la
figura de Cristo de ese hombre que es
Dios, pero que precisamente por eso
desciende, se despoja de su grandeza
hasta la muerte en la cruz para dejar
claro que la autentica moral del
cristiano es el amor pues solo por el
amor cuyas sendas se descubren en
el Sermón de la Montaña se descubre
la riqueza de la vida y la grandiosidad
de la vocación del hombre.
44. En las antítesis del sermón de
la montaña Jesús se nos
presenta no como un rebelde
ni como un liberal, sino como
el intérprete profético de la
Torá, que le da cumplimiento y
la cumple dando a la razón
que actúa en la historia el
espacio de su
responsabilidad.
45. En la estructura intrínseca de la
Torá, en su evolución a través de
la crítica profética y en el mensaje
de Jesús que engloba a ambos,
ella encuentra al mismo tiempo
los espacios para los desarrollos
históricos necesarios y la base
estable que garantiza la dignidad
del hombre a partir de la dignidad
de Dios.
46. ELABORADO POR
PBRO. ALBERTO ECHEVERRI R.
PROFESOR TEOLOGIA DOGMATICA
SEMINARIO MAYOR DE CUCUTA
2009