La fábula clásica de la hormiga y la cigarra se adapta a la realidad venezolana, donde la cigarra representa a quienes no trabajan y critican a la hormiga por haber acumulado recursos. Cuando llega el invierno, la cigarra sufre pero culpa a la hormiga de su situación, mientras el gobierno defiende a la cigarra y castiga a la hormiga por su éxito con impuestos y expropiaciones. Finalmente, la hormiga decepcionada emigra mientras la cigarra sigue dependiendo de los demás.