MINERIA: Real Potencial Minero del Ecuador, por Pablo Duque
¿Fin de un modelo?, por Juan Cuvi
1. ¿Fin de un modelo?
Por Juan Cuvi
Diario El Comercio, Quito, 1.6.11
Que un abuelo nonagenario esté provocando las más importantes
movilizaciones juveniles de nuestro tiempo sí debería sorprendernos.
Durante décadas el mundo ha impuesto el argumento del recambio
generacional como un dogma inapelable, pero aplicado desde la
edad antes que desde las ideas. La obsolescencia de los adultos es
una norma en el campo laboral, donde los conocimientos y las
personas son desechados y reemplazados con tanto vértigo y
obsesión como los objetos.
¿Qué ha hecho Stéphan Hessel para conmocionar a las apoltronadas
sociedades europeas de inicios de siglo? Pues algo tan simple que
cualquier joven lo entiende: reivindicar, desde una historia personal
ejemplar, el atávico anhelo de libertad de todo individuo. Su folleto
Indignez-vous! (¡Indignaos!) es una reflexión sobre obviedades y
evidencias que se viven a diario, pero sobre las cuales parece que
hubiéramos perdido conciencia. Una de ellas es la progresiva
restricción de derechos, sin los cuales la esperanza de libertad es
imposible.
El derecho a una información independiente, a la seguridad social, a
la libre movilidad, a la autodeterminación de los pueblos o a la
territorialidad de las naciones es vulnerado por la codicia del capital
financiero global. “El poder del dinero nunca había sido tan
grande, insolente y egoísta” como en este último medio siglo, se
indigna Hessel, al constatar que la mayor riqueza producida en el
2. mundo durante la posguerra únicamente ha servido para profundizar
las desigualdades económicas a escala planetaria.
Hessel ha alcanzado ese último peldaño de la inteligencia que es la
sabiduría. Es decir, la capacidad para discernir los elementos más
valiosos en medio de la avalancha de información que nos acosa. Su
exposición destila frescura y sencillez, y es tan contundente como el
más agudo de los tratados. A sus 93 años no tiene ni apuro ni
cálculo, aunque sí mucha nostalgia por lo que se pudiera seguir
perdiendo. Su alegato a favor de romper radicalmente con la huida
hacia adelante del “siempre más”, tanto en el dominio financiero
como en el de la ciencia y la técnica, no constituye una vuelta al
pasado, sino una racionalización del futuro. Y es que el crecimiento
y la acumulación infinitos no pueden ir separados de la explotación
y la depredación ilimitadas.
La protesta española está poniendo en jaque al añejo sistema político
occidental. El modelo parece insuficiente para contener la
conflictividad social. El trillado recetario maquiavélico de la
consecución y manejo del poder a toda costa, encuentra límites
terminantes en la insatisfacción de la población y en la dificultad
crónica de acercarse a la felicidad humana. En dos años se celebran
500 años de la redacción de El Príncipe. Ya es hora de renovar
ideas.
Junio 1, 2011