La Revolución Industrial tuvo un gran impacto en Chile. Trajo cambios en los métodos de producción, comunicación y transporte a través del motor a vapor. Mientras otros países sufrían grandes transformaciones, Chile no estuvo ajeno, ya que dependía de las exportaciones de materias primas a Europa. Esto generó nuevas necesidades de transporte, como el primer ferrocarril chileno en 1851.