La guía describe la Guerra Civil de 1891 en Chile entre partidarios del presidente José Balmaceda y el Congreso Nacional. Balmaceda asumió la presidencia en 1886 buscando aumentar el poder ejecutivo, pero chocó con la oposición del Congreso sobre su ambicioso plan de obras públicas y educación. La negativa del Congreso a aprobar el presupuesto de 1891 llevó a Balmaceda a disolver el Congreso e imponer una dictadura, lo que desató la guerra civil. Las fuerzas del Congreso derrotaron a Balmaceda
La Unidad Eudista de Espiritualidad se complace en poner a su disposición el siguiente Triduo Eudista, que tiene como propósito ofrecer tres breves meditaciones sobre Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, el Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María. En cada día encuentran una oración inicial, una meditación y una oración final.
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1. COLEGIO ADVENTISTA DE CONCEPCIÓN
SUBSECTOR HISTORIA, C. SOCIALES Y GEOGRAFÍA
PROFESORA MACARENA MEDINA FERNANDEZ
PROF. PRÁCTICA HÉCTOR URRUTIA
Guía de Aprendizaje “Balmaceda y Guerra Civil 1891”
Objetivo:Explicar las principales ideas políticas de José Balmaceda y sus diferencias con el Congreso Nacional.
Instrucciones:Lea atentamente la siguiente guía de aprendizaje, subraye las ideas más importantes y
posteriormente comente los aspectos más relevantes frente a la clase.
JOSÉ MANUEL BALMACEDA
Nació en Bucalemu, al norte de Chile, el 19 de julio de 1840. Perteneciente a una familia tradicional chilena,
siendo hijo del senador Manuel José Balmaceda y de María Encarnación Fernández. Se recibió de abogado y
militó en el partido liberal, integrando “El Club de la Reforma” que había iniciado sus actividades en 1849.
Manuel Montt Torres, fue electo presidente entre1851 y 1861, y ya concluido su mandato, en 1865,
Balmaceda lo acompañó como secretario en el Congreso Americano de Lima. Fue diputado durante la
presidencia de Aníbal Pinto (1876-1881). En 1879, Chile le declaró la guerra a Bolivia y a Perú, y temiendo la
intervención de Argentina en el conflicto apoyando a estos países, Balmaceda fue enviado en el mes de marzo
para negociar la neutralidad argentina, como Ministro Plenipotenciario. Su misión fue un rotundo éxito. En la
presidencia de Domingo Santa María (1881-1886) ocupó varios ministerios sucesivamente: Relaciones
Exteriores, Defensa e Interior. El 18 de septiembre de 1886 ocupó la presidencia como sucesor de Santa María.
Inició su mandato con el propósito de unir a los liberales, que se hallaban fragmentados entre los partidarios
del gobierno, los opositores y los radicales. También se impuso llegar a un entendimiento con la iglesia, ya que
durante el gobierno de Santa María se habían roto las relaciones con la Santa Sede, por conflictos de
competencias en la designación de Arzobispos (El conflicto se solucionó con la designación de Mariano
Casanova, como Arzobispo de Santiago), desarrollar el país tanto en materia cultural, construyendo
numerosas instituciones de enseñanza, como en obras públicas (extendió las vías ferroviarias, construyó
caminos y puentes) y lograr más rédito económico con el salitre, aumentando su exportación, lo que motivó
un descenso de su precio, y el odio de los aristócratas que lucraban con sus beneficios.
Su gabinete estuvo integrado por los siguientes ministros: Eusebio Lillo (Interior), Joaquín Godoy (Relaciones
Exteriores) Pedro Montt (Justicia, Culto e Instrucción pública) Evaristo Sánchez (Guerra y marina) y Agustín
Ross (Hacienda). Los liberales disidentes obligaron a renunciar al Ministro del Interior, que fue reemplazado
por Carlos Antúnez. En este período se creó el Ministerio de Obras Públicas. Los liberales disidentes
presionaron al presidente para expulsar a los nacionales del gabinete, para estar integrado solo por liberales,
lo que frustró la tan ansiada unidad propuesta en sus inicios.
Los opositores al gobierno, formaron una fuerza política “Cuadrilátero” propiciando el parlamentarismo y la
libre acción de los partidos políticos, interviniendo éstos en la elección de los presidentes, y no aceptándose
unilateralmente los candidatos oficiales.
Tratando de conciliar sus intereses de dotar al ejecutivo de un poder amplio, con el de los parlamentaristas,
deseosos de poner coto a la omnipotencia presidencial, nombró gabinetes mixtos, para lograr que el Congreso
no pusiera trabas a la aprobación de las llamadas leyes periódicas. En 1890, habiendo votado el Congreso esas
leyes, Balmaceda decidió conformar su ministerio con sus afines, y aún más; reemplazó al Ministro del Interior
por Sanfuentes, cosa prohibida por la Constitución, lo que acrecentó la oposición que se negó a votar la Ley de
Presupuestos para 1891.
El presidente Balmaceda trató de realizar un autogolpe, eliminando el Congreso y concentrar en su persona
todos los poderes (dictadura). El Arzobispo de Santiago, Mariano Casanova, realizó una mediación que evitó el
golpe, a cambio de una nueva conformación de un gabinete que complaciera a los parlamentarios, quienes
aprobarían la ley de presupuesto. Esto no funcionó pues pronto surgieron discrepancias entre Balmaceda y el
nuevo ministro del Interior, Belisario Prats. Balmaceda puso fin a las sesiones de tipo extraordinario de la
Cámara Legislativa, y designó un nuevo gabinete adicto, lo que enardeció a los congresistas, que aún no
habían votado la ley de presupuesto, lo que fue solucionado por decreto presidencial, habilitando la ley del
año anterior.
2. La prensa inició una campaña de desprestigio contra Balmaceda, a quien calificaban de tirano, de vengativo,
de afeminado y de sufrir desequilibrios psíquicos. Viéndose acorralado, Balmaceda impuso una dictadura,
mientras los parlamentarios, desde Iquique, organizaban la resistencia designando una Junta revolucionaria al
frente del gobierno, que desconocía al nuevo dictador, quien delegó sus funciones en su ministro, Domingo
Godoy.
Así se desató la guerra civil de 1891 entre presidencialistas y parlamentaristas.Godoy solo sembró enemigos
en su gestión por la extrema crueldad con la que actuó en la represión de sus opositores, y fue reemplazado
en nuevas elecciones por Claudio Vicuña.
El 16 de agosto de 1891, los revolucionarios, para impedir la concentración de fuerzas dictatoriales, cuyo
número resultaría imposible de vencer, elaboraron a través del Comité de Santiago, una estrategia, que
consistía en cortar los puentes de Angostura y Maipo. Para ello, en pequeños grupos, los insurgentes se
desplazaron hasta el este de Santiago, al fundo de Lo Cañas, cuyo dueño era Carlos Walker Martínez, senador,
de ideas conservadoras. Pero la suerte no estaba de su lado ya que el ejército del presidente los rodeó siendo
torturados y ejecutados, por orden del coronel Orozimbo Barbosa. La guerra civil, sin embargo, terminó con la
derrota de las fuerzas de Balmaceda, quien entregó el poder al general Manuel Baquedano. La familia del ex
presidente se refugió en la embajada estadounidense mientras él lo hacía en la argentina.
Los revolucionarios vencedores no tuvieron contemplaciones con los vencidos, y predominó el saqueo y la
destrucción de las propiedades enemigas. Solo tres días estuvo en el mando Baquedano, para entregarlo a la
Junta Revolucionaria. El 19 de septiembre de 1891, el suicidio de Balmaceda, quien se disparó en la sien
derecha, terminó con la vida de un hombre polémico, lleno de buenas intenciones, como las de engrandecer a
su patria, que chocó en la práctica con sus propias ambiciones y las de sus íntimos colaboradores. Dejó un
testamento político, donde demuestra su convencimiento en el fracaso del régimen parlamentarista, que
terminará con la libertad electoral y política y con la paz en el seno del Congreso.
Expresa su convicción en la creencia en el sistema republicano de división de poderes, cuando en los hechos su
gobierno cayó en una feroz dictadura, vaticinando una nueva guerra civil, por la división de las facciones en
pugna, aunque también mantiene la confianza de que finalmente triunfará la causa por la que peleó, de la
defensa de las instituciones. A pesar de su cuestionada existencia y la contradicción de sus pensamientos con
la realidad, tuvo razón: el régimen parlamentario no duraría demasiado. El año 1920 marcaría el fin de esa
etapa.
GUERRA CIVIL 1891
La Constitución Chilena de 1833, dotaba al Presidente de la República de muy amplias potestades. Sin
embargo había tres normas, de cuya interpretación, podía hallarse un límite a esos poderes, haciendo crecer
los del Parlamento. Existían leyes denominadas “periódicas”, pues debían ser sometidas a discusión cada año
o año y medio, como la ley presupuestaria, la que establecía contribuciones, y la de la vigencia de las fuerzas
armadas. La postergación del tratamiento de estas cuestiones era un arma de presión sobre el ejecutivo, que
comenzó a usarse a partir de 1870, para limitar las atribuciones del Presidente, aumentando las del
Parlamento. Así en 1871, una reforma constitucional, impidió la reelección presidencial inmediata, en 1874 se
dispuso la elección directa de los senadores por las provincias y el Poder Ejecutivo recibió un plazo para usar
de su poder de restricción sobre las libertades personal y de imprenta, de hasta un año.
El presidente José Manuel Balmaceda, que había asumido en 1886, que años antes había sido parlamentarista
y defensor de poner límites a las atribuciones del ejecutivo, se encontró defendiendo desde su nuevo rol, la
concentración de poderes en el cargo que detentaba, desarrollando una política educativa amplia y de
ambiciosas obras públicas, que demandaban egresos considerables del erario público, que no gozaban de la
conformidad parlamentaria. Además, el intento de nacionalizar las oficinas de salitre, encendió aún más los
roces, que ya se habían iniciado con ese sector oligárquico, afín al Congreso, que veían reducidos sus ingresos,
al incrementarse las exportaciones, y disminuir el precio del producto.
En 1890, Balmaceda intentó poner freno a estos avances de los parlamentaristas sobre su autoridad. Esto
enfrentó sangrientamente a las dos facciones rivales (los partidarios de Balmaceda y los del Congreso). Otro
sector que mostró rechazo a la política liberal presidencial fue la iglesia, de fuerte tendencia conservadora.
3. Aún dentro de los mismos liberales había dos sectores, opositores a Balmaceda, el Mocetón y el Doctrinario y
a estos se sumaban dos partidos políticos más, el Radical y el Nacional, que integraron el denominado
cuadrilátero, en defensa de la libertad electoral, y en contra de la imposición del nuevo Presidente por el
ejecutivo. En el caso particular que sucedía en 1889, el candidato del Presidente era el Ministro de Industria y
Obras Públicas, Enrique Salvador Sanfuentes, quien debió desistir ante la gran presión en su contra. El
Parlamento le negó aprobación a la presentación de sucesivos ministros, lo que le impedía al Presidente
conformar un gabinete estable, si no transigía y colocaba a alguien que simpatizara al cuerpo legislativo En
general, Balmaceda quería renovar el gabinete, excluyendo a tradicionales miembros oligárquicos que
presionaban para no ser excluidos, además de proseguir con la política de no aprobación de las “leyes
periódicas” lo que hacía la gestión presidencial inmanejable.
La negativa de los legisladores se fundaba en la provocación que ellos consideraron de parte del presidente,
que a principios de 1890, nombró un gabinete totalmente opuesto al Parlamento, cuyo jefe de gabinete era
Adolfo Ibáñez Gutiérrez. El Ministro de Guerra, era el general José Velásquez, integrando por primera vez un
militar a la vida política. Pero lo que más enardeció los ánimos fue que posteriormente, y contrariando
abiertamente la letra constitucional que impedía el reemplazo de ministros, fue nombrado el ex candidato a
Presidente, Sanfuentes, en el Ministerio del Interior.
La crisis, que costaría más de 4.000 vidas, estalló cuando a finales del año 1890 se debía aprobar la ley de
presupuesto para el año siguiente, y ante la negativa parlamentaria a su ratificación, el Presidente, el primer
día del año 1891, luego de fracasar los intentos conciliadores del arzobispo Mariano Casanova, determinó por
decreto, la vigencia de la ley presupuestaria del año anterior.
Ante la inconstitucional y desesperada medida, los parlamentarios, contando con el respaldo de la Armada y
de un sector del ejército, ya que la mayoría de este último cuerpo apoyaba a Balmaceda, destituyeron al
Presidente y lo reemplazaron por una Junta de Gobierno. El norte quedaba en manos de los revolucionarios,
mientras que en el resto del país, Balmaceda instauraba una dictadura y se preparaba para repeler al nuevo
gobierno. La prensa ocupó también un rol importante denigrando la imagen presidencial.
Desde la ciudad de Iquique, constituida en centro de sus operaciones, los legisladores prepararon sus fuerzas,
que enfrentaron a las presidenciales en Zapiga, el 21 de enero del año 1891. Las fuerzas parlamentarias
comandadas por el Cnel. Estanislao del Canto, con poco más de mil hombres fueron vencidas por fuerzas
similares a cargo de Eulogio Robles Pinochet, en Huara, ubicada a mitad de camino entre Iquique y Pisagua, el
17 de febrero del mismo año. El 6 de marzo de 1891, se produje otro choque en la batalla de Pozo Almonte,
donde Robles Pinochet fue vencido y luego asesinado.Los nueve mil hombres que luchaban a favor del
Parlamento, cruzaron el Aconcagua a mediados de agosto, y en la batalla de Concón (21 de agosto) vencieron
a los siete mil presidenciales, a cargo de los generales Alcérrega y Orozimbo Barbosa. Siete días más tarde, la
batalla de Placilla, determinaría el definitivo triunfo de los hombres de la revolución.
Balmaceda, conciente de su derrota, buscó refugio en la legación de la República Argentina, delegando la
presidencia en el General Manuel Baquedano. El 30 de agosto, los parlamentaristas, triunfantes, ocuparon
Santiago. Balmaceda, terminó voluntariamente con su vida, el 18 de septiembre de 1891, ante el
convencimiento de que si era capturado por sus enemigos sería humillado y fusilado. Hasta 1925, el sistema
conocido como parlamentarismo fue el que tuvo vigencia en Chile.