Los alquimistas eran personas de la Antigüedad que experimentaban con sustancias en busca de un elixir de la inmortalidad o una fórmula para convertir metales en oro. Aunque no lograron esos objetivos, descubrieron sustancias como el amoníaco y el ácido sulfúrico. Se les acusaba de brujería y ocultaban sus notas con tinta invisible hecha de zumo de limón.