El abogado de los Arrieta se queja ante la embajada de España por la presenci...
Hartazgo
1. Hartazgo
César Ulloa Tapia
La antipolítica manifiesta el hartazgo ciudadano de diversas maneras e
intensidades. Es una mezcla de descontento y frustración hacia un sistema
institucional que no satisface demandas mínimas, pero además carece de
representación porque quienes están al frente como autoridades han perdido
credibilidad y su legitimidad de origen ha sido cuestionada. ¿Cómo llegamos
hasta este punto? De manera sistemática y permanente, en el sentido de que
durante 10 años la mayoría de la población en las urnas giró un cheque en blanco
a un modelo mesiánico de corte autoritario, que puso en lo más alto de la política
la personalización exacerbada del líder como redentor de la patria y única
alternativa.
Este modelo no es nuevo en el Ecuador, pues la historia determina en diversos
periodos que la figura del caudillo y, en algunos casos, la del populista es
recurrente. Por eso se habla del floreanismo, garcianismo, alfarismo,
velasquismo y ahora del correísmo. ¿Esto qué significa en términos de cultura
política? Que, indistintamente de la preferencia por un partido y muy rara vez de
una ideología, prevalece como opción electoral un conjunto de características de
las personas que luchan por el ejercicio del poder y aquello determina los
resultados en las urnas y, por lo tanto, el modelo político. Una vez más, el
entrampamiento de los efectos de este tipo de decisiones ha puesto al Ecuador
en jaque mate.
La salida a este modelo no es sencilla, pues no basta con la indignación
ciudadana y el rechazo generalizado hacia los políticos, quienes están en
ejercicio activo u operando tras los micrófonos. Tampoco basta con decir que se
vayan todos o, peor aún, cruzar los brazos con la esperanza de que el Ejecutivo
desarticule una red que operó y sigue operando políticamente desde hace 10
años. Y aunque no se puede aplicar remedios caseros para la antipolítica, sin
embargo el papel activo y efectivo de la ciudadanía será clave para exigir
rendición de cuentas, cerrar el paso a quienes no cumplen con los requisitos
para un cargo público y reinstaurar el sentido de representación para no
quejarnos de quienes actúan en la Asamblea, el sector justicia e, incluso, algunos
funcionarios del Ejecutivo.
La antipolítica puede presentar dos alternativas. O bien dinamita el sistema
político en miles de fragmentos muy incómodos para juntar o abre los ojos a los
ciudadanos y así apertura un sentido amplio de conciencia nacional, en donde
cada uno se haga cargo de lo que corresponde para adecentar el sistema
político. La tarea no es sencilla, por cuanto saltan diariamente casos de
corrupción de varios sectores con el riesgo de que el país se hunda.
En este escenario se requiere salir de la zona de confort y dejar de mirar la
realidad como un culebrón de telenovela que puede diluir la indignación
ciudadana y convertir estos hechos en piezas de entretenimiento con altas dosis
de morbo. Cuando la corrupción se mira como un elemento del sistema
institucional, la política se desvaloriza en toda magnitud.
2. Publicado en diario El Universo, 22 de marzo de 2018
https://www.eluniverso.com/opinion/2018/03/22/nota/6678178/hartazgo