1. ¡Haz la diferencia!
Saliendo a la calle, un día normal, vi como las palomas eran espantadas por la inocencia de
los niños en la plaza, al querer cogerlas para jugar con ellas, pero es perdonable; son niños,
aunque sepan que son seres vivos no tienen la capacidad para disponer de lo que le puedan
hacer a las aves que simbolizan la paz.
Luego vi una persona iracunda con su vecino de "parqueo" porque este estacionó su moto
donde no debía, es decir, le robó el turno, discutieron como quince minutos, habiendo
mucho más espacio para guardar la otra motocicleta, pero es que el lugar lo tomé yo
primero. Los dos habían llegado al sitio casi a la par. ¿¡Intolerancia al cien, ganas de
pelear!?
Luego fui al banco y ¡ayyy!, aquí sí que es cierto, dolor de cabeza y/o malgenio seguro.
Entidades financieras de cinco cajeros y solo atienden dos. Bueno, el caso es que un señor
con uniforme verde y su apellido al costado derecho al nivel del pecho, solo porque es
funcionario público (sí que nos "sirve"), fue directamente donde su amigo de farra; el
cajero.
La vaina no es el amigo, ni el mismo "servidor" (porque usted o yo hemos pedido esos
favorcitos) es el irrespeto para con los demás. Llevar una o dos horas en una cola y llega un
pendejo (no tan pendejo) y se pasa de gorra la fila; la madre, da rabia. Y claro, no falta el
que reclama (como es que en Colombia no podemos decir nada, tenemos que ser solapados)
justamente se hace la queja pública y los demás apoyando con el bochinche cual fiesta de
las 5am; solo abucheo, y el señor aguacate, digo de verde, en vez de pedir disculpas, por
decencia, se hace el loco, mira mal a la señora y la deja "fichada". ¡Qué bonito. Qué
ejemplo!
Listo, concluía la tarde y todo "perfecto", estamos en Colombia; un señor en silla de ruedas
a pasar la calle y nadie lo ayudaba, solo fisgoneaban a ver cómo pasaba la calle. Entonces
fue un muchacho con pinta muy moderna y amable al querer ayudar al susodicho a
desplazarse. Grande fue la sorpresa de aquel joven cuando el hombre le dice: "no, no, no,
déjeme; yo puedo solo". Bueno, tal vez el adolescente le dio pena y se sonrojó, pero fue
decepcionado al no cumplir su "misión"; ayudar al que lo necesita.
2. Eso fue un día "normal", donde me topé -infortunadamente-, con la indiferencia (como
"siempre"), pero más que eso; me encontré con la intolerancia, su hermana gemela.
El meollo no es seguir con lo mismo, es ser el ejemplo. Si algo está mal y lo hace alguien
reconocido se convierte en bueno, no. Simplemente lo malo está malo y punto. Obremos
rectamente. No se trata de cambiar el mundo de la noche a la mañana, ni de ser el
superhombre. Se trata de: SI NO SOY YO, ¿ENTONCES QUIÉN?
Marquemos la diferencia; ¡NO NACIMOS PARA SER PARTE DEL MONTÓN!