El documento describe a Abraham Calazacón, un gobernador tsáchila por 40 años que trabajó para preservar la cultura e historia de su pueblo. Se erigió una estatua de bronce de 3 metros en su honor. Sus siete hijos están agradecidos por este homenaje a su padre, quien a pesar de no saber leer ni escribir logró obtener obras y desarrollo para las comunidades tsáchilas a través de su sabiduría y capacidad de llegar a la gente.