La biela y manivela se utilizaron originalmente en trenes en 1819, aunque sin éxito debido a la falta de manivela. En 1900 se buscó un diseño más moderno que también fracasó. Finalmente, en 1990 el científico Robert Ford K. usó con éxito la biela y manivela en el primer automóvil. La biela convierte el movimiento rectilíneo en rotatorio, mientras que la manivela da movimiento rotatorio a un eje u mecanismo.