Las tarjetas magnéticas tienen una historia más larga de lo que parece, con los primeros intentos en 1888 por Oberlin Smith y 1889 por Valdemar Poulsen, antecesores de la cinta magnética. En los años 60, el sistema de transporte público de Londres instaló un sistema de tarjetas magnéticas y en 1971 se empezaron a usar en el sistema bancario a nivel mundial.