2. Nueva Arquitectura al servicio del hombre
La arquitectura es un hecho cultural que refleja en todo
momento las condiciones y circunstancias bajo las cuales ha
sido concebida y construida; de allí que los edificios son, en
forma individual o de conjunto, emisores estáticos que
transmiten el particular mensaje de las ideas con que fueron
proyectados. Transmiten a su vez un sinnúmero de datos que,
en relación con el ambiente cultural en el que están insertos,
nos hablan de los valores que una determinada sociedad aceptó
o acepta y promueve, y al mismo tiempo, congelan ese tiempo
de su nacimiento perteneciendo al pasado desde el momento en
que comienzan a ser construidos.
3. En lo que aún permanece de algunos espacios urbanos de la
antigüedad, reconocemos los recintos que alguna vez estuvieron
amurallados para la defensa, espacios destinados al comercio o al
culto religioso, mercados y bibliotecas, templos o baños públicos
separados por escasa distancia y también la infraestructura de
cañerías para proveer agua y desagües, así como chimeneas para la
calefacción o los hogares para la cocción de alimentos. Podemos
reconocer el entorno cultivable y las fuentes de aprovisionamiento de
agua, alimentos o materiales. Todo un mundo para ser interpretado y
comprendido, que muestra una manera, un estilo en el que podemos
reconocer y diferenciar lo fenicio o lo helenístico, lo romano o lo
carolingio de la antigua Europa o Medio Oriente, así también como lo
maya o lo inca en el continente americano.
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4. En ciertos momentos históricos o en sociedades de cambio lento y
paulatino, las sucesivas experiencias que se han ido sedimentando
establecen la continuidad sobre la que se perfeccionan determinadas
respuestas frente a un sitio, un paisaje o un clima, todo ello bajo una
determinada escala de valores. Tal es el caso de las valiosas experiencias de
algunas arquitecturas espontáneas, que mucho nos enseñan sobre la relación
armónica entre entorno construido y ambiente natural.
Pero en etapas de veloz evolución, como el caso de la cultura Occidental en
los últimos tres siglos, no queda tiempo para la sedimentación y son
rápidamente reemplazadas determinadas ideas y experiencias por otras. Las
nuevas búsquedas quedan en muchas oportunidades a medio verificar y los
objetivos a alcanzar suelen ser difusos cuando no contradictorios con la
realidad.
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5. Son numerosos los ejemplos de pequeños pueblos y ciudades o sectores de
ciudades en los cuales podemos interpretar, por lo que expresan sus calles y
edificios, que la mayoría de estas necesidades aparecían como satisfechas
para sus habitantes. Muchos de estos pueblos o ciudades son medievales
por el momento histórico de su consolidación, y están localizadas en
regiones de la vieja Europa, aunque esto no es excluyente, ya que poblados
a escala humana comunitaria también existen y han existido en América, u
otros continentes.
Básicamente en el lugar y en el tiempo donde una comunidad encontró
condiciones de subsistencia, se pudo auto-regular y generó manifestaciones
auténticas de participación, el resultado no es otro que el de espacios
urbanos a escala humana y edificios integrados con ese entorno, cargados
muchas veces de un simbolismo que apela al entendimiento de sus
habitantes y en el que queda implícita una profunda necesidad de
trascendencia.
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6. Son espacios donde queda la cáscara construida, pero aún así sus efectos
reconfortantes todavía pueden percibirse.- Es que mientras se mantenga la
escala, se mantiene la esencia. Mucho de lo urbano que el hombre
construyó, incluso en etapas avanzadas de desarrollo industrial como los
finales del siglo XVIII y en algunos casos, aún hasta finales incluso del siglo
XIX, conservan esta esencia y su presencia actual así lo corrobora.
En una época, como la actual, donde es difícil encontrar puntos de apoyo
para nuestras inquietudes y necesidades intelectuales y espirituales, o
rumbos a los cuales dirigirse y en tiempos donde la construcción de nuevos
paradigmas es más lenta que la destrucción de los existentes, no parece
tarea inútil buscar en ciertos ejemplos del pasado inspiraciones para
nuestros problemas actuales, no tanto para restaurar lo que ya no se puede,
sino para comprender bajo qué circunstancias estos ejemplos significativos
tuvieron lugar.
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7. El siglo XX fue el primer siglo en la historia de
la humanidad en que los edificios y el medio
urbano dependieron en forma absoluta de la
energía que le proveían las redes y que ellas
fueron tan vitales para el sistema que la
supervivencia de la Sociedad Industrial
dependió y depende todavía de poder mantener
la provisión continua de energía por las mismas.
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8. Las guerras de la segunda mitad del siglo XX y sobre todo las que
se hicieron en el presente siglo hasta el momento, fueron
impulsadas por la voracidad de apropiación y de control de los
recursos naturales – fundamentalmente energéticos – que permiten
seguir alimentando esta carrera alocada para evitar el tan temido
“oscurecimiento”
Frente a ello nos preguntamos: ¿Es lógico seguir manteniendo este
nivel de vulnerabilidad, y falta de sustentabilidad, tendencia al
sometimiento personal y grupal, en donde el caos urbano es cada
vez más evidente, frecuente e inmanejable, para mantener un
sistema del cual solo podemos esperar males cada vez mayores?
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9. Nueva Arquitectura al servicio del hombre
El hombre debe ser el foco de todo diseño; entonces será verdaderamente
funcional.
La nueva belleza arquitectónica es el resultado de una fusión creadora entre
materia y espíritu, en otras palabras, entre nuestros resultados científicos y
nuestro nuevo conocimiento del hombre.
Gropius muestra así su claro concepto de arquitectura al poner al hombre
como su finalidad y protagonista principal, «factor dominante» o «foco de
todo diseño», y ubicar al espacio como medio o «instrumento» de la misma.
Con toda humildad confirma su pensamiento en 1955 con las siguientes y
orientadoras palabras, donde se nota una cierta influencia del pensamiento
de Mies Van der Roche en lo que hace a la búsqueda de la verdad o
adecuación del intelecto con la arquitectura «al servicio del hombre».