El documento describe el encuentro de San Francisco de Asís con el Evangelio que cambió el curso de su vida. Mientras escuchaba una misa, Francisco se sintió profundamente conmovido por el pasaje en que Jesús le dice a sus discípulos que no lleven oro, plata u otras posesiones cuando vayan a predicar. Francisco decidió dedicar su vida a vivir en la pobreza y a predicar el Evangelio, siguiendo el ejemplo de Jesús. Este encuentro con la Palabra de Dios lo llevó a fundar la orden franciscana

1. ORACIÓN:
«Así como la lluvia y la nieve bajan del
cielo,
y no vuelven allá, sino que empapan
la tierra,
la fecundan y la hacen germinar,
y producen la semilla para sembrar
y el pan para comer,
así también la palabra que sale de mis
labios
no vuelve a mí sin producir efecto,
sino que hace lo que yo quiero
y cumple la orden que le doy».
Isaías 55.10–11
CONSTITUCIONES GENERALES DE LA OFS Art9.2
“El franciscano seglar, comprometido a seguir el ejemplo y las
enseñanzas de Cristo, dedíquese a un estudio personal y frecuente
del Evangelio y de las Sagradas Escrituras. La Fraternidad y sus
responsables promuevan el amor a la Palabra evangélica y ayuden a
los hermanos a conocerla y a comprenderla, tal como la proclama la
Iglesia, con la ayuda del Espíritu Santo”.
COMISIÓN VOCACIONAL ENERO 2017
EL ENCUENTRO CON EL EVANGELIO
“Cuando el bienaventurado Francisco acabó la obra de la
iglesia de San Damián, vestía un hábito de ermitaño,
llevaba bastón y calzado y se ceñía con una correa.
Habiendo escuchado un día en la celebración de la misa
lo que dice Cristo a sus discípulos cuando los envía a
predicar, es decir, que no lleven para el camino ni oro, ni
plata, ni alforja o zurrón, ni pan ni bastón y que no usen
calzado ni dos túnicas y como comprendiera esto más
claro por la explicación del sacerdote, dijo transportado
de indecible júbilo: ‘ Esto es lo que ansío cumplir con
todas mis fuerzas’...”
Esta página del Evangelio arranca a Francisco de su vida eremítica y lo
lleva a los caminos al encuentro con los hombres y con la historia.
Es un momento iluminador en la vocación de Francisco después de un
proceso largo, Francisco descubre su camino, Dios se va acomodando al
proceso de cada persona, Francisco ha estado preguntándose durante tres
años: ‘Señor ¿qué quieres que haga?’, en este momento cuando lleno de
alegría exclama: ‘Esto es lo que ansío cumplir con todas mis fuerzas’, es
cuando podemos ver como aún existían dudas en su corazón respecto a lo
que Dios quería de él, ahora si queda satisfecho, hasta ese momento no se
ha rendido, ha estado buscando.
Francisco ha permanecido atento durante todo ese tiempo ha preparado
la tierra de su corazón para la Palabra y llegado el encuentro, la Palabra ha
llegado a él iluminando su vida y dando fruto: Su Vocación, y aunque en
aquellos momentos no pensaba nada más que en su respuesta personal sin
embargo se trataba de un redescubrimiento del Evangelio, con una
importancia vital en la Iglesia de aquella época, afianzada en el poder,
riquezas, desigualdades y sociedad.
Francisco recibe esa iluminación precisamente en la Iglesia, es el
sacerdote el que lo instruye acerca de su contenido, toda vocación es un
regalo de Dios a su Iglesia, surge en el seno de la Iglesia y es para la Iglesia.
ORDEN FRANCISCANA SEGLAR
C/ SAN BERNARDO nº 77
28015 MADRID
franciscanosseglares@yahoo.es

2. El encuentro por excelencia con la Palabra, con el Señor se da en la Iglesia,
ella es la que nos regala e interpreta la Palabra, y donde nos encontramos,
y comemos el Cuerpo del Señor... en todo proceso vocacional esto es
fundamental, Dios te va llevando a su Esposa la Iglesia en ella es donde nos
encontramos con su Hijo Jesucristo, ella es la Maestra y Guardiana de
cualquier vocación, Francisco lo vive así, al igual que la Iglesia es
beneficiaria de la misma.
Para que esa iluminación se de en Francisco él ha interiorizado la
Palabra:
“Y grabados en su memoria cuantas cosas habría escuchado, se esforzó
en cumplirlas con alegría... Adhiriéndose de corazón a las palabras de la
nueva gracia...”
Primero las ha reflexionado, meditado, pero de la mente has pasado al
corazón, esto es muy importante, Dios toca a la persona en el corazón, es a
eso a lo que Francisco y tantas personas han estado atentas, a aquella
Palabra que le ha estremecido, le ha llenado, descubriendo que en ese
preciso aquella palabra momento habría sido dicha para él, como María:
“María se estremeció ante las palabras del ángel”. Es decir Dios no viene
dándonos un montón de ideas y tratados Dios viene directo al corazón,
Dios viene amando y sabe que lo que transforma al hombre es el corazón,
es cuyo centro está la imagen de su Hijo, es lo que Él hace tocas lo que es
suyo, hacer que la persona se revuelva por dentro, descolocarnos... pero de
nuevo se requiere nuestra escucha, nuestra atención y Dios habla y Dios
hace que no estremezcamos y que ante su Palabra nuestra vida quede en
evidencia... “Su Palabra es Viva y Eficaz, espada de doble filo” ya lo dice la
Escritura. Francisco va a orar esta Palabra, con el corazón hasta dejarse
iluminar interiormente.
¡Que lástima de tantas Palabras como Dios va diciendo que son para
nosotros, exclusivamente dichas para mí! ¡Y que por mi despiste, desgana,
estar en mis cosas no las escucho, no alimento mi corazón con ellas sino
que caen en saco roto!
Pero ¿cuál es el mensaje que recibe Francisco? “No llevéis oro, ni plata,
ni alforja o zurrón, ni pan ni bastón y que no usen calzado ni dos
túnica...” Mt 10, 9-10. Esta Palabra trata de la misión de los discípulos,
la exigencia de la pobreza y el mensaje de paz.
El envío en misión – Es una llamada a la vida itinerante, los discípulos
son invitado a ponerse en camino, a encontrarse con el hombre, el
Evangelio es un movimiento hacia los hombres, este mensaje va a
chocar con una Iglesia que estaba inmóvil, instalada, entorpecida por
sus grandes propiedades dentro del sistema feudal, ante esto Francisco
oye la llamada a caminar ligero, descalzo, sin nada que pueda
entorpecer la prisa por llevar la Buena Nueva a los hombres.
La exigencia de la pobreza: “No os procuréis ni oro ni plata...” En aquel
tiempo aquellas palabras resuenan con gran fuerza, en un mundo en el
que el dinero empezaba a tener un papel principal , donde se
valoraba a las personas según su poder adquisitivo, y aquel que más
tenia era el que tenía poder sobre el otro. El dinero era el culpable de
las desigualdades sociales. Era necesario llevar esta exigencia
evangélica a la letra, solo en estas condiciones, es decir sin oro, ni plata
podría Francisco anunciar la Buena Nueva.
- Y ¿cuál es la Buena Nueva? “En cualquier casa que entréis decid:
Paz...” Evangelizar es decir Paz, esta paz no puede ser anunciadas sino
por hombres sin codicias, limpios de toda voluntad de poder. El
mensajero del Evangelio no debe aparecer como un rival o un
contrincante en la carera por el éxito y el poder, solo la pobreza es lo
que le llevará a la Fraternidad. Este es el Evangelio que apenas
Francisco lo escucha, lo hace vida, lo pone en movimiento, y hasta el fin
de su vida permanecerá fiel a esta misión de paz.
Podemos incluso decir no sólo que en este Evangelio Francisco
encuentra su camino sino su identidad, su nombre: Ser hermano
menor: aquel que va libre, pobre, hermano entre los hermanos porque
no se impone, ni impone nada, solo ofrece y de la Paz.
“Esto es lo que deseo cumplir con todas mis fuerzas...”dice Francisco.
No se queda Francisco en la efusividad de aquel momento, o en una
simple reflexión como tantas veces nos pasa: ‘Que Bonita palabra’
‘Como me ha tocado’... pero de ahí ya no pasa, él se pone en
movimiento y al instante comienza a hacer vida aquella palabra y sin
poner objeciones, justificaciones o interpretándola a su antojo sino tal
y como la escucha.
Aquellas palabras son una revolución podíamos decir ante el sistema
social en que Francisco vivía, Francisco demuestra dos cosas: su obediencia
y su libertad, aún cuando sabe que se trata de un cambio total en los
valores de su vida, obedece sin dejarse arrastrar por lo que le rodea, ha
hecho su opción por Cristo, Cristo le ha anunciado el Evangelio y él lo acoge
y lo vive, en contra de todo el mundo, de todo el ambiente de su época,
pero sin imponerse, sino viviendo en obediencia a Dios... El Evangelio solo
llega a los pobres, a los sencillos, a los que viven en libertad con respecto a
este mundo, Francisco lo intuyó y poco a poco fue liberándose de todo
aquello que le estorbaba para ser libre y el Evangelio llegó a su vida de tal
manera que él mismo se hizo Evangelio porque creyó en esta Palabra.
PAZ Y BIEN.