Los primeros humanos se movían a nuevos lugares para encontrar alimentos cuando estos se agotaban en su área. Vivían en cuevas para protegerse del frío y luego construyeron casas circulares con materiales como junco y caña cuando comenzaron a establecerse de forma más permanente en un solo lugar, lo que coincidió con el desarrollo de la ganadería, la agricultura y otras actividades como la pesca y la recolección.