Primera etapa de la ruta verano 2005 desde Santa Justa a Pinofranqueado
1. Era en la calurosa tarde del ocho de julio del verano del dos mil cinco, cuando
habíamos quedado citados, como va siendo costumbre en el inicio de las grandes
rutas, en la estación de Santa Justa a la sombra de los árboles que adornan aquel
espacio.
No podían venir, por diferentes circunstancias, Marcos y Paco Avila, pero si se apuntó
después de conseguir los permisos necesarios, José María al cual le debemos tanto la
aportación del coche un 4x4 Cheroki, como su gran sentido de la orientación que como
después veremos nos salvó de dar más de una vuelta por la montaña.
La distribución ya venía hecha de La Motilla, todas las bicis desarmadas y algunas
ruedas en el coche de Paco perfectamente protegido por una lona que evitaba que se
rozase la tapicería, además de unos tensores que impedían el movimiento de las
mismas, las alforjas y el resto de ruedas en el coche de José María sin tanta protección
pero igualmente eficiente, de forma que cuando aparecieron por el lugar de la cita el
Barba y yo no tuvimos más que meter nuestra impedimenta en los sitios reservados y
vestir el polo que la firma Paco Tovar S.L. nos ha donado para esta ocasión y en el
cual figura el anagrama con el que en los libros de ruta se identifican los trayectos más
complicados.
Bajo un sol de justicia iniciamos el camino en el coche de Paco Tovar, en adelante
Paco Antonio Mejía, en adelante Meji y José Luis, en adelante Barbas con José María,
en adelante Chema, íbamos Antonio Ortega, en adelante Chicla, Manu y yo, había
bastante camiones en los tramos que aún no son autovía y fuimos bastante lento.
Después de pasar Cáceres, con un montón de glorietas y no estando del todo
convencidos de haber cogido la carretera correcta, paramos a tomar un refresco en
una venta pero como los de La Motilla iban preparadísimos llevaban una neverita con
refresco y agua por lo que solo entraron los que querían café. Constituimos el fondo
para hacer frente a este primer pago y después de estirar las piernas y hacernos las
primeras fotos seguimos hasta llegar al embalse de Alcántara, bastante bajo de agua,
y cogimos la carretera de Coria, estrecha pero con poca circulación con lo que fuimos
a buen ritmo, pasamos por Coria, donde han colocado un hermoso toro a la entrada
del pueblo, a la salida fuimos para Calzadilla pueblo que a su entrada exhibe un gran
lagarto al que un hombre está matando, según nos contó José María se trata de una
leyenda que cuenta que un pastor dio muerte al lagarto que se comía a las mozas del
pueblo alcanzando gran popularidad entre las mismas, los naturales de esta localidad
se llaman “lagartos”, muy pronto llegamos a Pinofranqueado e inmediatamente dimos
con el Hostal que estaba pasando el puente sobre el río Esparaban al principio del
pueblo, Hostal Los Angeles. Aparcamos los coches al lado del Hostal y estiramos las
piernas, luego el Barba se ocupó del trámite en recepción, que era la barra del bar, y la
selección de habitaciones que estaban bien aunque las cañerías de los servicios por
la falta de uso olían un poco, muchísimo según Paco. La distribución fue Manu-
Chema, Paco-Chicla, Meji-Fede, el Barba como ronca, solo. Una vez instalados y
refrescados nos fuimos al bar del Hostal a tomar algo y nos encontramos con un señor
de gran volumen que decía conocer la zona y nos desaconsejó la idea inicial de ir de El
Ramajal a El Castillo porque estaba en mal estado y además era fácil perderse.
Una vez que conseguimos despegarnos de la barra nos fuimos al restaurante el
Castillo donde en una terraza muy agradable en la orilla del río nos dispusimos a dar
buena cuenta de una opípara cena consistente en
Sobre la una y media nos fuimos al Hostal a descansar para la ruta de mañana.