La conservación se enfoca en mantener el estado original de un objeto evitando su deterioro, mientras que la restauración implica intervenir directamente en un objeto para repararlo y recuperar su aspecto original. La conservación incluye enfoques como la prevención del daño, preservación de aspectos estéticos y estructurales, y cuidado de materiales, mientras la restauración busca devolverle a un objeto su apariencia original según un período histórico a través de técnicas tradicionales y reversibles.