Joan Miró era un joven apuesto de Barcelona que amaba pintar. Asistió a la escuela nocturna Llotja para aprender sobre colores y formas. A Miró le gustaba pintar animales de maneras fantásticas, con múltiples ojos, colas y patas. También incorporaba la naturaleza en sus pinturas coloridas. Más tarde, Miró se casó y se mudó a París, donde conoció a otros artistas como Picasso, antes de regresar a Mallorca donde continuó su exitosa carrera como pintor.