1. LA GRAN AVENTURA DE NORA
Como de costumbre, Nora iba de camino a casa de sus abuelos, no podéis
imaginaros lo rica que está la sopa que prepara su abuelo. Nora subió corriendo las
escaieras, picó a la puerta y dijo:
- ¡Ya estoy aquí!, gritó Nora.
A sus abuelos les encanta que Nora venga todas las semanas a visitarlos, además
ella ama escuchar historias de cuando su abuelo Pepe descubría tesoros increíbles.
Así es, era uno de los arqueólogos més famosos de España. Nora ama sentarse en
el regazo de su abuelo y escuchar, una tras otra, las miles de aventuras de su
abuelo.
- Es increíble abuelo. Como me gustaría vivir una de tus aventuras, sería una
pasada. ¡Me convertiría en una de las arqueólogas más famosas!, dijo Nora.
- Aunque parezcan divertidas, pueden ser muy peligrosas. Nunca sabes lo que
te puedes encontrar, le explicó el abuelo.
A Nora le daba igual, ella solo quería ser como su abuelo Pepe y poder vivir una de
esas miles de aventuras. Lo que Nora no se esperaba fue lo que le dijo su abuelo a
continuación:
- ¿Pero sabes lo que nunca llegué a encontrar durante mis aventuras? El
medallón de Montserrat.
¿El medallón de Montserrat?, preguntó Nora confusa.
- Según la mitología, los dioses guardaron un medallón en la montaña de
Montserrat, capaz de conceder 3 deseos a la persona que lo encuentre,
exclamó el abuelo.
- i Yo lo encontraré abuelo!, afirmó Nora.
Rápidamente, el abuelo Pepe, entregó a Nora un mapa que le indicaba donde
estaba escondido el medallón. Besó a Nora en la frente y le deseó suerte en su
aventura.
Nora cogió su mochila, la relleno de comida y botellas de agua, se puso ropa
cómoda y se puso sus bambas de montaña.
2. I "
Tras varios días caminando, venciendo a fuertes lluvias y muchos mosquitos, Nora
llegó.a la cueva que le marcaba el mapa.
- ¡Por fin lo he encontrado!, exclamó Nora.
Cuando Nora entró en la cueva descubrió que su abuelo se equivocaba, sí que
existía et. medallón. y sí que. concedía deseos, pero no 3, sino ooo solo. Nora estuvo
pensando durante mucho tiempo que pedir, a si que, respiró y gritó:
- ¡Deseo que mi abuelo me siga contando historias de sus aventuras durante
muchos años más!.
Inmediatamente, el medallón desapareció de sus manos.
Nora volvió a casa y le explicó a toda su familia su gran aventura.
- Entonces Nora, ¿el medallón no existía?, preguntó el abuelo Pepe.
- Pues la verdad es que no... pero en ese viaje encontré un tesoro mejor,
afirmó Nora.
- ¿Qué encontraste Nora? , preguntaron algunos miembros de la familia.
- Encontré algo de muchísimo valor. Encontré la suerte que tengo de tenerte
abuelo y escuchar sin parar tus aventuras.