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Revista de Psicología
Universidad de Chile
revpsico@uchile.cl
ISSN (Versión impresa): 0716-8039
CHILE




                                                     2001
                                            Mariane Krause Jacob
                   HACIA UNA REDEFINICIÓN DEL CONCEPTO DE COMUNIDAD -CUATRO EJES
                              PARA UN ANÁLISIS CRÍTICO Y UNA PROPUESTA-
                                Revista de Psicología, año/vol. X, número 002
                                             Universidad de Chile
                                            Ñuñoa Santiago, Chile
                                                  pp. 49-60
Hacia una Redefinición del Concepto de Comunidad
              –Cuatro Ejes para un análisis crítico y una Propuesta–


             Towards a Redefinition of the Concept Community


                                                Mariane Krause Jacob*



                                                         Resumen
   Uno de los problemas actuales en Psicología Comunitaria es la definición de comunidad.
Tradicionalmente, la Psicología Comunitaria se ha inspirado en un concepto de comunidad
fuertemente ligado a la noción de territorio (en el sentido de localidad geográfica). Sin em-
bargo, en la era histórica que se encuentra actualmente en inicio, se va desvaneciendo la
noción de territorio físico de las comunidades, estableciéndose redes y agrupaciones de per-
sonas que no comparten una ubicación geográfica común, es más, algunas de las cuales ni
siquiera tienen contacto cara a cara. Ante esta realidad cabe plantearse la necesidad de
redefinición del concepto de comunidad. Sin embargo, un nuevo concepto, si bien podrá
prescindir de la noción de territorio, deberá incluir algunos elementos que permitan distin-
guir una comunidad de otro tipo de asociaciones humanas.
        Se propone, en este trabajo, un concepto de comunidad caracterizado por la inclu-
sión de tres elementos: pertenencia, entendida desde la subjetividad como «sentirse parte
de», e «identificado con»; interrelación, es decir, comunicación, interdependencia e influen-
cia mutua de sus miembros; y cultura común, vale decir, la existencia de significados com-
partidos.



                                                          Abstracs
   One of the problems Community Psychology has nowadays is the definition of
community. Traditionally Community Psychology had inspired in a concept of community
linked firmly to the territory (in the sense of geographic location). But now, at the beginning
of a new historical era, the notion of territory of communities is vanishing, since there is
an increasing development of social networks and groups who do not share a geographic
location, even more, in some of them the members even don’t meet personally. Looking at
this fact, one could state the necessity of redefining the concept of community. This new
community-concept can exclude the notion of territory, but it has to be clear in other
characteristics of a community, in order to differentiate it from other kind of human
associations.

* Mariane Krause Jacob, Ph.D., Escuela de Psicología, P. Universidad Católica de Chile. Santiago, Chile. Dirección Postal:
  Vicuña Mackenna 4869, Santiago. Fono-fax: (56-2)6864844. Email: mkrause@puc.cl

                                                                                                                             49
Revista de Psicología de la Universidad de Chile, Vol. X, Nº 2


   This paper proposes a concept of community characterized by the inclusion of three
elements: belonging (as the feeling of “being part of” and “identified with”); interrelation,
that is: communication, interdependence, and mutual influence; and common culture, in the
sense or the existence of shared meanings.



    La comunidad es el «objeto» más propio,                          Sganzini, «el individuo aisladamente consi-
la esencia misma de la Psicología Comunita-                          derado es una pura abstracción» (p. 12).
ria. Es su objeto de estudio, de teorización y                          Además de esta noción teórica del ser
de intervención. Es su razón de existencia.                          humano como ser social, se ha apelado a la
Sin comunidades, carece de sentido la Psico-                         evidencia empírica acerca de los efectos ne-
logía Comunitaria.                                                   gativos que la desintegración social (en el
    Estamos, sin embargo, en un momento his-                         sentido de la ruptura de agrupaciones socia-
tórico, la transición de la modernidad tardía                        les tradicionales y la consecuente individua-
hacia la postmodernidad en el cual –sostie-                          lización) tiene sobre la salud mental, para
nen algunos– las comunidades están en peli-                          apoyar la necesidad de vida en comunidad.
gro de extinción, o al menos sujetas a un gra-                       Alipio Sánchez Vidal (1988) destaca, en este
ve deterioro (García González, 1993; Sarason,                        sentido, la presencia de trastornos depresi-
1974; Sánchez Vidal, 1996; Beck, 1986)1.                             vos y ansiosos, los cuales atribuye a la
    Ante este hecho vale preguntarse, sin                            anomia, soledad y desarraigo. También en
embargo: ¿son las comunidades las que es-                            mi propio país, Chile, los estudios
tán en extinción, o es nuestro concepto de                           epidemiológicos muestran el aumento de la
comunidad el que se está transformando en                            ansiedad y la depresión a nivel poblacional
anacrónico, ante nuevas formas de comuni-                            (Ministerio de Salud, 1999).
dad de las que no es capaz de dar cuenta                                Detrás de esta realidad epidemiológica
teóricamente?                                                        estaría el «hambre de comunidad»
    Es ésta la discusión que desarrollaré en el                      (Yankelovich, 1981, citado en Sánchez Vidal,
presente trabajo, buscando la reflexión críti-                       1996), «de sentir solidaridad y pertenencia,
ca del concepto mismo y presentando una                              integración, influencia y conexión emocio-
propuesta alternativa, más apropiada para                            nal». Una respuesta a esta necesidad sería la
el nuevo milenio.                                                    proliferación de sectas y agrupaciones de todo
                                                                     tipo (Sánchez Vidal, 1988). También el au-
                                                                     mento de los grupos de autoayuda señala
                                                                     esta dirección. Con relación a éstos, existe
Pregunta Preliminar: La Vida en Comuni-                              evidencia empírica que muestra una relación
dad ¿Es una Necesidad Humana Esencial?                               entre redes sociales y participación en gru-
   Las Ciencias Sociales sostienen que sí lo es,                     pos de autoayuda, en el sentido de que el em-
o al menos lo es el grupo humano, la relación                        pobrecimiento de las redes sociales es uno de
con otros. Es más, el ser humano sólo puede                          los elementos motivantes de la participación
ser comprendido como ser social. Como se-                            personal en este tipo de grupos (Krause Jacob,
ñala Amalio Blanco (1993), citando a Carlo                           1997).

1 De hecho, Sánchez Vidal (1996) sostiene que «esa destrucción sería un problema capital de las sociedades industriales contemporáneas
y su reconstrucción la clave del desarrollo de la PC» (p. 45).


50
Hacia una Redefinición del Concepto de Comunidad


        Sin embargo, una cosa es reconocer            También en Emile Durkheim (1898, 1964),
el vínculo con otros como necesidad huma-         a propósito de la solidaridad, y en Max
na básica y otra, muy diferente, es definir las   Weber (1964) existe esta idea de comunidad
características que debiera tener este víncu-     como unión de intereses, que conlleva coope-
lo. Con ello estamos ante el primero de los       ración y solidaridad. Weber, quien enfatiza
ejes de discusión que resultan relevantes a la    la dimensión subjetiva del concepto, man-
hora de construir un concepto de comuni-          tiene la dicotomía entre comunidad y aso-
dad, el cual desarrollaré a continuación.         ciación, relacionando el sentimiento subjeti-
                                                  vo de pertenencia, el compromiso con el otro,
                                                  la camaradería y el afecto con la primera y
                                                  el interés motivado racionalmente, en rela-
Primer Eje de Análisis:                           ción a una finalidad, con la segunda. En la
La Distinción entre el Concepto y su              definición «ideal» de comunidad están tam-
Valoración                                        bién presentes: «la amistad, la lealtad, el
    Cuando los psicólogos comunitarios nos        amor, la gratitud, la confianza» como seña-
referimos al concepto de comunidad, con fre-      la Blanco (1993, p. 13), criticando esta acep-
cuencia mezclamos el «deber ser» de las co-       ción del concepto como «nostálgica».
munidades con el concepto mismo, en su sen-           Muchos psicólogos comunitarios contem-
tido teórico, lo cual nos lleva a una dificul-    poráneos continúan incluyendo este compo-
tad inescapable, porque, si definimos las co-     nente «ideal» en su definición de comunidad,
munidades en función de su estado «ideal»,        así como también en la del sentido de comu-
nos quedamos sin comunidad toda vez que           nidad, su expresión subjetiva principal. Así,
enfrentamos agregados humanos que no              por ejemplo, McMillan & Chavis (1986) de-
cumplen con dicho estado. Y, como con cier-       finen este último como sensación o senti-
ta frecuencia trabajamos justamente con co-       miento de pertenencia, de seguridad, inter-
munidades problemáticas, es decir, que es-        dependencia y confianza mutua, incluyen-
tán lejos de su estado ideal, estamos traba-      do el compromiso de satisfacción de las ne-
jando más con «no-comunidades» que con            cesidades entre los miembros de una comu-
comunidades.                                      nidad. También las definiciones de comuni-
    La inclusión del «estado ideal» en la de-     dad de la vida cotidiana, es decir, las de los
finición de comunidad tiene raíces históri-       propios integrantes de las comunidades, re-
cas antiguas. De hecho, Tönnies (1979), en        sultan ser del tipo «ideal». Así, por ejemplo,
su publicación originaria de 1887, hace la        una de las entrevistadas del estudio de Esther
distinción entre comunidad y asociación           Wiesenfeld (1994) responde a la pregunta
(Gemeinschaft und Gesellschaft). Define la pri-   «qué es para ti la comunidad» lo siguiente:
mera en función de características «ideales»,     «Es oír a los niños correr, es sentir las voces
tales como trabajo en común, apoyo social,        conocidas, es sentirte segura en tu terreno,
participación, consenso, cooperación, vida        es sentir que caminas sin miedo, que cono-
colectiva y sentimiento de fraternidad, en-       ces a todo el que te mira que va por ahí (...).
tre otros, incluyendo la posesión y el goce       Segura de que si yo grito me van a ayudar,
de bienes comunes y el placer mutuo. En           segura, plenamente segura» (Wiesenfeld,
cambio en la segunda, la asociación, no exis-     1994, p. 89).
tiría tal unidad entre las personas, prima-           El problema con las definiciones que in-
ría el goce y la posesión individual, la com-     cluyen este componente de valoración de lo
petencia y el intercambio.                        que sería una comunidad ideal es que pier-

                                                                                                     51
Revista de Psicología de la Universidad de Chile, Vol. X, Nº 2


den su utilidad como herramienta teórica                         cesitamos de un concepto de comunidad
para delimitar nuestro objeto de estudio e                       que, si bien no podrá excluir del todo una
intervención el cual, con frecuencia, dista de                   cierta direccionalidad hacia el «estado ideal
tal estado ideal. Por ejemplo, si trabajamos                     de comunidad», sea lo suficientemente flexi-
en una comunidad caracterizada por desin-                        ble como para no excluir agrupaciones hu-
tegración social y temor, este tipo de defini-                   manas menos desarrolladas.
ción no nos permite sostener que se trata de                        Paralelamente propongo que mantenga-
una «intervención en comunidad»                                  mos el conjunto de elementos presentes en
   El punto es que, como de todos modos tra-                     nuestras definiciones «ideales» de comuni-
bajamos cotidianamente con este tipo de co-                      dad y las reconozcamos en su valor esencial,
munidades «no ideales», debemos aceptar                          cual es el de ser nuestro norte en las inter-
que: o bien estamos construyendo comuni-                         venciones comunitarias y nuestro elemento
dades donde no las hay, o bien requerimos                        de contraste para la investigación en comu-
de una definición menos exigente, en la cual                     nidades. Todo el conjunto de adjetivos que
tengan cabida también las comunidades que                        componen las definiciones ideales de comu-
se encuentran en un «estado imperfecto»                          nidad, nos resulta imprescindible a la hora
(que son sin duda la mayoría).                                   de decidir «hacia donde» vamos a dirigir
   Requerimos, por lo tanto, de un concepto                      nuestro trabajo, o cuando pretendemos eva-
teórico, el cual, ojalá en términos sencillos y                  luar una comunidad determinada en rela-
sin la carga valórica incluida en los concep-                    ción a su distancia respecto de una condi-
tos «ideales», contenga los elementos míni-                      ción ideal. Así, por ejemplo, cada vez que
mos necesarios para que podamos distinguir                       señalamos que en una comunidad las redes
lo que es comunidad de lo que no lo es; para                     sociales se encuentran deterioradas, tenemos
que podamos decir que, en justicia, tal inter-                   en mente la noción de unión de individuos
vención es una intervención comunitaria, en                      que se apoyan mutuamente y se ayudan en
tanto tal otra, es una intervención con per-                     caso de necesidad; sin embargo, no es nece-
sonas que no pertenecen a una misma co-                          sario que las redes sociales de una comuni-
munidad.                                                         dad cumplan su función para que la poda-
                                                                 mos llamar comunidad.
   Blanco (1993), es uno de los autores que
propone conceptualizar comunidad en for-
ma más «aséptica» como «pluralidad de in-
dividuos que se congregan en torno a una                         Segundo Eje de Análisis:
estructura normativa, valorativa e incluso
                                                                 La Relativización del Enraizamiento
comparten algunos modelos de conducta
                                                                 Territorial de las Comunidades
formando una serie de grupos más o menos
extensos» (p. 14). Agrega a su definición la                        En un trabajo previo (Krause Jacob, 1999)
frecuencia de los contactos, la proximidad                       destaqué y critiqué la definición tradicional
(siendo la más habitual la geográfica) o la                      de comunidad, fuertemente ligada a la no-
semejanza por razones biológicas y sociales                      ción de territorio (en el sentido de localidad
y el sentimiento de pertenencia (op. cit.).                      geográfica). La noción de territorio como ele-
   Como se verá más adelante en esta pre-                        mento básico de la definición de comunidad
sentación, coincido más con la primera par-                      está ampliamente difundida (Blanco, 1993;
te de su definición que con la segunda, aun-                     Rozas, 1999; Wiesenfeld, 1994, entre otros).
que por ahora solamente sostendré que ne-                        Señalé entonces que «en la era histórica que


52
Hacia una Redefinición del Concepto de Comunidad


se encuentra actualmente en inicio, se va            Si bien sostengo que este tipo de visión
desvaneciendo la noción de territorio físico     externa es hasta cierto punto necesaria (en
de las comunidades, estableciéndose redes y      particular ante intervenciones de gran en-
agrupaciones de personas que no compar-          vergadura), también deseo enfatizar que
ten una ubicación geográfica común, es más,      entre los elementos mínimos para definir co-
algunas de las cuales ni siquiera tiene con-     munidad deben primar conceptos que apun-
tacto cara a cara» (p. 44), afirmación que me    ten a la dimensión subjetiva e intersubjetiva
llevó a la necesidad de proponer un concep-      (lo que –aunque parezca paradoja– no quie-
to de comunidad que prescindiera de la no-       re decir que ésta no pueda ser estudiada por
ción de territorio.                              un evaluador externo).
   Con ello no deseo desconocer la influen-          Como señalé previamente, la dimensión
cia que pueda tener sobre una comunidad el       subjetiva ha estado presente en la historia del
hecho de compartir un determinado territo-       concepto de comunidad (por ejemplo, en
rio geográfico. Es más, probablemente, como      Weber, 1964) y, en cuanto a su inclusión en la
lo demuestran estudios de colegas, el territo-   definición de comunidad, podemos considerar-
rio compartido es de gran importancia para       la: un elemento más, un elemento esencial de
la construcción del sentido de comunidad         la definición (mi propia propuesta) o, incluso,
(Wiesenfeld, 1994), o bien, para la planifica-   definir comunidad a partir de las
ción de intervenciones concretas (Rozas,         verbalizaciones de sus integrantes, como lo
1999). Sin embargo, excluyo el territorio        hace Wiesenfeld (1997) en uno de sus trabajos.
como ingrediente imprescindible para un              La dimensión subjetiva ha sido tratada en
concepto teórico de comunidad.                   la literatura pertinente bajo el concepto «sen-
                                                 tido de comunidad» o «sentimiento de co-
                                                 munidad» (Sarason, 1974; Sánchez Vidal,
Tercer Eje de Análisis:                          1996; Wiesenfeld, 1994; García González,
                                                 1993). El sentido de comunidad es el senti-
La Necesidad de Enfatizar la Dimensión           miento de que uno es parte de una red de
Subjetiva (e Intersubjetiva) en el Concepto      relaciones de apoyo mutuo, en las que se
de Comunidad                                     puede confiar, el sentimiento de pertenecer
    Está en juego aquí la distinción entre una   a una colectividad mayor (Sánchez Vidal,
visión externa para el concepto de comuni-       1996). Incluye la percepción de similitud de
dad versus una interna. Blanco (1993), en        uno mismo en relación a otros integrantes,
su definición ya citada, prioriza la externa     la interdependencia de ellos, la voluntad de
(aunque deja un espacio a la dimensión sub-      mantener esa interdependencia (sobre la base
jetiva). Esta visión externa se puede ejem-      de la reciprocidad) y el «sentimiento de for-
plificar en un aspecto adicional de su defi-     mar parte de una estructura social mayor
nición, cuando a propósito de la distinción      estable y fiable (sentido de pertenencia o in-
de diferentes niveles en ésta, señala como       tegración social)» (op. cit., p. 45).
uno de los factores necesarios para una de-          McMillan y Chavis (1986), por su parte,
finición de comunidad «un factor macro-          distinguen cinco componentes del sentido de
social, cual es la existencia de una estructu-   comunidad: membrecía (incluyendo seguri-
ra y organización social de alguna manera        dad emocional, pertenencia e identificación,
compartida en ámbitos decisivos (ayunta-         inversión personal en términos de aporte y
miento, organizaciones y política sanitaria,     un sistema de símbolos compartidos); in-
etc.)» (p. 14).                                  fluencia bidireccional, que implica participa-

                                                                                                    53
Revista de Psicología de la Universidad de Chile, Vol. X, Nº 2


ción; integración y satisfacción de necesida-                        La tendencia actual –también en la parti-
des, tanto personales como colectivas; y co-                     cipación social y política– parece ser la de
nexión emocional compartida, que tiene que                       agrupaciones menos estables en el tiempo,
ver con la frecuencia y calidad de la                            más centradas en alguna finalidad común
interacción y la historia compartida.                            específica, que en la tradición. La pertenen-
    Resulta evidente, por una parte, que la                      cia a una comunidad no necesariamente es
noción de sentido de comunidad combina ele-                      de por vida, y mucho menos aún se traspasa
mentos conceptuales con otros afectivos y                        de generación en generación.
valóricos y, por otra, que parece no distin-                         A este fenómeno actual deberá adaptarse
guirse muy nítidamente del concepto de co-                       la definición de comunidad del futuro, cam-
munidad. De hecho existe una superposición                       biando sus coordenadas temporales. Ello tie-
entre las definiciones de comunidad y los                        ne consecuencias para las intervenciones que
componentes del sentido de comunidad.                            buscan fortalecer comunidades, ya que obli-
    Propongo, entonces, una distinción simi-                     ga a generar metodologías y criterios de éxi-
lar a la señalada en relación al concepto de                     to que puedan ser aplicados en el marco de
comunidad, es decir, la distinción entre ele-                    una temporalidad más reducida. Para esto
mentos definitorios e ideales. Muchos de los                     es de ayuda lo propuesto en el segundo eje:
elementos subjetivos que aporta el concepto                      la prescindencia de la necesaria inclusión de
de sentido de comunidad me parecen, de he-                       la    coordenada         espacial.      Ambas
cho, necesarios para una definición teórica                      relativizaciones, la temporal y la espacial
de comunidad: por ejemplo, la pertenencia,                       incorporan planteamientos construccionistas
la interdependencia, los símbolos comparti-                      como el de Kenneth Gergen (1992, 1994)
dos; y los retomaré más adelante. Otros en                       quien enfatiza lo relacional en la construc-
tanto, como la satisfacción de necesidades,                      ción de conceptos psicológicos y
la seguridad emocional y confianza y el apo-                     psicosociales y cuestiona la adhesión a las
yo mutuo, me parecen más pertinentes para                        dimensiones temporal y espacial.
una definición de «meta ideal» que para un                           Por su parte, en cuanto a la adscripción
punto de partida teórico.                                        a comunidades, y siguiendo los desarrollos
                                                                 psicosociales del mundo actual, en parti-
                                                                 cular el hecho de la pertenencia a (e iden-
                                                                 tificación con) grupos sociales múltiples,
Cuarto Eje de Análisis:                                          debemos entender la pertenencia a comu-
La Relativización de las Nociones de                             nidades en forma no exclusiva. Es decir, es
Continuidad y Permanencia y de                                   habitual que una persona pertenezca, si-
Adscripción Exclusiva a una Comunidad                            multáneamente, a más de una comunidad;
    Si bien parece obvia conceptualmente,                        se identifique con más de un grupo. Ello
como señala Blanco (1993), la existencia de                      por cierto tiene importantes efectos, no so-
una relación social entre los integrantes de una                 lamente sobre la identidad social, sino tam-
comunidad, considero que ésta, a diferencia                      bién sobre la identidad individual (Gergen,
de lo señalado por el autor, hoy en día debe-                    1992).
ría entenderse con flexibilidad en cuanto a su                       Por otra parte, ya en el terreno de lo ético,
dimensión temporal, con el fin de poder in-                      que se verá al final del punto siguiente, la
corporar manifestaciones humanas (grupales)                      no-exclusividad de la pertenencia puede pro-
de menor continuidad y permanencia en el                         teger de desarrollos segregacionistas.
tiempo que las tradicionalmente incluidas.

54
Hacia una Redefinición del Concepto de Comunidad


              La Propuesta                        que serán tratados en el próximo aparta-
                                                  do.
Componentes mínimos necesarios para un
                                                     Tal concepto de comunidad estaría basa-
concepto de comunidad
                                                  do en la inclusión de tres elementos impres-
   Siguiendo la línea de un trabajo ante-         cindibles: pertenencia, interrelación y cultu-
rior (Krause Jacob, 1999), propongo un            ra común. Con ello propongo enfatizar la
concepto de comunidad que incluya sola-           dimensión subjetiva (incluyendo parte de la
mente los elementos mínimos necesarios            acepción del «sentido de comunidad» de
para distinguir una comunidad de otro             Sarason, 1974), minimizar el componente
tipo de conglomerados humanos y que se            valorativo y eliminar la necesariedad de la
separe de la dimensión valórica, «ideal»,         incorporación del territorio. Asimismo, pro-
presente en muchas otras definiciones. Esta       pongo entender la pertenencia en su dimen-
dimensión valórica deberá pasar a formar          sión subjetiva y no centrarla en el tiempo.
parte de una definición «ideal»,                  La Tabla 1 sintetiza estos tres elementos del
orientadora y de una reflexión ética, temas       concepto de comunidad.


                                              Tabla 1:
                       Elementos del concepto de comunidad y sus significados

               Elementos                                       Significado
       Pertenencia                            Sentirse «parte de», «perteneciente a» o
                                              «identificado con»

       Interrelación                          La existencia de contacto o comunicación
                                              (aunque sea «virtual») entre sus miembros,
                                               y mutua influencia.

       Cultura común                          La existencia de significados compartidos

                                                                      Krause Jacob (1999)



               Pertenencia                           En cuanto al «sentirse identificado con»,
                                                  estoy haciendo referencia a la similitud
   En cuanto a la pertenencia, si bien pudie-
                                                  (Sánchez Vidal, 1996) eligiendo, sin embar-
ra ser definida externamente, enfatizo su di-
                                                  go, sólo su dimensión subjetiva, es decir, que
mensión subjetiva, la cual incluye tanto el
                                                  el miembro de la comunidad sienta que com-
sentirse «parte de», como «identificado con».
                                                  parte con otros miembros ciertos valores,
   Es, entonces, un sentimiento de pertenen-      ideas o problemáticas, o bien los propósitos
cia, que se relaciona estrechamente con el sen-   o metas de la comunidad, si los hubiere y no
tido de comunidad acuñado por Sarason             que, visto desde fuera, tenga alguna seme-
(1974) y enfatizado por él como eje esencial      janza con ellos.
para toda la Psicología Comunitaria.

                                                                                                     55
Revista de Psicología de la Universidad de Chile, Vol. X, Nº 2


   Esta identificación individual con los otros                  p. 82), cabe señalar que me refiero a un con-
y con la comunidad redunda en una identi-                        cepto de cultura como el de Clifford Geertz
dad grupal. Como señala Sawaia (1999),                           (1987), vale decir, uno que entiende cultura
comunidad e identidad son dos conceptos                          como red de significados compartidos.
inseparables, en el sentido que se requiere del                      Esto equivale a decir que una comunidad,
segundo para poder definir el primero.                           para ser llamada tal, deberá compartir –al
                                                                 menos en cierto grado– una visión de mun-
Interrelación                                                    do, una interpretación de la vida cotidiana.
                                                                 Esta cultura común es construída y
   En cuanto a la interrelación, lo importan-
                                                                 reconstruída permanentemente a través de
te a señalar es que elimino la necesariedad
                                                                 la comunicación. Puede o no incluir la exis-
de un territorio físico compartido. Por lo tan-
                                                                 tencia de determinados ritos, conductas o
to, uno de sus componentes, la comunica-
                                                                 incluso objetos de significado cultural. Lo
ción, no se reduce a contactos cara a cara,
                                                                 esencial es que contenga representaciones
pudiendo existir comunidades basadas en-
                                                                 sociales propias (Krause Jacob, 1999) y por
tera, o fuertemente, en una comunicación
                                                                 lo tanto interpretaciones compartidas de las
basada en medios artificiales (p. ej. la comu-
                                                                 experiencias que se vivan comunitariamente.
nicación electrónica). Ello no incluye un jui-
cio de valor respecto de lo positivo o negati-
vo que esta forma de comunicación pueda
ser para una comunidad –un tema que de-                                El Contenido «Ideal», o la
berá ser investigado– sino que abre la posi-                             Comunidad Saludable
bilidad de concebir conceptualmente comu-
nidades que se vinculen a través de estos                            El tema de las características ideales de
medios.                                                          las comunidades, es decir, de la creación de
   Otros aspectos de la interrelación son la                     un modelo de comunidad saludable escapa
mutua dependencia e influencia.                                  con creces a las posibilidades de este trabajo,
Conceptualmente hablando, cada partici-                          constituyendo un tema para ser desarrolla-
pante de una comunidad depende de los                            do separadamente. Además, probablemen-
otros participantes para formar –en conjun-                      te tenga que analizarse distinguiendo entre
to con ellos– la comunidad. Es entonces la                       diferentes tipos de comunidades. Por lo tan-
forma más esencial de interdependencia, la                       to, en este espacio solamente me limitaré a
que se incluye en este concepto de comuni-                       presentar algunos contenidos de las defini-
dad. En cuanto a la influencia mutua, la en-                     ciones de comunidad antes mencionadas,
tiendo básicamente como coordinación de                          aquéllos que quedaron excluídos del concep-
significados, y es por lo tanto prerrequisito                    to teórico de comunidad, con el fin de mos-
para mantener el tercer elemento definito-                       trar la utilidad y potencia que puede tener el
rio, la cultura común, el cual veré a conti-                     trabajar estos contenidos separadamente.
nuación.                                                             Haciendo entonces caso omiso de la ne-
                                                                 cesaria distinción entre tipos de comunida-
                                                                 des, y estando consciente del carácter incom-
Cultura Común
                                                                 pleto de la información, presentaré algunas
   En cuanto a «cultura común», elemento                         características asociadas al buen funciona-
que es mencionado también como «sistema                          miento de comunidades, distinguiendo en-
de símbolos compartidos» (Wiesenfeld, 1994,                      tre aspectos estructurales (internos y relati-


56
Hacia una Redefinición del Concepto de Comunidad


vos al medio externo) y otros, de tipo funcio-    satisfacción de necesidades y que éstos sean
nal (Wiesenfeld, 1994).                           accesibles. Me refiero, por ejemplo, a que una
                                                  comunidad de residentes tenga la posibilidad
                                                  de hacer uso del sistema de asistencia sani-
Aspectos Estructurales de una Comunidad
                                                  taria, porque éste está efectivamente a su
Saludable
                                                  disposición (Sánchez Vidal, 1996). Aquí se
    Wiesenfeld (1994), cuando desarrolla los      incluyen, además, los medios económicos y
aspectos estructurales se centra particular-      otro tipo de recursos materiales necesarios
mente en la noción de asociación o vínculo        para una vida saludable.
entre los integrantes de una comunidad y en
el ambiente físico; yo incluiré, además, algu-
nos contenidos referidos a la estructura so-      Aspectos Funcionales de una Comunidad
cial interna de las comunidades.                  Saludable
    En cuanto al primer aspecto, resulta de              Los aspectos funcionales pueden, a su
utilidad el concepto de red social (en su as-     vez, ser subdivididos en aquellos que dicen
pecto estructural), pudiendo establecerse que     relación con la interacción, aquéllos que per-
una comunidad será saludable en la medida         tenecen a la esfera representacional (con con-
en que existan múltiples conexiones entre los     tenidos tanto cognitivos como afectivos) y
individuos y subagrupaciones que la inte-         aquéllos vinculados a la efectividad de una
gran.                                             comunidad, tanto para sí misma como en el
                                                  ambiente externo.
    Asimismo, una comunidad será más sa-
ludable en tanto tenga una estructura inter-
na consensuada (sea ésta más jerárquica o         Aspectos funcionales de interacción
más horizontal) y en tanto exista claridad,           Un aspecto que se destaca en la comuni-
transparencia y consenso sobre la distribu-       dad ideal es el apoyo mutuo (Sarason, 1974)
ción de roles o funciones, si los hubiere.        –por algunos también entendido como soli-
    En tercer lugar, es parte importante de la    daridad (Yankelovich, 1981, citado en
estructura de una comunidad el hecho que          Sánchez Vidal, 1996)– entre los integrantes,
disponga de un ambiente físico apropiado a        mencionándose también: el trabajo común,
su funcionamiento; por ejemplo, si se tratase     la cooperación (Tönnies, 1979; Weber, 1964),
de una comunidad de residentes de un de-          la voluntad de mantener la interdependen-
terminado barrio, que el ambiente físico cuen-    cia (sobre la base de la reciprocidad) (Sánchez
te con espacios privados, semipúblicos y pú-      Vidal, 1996). Además, se destaca la influen-
blicos (Wiesenfeld, 1994). Aquí se incluye,       cia que los integrantes puedan ejercer sobre
además, la infraestructura necesaria para         el conjunto y éste sobre ellos (entendiendo
una satisfacción apropiada de las necesida-       influencia no solamente en su dimensión
des básicas.                                      intersubjetiva, como fue tratada en el apar-
    Tomando alguno de los aportes más anti-       tado anterior) y su disposición a invertir per-
guos al concepto de comunidad, podemos            sonalmente en la comunidad (Wiesenfeld,
incluir aquí también la posesión (y el goce)      1994).
de bienes comunes (Tönnies, 1979).                    De importancia resulta la vida colectiva
    Por último, también es de relevancia la in-   (Tönnies, 1979) (o comunitaria), es decir, la
serción de una comunidad en el ambiente ex-       existencia de actividades conjuntas que fa-
terno, que en éste existan los medios para su     ciliten la integración social. Ello evidente-


                                                                                                     57
Revista de Psicología de la Universidad de Chile, Vol. X, Nº 2


mente se vincula también con la frecuencia                       cesidades, tanto personales como colectivas,
y calidad de la interacción (McMillan y                          lo cual constituye otro de los elementos de
Chavis, 1986). Dichos autores señalan, asi-                      una comunidad saludable (McMillan y
mismo, el compromiso de satisfacción de las                      Chavis, 1986).
necesidades entre los miembros de una co-
munidad.
                                                                 Reflexión Ética sobre el Concepto de Co-
                                                                 munidad
Aspectos funcionales representacionales                             De relevancia particular para la práctica
    En cuanto a la esfera representacional,                      de la intervención comunitaria, en tanto tam-
que incluye aspectos tanto cognitivos como                       bién aporta a la conceptualización acerca de
afectivos, destaca no sólo el sentirse perte-                    una meta «ideal» a la cual dirigirse, es la re-
neciente a una comunidad (McMillan &                             flexión ética en torno a la noción de comuni-
Chavis, 1986; Sánchez Vidal, 1996), sino el                      dad.
ser una persona de valor, significativa                             Como señala Bader B. Sawaia (1999): «El
(Sarason, 1974) para ella. En este sentido la                    debilitamiento de las fronteras clásicas de co-
pertenencia es un sentimiento de integración                     municación entre los seres humanos, junto
social (Yankelovich, 1981, citado en Sánchez                     con la aparición de nuevas organizaciones
Vidal, 1996; Sánchez Vidal, 1996). También                       fundamentalistas, imponen la revisión del
se destacan la conexión y la seguridad emo-                      concepto de comunidad y de sus correlatos
cional (Wiesenfeld, 1994; McMillan, 1976),                       éticos, como la relación entre la felicidad
el consenso y el sentimiento de fraternidad y                    universal y personal, y entre el derecho a la
el placer mutuos (Tönnies, 1979). En el pla-                     igualdad y a la diferencia, a fin de enfrentar
no afectivo se mencionan asimismo la amis-                       la manipulación demagógica de la comuni-
tad, la lealtad, el amor, la gratitud y la con-                  dad como estratagema de segregación, tan-
fianza (Blanco, 1993).                                           to en el discurso contra el individualismo
    Por último, se destaca la importancia de                     como contra la globalización masificadora.
tener y mantener una historia común                              Esta manipulación es reforzada por su aso-
(Wiesenfeld, 1994).                                              ciación a la idea de identidad, glorificada,
                                                                 en la globalización, como el fundamento de
Aspectos vinculados a la efectividad                             organizaciones comunitarias y nacionales»
                                                                 (Sawaia, 1999, p. 19).
   En relación con la efectividad de las co-
                                                                    Sawaia, en su trabajo, coloca una señal
munidades es sabido que los componentes
                                                                 de alerta «en relación al riesgo de alimentar
de mayor relevancia son el empoderamiento
                                                                 los sesgos fundamentalistas –basados en la
(Rappaport, 1984; Gyarmati, 1992) y, junto
                                                                 lógica identitaria– en la praxis de la Psicolo-
con él, la competencia social (Sánchez Vidal,
                                                                 gía Social Comunitaria» (op. cit.). Para en-
1988) y la participación social (Gyarmati,
                                                                 frentar este peligro, ella propone entender la
1992; Krause Jacob, 1997). La unión de inte-
                                                                 comunidad, como «buenos encuentros», que
reses (Weber, 1964) también resulta de rele-
                                                                 se alimentan de la diversidad, sin temer a lo
vancia en relación con la efectividad, ya que
                                                                 extraño, caracterizándose la relación con el
en ella se sostienen las acciones colectivas
                                                                 otro «por la mutualidad en vez del poder des-
dirigidas a metas comunes. La efectividad
                                                                 igual, como arte de dar y recibir placer»
finalmente se traduce en satisfacción de ne-
                                                                 (Sawaia, 1999, p. 24).



58
Hacia una Redefinición del Concepto de Comunidad


    La fusión entre lo propio y lo diverso no     rancia, y conexión y apoyo con libertad, lo
sería sólo racional, sino que «ella es emocio-    cual sin duda constituye un importante reto
nal y es vivenciada por la experiencia, pero      para quienes trabajamos en el fortalecimien-
con plena conciencia de que las emociones         to de comunidades.
son determinadas socialmente» (op. cit.). La
comunidad debiera acoger «la multiplicidad,
en un movimiento de recreación permanen-
te de la existencia colectiva, en un fluir de                      Referencias
experiencias sociales vividas como realidad           BECK, U. (1986). Risikogesellschaft. Auf dem
propia, pero compartida intersubjeti-             Weg in eine andere Moderne. Frankfurt/Main:
vamente» (op. cit.).                              Suhrkamp.
    Chavis y Newbrough (1986) proponen                BLANCO, A. (1993). La Psicología Comu-
la inclusión de sentimientos de pertenencia,      nitaria, ¿Una nueva utopía para el final del
conexión y apoyo, por un lado, y de acep-         siglo XX?. En A. Martín González, F. Chacón
tación, libertad y tolerancia, por otro, a fin    Fuertes & M. Martínez García, Psicología Co-
de favorecer tanto las necesidades vincula-       munitaria (pp. 11-32). Madrid: Visor, 2da edi-
das a la cohesión grupal como las de respe-       ción.
to a la diversidad individual. Newbrough
                                                      CHAVIS, D.M., NEWBROUGH, J.R. (1986). The
(1991) toma los conceptos de Igualdad, Li-
                                                  meaning of Community in Community
bertad y Fraternidad de la Revolución Fran-
                                                  Psychology. Journal of Community
cesa y los lleva a la teoría de la comunidad
                                                  Psychology, 14, 335-340.
para emplearlos como guías para la acción
social y las políticas sociales.                      DURKHEIM, E. (1898). Sociología y Filosofía.
                                                  Buenos Aires: Guillermo Kraft Limitada.
    Por último, en relación con la identidad,
que fue mencionada como contenido de uno              DURKHEIM, E. (1964). The Division of Labor
de los tres elementos esenciales para el con-     in Society. Tr. George Simpson.. New York:
cepto de comunidad, Sawaia (1999) advierte        The Free Press
sobre los peligros que encierra el vínculo            GARCÍA GONZÁLEZ, J.A. (1993). Cuestiones
entre identidad y comunidad señalando             y modelos teóricos en Psicología Comunitaria.
que, para escapar del peligro                     En A. Martín González, F. Chacón Fuertes
fundamentalista que conlleva esta unión, «al      & M. Martínez García, Psicología Comuni-
incorporar la identidad como categoría            taria (pp. 11-32). Madrid: Visor, 2da edición.
orientadora, la comunidad debe enfatizar              GEERTZ, C. (1987). La Interpretación de las
la dialéctica que la constituye: ser igual a sí   Culturas. Madrid: Gedisa.
misma y ser diferente de sí, ser permanen-            G ERGEN, K. (1994). Hacia un Psicología
cia y ser metamorfosis (constante devenir).       Postmoderna y Postexperimental. Psykhe,
Esta lógica impide el uso político de la idea     105-114.
de comunidad identitaria para discriminar
                                                      GERGEN, K. (1992). El yo saturado. Barce-
(...) a otro» (p. 23).
                                                  lona: Paidós Ibérica.
    En conclusión, cuando enfrentamos la di-
                                                      GYARMATI, G. (1992). Salud, Poder y Demo-
mensión ética, debemos equilibrar igualdad
                                                  cracia. Hacia una Teoría de la Atención Prima-
con diversidad, pertenencia con apertura
                                                  ria. Documento Instituto de Sociología. San-
hacia el medio externo, identidad con tole-
                                                  tiago: P. Universidad Católica de Chile.



                                                                                                     59
Revista de Psicología de la Universidad de Chile, Vol. X, Nº 2


    KRAUSE JACOB, M. (1997). Participación Co-                      SÁNCHEZ VIDAL, A. (1996). Psicología Co-
munitaria y Procesos de Empowerment y                            munitaria. Bases Conceptuales y Métodos de
Autoayuda en la Promoción de la Salud. Brasi-                    Intervención. Barcelona: EUB.
lia: Conferencia en el Seminario Latinoame-                         SARASON, S.B. (1974). The psychological
ricano de Psicología Comunitaria y Salud.                        sense of Community. Proaspects for a
    KRAUSE JACOB, M. (1999). Representaciones                    Community Psychology. San Francisco, CA:
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41-47.                                                              S AWAIA , B.B. (1996). Comunidade: A
    MCMILLAN, D.W., CHAVIS, D.M. (1986).                         apropriação científica de um conceito tão antigo
Sense of Community: A definition and Theory.                     quanto a humanidade. En R.H. de Freitas Cam-
Am. J. of Community Psychology, 14, 6-23.                        pos (Ed.), Psicologia Social Comunitária. Da
    MINISTERIO DE SALUD (1999). Las Enferme-                     Solidariedade à Autonomia. (pp. 35-53).
dades Mentales en Chile. Magnitud y Conse-                       Petrópolis: Vozes.
cuencias. Santiago de Chile: División de Sa-                        SAWAIA, B.B. (1999). Comunidade como éti-
lud de las Personas del Ministerio de Salud.                     ca e estética da existência - uma reflexão me-
    NEWBROUGH, J.R. (1991). Hacia una Teoría                     diada pelo conceito de identidade. Psykhe, 8,
de la Comunidad para la Psicología Comunita-                     19-26.
ria. Revista Interamericana de Psicología, 25,                      TÖNNIES, F. (1979). Comunidad y Asociación.
1-22.                                                            Barcelona: Península.
    R APPAPORT , J. (1984). Studies in                              Weber, M. (1964). Economía y Sociedad.
Empowerment: Introduction to the Issue. En J.                    México: Fondo de Cultura Económica.
Rappaport, C. Swift, & R.E. Hess (Eds.),                            Wiesenfeld, E. (1994). El lugar de la teoría
Studies in Empowerment. Binghamton, NY:                          en Psicología Social Comunitaria: Comunidad y
Haworth.                                                         Sentido de Comunidad. En M. Montero (Ed.),
    ROZAS, G. (1999). Estrategias de superación                  Psicología Social Comunitaria (pp. 75-101).
de la pobreza y gestión territorial. Psykhe, 8,                  Guadalajara, México: Universidad de
33-40.                                                           Guadalajara.
    SÁNCHEZ VIDAL, A. (1988). Intervención co-                      Wiesenfeld, E. (1997). Entre la necesidad in-
munitaria: introducción conceptual, proceso y                    dividual y la conciencia comunitaria. En M.
panorámica. En A. Martín González, F.                            Montero (Ed.), Psicología y Comunidad. Ca-
Chacón Fuertes y M. Martínez García (Eds.)                       racas: Sociedad Interamericana de Psicolo-
Psicología Comunitaria (pp. 169-186). Ma-                        gía (SIP) / Comisión de Psicología Comuni-
drid: Visor.                                                     taria de la SIP / Universidad Central de Ve-
                                                                 nezuela.




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  • 1. Revista de Psicología Universidad de Chile revpsico@uchile.cl ISSN (Versión impresa): 0716-8039 CHILE 2001 Mariane Krause Jacob HACIA UNA REDEFINICIÓN DEL CONCEPTO DE COMUNIDAD -CUATRO EJES PARA UN ANÁLISIS CRÍTICO Y UNA PROPUESTA- Revista de Psicología, año/vol. X, número 002 Universidad de Chile Ñuñoa Santiago, Chile pp. 49-60
  • 2. Hacia una Redefinición del Concepto de Comunidad –Cuatro Ejes para un análisis crítico y una Propuesta– Towards a Redefinition of the Concept Community Mariane Krause Jacob* Resumen Uno de los problemas actuales en Psicología Comunitaria es la definición de comunidad. Tradicionalmente, la Psicología Comunitaria se ha inspirado en un concepto de comunidad fuertemente ligado a la noción de territorio (en el sentido de localidad geográfica). Sin em- bargo, en la era histórica que se encuentra actualmente en inicio, se va desvaneciendo la noción de territorio físico de las comunidades, estableciéndose redes y agrupaciones de per- sonas que no comparten una ubicación geográfica común, es más, algunas de las cuales ni siquiera tienen contacto cara a cara. Ante esta realidad cabe plantearse la necesidad de redefinición del concepto de comunidad. Sin embargo, un nuevo concepto, si bien podrá prescindir de la noción de territorio, deberá incluir algunos elementos que permitan distin- guir una comunidad de otro tipo de asociaciones humanas. Se propone, en este trabajo, un concepto de comunidad caracterizado por la inclu- sión de tres elementos: pertenencia, entendida desde la subjetividad como «sentirse parte de», e «identificado con»; interrelación, es decir, comunicación, interdependencia e influen- cia mutua de sus miembros; y cultura común, vale decir, la existencia de significados com- partidos. Abstracs One of the problems Community Psychology has nowadays is the definition of community. Traditionally Community Psychology had inspired in a concept of community linked firmly to the territory (in the sense of geographic location). But now, at the beginning of a new historical era, the notion of territory of communities is vanishing, since there is an increasing development of social networks and groups who do not share a geographic location, even more, in some of them the members even don’t meet personally. Looking at this fact, one could state the necessity of redefining the concept of community. This new community-concept can exclude the notion of territory, but it has to be clear in other characteristics of a community, in order to differentiate it from other kind of human associations. * Mariane Krause Jacob, Ph.D., Escuela de Psicología, P. Universidad Católica de Chile. Santiago, Chile. Dirección Postal: Vicuña Mackenna 4869, Santiago. Fono-fax: (56-2)6864844. Email: mkrause@puc.cl 49
  • 3. Revista de Psicología de la Universidad de Chile, Vol. X, Nº 2 This paper proposes a concept of community characterized by the inclusion of three elements: belonging (as the feeling of “being part of” and “identified with”); interrelation, that is: communication, interdependence, and mutual influence; and common culture, in the sense or the existence of shared meanings. La comunidad es el «objeto» más propio, Sganzini, «el individuo aisladamente consi- la esencia misma de la Psicología Comunita- derado es una pura abstracción» (p. 12). ria. Es su objeto de estudio, de teorización y Además de esta noción teórica del ser de intervención. Es su razón de existencia. humano como ser social, se ha apelado a la Sin comunidades, carece de sentido la Psico- evidencia empírica acerca de los efectos ne- logía Comunitaria. gativos que la desintegración social (en el Estamos, sin embargo, en un momento his- sentido de la ruptura de agrupaciones socia- tórico, la transición de la modernidad tardía les tradicionales y la consecuente individua- hacia la postmodernidad en el cual –sostie- lización) tiene sobre la salud mental, para nen algunos– las comunidades están en peli- apoyar la necesidad de vida en comunidad. gro de extinción, o al menos sujetas a un gra- Alipio Sánchez Vidal (1988) destaca, en este ve deterioro (García González, 1993; Sarason, sentido, la presencia de trastornos depresi- 1974; Sánchez Vidal, 1996; Beck, 1986)1. vos y ansiosos, los cuales atribuye a la Ante este hecho vale preguntarse, sin anomia, soledad y desarraigo. También en embargo: ¿son las comunidades las que es- mi propio país, Chile, los estudios tán en extinción, o es nuestro concepto de epidemiológicos muestran el aumento de la comunidad el que se está transformando en ansiedad y la depresión a nivel poblacional anacrónico, ante nuevas formas de comuni- (Ministerio de Salud, 1999). dad de las que no es capaz de dar cuenta Detrás de esta realidad epidemiológica teóricamente? estaría el «hambre de comunidad» Es ésta la discusión que desarrollaré en el (Yankelovich, 1981, citado en Sánchez Vidal, presente trabajo, buscando la reflexión críti- 1996), «de sentir solidaridad y pertenencia, ca del concepto mismo y presentando una integración, influencia y conexión emocio- propuesta alternativa, más apropiada para nal». Una respuesta a esta necesidad sería la el nuevo milenio. proliferación de sectas y agrupaciones de todo tipo (Sánchez Vidal, 1988). También el au- mento de los grupos de autoayuda señala esta dirección. Con relación a éstos, existe Pregunta Preliminar: La Vida en Comuni- evidencia empírica que muestra una relación dad ¿Es una Necesidad Humana Esencial? entre redes sociales y participación en gru- Las Ciencias Sociales sostienen que sí lo es, pos de autoayuda, en el sentido de que el em- o al menos lo es el grupo humano, la relación pobrecimiento de las redes sociales es uno de con otros. Es más, el ser humano sólo puede los elementos motivantes de la participación ser comprendido como ser social. Como se- personal en este tipo de grupos (Krause Jacob, ñala Amalio Blanco (1993), citando a Carlo 1997). 1 De hecho, Sánchez Vidal (1996) sostiene que «esa destrucción sería un problema capital de las sociedades industriales contemporáneas y su reconstrucción la clave del desarrollo de la PC» (p. 45). 50
  • 4. Hacia una Redefinición del Concepto de Comunidad Sin embargo, una cosa es reconocer También en Emile Durkheim (1898, 1964), el vínculo con otros como necesidad huma- a propósito de la solidaridad, y en Max na básica y otra, muy diferente, es definir las Weber (1964) existe esta idea de comunidad características que debiera tener este víncu- como unión de intereses, que conlleva coope- lo. Con ello estamos ante el primero de los ración y solidaridad. Weber, quien enfatiza ejes de discusión que resultan relevantes a la la dimensión subjetiva del concepto, man- hora de construir un concepto de comuni- tiene la dicotomía entre comunidad y aso- dad, el cual desarrollaré a continuación. ciación, relacionando el sentimiento subjeti- vo de pertenencia, el compromiso con el otro, la camaradería y el afecto con la primera y el interés motivado racionalmente, en rela- Primer Eje de Análisis: ción a una finalidad, con la segunda. En la La Distinción entre el Concepto y su definición «ideal» de comunidad están tam- Valoración bién presentes: «la amistad, la lealtad, el Cuando los psicólogos comunitarios nos amor, la gratitud, la confianza» como seña- referimos al concepto de comunidad, con fre- la Blanco (1993, p. 13), criticando esta acep- cuencia mezclamos el «deber ser» de las co- ción del concepto como «nostálgica». munidades con el concepto mismo, en su sen- Muchos psicólogos comunitarios contem- tido teórico, lo cual nos lleva a una dificul- poráneos continúan incluyendo este compo- tad inescapable, porque, si definimos las co- nente «ideal» en su definición de comunidad, munidades en función de su estado «ideal», así como también en la del sentido de comu- nos quedamos sin comunidad toda vez que nidad, su expresión subjetiva principal. Así, enfrentamos agregados humanos que no por ejemplo, McMillan & Chavis (1986) de- cumplen con dicho estado. Y, como con cier- finen este último como sensación o senti- ta frecuencia trabajamos justamente con co- miento de pertenencia, de seguridad, inter- munidades problemáticas, es decir, que es- dependencia y confianza mutua, incluyen- tán lejos de su estado ideal, estamos traba- do el compromiso de satisfacción de las ne- jando más con «no-comunidades» que con cesidades entre los miembros de una comu- comunidades. nidad. También las definiciones de comuni- La inclusión del «estado ideal» en la de- dad de la vida cotidiana, es decir, las de los finición de comunidad tiene raíces históri- propios integrantes de las comunidades, re- cas antiguas. De hecho, Tönnies (1979), en sultan ser del tipo «ideal». Así, por ejemplo, su publicación originaria de 1887, hace la una de las entrevistadas del estudio de Esther distinción entre comunidad y asociación Wiesenfeld (1994) responde a la pregunta (Gemeinschaft und Gesellschaft). Define la pri- «qué es para ti la comunidad» lo siguiente: mera en función de características «ideales», «Es oír a los niños correr, es sentir las voces tales como trabajo en común, apoyo social, conocidas, es sentirte segura en tu terreno, participación, consenso, cooperación, vida es sentir que caminas sin miedo, que cono- colectiva y sentimiento de fraternidad, en- ces a todo el que te mira que va por ahí (...). tre otros, incluyendo la posesión y el goce Segura de que si yo grito me van a ayudar, de bienes comunes y el placer mutuo. En segura, plenamente segura» (Wiesenfeld, cambio en la segunda, la asociación, no exis- 1994, p. 89). tiría tal unidad entre las personas, prima- El problema con las definiciones que in- ría el goce y la posesión individual, la com- cluyen este componente de valoración de lo petencia y el intercambio. que sería una comunidad ideal es que pier- 51
  • 5. Revista de Psicología de la Universidad de Chile, Vol. X, Nº 2 den su utilidad como herramienta teórica cesitamos de un concepto de comunidad para delimitar nuestro objeto de estudio e que, si bien no podrá excluir del todo una intervención el cual, con frecuencia, dista de cierta direccionalidad hacia el «estado ideal tal estado ideal. Por ejemplo, si trabajamos de comunidad», sea lo suficientemente flexi- en una comunidad caracterizada por desin- ble como para no excluir agrupaciones hu- tegración social y temor, este tipo de defini- manas menos desarrolladas. ción no nos permite sostener que se trata de Paralelamente propongo que mantenga- una «intervención en comunidad» mos el conjunto de elementos presentes en El punto es que, como de todos modos tra- nuestras definiciones «ideales» de comuni- bajamos cotidianamente con este tipo de co- dad y las reconozcamos en su valor esencial, munidades «no ideales», debemos aceptar cual es el de ser nuestro norte en las inter- que: o bien estamos construyendo comuni- venciones comunitarias y nuestro elemento dades donde no las hay, o bien requerimos de contraste para la investigación en comu- de una definición menos exigente, en la cual nidades. Todo el conjunto de adjetivos que tengan cabida también las comunidades que componen las definiciones ideales de comu- se encuentran en un «estado imperfecto» nidad, nos resulta imprescindible a la hora (que son sin duda la mayoría). de decidir «hacia donde» vamos a dirigir Requerimos, por lo tanto, de un concepto nuestro trabajo, o cuando pretendemos eva- teórico, el cual, ojalá en términos sencillos y luar una comunidad determinada en rela- sin la carga valórica incluida en los concep- ción a su distancia respecto de una condi- tos «ideales», contenga los elementos míni- ción ideal. Así, por ejemplo, cada vez que mos necesarios para que podamos distinguir señalamos que en una comunidad las redes lo que es comunidad de lo que no lo es; para sociales se encuentran deterioradas, tenemos que podamos decir que, en justicia, tal inter- en mente la noción de unión de individuos vención es una intervención comunitaria, en que se apoyan mutuamente y se ayudan en tanto tal otra, es una intervención con per- caso de necesidad; sin embargo, no es nece- sonas que no pertenecen a una misma co- sario que las redes sociales de una comuni- munidad. dad cumplan su función para que la poda- mos llamar comunidad. Blanco (1993), es uno de los autores que propone conceptualizar comunidad en for- ma más «aséptica» como «pluralidad de in- dividuos que se congregan en torno a una Segundo Eje de Análisis: estructura normativa, valorativa e incluso La Relativización del Enraizamiento comparten algunos modelos de conducta Territorial de las Comunidades formando una serie de grupos más o menos extensos» (p. 14). Agrega a su definición la En un trabajo previo (Krause Jacob, 1999) frecuencia de los contactos, la proximidad destaqué y critiqué la definición tradicional (siendo la más habitual la geográfica) o la de comunidad, fuertemente ligada a la no- semejanza por razones biológicas y sociales ción de territorio (en el sentido de localidad y el sentimiento de pertenencia (op. cit.). geográfica). La noción de territorio como ele- Como se verá más adelante en esta pre- mento básico de la definición de comunidad sentación, coincido más con la primera par- está ampliamente difundida (Blanco, 1993; te de su definición que con la segunda, aun- Rozas, 1999; Wiesenfeld, 1994, entre otros). que por ahora solamente sostendré que ne- Señalé entonces que «en la era histórica que 52
  • 6. Hacia una Redefinición del Concepto de Comunidad se encuentra actualmente en inicio, se va Si bien sostengo que este tipo de visión desvaneciendo la noción de territorio físico externa es hasta cierto punto necesaria (en de las comunidades, estableciéndose redes y particular ante intervenciones de gran en- agrupaciones de personas que no compar- vergadura), también deseo enfatizar que ten una ubicación geográfica común, es más, entre los elementos mínimos para definir co- algunas de las cuales ni siquiera tiene con- munidad deben primar conceptos que apun- tacto cara a cara» (p. 44), afirmación que me ten a la dimensión subjetiva e intersubjetiva llevó a la necesidad de proponer un concep- (lo que –aunque parezca paradoja– no quie- to de comunidad que prescindiera de la no- re decir que ésta no pueda ser estudiada por ción de territorio. un evaluador externo). Con ello no deseo desconocer la influen- Como señalé previamente, la dimensión cia que pueda tener sobre una comunidad el subjetiva ha estado presente en la historia del hecho de compartir un determinado territo- concepto de comunidad (por ejemplo, en rio geográfico. Es más, probablemente, como Weber, 1964) y, en cuanto a su inclusión en la lo demuestran estudios de colegas, el territo- definición de comunidad, podemos considerar- rio compartido es de gran importancia para la: un elemento más, un elemento esencial de la construcción del sentido de comunidad la definición (mi propia propuesta) o, incluso, (Wiesenfeld, 1994), o bien, para la planifica- definir comunidad a partir de las ción de intervenciones concretas (Rozas, verbalizaciones de sus integrantes, como lo 1999). Sin embargo, excluyo el territorio hace Wiesenfeld (1997) en uno de sus trabajos. como ingrediente imprescindible para un La dimensión subjetiva ha sido tratada en concepto teórico de comunidad. la literatura pertinente bajo el concepto «sen- tido de comunidad» o «sentimiento de co- munidad» (Sarason, 1974; Sánchez Vidal, Tercer Eje de Análisis: 1996; Wiesenfeld, 1994; García González, 1993). El sentido de comunidad es el senti- La Necesidad de Enfatizar la Dimensión miento de que uno es parte de una red de Subjetiva (e Intersubjetiva) en el Concepto relaciones de apoyo mutuo, en las que se de Comunidad puede confiar, el sentimiento de pertenecer Está en juego aquí la distinción entre una a una colectividad mayor (Sánchez Vidal, visión externa para el concepto de comuni- 1996). Incluye la percepción de similitud de dad versus una interna. Blanco (1993), en uno mismo en relación a otros integrantes, su definición ya citada, prioriza la externa la interdependencia de ellos, la voluntad de (aunque deja un espacio a la dimensión sub- mantener esa interdependencia (sobre la base jetiva). Esta visión externa se puede ejem- de la reciprocidad) y el «sentimiento de for- plificar en un aspecto adicional de su defi- mar parte de una estructura social mayor nición, cuando a propósito de la distinción estable y fiable (sentido de pertenencia o in- de diferentes niveles en ésta, señala como tegración social)» (op. cit., p. 45). uno de los factores necesarios para una de- McMillan y Chavis (1986), por su parte, finición de comunidad «un factor macro- distinguen cinco componentes del sentido de social, cual es la existencia de una estructu- comunidad: membrecía (incluyendo seguri- ra y organización social de alguna manera dad emocional, pertenencia e identificación, compartida en ámbitos decisivos (ayunta- inversión personal en términos de aporte y miento, organizaciones y política sanitaria, un sistema de símbolos compartidos); in- etc.)» (p. 14). fluencia bidireccional, que implica participa- 53
  • 7. Revista de Psicología de la Universidad de Chile, Vol. X, Nº 2 ción; integración y satisfacción de necesida- La tendencia actual –también en la parti- des, tanto personales como colectivas; y co- cipación social y política– parece ser la de nexión emocional compartida, que tiene que agrupaciones menos estables en el tiempo, ver con la frecuencia y calidad de la más centradas en alguna finalidad común interacción y la historia compartida. específica, que en la tradición. La pertenen- Resulta evidente, por una parte, que la cia a una comunidad no necesariamente es noción de sentido de comunidad combina ele- de por vida, y mucho menos aún se traspasa mentos conceptuales con otros afectivos y de generación en generación. valóricos y, por otra, que parece no distin- A este fenómeno actual deberá adaptarse guirse muy nítidamente del concepto de co- la definición de comunidad del futuro, cam- munidad. De hecho existe una superposición biando sus coordenadas temporales. Ello tie- entre las definiciones de comunidad y los ne consecuencias para las intervenciones que componentes del sentido de comunidad. buscan fortalecer comunidades, ya que obli- Propongo, entonces, una distinción simi- ga a generar metodologías y criterios de éxi- lar a la señalada en relación al concepto de to que puedan ser aplicados en el marco de comunidad, es decir, la distinción entre ele- una temporalidad más reducida. Para esto mentos definitorios e ideales. Muchos de los es de ayuda lo propuesto en el segundo eje: elementos subjetivos que aporta el concepto la prescindencia de la necesaria inclusión de de sentido de comunidad me parecen, de he- la coordenada espacial. Ambas cho, necesarios para una definición teórica relativizaciones, la temporal y la espacial de comunidad: por ejemplo, la pertenencia, incorporan planteamientos construccionistas la interdependencia, los símbolos comparti- como el de Kenneth Gergen (1992, 1994) dos; y los retomaré más adelante. Otros en quien enfatiza lo relacional en la construc- tanto, como la satisfacción de necesidades, ción de conceptos psicológicos y la seguridad emocional y confianza y el apo- psicosociales y cuestiona la adhesión a las yo mutuo, me parecen más pertinentes para dimensiones temporal y espacial. una definición de «meta ideal» que para un Por su parte, en cuanto a la adscripción punto de partida teórico. a comunidades, y siguiendo los desarrollos psicosociales del mundo actual, en parti- cular el hecho de la pertenencia a (e iden- tificación con) grupos sociales múltiples, Cuarto Eje de Análisis: debemos entender la pertenencia a comu- La Relativización de las Nociones de nidades en forma no exclusiva. Es decir, es Continuidad y Permanencia y de habitual que una persona pertenezca, si- Adscripción Exclusiva a una Comunidad multáneamente, a más de una comunidad; Si bien parece obvia conceptualmente, se identifique con más de un grupo. Ello como señala Blanco (1993), la existencia de por cierto tiene importantes efectos, no so- una relación social entre los integrantes de una lamente sobre la identidad social, sino tam- comunidad, considero que ésta, a diferencia bién sobre la identidad individual (Gergen, de lo señalado por el autor, hoy en día debe- 1992). ría entenderse con flexibilidad en cuanto a su Por otra parte, ya en el terreno de lo ético, dimensión temporal, con el fin de poder in- que se verá al final del punto siguiente, la corporar manifestaciones humanas (grupales) no-exclusividad de la pertenencia puede pro- de menor continuidad y permanencia en el teger de desarrollos segregacionistas. tiempo que las tradicionalmente incluidas. 54
  • 8. Hacia una Redefinición del Concepto de Comunidad La Propuesta que serán tratados en el próximo aparta- do. Componentes mínimos necesarios para un Tal concepto de comunidad estaría basa- concepto de comunidad do en la inclusión de tres elementos impres- Siguiendo la línea de un trabajo ante- cindibles: pertenencia, interrelación y cultu- rior (Krause Jacob, 1999), propongo un ra común. Con ello propongo enfatizar la concepto de comunidad que incluya sola- dimensión subjetiva (incluyendo parte de la mente los elementos mínimos necesarios acepción del «sentido de comunidad» de para distinguir una comunidad de otro Sarason, 1974), minimizar el componente tipo de conglomerados humanos y que se valorativo y eliminar la necesariedad de la separe de la dimensión valórica, «ideal», incorporación del territorio. Asimismo, pro- presente en muchas otras definiciones. Esta pongo entender la pertenencia en su dimen- dimensión valórica deberá pasar a formar sión subjetiva y no centrarla en el tiempo. parte de una definición «ideal», La Tabla 1 sintetiza estos tres elementos del orientadora y de una reflexión ética, temas concepto de comunidad. Tabla 1: Elementos del concepto de comunidad y sus significados Elementos Significado Pertenencia Sentirse «parte de», «perteneciente a» o «identificado con» Interrelación La existencia de contacto o comunicación (aunque sea «virtual») entre sus miembros, y mutua influencia. Cultura común La existencia de significados compartidos Krause Jacob (1999) Pertenencia En cuanto al «sentirse identificado con», estoy haciendo referencia a la similitud En cuanto a la pertenencia, si bien pudie- (Sánchez Vidal, 1996) eligiendo, sin embar- ra ser definida externamente, enfatizo su di- go, sólo su dimensión subjetiva, es decir, que mensión subjetiva, la cual incluye tanto el el miembro de la comunidad sienta que com- sentirse «parte de», como «identificado con». parte con otros miembros ciertos valores, Es, entonces, un sentimiento de pertenen- ideas o problemáticas, o bien los propósitos cia, que se relaciona estrechamente con el sen- o metas de la comunidad, si los hubiere y no tido de comunidad acuñado por Sarason que, visto desde fuera, tenga alguna seme- (1974) y enfatizado por él como eje esencial janza con ellos. para toda la Psicología Comunitaria. 55
  • 9. Revista de Psicología de la Universidad de Chile, Vol. X, Nº 2 Esta identificación individual con los otros p. 82), cabe señalar que me refiero a un con- y con la comunidad redunda en una identi- cepto de cultura como el de Clifford Geertz dad grupal. Como señala Sawaia (1999), (1987), vale decir, uno que entiende cultura comunidad e identidad son dos conceptos como red de significados compartidos. inseparables, en el sentido que se requiere del Esto equivale a decir que una comunidad, segundo para poder definir el primero. para ser llamada tal, deberá compartir –al menos en cierto grado– una visión de mun- Interrelación do, una interpretación de la vida cotidiana. Esta cultura común es construída y En cuanto a la interrelación, lo importan- reconstruída permanentemente a través de te a señalar es que elimino la necesariedad la comunicación. Puede o no incluir la exis- de un territorio físico compartido. Por lo tan- tencia de determinados ritos, conductas o to, uno de sus componentes, la comunica- incluso objetos de significado cultural. Lo ción, no se reduce a contactos cara a cara, esencial es que contenga representaciones pudiendo existir comunidades basadas en- sociales propias (Krause Jacob, 1999) y por tera, o fuertemente, en una comunicación lo tanto interpretaciones compartidas de las basada en medios artificiales (p. ej. la comu- experiencias que se vivan comunitariamente. nicación electrónica). Ello no incluye un jui- cio de valor respecto de lo positivo o negati- vo que esta forma de comunicación pueda ser para una comunidad –un tema que de- El Contenido «Ideal», o la berá ser investigado– sino que abre la posi- Comunidad Saludable bilidad de concebir conceptualmente comu- nidades que se vinculen a través de estos El tema de las características ideales de medios. las comunidades, es decir, de la creación de Otros aspectos de la interrelación son la un modelo de comunidad saludable escapa mutua dependencia e influencia. con creces a las posibilidades de este trabajo, Conceptualmente hablando, cada partici- constituyendo un tema para ser desarrolla- pante de una comunidad depende de los do separadamente. Además, probablemen- otros participantes para formar –en conjun- te tenga que analizarse distinguiendo entre to con ellos– la comunidad. Es entonces la diferentes tipos de comunidades. Por lo tan- forma más esencial de interdependencia, la to, en este espacio solamente me limitaré a que se incluye en este concepto de comuni- presentar algunos contenidos de las defini- dad. En cuanto a la influencia mutua, la en- ciones de comunidad antes mencionadas, tiendo básicamente como coordinación de aquéllos que quedaron excluídos del concep- significados, y es por lo tanto prerrequisito to teórico de comunidad, con el fin de mos- para mantener el tercer elemento definito- trar la utilidad y potencia que puede tener el rio, la cultura común, el cual veré a conti- trabajar estos contenidos separadamente. nuación. Haciendo entonces caso omiso de la ne- cesaria distinción entre tipos de comunida- des, y estando consciente del carácter incom- Cultura Común pleto de la información, presentaré algunas En cuanto a «cultura común», elemento características asociadas al buen funciona- que es mencionado también como «sistema miento de comunidades, distinguiendo en- de símbolos compartidos» (Wiesenfeld, 1994, tre aspectos estructurales (internos y relati- 56
  • 10. Hacia una Redefinición del Concepto de Comunidad vos al medio externo) y otros, de tipo funcio- satisfacción de necesidades y que éstos sean nal (Wiesenfeld, 1994). accesibles. Me refiero, por ejemplo, a que una comunidad de residentes tenga la posibilidad de hacer uso del sistema de asistencia sani- Aspectos Estructurales de una Comunidad taria, porque éste está efectivamente a su Saludable disposición (Sánchez Vidal, 1996). Aquí se Wiesenfeld (1994), cuando desarrolla los incluyen, además, los medios económicos y aspectos estructurales se centra particular- otro tipo de recursos materiales necesarios mente en la noción de asociación o vínculo para una vida saludable. entre los integrantes de una comunidad y en el ambiente físico; yo incluiré, además, algu- nos contenidos referidos a la estructura so- Aspectos Funcionales de una Comunidad cial interna de las comunidades. Saludable En cuanto al primer aspecto, resulta de Los aspectos funcionales pueden, a su utilidad el concepto de red social (en su as- vez, ser subdivididos en aquellos que dicen pecto estructural), pudiendo establecerse que relación con la interacción, aquéllos que per- una comunidad será saludable en la medida tenecen a la esfera representacional (con con- en que existan múltiples conexiones entre los tenidos tanto cognitivos como afectivos) y individuos y subagrupaciones que la inte- aquéllos vinculados a la efectividad de una gran. comunidad, tanto para sí misma como en el ambiente externo. Asimismo, una comunidad será más sa- ludable en tanto tenga una estructura inter- na consensuada (sea ésta más jerárquica o Aspectos funcionales de interacción más horizontal) y en tanto exista claridad, Un aspecto que se destaca en la comuni- transparencia y consenso sobre la distribu- dad ideal es el apoyo mutuo (Sarason, 1974) ción de roles o funciones, si los hubiere. –por algunos también entendido como soli- En tercer lugar, es parte importante de la daridad (Yankelovich, 1981, citado en estructura de una comunidad el hecho que Sánchez Vidal, 1996)– entre los integrantes, disponga de un ambiente físico apropiado a mencionándose también: el trabajo común, su funcionamiento; por ejemplo, si se tratase la cooperación (Tönnies, 1979; Weber, 1964), de una comunidad de residentes de un de- la voluntad de mantener la interdependen- terminado barrio, que el ambiente físico cuen- cia (sobre la base de la reciprocidad) (Sánchez te con espacios privados, semipúblicos y pú- Vidal, 1996). Además, se destaca la influen- blicos (Wiesenfeld, 1994). Aquí se incluye, cia que los integrantes puedan ejercer sobre además, la infraestructura necesaria para el conjunto y éste sobre ellos (entendiendo una satisfacción apropiada de las necesida- influencia no solamente en su dimensión des básicas. intersubjetiva, como fue tratada en el apar- Tomando alguno de los aportes más anti- tado anterior) y su disposición a invertir per- guos al concepto de comunidad, podemos sonalmente en la comunidad (Wiesenfeld, incluir aquí también la posesión (y el goce) 1994). de bienes comunes (Tönnies, 1979). De importancia resulta la vida colectiva Por último, también es de relevancia la in- (Tönnies, 1979) (o comunitaria), es decir, la serción de una comunidad en el ambiente ex- existencia de actividades conjuntas que fa- terno, que en éste existan los medios para su ciliten la integración social. Ello evidente- 57
  • 11. Revista de Psicología de la Universidad de Chile, Vol. X, Nº 2 mente se vincula también con la frecuencia cesidades, tanto personales como colectivas, y calidad de la interacción (McMillan y lo cual constituye otro de los elementos de Chavis, 1986). Dichos autores señalan, asi- una comunidad saludable (McMillan y mismo, el compromiso de satisfacción de las Chavis, 1986). necesidades entre los miembros de una co- munidad. Reflexión Ética sobre el Concepto de Co- munidad Aspectos funcionales representacionales De relevancia particular para la práctica En cuanto a la esfera representacional, de la intervención comunitaria, en tanto tam- que incluye aspectos tanto cognitivos como bién aporta a la conceptualización acerca de afectivos, destaca no sólo el sentirse perte- una meta «ideal» a la cual dirigirse, es la re- neciente a una comunidad (McMillan & flexión ética en torno a la noción de comuni- Chavis, 1986; Sánchez Vidal, 1996), sino el dad. ser una persona de valor, significativa Como señala Bader B. Sawaia (1999): «El (Sarason, 1974) para ella. En este sentido la debilitamiento de las fronteras clásicas de co- pertenencia es un sentimiento de integración municación entre los seres humanos, junto social (Yankelovich, 1981, citado en Sánchez con la aparición de nuevas organizaciones Vidal, 1996; Sánchez Vidal, 1996). También fundamentalistas, imponen la revisión del se destacan la conexión y la seguridad emo- concepto de comunidad y de sus correlatos cional (Wiesenfeld, 1994; McMillan, 1976), éticos, como la relación entre la felicidad el consenso y el sentimiento de fraternidad y universal y personal, y entre el derecho a la el placer mutuos (Tönnies, 1979). En el pla- igualdad y a la diferencia, a fin de enfrentar no afectivo se mencionan asimismo la amis- la manipulación demagógica de la comuni- tad, la lealtad, el amor, la gratitud y la con- dad como estratagema de segregación, tan- fianza (Blanco, 1993). to en el discurso contra el individualismo Por último, se destaca la importancia de como contra la globalización masificadora. tener y mantener una historia común Esta manipulación es reforzada por su aso- (Wiesenfeld, 1994). ciación a la idea de identidad, glorificada, en la globalización, como el fundamento de Aspectos vinculados a la efectividad organizaciones comunitarias y nacionales» (Sawaia, 1999, p. 19). En relación con la efectividad de las co- Sawaia, en su trabajo, coloca una señal munidades es sabido que los componentes de alerta «en relación al riesgo de alimentar de mayor relevancia son el empoderamiento los sesgos fundamentalistas –basados en la (Rappaport, 1984; Gyarmati, 1992) y, junto lógica identitaria– en la praxis de la Psicolo- con él, la competencia social (Sánchez Vidal, gía Social Comunitaria» (op. cit.). Para en- 1988) y la participación social (Gyarmati, frentar este peligro, ella propone entender la 1992; Krause Jacob, 1997). La unión de inte- comunidad, como «buenos encuentros», que reses (Weber, 1964) también resulta de rele- se alimentan de la diversidad, sin temer a lo vancia en relación con la efectividad, ya que extraño, caracterizándose la relación con el en ella se sostienen las acciones colectivas otro «por la mutualidad en vez del poder des- dirigidas a metas comunes. La efectividad igual, como arte de dar y recibir placer» finalmente se traduce en satisfacción de ne- (Sawaia, 1999, p. 24). 58
  • 12. Hacia una Redefinición del Concepto de Comunidad La fusión entre lo propio y lo diverso no rancia, y conexión y apoyo con libertad, lo sería sólo racional, sino que «ella es emocio- cual sin duda constituye un importante reto nal y es vivenciada por la experiencia, pero para quienes trabajamos en el fortalecimien- con plena conciencia de que las emociones to de comunidades. son determinadas socialmente» (op. cit.). La comunidad debiera acoger «la multiplicidad, en un movimiento de recreación permanen- te de la existencia colectiva, en un fluir de Referencias experiencias sociales vividas como realidad BECK, U. (1986). Risikogesellschaft. Auf dem propia, pero compartida intersubjeti- Weg in eine andere Moderne. Frankfurt/Main: vamente» (op. cit.). Suhrkamp. Chavis y Newbrough (1986) proponen BLANCO, A. (1993). La Psicología Comu- la inclusión de sentimientos de pertenencia, nitaria, ¿Una nueva utopía para el final del conexión y apoyo, por un lado, y de acep- siglo XX?. En A. Martín González, F. Chacón tación, libertad y tolerancia, por otro, a fin Fuertes & M. Martínez García, Psicología Co- de favorecer tanto las necesidades vincula- munitaria (pp. 11-32). Madrid: Visor, 2da edi- das a la cohesión grupal como las de respe- ción. to a la diversidad individual. Newbrough CHAVIS, D.M., NEWBROUGH, J.R. (1986). The (1991) toma los conceptos de Igualdad, Li- meaning of Community in Community bertad y Fraternidad de la Revolución Fran- Psychology. Journal of Community cesa y los lleva a la teoría de la comunidad Psychology, 14, 335-340. para emplearlos como guías para la acción social y las políticas sociales. DURKHEIM, E. (1898). Sociología y Filosofía. Buenos Aires: Guillermo Kraft Limitada. Por último, en relación con la identidad, que fue mencionada como contenido de uno DURKHEIM, E. (1964). The Division of Labor de los tres elementos esenciales para el con- in Society. Tr. George Simpson.. New York: cepto de comunidad, Sawaia (1999) advierte The Free Press sobre los peligros que encierra el vínculo GARCÍA GONZÁLEZ, J.A. (1993). Cuestiones entre identidad y comunidad señalando y modelos teóricos en Psicología Comunitaria. que, para escapar del peligro En A. Martín González, F. Chacón Fuertes fundamentalista que conlleva esta unión, «al & M. Martínez García, Psicología Comuni- incorporar la identidad como categoría taria (pp. 11-32). Madrid: Visor, 2da edición. orientadora, la comunidad debe enfatizar GEERTZ, C. (1987). La Interpretación de las la dialéctica que la constituye: ser igual a sí Culturas. Madrid: Gedisa. misma y ser diferente de sí, ser permanen- G ERGEN, K. (1994). Hacia un Psicología cia y ser metamorfosis (constante devenir). Postmoderna y Postexperimental. Psykhe, Esta lógica impide el uso político de la idea 105-114. de comunidad identitaria para discriminar GERGEN, K. (1992). El yo saturado. Barce- (...) a otro» (p. 23). lona: Paidós Ibérica. En conclusión, cuando enfrentamos la di- GYARMATI, G. (1992). Salud, Poder y Demo- mensión ética, debemos equilibrar igualdad cracia. Hacia una Teoría de la Atención Prima- con diversidad, pertenencia con apertura ria. Documento Instituto de Sociología. San- hacia el medio externo, identidad con tole- tiago: P. Universidad Católica de Chile. 59
  • 13. Revista de Psicología de la Universidad de Chile, Vol. X, Nº 2 KRAUSE JACOB, M. (1997). Participación Co- SÁNCHEZ VIDAL, A. (1996). Psicología Co- munitaria y Procesos de Empowerment y munitaria. Bases Conceptuales y Métodos de Autoayuda en la Promoción de la Salud. Brasi- Intervención. Barcelona: EUB. lia: Conferencia en el Seminario Latinoame- SARASON, S.B. (1974). The psychological ricano de Psicología Comunitaria y Salud. sense of Community. Proaspects for a KRAUSE JACOB, M. (1999). Representaciones Community Psychology. San Francisco, CA: Sociales y Psicología Comunitaria. Psykhe, 8, Jossey Bass. 41-47. S AWAIA , B.B. (1996). Comunidade: A MCMILLAN, D.W., CHAVIS, D.M. (1986). apropriação científica de um conceito tão antigo Sense of Community: A definition and Theory. quanto a humanidade. En R.H. de Freitas Cam- Am. J. of Community Psychology, 14, 6-23. pos (Ed.), Psicologia Social Comunitária. Da MINISTERIO DE SALUD (1999). Las Enferme- Solidariedade à Autonomia. (pp. 35-53). dades Mentales en Chile. Magnitud y Conse- Petrópolis: Vozes. cuencias. Santiago de Chile: División de Sa- SAWAIA, B.B. (1999). Comunidade como éti- lud de las Personas del Ministerio de Salud. ca e estética da existência - uma reflexão me- NEWBROUGH, J.R. (1991). Hacia una Teoría diada pelo conceito de identidade. Psykhe, 8, de la Comunidad para la Psicología Comunita- 19-26. ria. Revista Interamericana de Psicología, 25, TÖNNIES, F. (1979). Comunidad y Asociación. 1-22. Barcelona: Península. R APPAPORT , J. (1984). Studies in Weber, M. (1964). Economía y Sociedad. Empowerment: Introduction to the Issue. En J. México: Fondo de Cultura Económica. Rappaport, C. Swift, & R.E. Hess (Eds.), Wiesenfeld, E. (1994). El lugar de la teoría Studies in Empowerment. Binghamton, NY: en Psicología Social Comunitaria: Comunidad y Haworth. Sentido de Comunidad. En M. Montero (Ed.), ROZAS, G. (1999). Estrategias de superación Psicología Social Comunitaria (pp. 75-101). de la pobreza y gestión territorial. Psykhe, 8, Guadalajara, México: Universidad de 33-40. Guadalajara. SÁNCHEZ VIDAL, A. (1988). Intervención co- Wiesenfeld, E. (1997). Entre la necesidad in- munitaria: introducción conceptual, proceso y dividual y la conciencia comunitaria. En M. panorámica. En A. Martín González, F. Montero (Ed.), Psicología y Comunidad. Ca- Chacón Fuertes y M. Martínez García (Eds.) racas: Sociedad Interamericana de Psicolo- Psicología Comunitaria (pp. 169-186). Ma- gía (SIP) / Comisión de Psicología Comuni- drid: Visor. taria de la SIP / Universidad Central de Ve- nezuela. 60